Por Alberto Buela
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Los alemanes han dado al mundo cosas muy buenas y cosas muy malas, pero si hay algo que no han producido ha sido hombres mediocres, y si los tienen es para uso interno y se callan la boca.
Sería largo enumerar sus grandes hombres desde Otón el Grande, ejemplo emblemático del emperador justo hasta Konrad Adenauer, un buen y honesto gobernante.
Desde Leibniz (1646-1716) hasta la escuela de Frankfurt, en nuestros días, vienen ejerciendo el monopolio de la filosofía en Occidente. En ciencias lo mismo. En economía otro tanto. En tecnología ni que decir. Y así en cuanta actividad se han ocupado.
Y en cuanto a los males la reductio a hitlerum es presentada más mala que el mismo diablo. Pero mediocre no. No hay, que uno sepa, ningún producto alemán mediocre, al menos no está a la venta para nosotros los no alemanes.
Es por esto último que nos llamó la atención leer con diccionario en la mano la frase con letras de imprenta en la mayor y más prestigiosa publicación masiva alemana Der Spiegel, la revista a la que el filósofo Heidegger confiara su reportaje póstumo, afirmar: unos diletantes de las finanzas han consumado el mayor robo de todos los tiempos, para referirse a la estafa internacional organizada por los hermanitos Lehman, Madoff, Goldman y Sach entre otros, quienes estafaron el equivalente a cuatro años del PBI (producto bruto interno) de Argentina. Es decir, el equivalente al trabajo de cuatro años de todos los argentinos.
Estos personajes siniestros que ejercen las finanzas y los préstamos usurarios desde que comenzó la historia bancaria, para la revista Der Spiegel (la estrella) son “unos diletantes”. Es decir, gente principiante en lo que hace o lo hace en forma chapucera. O es una imbecilidad o una complicidad. Si es lo primero, es porque están colonizados por el pensamiento políticamente correcto y dicen “lo que se dice y piensan lo que se piensa”. Es la dictadura del “se” anónimo del que tanto habló Heidegger. Si es por complicidad es porque están en alguna medida asociados a la estafa.
No existe ninguna razón para poder pensar que en la revista culturosa más popular de Alemania, aquella que viene pregonando desde hace cuarenta años el pensamiento crítico de la famosa escuela neomarxista de Frankfurt, deje de ejercer de golpe dicho pensamiento y afirme una estulticia rayana con la complicidad.
¿Qué significa la afirmación tajante: unos diletantes de las finanzas (refiriéndose a las bancas judías hermanadas en la estafa internacional que empezó en 2008 y sigue aun hoy) han consumado el mayor robo de todos los tiempos?. Significa que la intelligensia alemana no puede llamar las cosas por su nombre. Qué este pueblo que ha podido realizar tantas maravillas y tantas macanas, está gobernado por una manga de mediocres, que viviendo como tales viven bien.
Aquellos que pergeñaron, levaron y llevan a cabo gigantesca estafa internacional han previsto también, como el zorro en el monte, borrar sus huellas. Pues ¿cómo es posible que salvo excepciones(1) nadie se haya preguntado hacia dónde fueron girados semejantes fondos financieros computados como pérdidas?. O venga el actual canciller argentino, Timerman, a afirmar que son los “bancos franceses” los mayores responsables del descalabro financiero de Grecia, cuando los “bancos franceses” están manejados desde hace doscientos años por “los hermanitos Lazard”, que de franceses no tienen nada. Y además, es sabido, que la banca que esquilma a Grecia es la Goldman & Sach. Si lo dejamos hablar un rato más a nuestro canciller le sale echando la culpa a la Iglesia de la estafa internacional llevada a cabo por “sus paisanos”.
Los mass media nacionales e internacionales nos hablan de que los gobiernos van a controlar la especulación financiera, cuando aquellos que han producido la “gran estafa internacional” tienen al menos una silla en cada uno de los bancos centrales de los países del mundo. Ni siquiera los Estados (Irán, Siria, Corea del Norte) que conforman el eje del mal para los EEUU, Israel e Inglaterra se salvan de esta “vigilancia financiera” local que impone el lobby más poderoso de la tierra.
Es que estos últimos sesenta años de post guerra han liquidado el único mecanismo válido para entender en profundidad lo que sucede en el orden financiero internacional: la teoría del acuerdo de los explotadores sobre los explotados. Esta teoría del acuerdo fue demonizada bajo el nombre de teoría del complot, haciendo que todos los creadores o difusores de opinión (las siete pes en Alemania: (profesores, priests, políticos, poetas, prensa, etc.) la rechacen al unísono.
Pero el hecho cierto e indubitale es que las grandes decisiones en política financiera internacional se toman en acuerdo cerrado de unos pocos, que desde siempre son los mismos: Aquellos que no han rechazado el mesianismo espiritual y lo han reemplazado por “la carnalidad mesiánica” o el reino de Mamón.
NOTA:
(1) Conozco el caso de Eduardo Linares y el del economista Azcurra como los únicos que han dado una respuesta puntual al asunto, afirmando que dichos fondos fueron, en su mayoría, derivados a bancos israelíes.
Julio 2010
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