jueves, 15 de septiembre de 2011

"LAMENTO NO HAYAMOS TRIUNFADO EL 3 DIC '9'"


Buenos Aires, 13 de septiembre de 2011

“Lamento no hayamos triunfado el 3 Dic ’90”

Hace unos días cuando las páginas de los diarios nos informaron que estarían por contraer “matrimonio” un teniente coronel y un capitán del Ejército Argentino, recibí un llamado de un camarada de armas que requería mi opinión. Por toda respuesta dije: “cuánto lamento que no hayamos triunfado el 3 de diciembre de 1990”.

Y lo lamento porque de haber triunfado, le hubiésemos devuelto al Ejército el estilo de vida Cristiano Católico que alguna vez lo hizo grande, ese que heredamos de los grandes arquetipos de la argentinidad, los generales San Martín y Belgrano, ejemplos máximos de verdaderos soldados de Dios y la Patria.

Lo lamento porque le hubiésemos devuelto al Ejército Argentino su espíritu Sanmartiniano, ese que se perdió a lo largo de la historia a manos de los liberales, esos que nombran a Dios, a la Patria y a los próceres en los discursos pero, llegado el momento no hacen nada por ellos y aceptan absolutamente todo como hoy lo aceptan quienes permiten semejante perversión en las filas de una institución Fundacional de la Patria. Porque la Patria no la fundaron Alfonsín, Menem, ni los Kirchner. En todo caso, estos son sólo algunos de los nombres de los que colaboraron con su decadencia.

Lo lamento porque hubiésemos procurado darle al Ejército una conducción legítima encarnada en la figura del mejor de los soldados de la época moderna, el Coronel Seineldín. Y de su mano el Ejército hubiese tomado el camino de la virtud y el patriotismo.

Lo lamento por nuestros compatriotas, por nuestros hijos y por las familias argentinas porque hubiésemos sido fieles guardianes y defensores de la institución familiar como Dios nos manda.

Lo lamento porque se hubiese detenido el proceso de desguase y destrucción de las Fuerzas Armadas, de Seguridad y Policiales llevado a cabo por gobiernos antinacionales y deshonestos que no sólo las han desnaturalizado sino que las han rifado y corrompido.

Lo lamento porque un Ejercito Nacional hubiese sido una importante base dónde podría haber encontrado apoyo un verdadero y legítimo proyecto nacional.

En síntesis, me lamento por lo que no ocurrió y por esta realidad que nos toca vivir y que debemos aceptar con resignación Cristiana. Pensemos que por alejarse el hombre cada vez más de Dios, estamos viviendo tiempos de degradación de la condición humana. Son tiempos a los que llamo de destrucción y por los cuales hay que pasar para llegar a los de la reconstrucción… Vivamos entonces con la esperanza en esos  tiempos… los tiempos de Dios, que también, inevitablemente, llegarán.
                           
                              ¡Por Dios y por la Patria!
Hugo Reinaldo Abete
Ex Mayor E.A.*

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