domingo, 26 de enero de 2014

BILLOT II Y BILLOT III



Comentarios Eleison
Por Mons. Richard Williamson
Obispo seguidor de Mons Marcel Lefebvre

BILLOT II

Número CCCXXXVII (337) - 28 de diciembre 2012
No es solamente basado en los nombres de las siete iglesias de Asia (cf. “Comentario” # ), sino también basado en el contenido de las siete Cartas dirigidas a ellas (Apoc. II y III) que el Cardenal Billot establece la conexión entre las Cartas y siete períodos principales de la historia de la Iglesia. De especial interés en este sentido es la Carta a la iglesia de Sardes (Apoc.III, 1-6) que correspondería a nuestra propia Edad, la quinta, la Edad de la Apostasía. Después de evocar la riqueza, lujuria y prosperidad material asociadas con Creso, famoso gobernante de Sardes, Billot escribe:--
“Como es de esperarse, esta iglesia parece estar en un estado de declinación espiritual. La Apostasía y la decadencia están por todos lados, pero, mientras que la mayoría de las almas abandonan la religión, hay unas pocas que permanecen fieles a Cristo. El ángel dice, ‘Con todo, tienes en Sardes algunos pocos nombres que no han manchado sus vestidos’. Pero: ‘Se te tiene por viviente, pero estás muerto!’ El nombre (pero no la realidad) de la vida, del conocimiento, de la libertad, de la civilización, del progreso; y estás muerto, sentado en la oscuridad y a la sombra de la muerte porque, la luz de vida, la cual es Nuestro Señor Jesucristo, ha sido rechazada. De allí que al Obispo de Sardes se le dice: ‘Ponte alerta y consolida lo restante, que está a punto de morir’. Y, por sobre todo, se le recomienda aferrarse indefectiblemente a todas las tradiciones de los Santos Apóstoles, sin desviarse en lo más mínimo del significado que ellas tenían para los Padres de la Iglesia, con la excusa de, o bajo la apariencia de, un entendimiento más profundo: ‘Recuerda, pues, tal como recibiste y oíste; y, guárdalo, y arrepiéntete’. Eso basta en cuanto a la Quinta Edad. Pero lo que sigue es para regocijarse un poco más”. Y el Cardenal sigue su camino con las Sexta y Séptima Edades.
Los lectores que nunca han leído los siete primeros versículos del Apocalipsis III en conexión con nuestros propios tiempos, estarían interesados en hacerlo. La conexión es notable y no co-incidental.
Es notable porque “consolida lo restante, que está a punto de morir” corresponde exactamente a la Contra-reformación salvando del Protestantismo al Catolicismo, a los Papas anti-liberales salvando de la Revolución al remanente de la Iglesia, al Arzobispo Lefebvre (y otros) rescatando del Vaticano II a la Tradición, y, ahora, a la Resistencia batallando para salvar lo que se pueda salvar de su Fraternidad colapsando en el liberalismo. Seguramente los Católicos pueden sentirse animados desde esta perspectiva, que su larga y aparentemente desesperanzada acción de retaguardia viene de un pasado distante y encaja, ciertamente, en un futuro al final triunfante. Es por ello que Dios nos ha dado el libro del Apocalipsis.
Tampoco es la conexión co-incidental. Nuestro Señor prometió a Sus Apóstoles (Jn. XVI, 12-14) que Su Espíritu, el Espíritu Santo estaría con ellos y con sus sucesores a lo largo de las edades para revelarles a ellos lo que ellos en aquel momento solamente necesiten saber. Fue solamente cuando la Guerra de los Treinta años (1618-1648) estaba estragando Alemania, que al Venerable Holzhauser se le fue dado el entendimiento de las Siete Edades escondidas dentro de las Cartas a las siete iglesias de Asia. Así mismo fue solamente cuando la Revolución Rusa estaba justo por estallar, que necesitamos a Nuestra Señora asegurándonos en Fátima que al final Su Corazón Inmaculado triunfará. Cierto, la Iglesia está siendo, en este preciso momento, eclipsada (ver en Internet los fragmentos de la película de la Misa pública celebrada recientemente en Brasil por el hombre de Iglesia en blanco), pero, aun así, no hay necesidad ni justificación para que nosotros nos hagamos liberales.
Kyrie eleison.
BILLOT – III
Número CCCXXXVIII (338), 4 de enero, 2014
Los líderes actuales de la Fraternidad San Pio X están trabajando constantemente y astutamente para insertarla en el armazón de la Iglesia oficial, la cual está constantemente y astutamente adelantando a empujones las ideas Revolucionarias y Conciliares de libertad (libertad religiosa), igualdad (colegialidad) y fraternidad (ecumenismo). A pesar de ello, estos líderes seguramente toman en serio al Cardenal Billot. Ellos deberían meditar en las reflexiones que él hace sobre nuestra Quinta Edad de la Iglesia que se siguen de su exposición de las Siete Iglesias en el Epílogo del primer volumen de su celebrado Tratado de la Iglesia de Cristo. Aquí están algunas de esas reflexiones traducidas y adaptadas libremente del latino:--
“Nuestra propia edad sería entonces la Quinta Edad, la Edad de la deserción, la apostasía y el liberalismo, que viene entre el fin del Sacro Imperio Romano y lo que San Pablo llama una “vida de entre muertos” (Rom. XI, 15). ¡Que así sea! Ello nos da a todos en medio de nuestras tan muchas y tan grandes tribulaciones de hoy en día (El Cardenal escribió esto en 1927 - ¿Qué hubiera escrito en el 2013?) esperanza para una restauración futura y –perdonen la expresión- Contra-revolución. Ya hoy en día muchos líderes científicos, políticos y economistas están reconociendo y admitiendo con libertad cuán envenenados están los frutos de la Revolución Francesa de 1789 que proclamó que la única y sola fuente de todos los males del mundo fue el desdén de los “derechos del hombre”. ¡Que frivolidad! ¡Qué tontería! ¡Que estupidez!
“La libertad de los Revolucionarios resulta en la tiranía de los fuertes sobre los débiles, su igualdad resulta en unos pocos millonarios enseñoreándose aún más sobre las personas (¡uno piensa en Wall Street, 2013!), su fraternidad resulta en conflictos internos y un odio implacable de clases. Algunas personas asumen esto, mientras que muchos no ven el carácter esencialmente diabólico de la Revolución. Sin embargo, aquellos que van más allá de la superficie ven que la cuestión religiosa subyace en todas las cuestiones que actualmente agitan a la humanidad: que la plaga del liberalismo político y económico se origina en el liberalismo ateo y anti-Cristiano expuesto arriba, que el orden social de ninguna manera puede ser restaurado a menos que los principios de la Iglesia una ve z más dirijan la vida pública.
“¡Que este reconocimiento de la teoría conlleve frutos prácticos! De todo corazón, clamamos por tal restauración, sabiendo como las leyes paganas bajo las cuales vivimos hoy en día pueden aún permitir a los individuos ser Cristianos (en el 2013, ¿Por cuánto tiempo más?), pero hacen que una sociedad Cristiana sea del todo imposible. Por consiguiente, buscamos sobre todo el Reino de Dios y su justicia sin despreciar el resto que nos será agregado (cf. Mat. VI, 33). Dice San Pablo, ‘la piedad es útil para todo’. Así mismo lo es la influencia de la Iglesia ‘teniendo la promesa de la vida presente y de la venidera’” (cf. I Tim. IV, 8).
No es difícil ver aquí como el Cardenal no fue una de las muchas almas que él menciona que no ven a través del falso “glamour” del mundo moderno. Muy por el contrario, su firme asidero de la doctrina católica le permite describir nuestros propios tiempos, casi un siglo más tarde.
¡Priorato de la FSPX! Despertad de vuestro tonto sueño de convertir a los liberales que ahora controlan la Iglesia y parad de pretender con un flujo de Declaraciones ambiguas que vosotros estáis aun defendiendo la Tradición. Vuestras acciones prueban lo contrario y ¡las acciones hablan más que las palabras en Declaraciones! “Se os tiene por vivientes, pero estáis muertos. Poneos alertas y consolidad lo restante, que está a punto de morir. Recordad, pues, tal como recibisteis y oísteis del Arzobispo, y ponedlo en práctica y arrepentíos”.

Kyrie eleison

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