La
Comisión de Ecumenismo de la Conferencia Episcopal Argentina difundió hoy el
“Compromiso por la Vida”, una reflexión conjunta sobre el “don de la vida”,
suscripta por el presidente de dicha Comisión, Mons. Carlos Malfa, y representantes
de diferentes confesiones cristianas.
En ella
señalan que la vida es un don de Dios que merece una “recepción agradecida”. Un
don valioso y frágil que hay que cuidar cuando se ve amenazada. Un don que debe
ser simultáneamente entrega. Un don que se “desarrolla en comunión”. Un don que hay que administrar formando a las
futuras generaciones para la vida familiar. La vida, afirman, es, antes que nada, “un don para contemplar”.
Como
personas que aman “la vida que Dios nos ha regalado”, se comprometen a “sostener
y promover el valor del derecho a la vida y de su dignidad” y “a cuidar siempre
la vida y a colaborar para que tanto el niño como la madre sean
respetados”.
Invocan
finalmente “la protección de Dios, fuente de la vida, para que ilumine a los
legisladores y a todos los que tenemos la responsabilidad de proteger cada vida
humana”.
A
continuación el texto completo del comunicado:
COMPROMISO
POR LA VIDA
Reflexionando
como pastores y representantes de diferentes confesiones cristianas queremos
aportar lo que nuestras Iglesias y comunidades vienen trabajando y expresar
conjuntamente nuestra convicción del valor de la vida humana desde su concepción
hasta la muerte natural e invitar a todos a sumarse a esta convocatoria por la
vida.
En la
cultura de nuestro pueblo siempre ha estado claro el valor inalienable de cada
vida humana. También quienes no conocen a Dios o no creen en Él, perciben lo
sagrado a través del milagro de la vida. La vida propia y ajena, la vida en sus
diferentes formas, permite intuir la presencia de una realidad trascendente. En
Argentina tienen jerarquía constitucional tratados internacionales que protegen
el derecho del niño a la vida en el seno materno desde el primer momento de la
concepción.
No
obstante, observamos con dolor situaciones de nuestra vida social en las que no
se está promoviendo el valor del derecho a la vida y del don de la
vida.
Hoy la
vida está muy amenazada por los diferentes tipos de adicciones, por la pobreza y
la marginalidad, y por diversas formas de violencia en las que muchas personas
ven en peligro su existencia, particularmente, el aborto que amenaza la vida
recién concebida. Queremos afirmar juntos: cuando una mujer está en estado de
gravidez, no es solamente una vida la que hay que proteger, sino dos, la de la
madre y la de su hijo o hija en gestación. Ambas deben ser preservadas y
respetadas.
Todos
podemos estar de acuerdo con esta percepción: la vida es un DON. Señalamos
algunos aspectos que creemos necesario tener en cuenta.
La vida
es un don para:
·
Recibir. No nos
damos la vida solos, fundamentalmente la recibimos. Ni la conquistamos, ni la
merecemos, ni la compramos: la recibimos. Es propio del corazón del discípulo
saber recibir y acoger la vida como un regalo que se agradece, el Magnificat (Lc
1, 46ss) y la oración de Jesús (Lc 10, 21ss), marcan la recepción agradecida del
don. Dios, nos entregó la vida para ser felices disfrutándola. Él ama nuestra
felicidad “...nos provee de todas las cosas en abundancia para que las
disfrutemos” (1 Tim 6, 17). La vida que el Señor nos regala está llamada a
ser VIDA PLENA en el encuentro con Jesucristo como dice en Jn 10, 10 “Yo he
venido para que tengan Vida, y la tengan en abundancia”. Cada vida humana
participa de un misterio que nos supera porque es imagen de Dios y desde el
primer instante de su concepción lleva la huella de la Trinidad. De allí que
nuestras Iglesias y comunidades han defendido siempre la aceptación de la vida
cualquiera sean las circunstancias que rodeen su
existencia.
- Cuidar. La vida, don valioso, es sin embargo un don frágil, para cuidar, y que pasa por etapas en las que se ve amenazada. Necesita del cuidado amoroso conjunto del padre y de la madre y de la protección necesaria en atención a su vulnerabilidad y pequeñez. Recordemos el testimonio de las parteras hebreas cuyos nombres conserva el texto sagrado. Estas mujeres son modelo del cuidado de la vida particularmente amenazada y son reflejo de la protección del Señor, origen y garantía de la existencia y subsistencia de su pueblo. (Ex 1, 7. 15-22)
- Entregar. Al mismo tiempo, la vida es un don para entregar, como dice Jn 10,11 “Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas” y en Jn 15, 13 “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos…”.
- Compartir. Así es: La vida se acrecienta y se disfruta dándola, compartiéndola y se debilita en el aislamiento. La vida es además, un don para compartir, que solo alcanza su pleno sentido cuando se desarrolla en comunión.
- Administrar..La vida es un don para administrar, por lo que es indispensable la formación de los niños y jóvenes, varones y mujeres, para la vida familiar estable y el ejercicio de una paternidad y maternidad responsable y generosa. El crecimiento y desarrollo personal, debe incluir el conocimiento de la sexualidad y de la fertilidad para integrar en la afectividad y el amor.
- Contemplar. La vida es, antes y después, de todo lo expuesto, un don para contemplar. Esto lo presentimos cuando va pasando el tiempo y la función del recuerdo se desarrolla de un modo muy vívido. Las personas mayores suelen verse contemplando su propia historia desde una perspectiva diferente. “Yo creo que contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes” (Sal 27,13) También la profecía de Zacarías nos entrega una perspectiva de vida plena: “los ancianos y las ancianas se sentarán de nuevo en las plazas de Jerusalén, cada uno con su bastón en la mano a causa de sus muchos años. Las plazas de la ciudad se llenarán de niños y niñas, que jugarán en ellas”. (Zac 8, 4-5). Esta actitud contemplativa nos induce también a la admiración hacia el milagro de la vida y a honrarla allí donde se manifieste, con especial atención a las situaciones de amenaza o fragilidad.
Como
creyentes queremos sostener y promover el valor del derecho a la vida y de su
dignidad. Lo hacemos apoyados en nuestra fe en diálogo con la ciencia, como
personas que amamos la vida que Dios nos ha regalado; y en consonancia con
iniciativas cristianas e interreligiosas a favor de la vida en nuestro
continente.
Celebramos todas
las medidas adoptadas acerca del cuidado de las mujeres embarazadas, en
particular las que se encuentran en estado de marginalidad o dificultad grave
para asumir su situación. Nos comprometemos a cuidar siempre la vida y a
colaborar para que tanto el niño como la madre sean
respetados.
Invocamos la
protección de Dios, fuente de la vida, para que ilumine a los legisladores y a
todos los que tenemos la responsabilidad de proteger cada vida
humana.
15 de septiembre
2011. Buenos Aires – Argentina.
FIRMAN:
Rev. Dr.
Juan Carlos Agostinacchio por FE.C.E.P - FEDERACION CONFRATERNIDAD
EVANGELICA PENTECOSTAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA, Secretario Ejecutivo de
Relaciones Interreligiosas y Ecuménicas.
Pastor
Miguel Angel Carrillo por Unión Pastoral Sur (UPASUR -
Pentescostal)
Pastor
Raúl Oscar García, Profesor Menonita y Coordinador PUEB, Zona Oeste Pcia.
Bs. As.y La Pampa
Pastor
Jorge H. Himitian por la Iglesia Comunidad
Cristiana
Pastor
Julio César López por la Iglesia Presbiteriana de San
Andrés
Pastor
Tomás Mackey por la Asociación Bautista Argentina
Mons.
Carlos H. Malfa, Obispo de Chascomús y Presidente de la Comisión de
Ecumenismo, Relaciones con el Judaísmo, el Islam y las Religiones de la
Conferencia Episcopal Argentina de la Iglesia Católica..
Arzobispo
Nicolaos Matti Abd Alahad de la Iglesia Siriana Ortodoxa de
Antioquía.
Pastor
Ángel Negro por la Iglesia Comunidad Cristiana
Metropolita
Platón de Argentina y Sudamérica, de la Iglesia Ortodoxa Rusa del
Patriarcado de Moscú.
Rev.
Rubén Oscar Salomone por FE.C.E.P - FEDERACION CONFRATERNIDAD EVANGELICA
PENTECOSTAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA, Presidente.
Metropolita
Siluan Arzobispo de Buenos Aires y toda la Argentina de la Iglesia
Católica Apostólica Ortodoxa de Antioquia.
Monseñor
Tarasios, Arzobispo Metropolitano de Buenos Aires y Exarca de Sudamérica,
por la Iglesia Ortodoxa Griega del Patriarcado de
Constantinopla
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Editores: Lic. Mónica del Río y Pbro.
Dr. Juan C. Sanahuja
Página web: www.notivida.org
Email:
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