Por Emilio Nazar Kasbo
El dólar
que actualmente tenemos en Argentina, en su paridad, no resulta competitivo
para la Industria Nacional. El dólar fijo y la inflación generan una importante
pérdida de competitividad. Un dólar a $ 23 nos permitiría volver a la
competitividad que teníamos con Brasil en el año 2007. Sin embargo, ese dólar
caro, o más bien el adecuado a nuestra realidad económica, resulta a su vez
elevado para reunir dólares y poder abonar la deuda externa y los compromisos
contraídos por el Gobierno anterior, sumado a lo comprometido por el actual
gobierno macrista. Las fórmulas del liberalismo “ortodoxo” nos llevan a
opciones siempre dañosas a nuestros intereses como Nación. En vísperas de las elecciones de 2017, el "Momo" Venegas impondrá su fuerza como sostén de gobernabilidad del oficialismo.
PANORAMA ECONÓMICO
El dólar
debería estar rondando por lo menos los 20 pesos, cifra que emerge de la
relación entre la base monetaria y las reservas BCRA, que están precisamente
rondando los 20 pesos por dólar. A principios de enero de 2016, a poco tiempo
de iniciado el mandato macrista, el Gobierno corrigió el atraso cambiario, y
cuando todos esperaban lo contrario, la inflación subió vertiginosamente, trepando
a una cifra superior al 40%.
Parece
ser que toda decisión en este ámbito es mala: dejar el dólar como está, hacerlo
caer aún más, o elevarlo. Mientras tanto, se van reforzando el descontento social, se proponen
paros generales, quejas por la pérdida del valor del salario real… Por otra
parte, no se puede mantener por mucho tiempo altas tasas de interés con un tipo
de cambio en baja.
Los
problemas de competitividad significan desempleo. Las empresas que exportan,
dependen del tipo de cambio, el cual las hace competitivas en el mercado
internacional, o si el mismo es desfavorable les quita competitividad, en
materia de precios. Hay un problema de rentabilidad y de dificultades para
sostener los niveles de empleo cuando los productores reciben menos Pesos por
cada dólar colocado en el exterior.
CAMBIO OSCILANTE EN
US$
Efectivamente,
históricamente nuestro país tiene un precio oscilante del dólar, que genera
períodos de expansión y de contracción. El dólar impredecible, afecta a la
capacidad planificadora en las finanzas empresarias, ya que la alta volatilidad
del tipo de cambio con subas y bajas bruscas alternadas, afecta a las
actividades que son más sensibles a este valor.
Mientras
tanto, Ratazzi, titular de FIAT, afirma que "no se puede volver a dejar retrasar al tipo de cambio de pesos por
dólares, como sucedió el año pasado (año 2015), porque necesitamos ser un país competitivo que exporte muchos más
productos con valor agregado de los que importa”.
Este
atraso cambiario también significa menos ingresos de dólares por la baja del
turismo, porque nuestro país se convierte en “caro”, para nosotros y para los
extranjeros, cuando una compra en el supermercado es más costosa en Argentina
que en Madrid o en París. Cuando esto sucede, los argentinos tienden a salir al
exterior,
Es decir,
si el dólar se sube, se dispara la inflación y se dificulta el pago de las
deudas internacionales; y si se mantiene o baja, se produce una recesión y la
desocupación con sus problemas sociales.
Por eso,
el sistema de Argentina debe ser doble: expansivo en tiempo de dólar barato, e
intensivo en tiempo de dólar caro. Todas las Empresas de Argentina deberían
tener en claro estas oscilaciones periódicas, para saber cómo actuar, ya que se
trata de un factor persistente y permanente en nuestra historia desde hace décadas
y décadas. Efectivamente, pasar de sistemas intensivos a sistemas manuales, de
sistemas de alta productividad a sistemas de una productividad razonable en el
marco del sistema cambiario y de costos, marca el acompañamiento de los
altibajos del dólar en sus valores cambiarios.
FINANCIAR EL DEFICIT
Y encima
aparece el problema del déficit fiscal, el cual se soluciona con emisión, la cual
involucra inflación, o contrayendo deuda en el extranjero, incrementando las
obligaciones que en algún momento se deberán afrontar.
Recordemos
que el déficit fiscal de mayo de 2016 ha sido de $ 23.993 millones, cuatro
veces más que el del año 2015, y que para fin de 2016 representará el más
elevado de los últimos 50 años. La emisión es el mismo sistema que llevó a
Alfonsín en 1989 a la hiperinflación que lo obligó a renunciar el gobierno y a
adelantar las elecciones. Y si se opta por tomar deuda, se transitará por la
solución de la década de 1990 que acabó con el colapso de 2001.
El 22 de
junio de 2016 se publicaba la noticia de que “el gobierno nacional aumentó $
76.000 millones la deuda pública por decreto”, y que la medida “se conoce luego
de que el Ministerio de Hacienda y Finanzas informara sobre un aumento del
déficit fiscal en mayo por las erogaciones de intereses de la deuda”. Por el
camino asumido por el actual gobierno encabezado por Mauricio Macri, se induce
que habrá un grado menor de emisión monetaria, y que la mayor fuente de
financiamiento elegida será la del endeudamiento exterior.
Según un
gráfico de Nicolás Cachanoski sobre el Déficit Financiero consolidado entre
1961 y 2015, el único período en todo este tiempo en que hubo un superávit
fiscal fue en la gestión de Eduardo Duhalde, que lo ha llevado a la cima de
casi un 4 por ciento, para luego decrecer desde el gobierno de Néstor Kirchner
hasta desaparecer en 2008, habiendo tenido el superávit accidental heredado. Hubo
otro período que no generó un saldo positivo, que fue entre 1992 y 1993, durante
el gobierno de Carlos Menem en que llegó el gasto público prácticamente a
“cero”. A su vez, los peores períodos han sido el “Rodrigazo” (1975) con -14%,
y los defaults de Martinez de Hoz (-11%), de Sourrouille (-8%), del gobierno de
De la Rua (-7%) y de Kicilloff (-9%).
POLÍTICA GRADUALISTA
El
gobierno está en una política “gradualista”, y por ese motivo no va a devaluar
bruscamente, y si el dólar llegara a $ 20, volvería a dispararse la inflación,
sufriendo un segundo impacto los salarios en su capacidad adquisitiva. A su
vez, la presión impositiva de Argentina es una de las más altas del mundo,
rondando el 40%, y esto resta posibilidades de aumentar impuestos al Gobierno,
pero tampoco piensa bajar el déficit a costa de despedir empleados.
El
gobierno de Macri es un gobierno de financistas, que no les interesa la
producción en sí, ni tienen un interés de tipo patriótico, sino que sólo buscan
rendimiento medible en billetes, en moneda. Desde esta perspectiva, el
“mini-Davos” implementado por el gobierno ha sido contraproducente, porque las
grandes empresas en lugar de radicarse en Argentina, han ido a buscar mejores
condiciones en otros lugares con menos condicionamientos, y las Empresas que
han venido a la Argentina lo hicieron como “hackers” y no como sinceros
inversores que tendrán excelentes condiciones prometidas para invertir como lo
había prometido Macri y sus ministros.
El
capital no tiene ideología, tiene el pragmatismo de ser manipulado por los más
poderosos, y Macri no está en condiciones de competir con ellos más que como
David frente a Goliat. Y todos los países que predican el “liberalismo” y la
eliminación de condicionamientos para la apertura de mercados en los países del
mundo, dentro de sus propias naciones son altamente proteccionistas.
EN EL MERCOSUR
Brasil es
uno de los mayores compradores de productos industriales argentinos, y el 40%
de lo que exporta Brasil son productos industriales, y la balanza comercial con
el vecino país es deficitaria en U$S 3.00 millones sobre el promedio de U$S
23.000 millones de la balanza comercial global entre ambos.
Resulta
lógico que Brasil compre cada vez menos a Argentina para mitigar su crisis,
afectando negativamente a los autopartistas, químicos y medicamentos,
profundizando el desempleo de esos
sectores.
Y
mientras la Argentina accedió a todos los reclamos internacionales por la deuda
externa, para entrar al mercado mundial, el FMI adelantaba en julio de 2015 que
se aproximaba un “difícil contexto mundial para la Argentina”, y auguraba que
el PBI caería un 1% durante el año 2016.
ENDEUDAMIENTO PROVINCIAL EN U$S
Los
gobiernos provinciales dependen de la Ley de Coparticipación, que involucra una
mala distribución porque además nunca se actualiza adecuadamente según los
requerimientos locales. Esto además les genera una dependencia del gobierno
Nacional, sumado a los malos manejos de fondos y a ciertas prácticas
desprolijas. A su vez, los municipios dependen de los gobiernos provinciales, y
así todos quedan al borde de un colapso.
La
Provincia de Buenos Aires fue la primera en buscar fondos de endeudamiento
dolarizado, seguida por Córdoba, que colocó US$ 750 millones a 5 años con una
tasa de interés del 7,125% anual, y todo esto cuando las tasas de interés en el
mundo y particularmente en Europa son negativas. También se han endeudado la
Ciudad de Buenos Aires, Chubut, Mendoza y Neuquén, tomando datos del primer
semestre de 2016.
Vale
destacar que la provincia de Buenos Aires emitió por el mayor monto y casi la
mayor tasa. el 9 de marzo de 2016, con vencimiento en el 2024, US$ 1.250
millones y con tasa al 9,375%, la más
elevada de todos. En cuanto a la tasa, fue superada Chubut, que el 21 de mayo
de 2016 y con vencimiento el 2023 emitió por US$ 80 millones, que es el menor
monto de endeudamiento, y a una tasa de 9,5%; y en cuanto a tasa elevada, el
tercer lugar es ocupado por Neuquén el 5 de mayo de 2016 con vencimiento al año
2028, por US$ 235 millones y a una tasa del 8,625%. En cuanto al monto de la
deuda asumida, el segundo puesto lo ocupa la Ciudad de Buenos Aires, que el 24
de mayo de 2016 emitió deuda con vencimiento el año 2027 con una tasa de 7,5% y
por valor de US$ 890, seguida en cuanto al monto por la provincia de Córdoba,
que el 3 de junio de 2016 y con vencimiento al año 2021 emitió por valor de US$
750 millones y a la menor tasa de todas las referidas, del 7,125%; finalmente,
el tercer puesto en cuanto a tasa más baja corresponde a Mendoza, que el 13 de
mayo de 2016 y con vencimiento en el año 2024 emitió deuda por US$ 500 millones
a una tasa del 8,375%.
Pero
también se espera que vuelva a endeudarse este año 2016 la provincia de Buenos
Aires por U$S 1.000 millones, Santa Fe por US$ 1.000 millones, Chubut
nuevamente pero esta vez por US$ 600 millones, Salta por US$ 350 millones y
Tierra del Fuego por US$ 150 millones, todo ello según una información de
Inversor Global que estima que para fin de 2016 las Provincias habrán tomado
cerca de US$ 6.805 millones de dólares en el mercado internacional.
Con la
toma de créditos, si los mismos se destinan a abonar gastos corrientes o financiar
planes sociales, como por ejemplo a abonar salarios, al carecer de un destino
productivo que genere beneficios producirá un círculo vicioso que acaba en
quiebra si se trata de una Empresa privada, o en default si se trata de
organismos públicos. Es la política productiva la que es capaz de generar
ingresos y recaudar impuestos en función de ello. Pero en estas condiciones,
peligra la capacidad de repago a mediano plazo.
Por otra
parte, una deuda dolarizada vuelve al país y las Provincias dependientes del
tipo de cambio, que si es barato facilitará su pago fundiendo la industria
nacional porque será un valor nada competitivo en el mundo para nuestros
productos, y si es elevado implicará una dificultad para reunir las sumas a
abonar precisamente por ese motivo: una devaluación reduce los ingresos de los
consumidores, y aumenta el valor de la deuda expresado en moneda local
GOBERNABILIDAD
Hay
fábricas que cierran y otras colapsadas que adelantan vacaciones a sus
empleados, implementan programas de emergencia, suspenden la producción y al
personal, y todo ello nos induce a evaluar un marco recesivo en el país en este
momento. Fruto de ello, es que existe un problema con los sindicatos y
organizaciones “piqueteras” de desocupados, unido a la intencionalidad de
ciertos sectores del anterior gobierno que quieren volver al poder del modo que
fuese.
Más allá
de una diferencia en las “bases”, hay una especie de acuerdo de “cúpulas” que marca
una continuidad política, sobre todo en materia de transparencia institucional.
Las causas administrativas y judiciales por corrupción contra funcionarios del
anterior gobierno, incluyendo expresidentes y ex vicepresidentes, se engrosan con
funcionarios actuales.
Efectivamente,
Empresas como Techint o YPF, a las que se suman Mercado Libre y Arcor, al
internacionalizarse carecen de interés patriótico y pasan a convertirse en un
instrumento financiero de maximización de beneficios en papeles
independientemente de su capacidad productiva. Y por eso, la convocatoria a
invertir y el blanqueo mostrado en las empresas paradigmáticas del país, en el
balance resultaron contraproducentes: las Empresas siguen sacando fondos de
Argentina.
Mientras
tanto, el país vive un gran déficit fiscal para lo cual continúa emitiendo (la
base monetaria aumentó $ 21.491 millones y alcanzó $ 642.135 millones) con un
dólar que ronda los $ 15 a lo largo de este año 2016 y que debería valer $ 22 o
$ 23 aproximadamente, pero adecuar el valor del dólar dispararía la inflación y
licuaría salarios, y de no hacerlo hace que el país no sea competitivo y
aumente el desempleo, mientras se toma deuda de modo compulsivo.
ELECCIONES 2017
Ya no hay
principios partidarios, la partidocracia se ha convertido en un espacio de
lucha por obtener un puesto, sin importar si el sitio es en un partido afín o
no a las propias convicciones. A su vez, el gobierno de “Cambiemos” tiene un
fuerte elemento de la “ortodoxia” liberal, a lo cual se suma la clase media
intelectual de la UCR y un sector sindical representado por el “Momo” Venegas. La
UCR está dividida en el resabio de los “radicales K”, los radicales “Pro” y los
radicales “massistas”. A su vez, la conexión de Cambiemos con el peronismo
Macri no ha caído, ya que representa un freno para el resto de los
sindicalistas que elevan cada vez más el tono de sus críticas. Y recordemos que
en la actualidad el peronismo tiene tres sectores que marcaron tres actos
distintos: el resabio del kirchnerismo, el sector duhaldista con los líderes de
la CGT, y el sector de Venegas que ofrece un condicionado apoyo al oficialismo.
¿Y Massa? Evidentemente, por no querer quedar mal con ninguno, y por querer el
voto de todos, estuvo ausente en los actos del 17 de octubre de 2016… lo cual
marca que podría incluso desaparecer como opción política.
Los
planes liberales ejecutados en Argentina sin Justicia Social indefectiblemente
conducen a movimientos explosivos, como el sucedido en el 2001. Indudablemente,
esta gobernabilidad que asegura el “Momo” Venegas pasará su “factura” para las
elecciones del año próximo.
¿Y el
país? No, el país está en otra parte… nada que ver con lo que dije.
NOTA: Los datos utilizados en la
nota provienen de IG Digital News.
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