En su reflexión televisiva
semanal, en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (América TV), Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata, se
refirió a la “ideología de género” y a los proyectos al respecto que se
encuentran en el Congreso Nacional considerando que “al paso que vamos, con
ciertas iniciativas parlamentarias, los argentinos saldremos primeros en el
campeonato del disparate”.
El prelado explicó el desarrollo
histórico de esta ideología que comenzó “a manifestarse cuando Simone de Beauvoir, en el año 1949, en
su libro “El Segundo Sexo”, se lanza con esta afirmación: “mujer no se nace, se
hace”. A partir de allí, sobre todo en la década del ’50 y especialmente en la
década del ’60, de un modo intenso en los países anglosajones, comienza a
desarrollarse la perspectiva de género que va invadiendo las ciencias
sociales”.
Luego recordó cuando el doctor John Money, en la década del ’60,
avanzó en el tema intentando producir razones científicas que nunca pudo
ratificar y señaló que “el concepto mismo de género es una especie de talismán
que va produciendo un trasbordo ideológico inadvertido. Lo que se pretende es
cambiar el sentido común de la gente. Ya no hablar más de sexo sino de género,
y el género como algo que se elije, que se va formando con la educación, pero
que en definitiva es decidido por una especie de autopercepción”.
Indicó que “el proyecto de ley
que se está gestando en el Congreso impone que una persona, un varón, por
ejemplo, que se autopercibe a sí mismo como mujer, con sólo esa declaración
para que pueda ser anotado en el Registro de las Personas cambiándose el nombre
y recibiendo un documento con el sexo que él ha elegido”.
“Esta es la cuestión que se nos
plantea ahora, de tal manera que en virtud de un completo subjetivismo, esta
especie de autopercepción va a llevar, a
acomodar la biología, la realidad natural de una persona, a sus perturbaciones
u ocurrencias”.
Además comentó que es bueno tener
en cuenta que “la perspectiva de género ha impregnado ampliamente las ciencias
sociales y sobre todo ha llegado a los contenidos curriculares de la educación
argentina. En realidad es una ideología, que no tiene bases científicas serias.
Intenta negar la naturaleza humana y la realidad que encontramos consagrada en
las primeras páginas de La Biblia: Dios creó al hombre a su imagen: varón y
mujer los creó”.
Mons. Aguer agregó que “la realidad humana se verifica en esta dualidad,
en esta distinción varón-mujer, distintos y al mismo tiempo complementario
porque el uno está hecho para la otra. Esa es la realidad natural y la persona
no puede negar el sustrato biológico de su ser. Ser varón o ser mujer depende
de la biología, de la afectividad, de la psicología y depende también del orden
espiritual. Todo eso configura la personalidad de un varón y de una mujer”.
Por último afirmó que “no podemos
establecer un corte entre la libertad o la elección y la realidad natural,
Aquello que hemos recibido como un don, la educación tiene que contribuir a
mejorarlo, en orden a afianzar la propia identidad personal”.
Adjuntamos el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:
“En el Congreso de la Nación se
están preparando varios proyectos que tendrían que confluir en una ley llamada
de “identidad de género”. Me parece oportuno, entonces, para comprender esta
situación hacer alguna referencia a los jalones históricos del tema”.
“Podríamos decir que la ideología
de género comienza a manifestarse cuando Simone
de Beauvoir, en el año 1949, en su libro “El Segundo Sexo”, se lanza con
esta afirmación: “mujer no se nace, se hace”. A partir de allí, sobre todo en
la década del ’50 y especialmente en la década del ’60, de un modo intenso en
los países anglosajones, comienza a desarrollarse la perspectiva de género que
va invadiendo las ciencias sociales”.
“Es famoso el caso del doctor John Money, (money como dinero), y
sobre todo una intervención suya que pretendió dotar de fundamento científico a
esta perspectiva. Mejor habría que llamarla ideología de género. Nacieron en
Canadá, en 1965, dos mellizos varones con igual patrimonio genético, uno de los
cuales tenía una pequeña dificultad en el miembro viril. Al chico se le hace
una operación de circuncisión, torpemente ejecutada y le queman el pene.
Entonces fue consultado el Dr. Money, que ya era famoso, quien propuso
operarlo; le amputó los órganos viriles, prescribió un tratamiento hormonal e
impuso a los padres educar a ese chico como una mujer. Lo vistieron de rosa, le
dieron juguetes de mujer, como se estilaba entonces y demás”-
“Pero resulta que el chico crece,
y va manifestado actitudes totalmente masculinas. Su vida es un verdadero
conflicto consigo mismo. Lo que se quería probar es que en realidad el sexo o
el género, (y aquí hay una especie de sustitución subrepticia del sexo por el
género), es algo que depende exclusivamente de la educación, del influjo social
y cultural, y que no es algo que tenga que ver con la naturaleza, con la
biología de la persona”.
“Resulta que este muchacho, ya
crecido y con ese conflicto a cuestas se entera de lo que le había ocurrido,
que en realidad era un varón y, entonces, exige volver a ser lo que debía haber
seguido siendo siempre, lo que era en realidad. Se sometió ahora
voluntariamente a otra operación, se casó, pero no pudo superar el conflicto y
acabó suicidándose”.
“Este es un caso testigo, basado
en la perspectiva de género, en la que se afirma que lo que llaman género, y
sobre todo los roles del varón y de la mujer, no tienen nada que ver con la
biología y que la biología tiene que, en todo caso, acomodarse a los eventuales
trastornos de personalidad o a una elección subjetiva”.
“El concepto mismo de género es
una especie de talismán que va produciendo un trasbordo ideológico inadvertido.
Lo que se pretende es cambiar el sentido común de la gente. Ya no hablar más de
sexo sino de género, y el género como algo que se elije, que se va formando con
la educación, pero que en definitiva es decidido por una especie de
autopercepción”.
“Tal es así que el proyecto de
ley que se está gestando en el Congreso impone que una persona, un varón, por
ejemplo, que se autopercibe a sí mismo como mujer, con sólo esa declaración
para que pueda ser anotado en el Registro de las Personas cambiándose el nombre
y recibiendo un documento con el sexo que él ha elegido”.
“Esta es la cuestión que se nos
plantea ahora, de tal manera que en virtud de un completo subjetivismo, esta
especie de autopercepción va a llevar, a
acomodar la biología, la realidad natural de una persona, a sus perturbaciones
u ocurrencias”.
“Tengamos en cuenta esto: la
perspectiva de género ha impregnado ampliamente las ciencias sociales y sobre
todo ha llegado a los contenidos curriculares de la educación argentina. En
realidad es una ideología, que no tiene bases científicas serias. Intenta negar
la naturaleza humana y la realidad que encontramos consagrada en las primeras
páginas de La Biblia: Dios creó al hombre a su imagen: varón y mujer los creó.
La realidad humana se verifica en esta dualidad, en esta distinción
varón-mujer, distintos y al mismo tiempo complementario porque el uno está
hecho para la otra. Esa es la realidad natural y la persona no puede negar el
sustrato biológico de su ser. Ser varón o ser mujer depende de la biología, de
la afectividad, de la psicología y depende también del orden espiritual- Todo
eso configura la personalidad de un varón y de una mujer”.
“No podemos establecer un corte
entre la libertad o la elección y la realidad natural, Aquello que hemos
recibido como un don, la educación tiene que contribuir a mejorarlo, en orden a
afianzar la propia identidad personal“.
“Al paso que vamos, con ciertas iniciativas
parlamentarias, los argentinos saldremos primeros en el campeonato del
disparate”.
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