Por Alejandro Pérez Unzner
Nos acerca a este medio de santificación de las almas a través de la meditación de los misterios de la vida de N. S. Jesucristo.
Recordemos que San Pío V atribuyó a la intercesión de la Virgen María bajo esta advocación (rosarina) la hoy más que nunca necesaria gracia para la victoria sobre los infieles, en este caso en Lepanto. Como había ocurrido en Covadonga.
Una batalla naval gigantesca, que no debe ser olvidada por Occidente.
El Islam ve a Europa como tierra a ganar, quiere volver a los tiempos de mayor expansión de su envión inicial, allá por los siglos VII/VIII, y lamentablemente, como en 1571, cuenta con muchos traidores entre las filas cristianas.
El islam, que no es una religión sino una herejía fundada en la simbiosis judeo-cristiana por un pagano como Mahoma, no fue "angélico" en Lepanto ni en Viena, ni en Jerusalén, y eso que contó con la TRAICION de FRANCIA, vendida a los turcos ya que sus reyes, con tal de que los Habsburgo no predominaran les dieron hasta puertos como Marsella a los infieles.
El islam quiere reconquistar Europa tras haber sido expulsado por HOMBRES
católicos tanto en España como en el frente oriental.
Sobre Lepanto, destaco estas líneas (de http://www.revistanaval.com/armada/batallas/lepanto.htm):
"...A los españoles, Don Juan les dijo: "Hijos, a morir hemos venido, o a vencer si el cielo lo dispone. No deis ocasión para que el enemigo os pregunte con arrogancia impía ¿Dónde está vuestro Dios? Pelead en su santo nombre, porque muertos o victoriosos, habréis de alcanzar la inmortalidad"...
...En la Marquesa se hallaba enfermo un soldado de veinticuatro años que cuando supo que se iba a entrar en combate pidió a su capitán Francisco San Pedro que le colocara en el lugar más peligroso, pero éste le aconsejó que permaneciera en la enfermería."Señores -contestó él- ¿qué se diría de Miguel de Cervantes cuando hasta hoy he servido a Su Majestad en todas las ocasiones de guerra que se han ofrecido? Y así no haré menos en esta jornada, enfermo y con calentura".Se le puso al mando de doce soldados en el esquife y combatiendo recibió dos heridas en el pecho y otra en la mano izquierda "que perdió su movimiento para gloria de la diestra"... La batalla de Lepanto cerró el capítulo del Mediterráneo en la Historia Universal, ya que a partir de entonces los asuntos del mundo se resolverían en el Atlántico. Cuando esto se produjo, España se encontraba en ambos mares a la vez. Semejante victoria pesó demasiado en la tradición naval de España pues las galeras alcanzaron una celebridad que no habría de servir en las batallas que se avecinaban contra ingleses y holandeses"...
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