Por el Mayor Hugo Reinaldo Abete
Buenos Aires, 18 de febrero de 2011
Sr.
Director
El
uso cipayo de una Causa Nacional
En
el año 1983, previo a las elecciones que llevaron al poder a Alfonsín, no había
plataforma política de ningún partido político argentino que no denostara a las
FFAA y lo que estas habían hecho en la guerra contra la subversión y en
Malvinas. Quien no lo hiciera, de hecho se estaba marginando de la carrera
política. Así pensaba y actuaba la clase política argentina por aquellas
épocas: todos contra los militares, todos contra lo que se hizo en la guerra
contra la subversión y todos contra lo hecho en Malvinas. Nada de lo que habían
hecho los militares debía quedar sin condena social. No importaba si habíamos
librado una Guerra Justa o no… todo estaba mal porque lo hicieron los
militares.
La consolidación de una democracia antimilitar que se
apoyó en estos parámetros, fue alimentando cada vez más el odio hacia todo lo
que vestía uniforme y generando una tremenda confusión sobre el verdadero
significado de aquellas dos guerras. Y, en lugar de rescatar lo mejor de ellas,
los políticos antinacionales y corruptos se encargaron de resaltar para la
historia futura, lo peor de las mismas. Dejando de lado la guerra contra la subversión que, por el momento,
no es el motivo principal de este escrito, aunque tiene íntima relación con la
de Malvinas, centraremos la atención específicamente en esta última.
En
tal sentido, hoy ocurre que el gobierno antimilitar por excelencia que combatió
como ninguno a los resabios de las FFAA que les dejaron sus antecesores, de pronto,
se encuentra con una importante crisis económica y política que lo obliga a
tomar profundas medidas de ajuste que, seguramente, traerán serias
consecuencias sociales. Y es ahí, justo ahí cuando surge, una vez más, la necesidad
de contar con una causa convocante, algo que esté insito en el corazón de los
argentinos y permita llevar la atención de la sociedad hacia otra dirección:
Malvinas. Pero ¿cómo hablar de Malvinas si lo hicieron los militares, y todo lo
que hicieron los militares, estuvo mal y es materia condenable por parte de los
“demócratas”?...
“Debemos malvinizar la política
argentina”, dicen ahora en el
gobierno (cuando en 1990 y antes también, los “carapintadas” decíamos que había
que Malvinizar, nos trataban de fanáticos, fundamentalistas y violentos). Pero
como no se puede ir en contra de la realidad, la proclamada y falsa
malvinización expuesta por la presidente, no es más que otra muestra del
“cipayismo” que caracteriza a la clase política entreguista argentina. Seamos
claros, malvinizar sin reconocer a Malvinas como una Guerra Justa, malvinizar
sin héroes, sin patriotas y sin soldados no es Malvinizar, es traicionar la sangre
derramada y la Gran Causa Nacional que significa Malvinas.
En
efecto, volver a poner énfasis en lo peor de la guerra y no en los actos de heroísmo
que fueron muchos, denostar lo que para todos los países de Sudamérica es el
principal motivo de orgullo por enfrentarnos al poder pirata mundial para
defender nuestra legítima soberanía, es hacerle el juego perfecto a Gran Bretaña.
¿“Para qué desarrollar una política para
destruir los fundamentos argentinos si ellos mismos son los primeros en
destruirlos”?, argumentan los ingleses.
Para
deslegitimar la decisión de Galtieri sobre la guerra, nos machacan constantemente
de que la misma se tomó para perpetuar en el poder a la junta militar. Y nos
recalcan que para ello, los militares recurrieron a una causa convocante como
lo es Malvinas, es decir, exactamente lo que hoy está haciendo el gobierno de
la presidente.
Es
tan claro y tan profundo el sentimiento argentino de que Malvinas es una Causa
Nacional, que los políticos siempre tienen in mente, el acertado concepto de
que quien logre recuperar para la Patria las islas irredentas, tendrá garantizado
un importante lugar en la Historia Argentina amén de asegurase unos cuantos
años más en el gobierno.
Lo
que no tienen claro es el sentimiento de Patria que mezclan con los negocios espurios,
los intereses personales y las actitudes cipayas como las que hoy pretenden
disimular bajo el concepto Malvinizar. Las banderas de Malvinas flamean demasiado
alto para ser enarboladas por los cipayos que se mueven al ras del suelo.
¡Gloria
y honor a todos los patriotas argentinos que supieron defender la Causa de
Malvinas durante la Guerra y a quienes hoy, por otras formas continúan librando
ese Buen Combate!.
¡Por cada Día un 2 de Abril!
¡Por Dios y por la Patria!
Hugo Reinaldo Abete
Ex Mayor E.A.
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