Por Emilio Nazar Kasbo
Primero, analizaremos de modo general las conductas que se deben mantener ante el dinero. Luego abordaremos el diagnóstico de una mala administración; la buena administración surge por contraposición a ésta.
Primero, analizaremos de modo general las conductas que se deben mantener ante el dinero. Luego abordaremos el diagnóstico de una mala administración; la buena administración surge por contraposición a ésta.
1-
TIPOS
DE PERSONALIDAD Y SUS CONDUCTAS ANTE EL DINERO:
Hay que conocerse para saber cómo es la conducta y la personalidad ante el
dinero, ya que de otro modo se puede caer en la ruina y la miseria (voluntaria
o forzada) por cualquiera de las conductas extremas.
a) AVAROS:
las personas tacañas a quienes hay que justificar todos los gastos y a las que
la mayoría de ellos le parecen innecesarios, y a sus administradores les exigen
hasta el más mínimo detalle ínfimo, contando hasta las décimas de centavo.
b) DESPILFARRADORES DESCONTROLADOS:
realizan continuamente compras despilfarrando de esta forma el dinero, son
personas que viven al día e incluso se endeudan sin necesidad; no piden ninguna
rendición de cuenta a sus administradores
c) AMBICIOSOS:
existe un tipo de personas que siempre está pensando en la posesión de bienes
materiales
d) INDIFERENCIA IGNACIANA O
FRANCISCANA ANTE LOS BIENES: hay otros que son indiferentes a
la posesión y a la mejora económica, pero los laicos tienen el derecho y el deber
de realizar un recto uso de los bienes, ya que la indiferencia espiritual ante
los bienes materiales no significa “mala gestión”, “despilfarro” o “dilapidación”
del patrimonio.
e) PRÓDIGOS:
el que gasta desproporcionadamente respecto de su propio patrimonio, poniéndolo
en peligro.
f) CONDUCTA ANTE EL DINERO:
Debe darse al dinero su valor justo, ni obsesionarse ni trivializarlo. Los
altos ingresos no significa la imposibilidad de un colapso económico. Si hay
alto nivel de ingresos, no se debe descartar que aparezcan problemas económicos,
si se pretende un nivel de vida que implica gastos por encima de las propias
posibilidades (o la despreocupación por el nivel de gastos, que produce un
endeudamiento o una iliquidez que puede acarrear graves inconvenientes a
futuro); pero al mismo tiempo si hay escasos recursos, con buena administración
se puede vivir cómodamente y sin problemas económicos. Si hay un endeudamiento
por encima de las propias posibilidades, surgirá una presión y una preocupación
constante por llegar económicamente a fin de mes, acarreando un stress
innecesario si se puede prevenir. Sobre todo porque esto afecta también al
estado de ánimo como consecuencia de la imposibilidad de cubrir los gastos (sentimientos
de angustia, fracaso, agobio, tristeza, que se transmitirán a las personas cercanas).
2-
CONTROL
DE LOS GASTOS: Realizando un control sobre los gastos
para que no excedan de las posibilidades, se establecen mecanismos útiles para
el control de la economía personal. Esto permite adecuar la economía a la
propia realidad, y planificar cómo se utilizará el dinero, sin caer en el
rigorismo absoluto, del ajuste total a lo planificado, pudiendo ello variar en
base a la capacidad de ahorro que se tenga.
a)
GASTOS
NECESARIOS: Hay que determinar cuáles son los
gastos necesarios
b)
GASTOS
PRESCINDIBLES: Hay que establecer cuáles son los
gastos prescindibles
c)
GASTOS
FIJOS: Son los gastos necesarios que constantemente se
realizan, de modo ineludible. Por ejemplo, los servicios (luz, gas, teléfono, alimentos,
ropa, etc.)
d)
GASTOS
VARIABLES: Son los gastos que pueden surgir eventualmente (por
ejemplo, expensas extraordinarias, gastos de esparcimiento o vacaciones).
SEÑALES
DE MALA ADMINISTRACIÓN:
I-
SIN
CAPACIDAD DE AHORRO.
PRIMERA SEÑAL DE MALA ADMINISTRACIÓN: No hay capacidad de
ahorro.
II-
DESCONTROL. SEGUNDA SEÑAL DE MALA
ADMINISTRACIÓN: No hay control de gastos ni se
establecen prioridades en los gastos.
III-
SIN
RUMBO.
TERCERA SEÑAL DE MALA ADMINISTRACIÓN: No hay planificación
de ingresos y gastos, ni hay un rumbo establecido para un crecimiento.
IV-
DESORGANIZACIÓN. CUARTA SEÑAL DE MALA
ADMINISTRACIÓN: La economía personal o familiar no
está organizada, y no hay ninguna revisión ni estadística sobre el patrimonio.
V-
IMPREVISIÓN. QUINTA SEÑAL DE MALA
ADMINISTRACIÓN: Adoptar una actitud pasiva, ni tener
previstas situaciones realmente complicadas, como puede ser un despido del
trabajo o ingresos económicos excesivamente bajos (por ejemplo, debido a la
inflación, recortes salariales), o por problemas económicos propios de la
economía nacional (devaluaciones, “corralitos”, etc).
VI-
RITMO
DE VIDA SUPERIOR A LAS PROPIAS POSIBILIDADES.
SEXTA SEÑAL DE MALA ADMINISTRACIÓN: Llevar un ritmo de
vida que ya no corresponde al propio nivel económico, o tratar de aparentar la
posesión de mayores bienes que los realmente se tienen.
VII-
NO
HAY PARÁMETROS DE PRECIO Y CALIDAD.
SEPTIMA SEÑAL DE MALA ADMINISTRACIÓN: No se comparan los
precios, no se busca elegir precio y calidad o conducirse con indiferencia ante
sobrefacturaciones inadvertidas.
VIII-
SIN
PRIORIDADES.
OCTAVA SEÑAL DE MALA ADMINISTRACIÓN: Priorizar gastos prescindibles
por sobre los necesarios.
IX-
DELEGACIÓN
CIEGA.
NOVENA SEÑAL DE MALA ADMINISTRACIÓN: Delegar de modo
completamente confiado el manejo de los propios negocios, dejándolos en manos
ajenas, sin rendición de cuentas justificada y respaldada por comprobantes, ni
auditoría alguna.
X-
DESPREOCUPACIÓN
POR EL PROPIO PATRIMONIO.
DECIMA SEÑAL DE MALA ADMINISTRACIÓN: Despreocupación por
el rendimiento económico del propio patrimonio, según sus posibilidades.
Existiendo recursos que pueden generar ingresos, los mismos no son explotados,
ni se exige el respeto de los propios derechos.
XI-
“CARPE
DIEM”.
UNDÉCIMA SEÑAL DE MALA ADMINISTRACIÓN: No se piensa a largo
plazo, se vive el “día a día” o las decisiones urgentes impiden ver las
consecuencias a mediano y largo plazo. También la preocupación mayor por lo operativo
que por lo estratégico es una señal de mala administración.
XII-
SIN
LIDERAZGO.
DUODÉCIMA SEÑAL DE MALA ADMINISTRACIÓN: Falta de carácter
para tomar decisiones, sobre todo si son fuertes. Tal debilidad permitirá
avanzar los problemas hasta que los mismos no tengan solución. La falta de
determinación en las decisiones (que no se toman por sí, ni tampoco se busca
alguien que las asuma).
XIII-
LA
RELACIÓN ES ANTEPUESTA A LOS RESULTADOS. DECIMOPRIMERA SEÑAL DE MALA ADMINISTRACIÓN: El “buen clima”, las “relaciones
interpersonales”, estar “a gusto con tal persona” (sin analizar al mismo tiempo
su capacidad y su honestidad), es priorizado por sobre el real rendimiento de
tales personas, sin equilibrio alguno.
XIV-
FALTA
DE LÓGICA EN LA TOMA DE DECISIONES. DECIMOSEGUNDA SEÑAL DE MALA
ADMINISTRACIÓN: La ejemplaridad de quien toma las decisiones se ve afectada
siempre por la inconsistencia en las resoluciones, o en la arbitrariedad o por
la adopción de criterios con falta de lógica. La autoridad se basa en la
ejemplaridad, y esta implica una coherencia, la racionalidad y la lógica en la
toma de decisiones.
XV-
ORIENTACIÓN
EXCLUSIVA A LA ACCIÓN. DECIMOQUINTA SEÑAL DE MALA
ADMINISTRACIÓN: No hay objetivos y valores en la asignación de funciones,
dedicándose exclusivamente a tareas puntuales. Los colaboradores trabajan sin sentido,
no saben qué tienen que hacer, ni por qué y para qué tienen que hacerlo.
XVI-
MALA
DISTRIBUCIÓN DEL TIEMPO. DECIMOSEXTA SEÑAL DE MALA
ADMINISTRACIÓN: El tiempo asignado a las tareas no es proporcional con el
que la tarea requiere. No hay listas “inteligentes” de prioridades de acción,
ni se evalúa el uso del tiempo para emprender las acciones correctivas
necesarias.
XVII-
FALTA
DE CONCIENCIA. DECIMOSEPTIMA
SEÑAL DE MALA ADMINISTRACIÓN: No hay
examen de conciencia sobre las cuestiones económicas y la responsabilidad sobre
los bienes materiales que se administran, ni capacidad de autocrítica. Esto
impide detectar errores y corregirlos. Las cosas “se hacen así” porque “se
hacen así”.
XVIII- NO SE PRESTA ATENCIÓN
AL DESPERDICIO. DECIMO
OCTAVA SEÑAL DE MALA ADMINISTRACIÓN:
El excesivo flujo de papeles, de teléfono, visitantes, medios de comunicación o
redes sociales, tener fallas de comunicación, falta o exceso de información,
entre otros, llevan a un desperdicio de tiempo que debe ser utilizado para
fines de mayor utilidad si se racionalizan. Lo mismo sucede con la falta de
prioridades, de planes, de autodisciplina, la falta de habilidad y
conocimientos, no tener objetivos claros, dejar las cosas para más tarde y
postergar decisiones claves, o tratar de hacer muchas cosas a la vez.
XIX-
FALTA
DE PLANEAMIENTO DE ACTIVIDADES. DECIMONOVENA SEÑAL DE MALA
ADMINISTRACIÓN: No se diseñan objetivos ni hay planes de contingencia, no
se revisan las metas ni se establecen las tareas diarias específicas y el
tiempo asignado a ellas, no hay anticipación a obstáculos que pronto se deberán
enfrentar, ni se organizan las tareas por orden de prioridad, las tareas no se
definen clara y específicamente, o no son realistas.
XX-
FALTA
DE SEGUIMIENTO DE LA PLANIFICACIÓN. VIGESIMA SEÑAL DE MALA
ADMINISTRACIÓN: Si eventualmente se realiza una planificación, queda en el
orden intelectual y carece de seguimiento. No hay fechas con plazos definidos
que permitan establecer el cumplimiento de los objetivos de la planificación,
ni se establecen fichas de seguimiento.
XXI-
FALTA
DE PRESENCIA EN EL LUGAR EN QUE SE GENERAN LOS INGRESOS.
VIGESIMO PRIMERA SEÑAL DE MALA ADMINISTRACIÓN: Se
contraría el famoso dicho de que “El ojo del patrón engorda el ganado”. La
ausencia del patrón permite abusos y descontroles irreversibles. La presencia del
patrón aumenta efectivamente el nivel de cumplimiento y de rendimiento de las
fuentes de ingreso. El futuro de dicha actividad es su ruina.
XXII-
PROBLEMAS
DE ORGANIZACIÓN. VIGESIMO
SEGUNDA SEÑAL DE MALA ADMINISTRACIÓN:
Si hay un control insuficiente de las actividades, o si hay una insuficiente o
mal planteada descentralización, se producirán graves consecuencias económicas
a futuro.
XXIII- FALTA DE EVALUACIÓN DE
LA ACTIVIDAD. VIGESIMO
TERCERA SEÑAL DE MALA ADMINISTRACIÓN:
No se analiza la suficiencia o insuficiencia de ingresos, el rumbo de la
actividad que genera ingreso y sustento económico, no hay contabilidad de los
costos, no se analiza el margen o beneficio propio, ni los problemas
financieros, exceso de deudas para financiar las actividades económicas, exceso
de deudas a corto plazo, de activos infrautilizados por gestión deficiente,
reparto excesivo de dividendos, desconocimiento de las actividades económicas
que se emprenden, conflictos de intereses entre el personal cuyos servicios se
requieren, etc. Se evalúa la actividad económica por la cantidad de personal
contratado, por los ingresos brutos, por el giro comercial, por la ganancia sin
tener en cuenta su incidencia en el volumen, y por parámetros inadecuados. No
se tiene en cuenta tampoco el contexto económico social y gubernamental en los
análisis.
XXIV- IRRESPONSABILIDAD EN LA
ACTIVIDAD ECONÓMICA. VIGESIMO CUARTA SEÑAL DE
MALA ADMINISTRACIÓN: No hay “responsable” económico. No hay quien “de la
cara”. De modo que los errores serán asumidos por el titular del capital o de
los bienes. El descontrol y la falta de rendición de cuentas va de la mano de
la irresponsabilidad
NOTA: El presente artículo es una síntesis de diversas notas que se encuentran en Internet, ordenadas e ilustradas por principios de la Doctrina Social de la Iglesia.
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