El Papa Benedicto XVI denunció la "contaminación moral" del espíritu y de los corazones en la actualidad durante su discurso con motivo de la misa de Pentecostés.
No sólo los problemas medioambientales, como la contaminación del aire, corroen el mundo, dijo Benedicto en la catedral de San Pedro en el Vaticano. Los corazones se oscurecen también mediante imágenes que convierten en "espectáculo mediático" la diversión, la violencia o el menosprecio del hombre y la mujer.
Al mismo tiempo, el Papa advirtió contra el abuso de los medios que Dios puso en manos de los hombres, poniendo como ejemplo el "fuego" atómico. Benedicto XVI se refirió directamente a los lanzamientos de bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial.
Benedicto XVI invitó ayer a rechazar tanto la contaminación atmosférica, que daña los pulmones, como la espiritual, que daña la mente y el corazón. En su homilía sobre el Espíritu Santo, el Papa advirtió que cuando el hombre se aleja de Dios, su gran potencial técnico se vuelve peligroso como demuestran «las tragedias de Hiroshima y Nagasaki, donde la energía atómica, utilizada para fines bélicos, terminó por sembrar la muerte en proporciones inauditas».
El Santo Padre celebró la misa de Pentecostés, que rememora la llegada del Espíritu Santo sobre María y los apóstoles en el Cenáculo de Jerusalén en forma de «viento impetuoso» y «lenguas de fuego». Según el Papa, «el Espíritu Santo supone, para la vida espiritual, lo mismo que el aire para la vida biológica, y del mismo modo que existe una contaminación atmosférica que envenena los seres vivos, existe una contaminación del corazón y del espíritu que envenena la vida espiritual».
Como ejemplo de «productos contaminantes de la mente y el corazón», Benedicto XVI mencionó «las imágenes que espectacularizan el placer, la violencia o el desprecio del hombre o de la mujer», y subrayó «la importancia de respirar aire puro, ya sea el aire físico con los pulmones, o el aire espiritual con el corazón».
El Papa agradeció a la Orquesta de Cámara de Colonia y al Coro de la Catedral de Colonia su excelente interpretación de la última de las misas compuestas por Haydn, «una sublime sinfonía para la gloria de Dios», escogida para la liturgia de ayer con motivo del bicentenario de la muerte del compositor austríaco.
El Pontífice propuso también «que la Iglesia esté menos «atareada» con actividades y más dedicada a la oración, como nos enseña María Santísima, Madre de la Iglesia y Esposa del Espíritu Santo».
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