Aclaración sobre los hechos ocurridos durante el XXV Encuentro de mujeres en la ciudad de Paraná
“La Iglesia es intolerante en los principios porque cree;
pero es tolerante en la práctica porque ama.
Los enemigos de la Iglesia son tolerantes
en los principios porque no creen;
pero son intolerantes en la práctica porque no aman”.
P. Reginald Garrigou-Lagrange, O.P.
"El feminismo es la teoría, el lesbianismo es la práctica"
Ti-Grace Atkinson, feminista norteamericana.
La ANC, dio su presente durante el XXV Encuentro de mujeres en Paraná.
Lo vivido durante esos días nos dio un leve pantallazo de aquello por lo que está pasando nuestra querida Patria tiránicamente democratizada.
Las huestes infernales han desfilado delante de nuestros ojos ante la impávida presencia de autoridades, fuerzas policiales y transeúntes. Como ya hemos dicho en otra oportunidad, muchedumbres con un marcado odio a Dios, a su Iglesia, a la Mujer (con mayúsculas), y a todo Orden Natural.
Compatriotas de distintas agrupaciones católicas, han sido objeto de insultos, atropellos, agresiones físicas y escupitajos, llamándonos la atención, la pasividad de algunos sectores, como desarrollaremos más adelante.
Incluso hemos visto desfilar en este aquelarre democrático, formaciones de mujeres disciplinadas con algún tipo de entrenamiento paramilitar –al menos esa era la imagen que pretendían dar-, tapados sus rostros al mejor “estilo palestino”, garrotes en mano.
Mujeres degradadas en su condición de tales, con actitudes miserables, depravadas y viciosas. No faltaron las manifestaciones “culturales” cuya coreografía parecía decir “con nuestro cuerpo hacemos lo que queremos, ¿Y a ustedes qué les importa?”, en actitudes marcadamente desafiantes.
Tampoco faltaron las consignas remanidas: ¡Iglesia, basura, vos sos la dictadura!, ¡saquen sus Rosarios de…! ¡Aborto legal para no morir! ¡Derrotemos al oscurantismo clerical! ¡Hay que terminar con esta dictadura eclesiástica. ¡Basta de subsidios al clero y la educación religiosa! ¡Que el gobierno de Cristina rompa relaciones con el Vaticano! ¡Por la separación total y definitiva de la Iglesia y el Estado! ¡Revolución en la calle, en la casa y en la cama!, como decían algunas rameras, perdón: remeras.
Abundaron los insultos –en medios gráficos- al bien recordado Monseñor Tortolo como co-partícipe de la “Dictadura”.
Con respecto a estas movilizaciones, llamó la atención la manipulación que han hecho de mujeres de muy escasas condiciones -materiales e intelectuales- llevadas de aquí para allá como manada. Se han oído decir en un taller sobre el aborto preguntas tales como: “¿Qué es el aborto?”, “¿De qué hablan?”, “no entendemos nada”, etc, etc.
Incluso a muchas de estas personas se les permitió poner su “puestito” con artesanías, ventas de ropa con consignas abortistas o liberacionistas. ¿Será que muchas de estas mujeres engañadas, participaron “compradas” por un pedazo de pan, por dinero o algún otro beneficio?
También llama la atención el que mujeres de muy bajos recursos hayan obtenido su alojamiento en hoteles, como trascendió por distintos medios, que “las reservas hoteleras en Paraná están todas ocupadas”. Como podemos observar, con mucho dinero de por medio, más la prensa mayoritariamente adicta a estas ideologías de izquierda, pero alimentadas sin duda por el liberalismo, unas cuantas agitadoras bien orquestadas y la estupidez de muchos, fue el “cóctel” necesario para un perfecto montaje digitado desde fuera del país para continuar la aniquilación de nuestra Patria, como de todas aquellas que sufren la embestida de la Masonería y del Poder Internacional del Dinero.
Recomendamos la lectura de la noticia sobre la “donación filantrópica” del Judío-húngaro Soros cuya suma ascendía a 100 millones de dólares para estas campañas de implementación del aborto, políticas de Género etc.
(http://www.hrw.org/es/news/2010/09/07/george-soros-dar-us100-millones%20human-rights-watch).
Desarrollo de los acontecimientos en el Colegio Sarmiento
Nuestras camaradas se hicieron presentes en el taller en donde se trataba el tema del aborto, el Colegio Sarmiento de la ciudad de Paraná.
Los hechos sucedidos allí se desencadenaron cuando una joven salió a la vereda, nerviosa por lo que estaba sucediendo dentro, nos rogó que por favor hiciéramos algo porque estaban “agrediendo verbal y físicamente a las mujeres católicas dentro del colegio, habiéndolas arrinconado con intención de pegarles”. A todo esto, ya se escuchaban desde la vereda gritos, insultos y cánticos contra la Iglesia.
Fue entonces cuando los que estábamos afuera nos dirigimos a los policías destinados en el lugar, que permaneciendo en la vereda no hicieron nada al respecto, instándolos a que hagan algo para defender a las mujeres católicas agredidas, porque de lo contrario entraríamos nosotros. Recién entonces fue que solicitaron otros efectivos que intentaron entrar al colegio para dar término a las agresiones. Pero no hicieron más que subir las escaleras para entrar al hall central, cuando fueron inmediatamente repelidos a empujones e insultos y en forma indigna los sacaron a la calle.
Después de una espera prolongada y con la fallida intervención policial, un grupo numeroso de jóvenes decidió ingresar entonces por la fuerza al recinto donde se produjo el mayor enfrentamiento. Insultadas y golpeadas varias (hasta una embarazada que debió ser asistida), algunas mujeres lograron salir. Sin embargo muchas mujeres católicas quedaron dentro y siguieron siendo agredidas por las abortistas, cerrando éstas las puertas del Colegio para que nadie pueda entrar ni salir.
Ya por la tarde, y luego de la Santa Misa en el Colegio Don Bosco, donde nos reuníamos los católicos, una asistente comunicó a los presentes lo sucedido en los talleres sobre aborto: “Soy de Tucumán, quiero agradecer a la gran cantidad de gente que vino (...) quiero aclarar que nosotras llamamos a los hombres para que vengan a defendernos en nuestros momentos de angustia...”, ratificando que la intervención abrupta de los católicos se debió al pedido desesperado de algunas mujeres católicas que estaban siendo agredidas dentro y solamente luego de la “abortada” intervención policial que tenía órdenes expresas de no intervenir, por parte del gobierno de turno.
Distintas mujeres que participaron del Encuentro, nos explicaron lo vivido y una de ellas nos decía: “Yo me puse todo el tiempo cubriendo el vientre de una mujer embarazada a la que, estas turbas, querían golpear”, otra nos comentaba: “nos arrinconaron cantidad de abortistas que pretendían golpearnos”.
Mientras tanto qué sucedía dentro…
Las promotoras del aborto (pertenecientes al Partido Obrero, el MST, las Rojas y Pan y Rosas) llegaron con un discurso armado que consistía en el NO a la despenalización porque sostenían que “no cubría sus expectativas” ya que sólo libraba de la cárcel pero no aseguraba que el aborto se practique en hospitales… como opción legítima a aquellas que no querían tener hijos. Lo que pedían era la legalización.
Dos de ellas (PO Y MST) eran jóvenes entre 25 y 30 años, la tercera, de más de 50 años, era la más perversa.
Había otras jóvenes de agrupaciones de izquierda, al parecer “estudiantes”, que les hicieron “de coro”, y su argumento era simplemente que "ellas querían tener el derecho de hacer con su cuerpo lo que se les antojara".
Había también algunas que habían ido del interior, con un discurso precario, sobre temas de sexualidad.
Otras dispersas que solo se dedicaron a atacar con discursos anticatólicos. Cualquiera que se pusiese en contra del aborto, para ellas era de la Iglesia y aprovechaban para blasfemar. Así, las mujeres mayores atacaban automáticamente, ni bien alguna manifestaba un discurso distinto al que debía prevalecer según las organizadoras de izquierda.
En varias oportunidades, a mujeres que se pronunciaron en contra del aborto, no se las dejó hablar más, pidiéndosele a las que eran católicas, que se retirasen del taller.
En otro caso, después de escuchar hablar a una persona y no obteniendo definición sobre el tema se la intimó diciéndole: “¿Todo bien, pero vos estás a favor o en contra?” y si estaba en contra, se la repudiaba y no se le daba más la palabra. Incluso daba la sensación de no hablar por sentirse amenazadas.
Apenas se ingresaba en algunos talleres, trababan la puerta, de forma que para salir había que pedirle permiso a una de ellas.
No faltaron las abortistas que salieron en defensa de la infanticida Tejerina, quien asesinara a su propio hijo.
Somos pacíficos, no pacifistas
No sólo los católicos debimos soportar las agresiones de los enemigos de Dios, su Iglesia y de la Patria. Hubo en el mismo ambiente católico en general y en cierta parte de los organizadores en particular, una errónea creencia sobre hasta dónde se debía “tolerar” los insultos, blasfemias, desmanes de estos individuos.
Eso llevó a muchos católicos a considerar la posibilidad nula de respuesta ante una determinada agresión, cayendo en un pacifismo absoluto y radical. No estamos hablando de tomar la iniciativa en el uso de la violencia (según las circunstancias, aceptable), sino de la defensa legítima ante una agresión por parte de quienes pretenden hacer “tabla rasa” de todo lo que represente el orden occidental y cristiano en la figura de la Santa Madre Iglesia.
La doctrina católica enseña que todo cristiano debe –a imagen de Nuestro Señor Jesucristo- ser pacífico, según la palabra de Nuestro Señor, “Bienaventurados los que hacen obras de paz”. (Mateo 5:9), como así también la que nos recuerda “Si uno te abofetea la mejilla derecha, vuélvele también la otra”. (Mateo 5:39), pero es imprescindible en los tiempos que corren, que seamos portadores de TODO el mensaje evangélico.
Ser pregoneros de un pacifismo a ultranza es suicida, falta a la verdadera caridad y es una ofensa a Dios. Tengamos presente también citas como “No os imaginéis que vine a poner paz sobre la tierra; no vine a poner paz, sino espada”. (Mateo 10:34), “Quien no tenga espada, venda su manto y cómprese una”. (Lucas 22:36), “Y habiendo hecho un azote de cordeles, echóles a todos del templo... y desparramó las monedas de los cambistas y volcó sus mesas”. (Juan 2:15)
Es importante recordar también a San Bernardo, quien entre otros, articularon una doctrina que justificaba la participación del monje como combatiente de fraternidades monástico-militares en la que se señalaba como objetivo de la caballería la “defensa de viudas, huérfanos, pobres y de la Iglesia ” (Concilio de Troyes de 1128). La muerte en la lucha contra el infiel equivalía a un martirio "porque la muerte por el Señor era más valiosa que la muerte en el Señor" siempre que esta muerte pro Domino obedeciera a una causa justa y recta intención. Así como en San Bernardo, encontramos, Doctores y Santos de la Iglesia (San Agustín, Santo Tomás, San Isidoro, etc.) que nos enseñan la licitud del uso de la legítima defensa.
La A.N.C. no comparte la impostura de muchos católicos ante las blasfemias y agresiones a Dios y al mundo católico cada día más frecuentes, al punto de pedirnos que saquemos este o aquel cartel a favor de la vida o quitemos la bandera papal para no “molestar” a los enemigos de la fe.
Desde la A.N.C. denunciamos a estos hermanos en la fe. Que Dios los ilumine y les haga entender su error.
En cuanto a los enemigos de Dios y de la Patria, nuestros enemigos, la A.N.C. no dará ni un paso atrás, los combatiremos ahí donde estén, este es nuestro compromiso y en ello se nos va la vida.
COMANDO PRENSA Y PROPAGANDA
AGRUPACIÓN NACIONALISTA CUSTODIA
Tu puesto en la lucha
¡Dios y Patria o muerte!
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