Segunda Parte de la síntesis, continuación de la nota publicada ayer. Mañana publicaremos la Tercera Parte con la cobertura fotográfica.
Gustavo Breide Obeid
Con Seineldín en Panamá, con oficiales y suboficiales muy jóvenes, Aldo Rico inició el levantamiento de Semana Santa, y llegó de Misiones a Campo de Mayo. Cuando uno pelea por la Patria, todo es válido menos dejarla perecer.
El primer levantamiento no tuvo a nadie que fuera a reprimir. Rico dijo que no consiguió nada del Presidente Raúl Alfonsín. “Tiene puesto el casette de presidente”, manifestó al regresar tras las negociaciones. Ante la situación, Gustavo Breide Obeid explicó la situación a Alfonsín, lo entendió y respondió tomándolo del brazo: “la cosa va a cambiar”.
El Ejército provocó después a Rico, par aque hiciera un nuevo levantamiento y reprimirlo. Rico se encerró y decidió hacerlo, produciendo el levantamiento de Monte Caseros.
El General Dante Caridi había preparado un grupo de “leales”, mientras Rico en la cárcel planeaba su nuevo levantamiento.
Se recreó un Estado Mayor, y se planteó que sólo habría un levantamiento, mas sólo si era liderado por Mohamed Alí Seineldín, exigiendo que Aldo Rico se subordinara firmando un papel, por escrito, dados sus propios antecedentes. Y Rico firmó.
Seineldín volvió, y se preparó el levantamiento de Villa Martelli, a pesar de que ya habían sido aprobadas las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, y que por tal motivo muchos se sintieron “seguros” de que no serían afectados, perdiendo motivación para que se sumaran al levantamiento.
Se tomó la Escuela de Infantería, y cuando se abrió el fuego Dante Caridi sacó la bandera blanca. Se organizó un movimiento de la Escuela de Infantería a Villa Martelli, llegando a la General Paz, sabiendo que cruzar la Avenida implicaría un golpe de Estado, una situación como las que antes había vivido la Argentina, y no se quería eso. Por eso no se cruzó la Avenida General Paz.
Llegaron enviados de Carlos Saúl Menem diciendo que Alfonsín se caía, pero era el Menem de antes de resultar elegido, el del salariazo, de la Revolución Productiva, el caudillo que seguía a Facundo Quiroga. Luego asumió el General Cáceres, pero lo que se buscaba con los levantamientos era unir al Ejército.
Después del viaje a Estados Unidos de Menem, donde le impusieron que se anulara a Seineldín, el cual estaba preso. Se lo sancionó y provocó, y estaban por echar a 2.500 militares.
Tenía que haber un grupo de oficiales y suboficiales, más allá de los esfuerzos humanos, que sabían lo que iba a suceder y se oponían.
El 2 de diciembre de 1990 se produjo el levantamiento, con movilización de tanques. Las unidades se rindieron, y los jefes quedaron presos. La cárcel se puede sobrellevar con el amor de la familia, la oración y el Amor a la Patria.
Se escribieron libros, se dictaron charlas, grabaciones, se armó el Conjunto Patria de música folklórica, del que Página 12 se burla.
Todas las acciones emprendidas, siempre fueron con el único amor que tenemos, que es por Dios y la Patria.
Pedro Mercado
Casi 700 hombres que actuaron a sus órdenes estaban esperando en Magalena. Esto imponía la obligación para con ellos, y la prisión se constituyó en un cuartel, debiendo dar contención a quienes estaban allí. Los mismos militares que no se adhirieron maltrataban a los familiares de los carapintadas, tratándolos de insurrectos o de traidores.
Había gente muy golpeada en lo anímico. Se daban charlas para que supieran por qué se habían pronunciado, entre soldados de 20 a 60 años. Más que un cuartel, se convirtió en un aula o un claustro, trabajando sobre distintas temáticas.
Se rezaba diariamente el Rosario, había gente que eran Ministros de la Eucaristía y se llevaba así la situación.
El libro que se presenta es del año 1998 en adelante, cuando casi la totalidad de los subordinados estaban en libertad.
En Campo de Mayo se trató de reproducir lo de Magalena, armando una Plaza de Armas, estableciendo una Capilla y se estableció una rutina de esfuerzo moral e intelectual. Los escritos reflejan el sentido que nos identifica, y la realidad del país y de las Fuerzas Armadas. Son los últimos años de Menem, donde hubo gran corrupción en todas las instituciones.
En una de las cartas, Abete transmite la vida en la cárcel, y lo que fue la subversión en el país.
Inseguridad, violencia y subversión, en que afirma que la violencia subversiva de ayer es la inseguridad de los delincuentes hoy. Hoy es tiempo de zozobra y de indiferencia de muchos en la sociedad.
Adrián Romero Mundani
En cartas de julio de 2003, Abete se sorprende de la reacción de Kirchner con una política antimilitar.
La Guerra contra la Subversión se ganó en el orden militar, pero los subversivos practicaban a Karl von Klausewitz al revés, entendiendo que la política es la continuación de la guerra por otros medios. Por eso, siguieron con sus objetivos sicopolíticos.
“Hacen falta hombres viriles, valientes, dispuestos a sacrificarse por los demás, y mujeres que no pierdan la femineidad”.
El 24 de mayo de 2006 en una manifestación por los caídos en la Guerra contra la Subversión, fueron detenidos y sancionados diez militares que fueron uniformados, y se afirmó que la medida debió ser cumplida por la “obediencia debida a la autoridad de la Casa Rosada”. Precisamente, eso era lo que se solicitó en los levantamientos: que los jefes se hicieran cargo de sus órdenes, ya que los subordinados actúan por obediencia debida.
También hay un capítulo en que se hace referencia a Mons. Antonio Baseotto en el episodio en que defendió la vida de los concebidos en contra de la política llevada a cabo por Ginés González García. A Baseotto se lo califica de Mariscal, afirmando que hacen falta más hombres, sacerdotes y Obispos que digan la cruda verdad con valentía.
Hay argentinos de la Gesta del 2 de abril, y hay otros que son de la derrota del 14 de junio.
También, hay una sucesión de gobiernos que están logrando la desnaturalización de la Patria, que es lo más vil, porque la cáscara sigue siendo parecida y engaña, mientras que el interior está vaciado.
No somos optimistas: tenemos una profunda Esperanza en el resurgir de la Patria.
La gente y los jóvenes están esperando que surjan personas ejemplares, para poder seguirlos. La Patria resurgirá.
Hugo Abete
Como cierre de la jornada, Hugo Abete expresó los siguientes conceptos, que resumimos del siguiente modo:
“Para la Verdad el tiempo, y para la Justicia, Dios”, afirma un dicho.
Cuando caímos presos en 1990 nos iban a fusilar. Hoy, la situación se revirtió.
En su momento, cuando venían militares de visita estando presos, “les decíamos que nosotros estamos presos y sabemos por qué estamos presos. Nosotros vamos a salir en libertad, y ustedes van a ir presos, y no van a saber por qué van presos”, declaró.
Se cumplió lo que se había adelantado: estamos en el tiempo de la Verdad, falta el tiempo de la Justicia.
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