Por Tcnl. José Javier de la Cuesta Ávila (LMGSM 1 y CMN 73)
La conveniencia o, en oportunidades, la necesidad, de lograr una
conducción de los gobiernos más ágil y eficiente, motiva el otorgamiento de
capacidades especificas (poderes extraordinarios) a las más altas autoridades del Poder
Ejecutivo, lo que conforma la figura
política del "presidencialismo". Esta situación, lógica y necesaria
en las sociedades en vías de desarrollo, que requieren una adecuada conducción
unificada, o cuando se está ante los problemas de guerras o catástrofes, que
imponen se ponga todos los medios ante la
crisis, no resulta conveniente
durante los tiempos de paz, de vida normal y, más aun, en comunidades con buen
nivel educacional que operan, realmente, dentro de los valores de la
democracia. Cuando el presidencialismo crece sin control lleva, pese a que se
lo oculte con la fraseología, a las monarquías absolutas o los regímenes
dictatoriales. Al avanzar el presidencialismo, casi siempre embozado por una
forma democrática, se convierte en una monarquía o una dictadura, pues absorbe
poder, y así, desplaza, subordina o anula a los poderes legislativo y judicial,
cuya existencia es fundamental para conformar
la base de los sistemas republicanos.
La idea de lo que sería el presidencialismo, surge en los Estados Unidos
de América, en Alexandre Hamilton, en la asamblea constituyente, para
materializar, dentro de los principios de la república, un "Poder
Ejecutivo" fuerte, que conduzca con firmeza, el proceso de formación de la
nación. Es de recordar que, el país del norte se agitaba en guerras civiles y
estaba en pleno esfuerzo de conquista de su territorio, en un esfuerzo casi
continental, por la amplitud de sus alcances y las dificultades de todo tipo
que se le presentaban. La figura del presidencialismo, encontraba en George
Washington, su personalidad y acción, en la evolución hacia la independencia,
el adecuado perfil del líder para
conformar, neutralizando, las
diferencias internas en el país y permitir que el mismo opere como una unidad
ante el extranjero. La idea es recogida por Alberdi, en sus escritos liminares,
ya que se ajustaban a una realidad natural en nuestra débil nación, en la que
los resabios del caudillismo, originado por las forma feudales coloniales, no encontraban
su justo equilibrio. La Constitución Nacional Argentina, en la asignación de
las funciones a cada uno de los poderes, hace del Poder Ejecutivo, el eje de la
forma de gobierno, con lo que se materializa perfectamente el presidencialismo.
(1) Nuestra historia da cuenta de las diferencias entre federales y unitarios,
seguramente ambos inspirados en la búsqueda del bien común, pero no dispuestos
a ceder sus autonomías. El articulo uno de la CNA, al detallar la forma de
gobierno (representativa, republicana y federal), determina la esencia del
acuerdo, que siempre debe ser considerado la base de lo convenido surgida de
los "pactos preexistentes". Es, por ello, de señalar, reiteradamente,
que el acuerdo era (es) entre las
provincias (al decir "pueblos" no se refiere a "población"
sino a "poblados" o sea ciudades o localidades), como unidades
socioculturales y político-económicas, y no entre las personas o individuos que
habitan cada uno de los territorios. Sin embargo, el progreso, la integración y
(posiblemente) los intereses, fueron institucionalmente modificando el sentido
de la representación, que adquiere un nuevo perfil, cuando la política
(partidos políticos) reemplaza al federalismo (territorios provinciales) con lo que, en realidad, la nación pasa a ser
un sistema unitario embozado. (2) Es posible que el ciudadano común, no haya
percibido que la conformación del poder gubernamental dejaba de ser desde las
bases locales del vecindario y se trocaba por las bases políticas de las
ideologías. Este cambio, ha producido un fenómeno oculto, que ha creado un
nuevo perfil del presidencialismo en Argentina, ya que existe una unidad de
intereses entre el Poder Ejecutivo y los representantes del mismo partido
político que integran las cámaras del Poder Legislativo. Esta situación ha sido
observada con claridad, cuando se produjo el debate sobre los impuestos al
campo, en el cual, hubo legisladores que
votaron conforme lo señalaba el Poder Ejecutivo (su partido político) y no a lo
que le requerían sus conciudadanos que los habían elegido. Es decir, se habían
roto las bases federales (3) que son las que debían dar vigencia a la real
representación de cada sociedad provincial en el consorcio unificado del país.
No hay dudas, que la descripción del proceso de la formación del
"presidencialismo" en nuestra Argentina, es una manera fácil y clara
para entenderlo y, al mismo tiempo, observar
cómo se espiritualiza, motivando los problemas que se crean y sus
consecuencias. La cuestión no comienza ahora, sino que es la resultante
acumulada, quizás con algún grado de justificación, en momentos dados, que, una
vez que se produjo el avance, no se tuvo la capacidad o interés, de dejarlo sin
efecto. El tema concreto gira alrededor del "personalismo", es decir,
en la conversión de un dirigente en el centro y base de las acciones y,
consecuentemente, rector individual del
poder. Esta realidad es la que lleva a considerar la similitud entre el
"presidencialismo" y las "monarquías absolutas" o bien las
"dictaduras populistas". Como la esencia de este muy particular
presidencialismo se encuentra en una persona (Perón, Kishner, etc.) su
existencia, permanencia y continuidad, a
la larga, afecta la efectividad, por el
simple "agotamiento" que se produce por la falta de innovación, o simplemente,
el cansancio en el ejercicio del poder. Algunos, con intereses más partidarios
que de acción gubernamental. Por ello se habla de "alternancia",
queriendo significar cambios de partidos en el gobierno, pero, deberían
referirse también a "sucesión" o sea reemplazo evolutivo de
dirigentes con un mismo signo. Si bien, esta larga duración en el poder en el
pasado, cuando los cambios de toda índole eran pausados y prolongados, no se
percibía como negativa tan claramente, hoy, en una sociedad globalizada, altamente
comunicada y en un acelerado proceso continuo de transformación, se observa
fácilmente e imponen ritmos antes desusados, en la mayoría de los países.
Este tema institucional en nuestro país,
tiene dos acciones que lo han materializado concretamente. Una, sin
dudas, es la modificación al sistema electoral, particularmente con la reforma
de la Constitución en el año 1994, que cambio la elección del presidente en un
"colegio electoral", por la votación
directa desde un "distrito único", que significa una violación
al sentido de la representación federal puesto por la Constitución Nacional. La
otra, el "amañamiento" con que
se aprueba el Presupuesto Nacional, que no contempla la realidad de la
evolución económica, sino que la "dibuja", para dejar en manos del
Poder Ejecutivo posibles saldos de ingresos, vía impositiva (inflación), que
lleva a la asignación libre de fondos (3) conforme los intereses del
Poder Ejecutivo. Este sistema, al que debe sumarse, recientemente, la actual dependencia del
Banco Central (antes regulaba al valor de la moneda, ahora financia al Estado
Nacional) con su capacidad de emisión y, consecuentemente, aprovecha, no tan solo el crecimiento del
PBI, sino las modificaciones derivas de la inflación, que produce la licuación de la moneda, siendo así el
generador principal de aquella.
La realidad señala que el presidencialismo desvirtuado, se convierte en
una meta política relacionada en el particular "personalismo",
que, para afianzarse, "reúne"
un grupo asociado selecto y comprometido y "arma" las
actividades para lograr continuidad. Dentro de esta masa
"comprometida", surge y se instala la corrupción (4) que pasa ser una
forma de sostén por intereses, al tiempo, que un mal cruel por sus
efectos. Este presidencialismo
desvirtuado, ahora convertido en "personalizado", tiene,
generalmente, los atributos siguientes:
.- Un aparente contacto directo con la
sociedad por la propaganda direccionada.
.- Un mecanismo de acción que salta
jerarquías y niveles para disminuir sus roles y ganar la voluntad de las bases
con lo que afecta la autonomía federal de las provincias.
,. Una manera de crear intereses
particulares, apoyados en las capacidades publicas protegidos por el armazón
oficial, sin tener en cuenta las necesidades generales.
.- Un sistema de creación de dependencia
por subsidios, aportes o contratos de colaboración, cuya vigencia depende de la
existencia del poder y su continuidad.
.- Un mecanismo que aliente a las
pequeñas agrupaciones políticas, diversificando el electorado, para lograr, de
esta manera, la dispersión de la capacidad conjunta, al tiempo, que fortalece
la propia.
.- Una versión histórica del pasado, adaptada
a sus propias formas, de manera tal de encontrar en el ayer los justificativos
que avalan lo que se realiza en el hoy.
-. Un enfoque de futuro distorsionado,
que no se basa de la realidad global y proyección, sino fe una serie imaginada
de supuestos, los más, irrealizables.
.- Un constante proceso de cambio y
modificación, que no significa innovación, sino avances y retrocesos sobre una
misma materia, lo que lleva a la confusión destruye la seguridad jurídica y
niega el estado de derecho.
Un fenómeno nuevo, que aparece con más claridad a fines del Siglo XX, es
la resultante en los "personalismos" (presidencialismos, monarquías
y/o dictaduras) del efecto de la globalización.
La globalización está creando una mayor interacción entre los países que, no tan solo se integran comercialmente,
sino que se complementan, conforme sus ventajas relativas. Los países con
gobiernos personalistas buscan eludir el proceso, ya que ello hace que su
dominio disminuya, pues tiene que compartirlo necesariamente con otros. Este
efecto se concreta en sus balanzas de pago comerciales internacionales, ya que
dejan de ser equilibradas o, en los casos positivos, favorables y llevan a una
situación crítica de sus economías locales. Este nuevo factor, hace que los
países se regionalicen, lo que les proporcionará una mejor calidad en sus
economías pero, consecuentemente motiva una disminución en sus capacidades de
decisión particular.
Lo llamativo es que hay países que tienen en su forma de gobierno
presente el "presidencialismo" con resultados exitosos, ya sea como
un legado de su pasado o una forma de atender su problema gubernamental Este
éxito surge al haber logrado atenuarlo de una manera muy simple: el
fortalecimiento de la "administración pública". De esta manera, la
administración pública, en sus tres ramas características, civil, militar y
servicio exterior es la real y concreta herramienta de aplicación de la ley con lo que el
gobierno, donde está el poder derivado de la ciudadanía, tiene las capacidades
de innovar y controlar, con lo que se asegura el cumplimento adecuado ajustado
para el logro de la eficiencia y transparencia operativa. Cuando la
administración pública es "penetrada", es decir se reemplazan los
funcionarios por políticos, ella, se vicia y, lógicamente, pierde su vigencia
como órgano legal, sano y concreto. La "carrera administrativa" y sus
instituciones orgánicas dan a la
comunidad el esperado orden que se manifiesta por la seguridad jurídica
afirmando el estado de derecho. Si nuestra Argentina decidiera encontrar en sus
pactos preexistentes la forma de gobierno, lo que la llevaría a una formación
del poder desde una base "representativa federal" y resolviera
organizar una administración pública, liberada de la penetración política partidaria,
reservando para los gobernantes las capacidades de innovar y controlar su
efectividad y eficiencia, el país lograría los avances que sus capacidades
ofrecen y su conducción niega.
Notas:
(1) CNA Art 99 Inc 1:
" Es el jefe supremo de la Nación, jefe del gobierno y
responsable político de la administración general
del país"
(2)
LA NACIÓN (2408-2013) Mark
Jones dice: Si, efectivamente,
ese es un ejemplo de centralización en la Argentina la discrecionalidad sobre
la coparticipación y
el uso de transferencias federales para condicionar a algunas provincias,
beneficiar o castigar a otras… Un gobernador tucumano, jujeño, bonaerense,
no puede tener el gobierno nacional en contra. Solo demorando
el envío de algo de dinero, el Gobierno puede incidir en una protesta de empleados públicos
(3)
LA NACIÓN (2408-2013) Mark Jones dice hablando sobre
el federalismo: Creo que es una riqueza, porque una ventaja que tiene
el federalismo es que puede preservar la diversidad en
un país. Si un país tiene grandes diferencias regionales, culturales,
grandes poblaciones,
el federalismo, o deja que todos puedan vivir
en el mismo territorio, pero con algunas reglas distintas
(4) Francisco López Peña
(El País 2809:2013) dice: La corrupción es
un cáncer en el interior de un país que rompe la
confianza en las instituciones, deslegitimiza el sistema político y
hace que cunda el mal ejemplo entre los ciudadanos, incitando a la vulneración de la ley.
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