Por Emilio Nazar Kasbo
Edward Cornelis Florentius
Alfonsus Schillebeeckx O.P. (Amberes, 12 de noviembre de 1914 - Nimega, 23 de
diciembre de 2009) fue un heterodoxo teólogo dominico belga. Fue quizá el
teólogo neo-modernista (de los habitualmente denominados “progresistas”) de
mayor influjo en la segunda mitad del siglo XX.
NUEVA TEOLOGÍA PARA UNA NUEVA IGLESIA
El día 23 de diciembre murió, a
los 95 años, el dominico Edward Schillebeeckx, calificado por el diario El País
de España en su necrológica nota como “el teólogo católico más prestigioso del
siglo XX junto con Karl Rahner, y una de las personalidades más influyentes en
la renovación del cristianismo durante toda la segunda mitad del siglo pasado.”
Después de la Segunda Guerra
Mundial Schillebeeckx fue a Francia para hacer el doctorado en Le Salchoir y
estudiar en la Sorbona. Allí se encontró con dos de los más condenados “teólogos”
dominicos partidarios de la Nouvelle Theologie: Marie-Dominique Chenu
(1895-1990), sancionado entonces por el Santo Oficio, e Yves-Marie Mª Congar
(1904-1995), igualmente sancionado en la década de los cincuenta del siglo XX. Sin
embargo, también conoció la ortodoxia… la cual es necesario conocer a la
perfección por estos falsos teólogos, para lograr su deformación, para la
transmisión de contenidos que no han sido recibidos por la Tradición, sino que
son inventados “creativamente” para su adaptación a los “tiempos actuales”
(como si las virtudes y los vicios, como si los actos de Fe o los pecados
fuesen cuestiones temporales, como si fuesen modas pasajeras).
Schillebeeckx volvió a Lovaina en
1947, donde inició su carrera docente en teología dogmática con el objetivo de
renovar el pensamiento tomista, es decir, buscaba eliminar la postura “cerrada
neoescolástica” para abrirla a “las nuevas corrientes filosóficas” de su
tiempo. ¿Cómo fue su accionar en el orden práctico al exponer sus perversas
ideas?
PERVERSIÓN INTELECTUAL
Sus escritos correspondientes a
este periodo, que abarcó hasta principios de los sesenta, se caracterizaron por
el método histórico (haciendo frente al los dogmas y a su estudio y aprendizaje),
y por el “perspectivismo gnoseológico”, que buscaba una síntesis entre la
fenomenología y el tomismo (algo así como mezclar el agua y el aceite). De este
modo, desde la Filosofía, se introdujo la deformación intelectual que ofrecía
la base para la deformación teológica buscada como objetivo principal, y cuya
consecuencia no puede ser otra que la destrucción misma de la Iglesia Católica.
Fue teólogo del episcopado
holandés, que ya en ese entonces era “progresista” (recordemos que el
progresismo es la postura que precisamente condenara San Pío X en la Encíclica
Pascendi, siendo el mismo un sinónimo eufemístico del modernismo). Además, Schillebeeckx
fue asesor de los obispos holandeses en el Concilio Vaticano II siendo él uno
de los principales inspiradores -e incluso redactores- de sus documentos más renovadores,
especialmente en lo referente a la eclesiología y al diálogo de la Iglesia con
el mundo.
Ha sido olvidada hoy su blasfema afirmación
inmanentista, que sólo pudo haber sido aplaudida por ignorantes, herejes y
anticatólicos: "Fuera del mundo no hay salvación", que contrasta con
el la enseñanza de siempre: "Fuera de la Iglesia no hay salvación". ¿Qué
significa la frase de Schillebeeckx? Pues significa que la salvación está en
este mundo, que este mundo (rechazado por Jesucristo en una de las tentaciones
del Diablo en el Desierto) es sinónimo de la Iglesia, que la Iglesia es “del
mundo” (una de las fuentes del pecado junto con el Demonio y la carne). Pero
nadie expulsó a este falso sacerdote, a este hombre disfrazado de cura, a este pervertidor
de la Tradición, a este Judas traidor a Jesucristo y a la Iglesia.
UN CLUB DE HEREJES HETERODOXOS
Dice el diario El País: “Para
mantener el espíritu conciliar y desarrollar una teología en sintonía con los
cambios profundos promovidos por el Vaticano II creó en 1965, junto con Congar,
Rahner, Metz, Küng y otros teólogos progresistas la Revista Internacional de
Teología Concilium, que todavía sigue editándose en ocho idiomas”.
El daño es
permanente, y pretende formar “opinión” (frente al Dogma, la Tradición y el
Magisterio, que no se opinan sino que se aceptan o se traicionan, sin que haya
posibles términos medios). De hecho, la frase de “cambios profundos promovidos
por el Vaticano II”, tiende a hacernos pensar que hay una Iglesia “antes” y
otra “después” del Concilio Vaticano II, lo cual implica la ruptura con la
Tradición y la reinvención de una nueva “iglesia inmanentista”, tal como lo
propone Schillebeeckx en su “aforismo” herético.
Schillebeeckx también fue uno de
los principales redactores del herético Catecismo holandés en 1966, que
presenta los grandes temas del cristianismo, -incluso los más conflictivos,
como la doctrina del pecado original y la historicidad del Génesis- de un modo
que explícitamente contradice el Magisterio y la Tradición, habiendo sido
condenado dicho falso Catecismo en su versión original, en tanto que las
reformas al mismo lo dejan en “zonas grises” pretendiendo esconder la herejía
subyacente en el mismo.
¿EN LA IGLESIA O FUERA DE ELLA?
Schillebeeckx no fue excomulgado
ni expulsado de la Iglesia. ¿Cómo pudo haber sucedido eso? Fue sido procesado
tres veces por la Congregación de la Fe (antiguo Santo Oficio): en 1968, a
propósito de algunos ensayos centrados en la secularización y el cristianismo
(en los que ponderaba la secularización); en 1979, por su libro “Jesús. La
historia de un Viviente” (donde presentaba una falsa cristología herética); y
en 1984 por su libro “El ministerio eclesial”, donde justificaba la Consagración
de la Eucaristía por parte de un ministro extraordinario no ordenado.
En la
primera oportunidad, no fue condenado gracias a la intervención y buenos
oficios del herético teólogo alemán Karl Rahner.
En el segundo caso, habían
sido detectadas en su libro sobre Jesús nueve herejías, en un amplio abanico
que iba desde la infalibilidad del Papa y la divinidad de Jesús al concepto de
la concepción virginal de Jesús. Schillebeeckx respondió con un insuficiente dossier
de unos treinta folios así como un libro escrito en alemán, insistiendo en sus
errores. Con la Congregación para la Doctrina de la Fe en marzo de 1981 tuvo un
enfrentamiento, y tras negarse a aportar nuevas clarificaciones, convoca una
rueda de prensa en la que ejerce una dura crítica contra el procedimiento del
tribunal del Vaticano, llegando a identificar con la propia Inquisición a la
Congregación para la Doctrina de la Fe, así como el estilo del Papa de
entonces, Juan Pablo II.
TEOLOGÍA FALSA
El diario La Croix (18-XII-1979)
informó que las mayores dificultades respecto de Schillebeeckx se produjeron en
referencia a las definiciones cristológicas del Concilio de Calcedonia. Según
el P. Schillebeeckx: «las palabras están hoy cargadas de unas significaciones
diferentes de las que tenían en el siglo V. Para ser fiel, hace falta encontrar
otra formulación». «El P. Galot, en el coloquio, mantuvo que en el último libro
del P. Schillebeeckx no había encontrado la afirmación de la divinidad de
Cristo».
Este hereje elaboró una falsa
teología de la muerte de Dios, promovida y divulgada principalmente por el
anglicano John A. T. Robinson (1919 - 1983) a propósito de su libro “Honesto
para con Dios” (Honest to God).
En la carta del Prefecto de la
Congregación, Card. Franjo Seper, y en Nota anexa, informa de las
Clarificaciones, precisiones y rectificaciones hechas por el P. Schillebeeckx (20-XI-1980:
Doc. Cath. 78, 1981,667-670), se deja constancia de que el hereje “concedió”
las afirmaciones propias de la Tradición, contradiciendo lo expresado en sus
libros (que continúan circulando por el mundo sin que haya acción alguna que
delate sus errores y herejías, que continúan vendiéndose en las librerías “católicas”).
La carta afirma: «El lector se encontrará traído y llevado entre estos dos
sentidos: persona humana, no persona humana».
PERTINAZ CONTRA LA TRADICIÓN
En una nueva Carta al P.
Schillebeeckx (AAS 77, 1985, 994-997), el Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la
Congregación, trata del libro El ministerio en la Iglesia. En este libro
señalaba su Autor que para recibir el poder de celebrar la Eucaristía válida y
lícitamente había una vía «ordinaria», la del sacramento del orden, y otra
«extraordinaria», la transmitida por la comunidad local cristiana. Esta
posibilidad es excluida por el Card. Prefecto. El entonces Cardenal Ratzinger
le exigió que adhiriera públicamente a la enseñanza de la Carta Sacerdotium
Ministeriale, reconociendo así que la última responsabilidad en materia de fe y
práctica sacramental recae en el magisterio». La petición no tuvo respuesta
alguna, y si se hizo pública al parecer muy pocas personas se enteraron de
ello.
Verbalmente ante las
instituciones del Vaticano, estos herejes pueden públicamente reconocer la
Tradición, para contradecirla en los hechos. Justamente, es el proceder que
condenó San Pío X en su Encíclica Pascendi. Sucedió que en 1987 se realizó una
nueva Notificación al P. Schillebeeckx (15-IX-1986: AAS 79, 1987, 221-223).
Comienza el documento, firmado por el Cardenal Ratzinger, recordando que en dos
obras sobre el ministerio en la Iglesia el P. Schillebeeckx, en 1979 y 1980,
«estimaba haber establecido la “posibilidad dogmática” de un “ministro
extraordinario” de la Eucaristía», enfrentándose así abiertamente con la
doctrina de la Iglesia ya expresada. El Cardenal Ratzinger reiteró sus dichos
previos: «Es preciso comprobar con pena que el Autor continúa concibiendo y
presentando la apostolicidad de la Iglesia de tal manera que la sucesión
apostólica por la ordenación sacramental representa un don no esencial para el
ejercicio del ministerio, y consiguientemente para la colación del poder de
consagrar la Eucaristía, oponiéndose así a la doctrina de la Iglesia». Mientras
tanto, las advertencias del Papa desde las Instituciones del Vaticano, caen en
saco roto.
GARANTISMO ECLESIAL SIN ANATEMAS
Afirma el P. José María Iraburu
en Infocatólica (que utilizamos de fuente para esta sección de la nota: http://infocatolica.com/blog/reforma.php/1001171257-57-grandes-rebajas-del-cristi)
que: "la doctrina de Schillebeeckx sobre la Eucaristía válida y lícitamente
celebrada por un laico, en la ausencia inevitable del sacerdote, se ha ido
aplicando más y más en Holanda y otros países afines. Cuando tenía 93 años, el
teólogo feliz (NOTA: en alusión a Schillebeeckx quien se autodefinió de ese modo en una nota periodística) pudo comprobar la multiplicación progresiva de estas «Misas»
inválidas e ilícitas.”
Y citando a Sandro Magíster consigna: «Los dominicos,
con el consenso de los provinciales de la orden… distribuyeron en todas las
1.300 parroquias católicas un opúsculo de 38 páginas, titulado Kerk en Ambt,
Iglesia y ministerio», en el que se afirma que, a falta de un sacerdote, puede
celebrar la Eucaristía una persona elegida por la comunidad: «sea hombre o
mujer, homo o heterosexual, casado o célibe». Conviene que esta persona y la
comunidad pronuncien juntos las palabras de la consagración, como también
conviene que el Obispo confirme a esas personas elegidas. Pero si así no fuera,
«sepan que ellas de todos modos están habilitadas para celebrar una real y
genuina eucaristía cada vez que se reúnen en oración y comparten el pan y el
vino».
Como dice el blog Crux et
Gladius: Schillebeeckx, fue “un ‘teólogo’ investigado (nunca disciplinado)”.
Esto sólo se presta a confusión entre los católicos… y pretender que esto es
propio de la “unidad” de la Iglesia Católica abarcando la ortodoxia y la herejía
a la vez, no es más que una blasfemia. Lamentablemente, el Beato Juan Pablo II
no puso las cosas en su lugar… y “el baile” continúa al presente. La Iglesia
hoy difunde más bibliografía heterodoxa que bibliografía ortodoxa (relegada a
obras “de la antigüedad preconciliar”).
Veamos qué afirma Infocatólica (http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=5126):
“La Congregación para la Doctrina de la Fe sometió a juicio la teología de
Schillebeecks y dictaminó que la doctrina que enseñaba no era conforme a la fe
católica en numerosos puntos”. Si esto es cierto, el Beato Juan Pablo II debió
haber tomado una medida ejemplar, pues difundir ideas contrarias al Magisterio
y a la Tradición es estar FUERA de la Iglesia Católica.
UNA FALSA "TEOLOGÍA EXPERIMENTAL"
Precisamente, la “teología
experimental” que hoy se predica, es la heredera de la “Nouvelle Theologie”. Pero con Cristo no se "juega", con Cristo no se "experimenta". El Primero y el Tercer Mandamiento lo prohiben ¿Podemos hablar de prohibición hoy, en un mundo y en una Iglesia adaptada al mundo garantista?
La raíz de esa "teología experimental" es la siguiente: extender los límites de la frontera del catolicismo
determinados por el Magisterio, desde las “zonas grises”, desde todo aquello
donde pueda existir duda o libertad, a favor de la herejía y las desviaciones
doctrinales.
Es decir, se trata de una falsa “Teología” que pretende extender
el catolicismo a las mismas posturas anatematizadas, introducir y aceptar
incluso lo condenado aguardando que no haya sanción a quien tales posturas
adhiere. El reconocimiento general y abstracto de la Fe, contradiciendo el
hecho concreto de todo aquello que niegan. De este modo, se condujo desde antes
del Concilio Vaticano II toda una corriente que pretendiendo estar “dentro” en
realidad estaba “fuera” (es más, esto viene desde los tiempos de la fundación
de la masonería y de las condenas al modernismo efectuadas por San Pío X).
Según el P. Malachi Martin, el
Cardenal Agustín Bea afirmó haber escuchado a dos teólogos hablando: se trataba de Edward
Schillebeeckx y Hans Küng. Schillebeeckx preguntó a Küng: “¿si no estamos de
acuerdo con lo que enseña la Iglesia porque no nos salimos?” y Hans Küng le respondió:
“¡No! Porque en el siglo XVI con la revolución protestante nos salimos y fallamos,
ahora nos quedamos y la cambiaremos de por dentro”
¿CONDENADO O NO?
Schillebeeckx murió, como era
previsible, pues en este mundo la yerba, aunque sea mala, también muere.
Se enfrentó al Orden que negó en
este mundo, y ya que “fuera del mundo no hay salvación”, estando Schillebeeckx
ya fuera de este mundo, debemos suponer que se ha condenado.
Condenado al infierno en el que
no creía, a pesar de que el Papa Juan Pablo II permitió que apareciera como
estando “dentro” de la Iglesia cuando todas las constancias lo señalaban FUERA.
¿Existe unidad en la Iglesia Católica,
entre herejes heterodoxos, “progresistas” (neomodernistas) y los ortodoxos (antimodernistas,
tradicionales o tradicionalistas, como quiera denominárselos)? ¿Transmiten
ambos el mismo mensaje? Si el Papa San Pío X condenó a los modernistas ¿Qué están
haciendo hoy dentro de la Iglesia Católica?¿Podemos hacer una "síntesis" (al estilo marxista) de ortodoxia y heterodoxia, en pos de la "unidad"? ¿Cómo se defiende la Unidad de la Iglesia...?
BENEDICTO XVI: UNIDAD DE IGLESIA CATÓLICA ES DON DIVINO QUE DEBE
DEFENDERSE
VATICANO, 20 Feb. 12 / 10:55 am
(ACI/EWTN Noticias).- Al recibir esta mañana a los 22 nuevos cardenales que
creó el sábado, el Papa Benedicto XVI señaló que la unidad de la Iglesia
Católica es un don de Dios que debe defenderse y que se debe acrecentar.
En la audiencia en la que recibió
a los cardenales, acompañados de sus familiares, amigos y fieles llegados desde
distintas partes del mundo, el Santo Padre pronunció un discurso en distintos
idiomas. En italiano alentó a los nuevos purpurados a ser "fervorosos y
valientes testimonios de Cristo".
En francés el Santo Padre dijo
que la sociedad actual "atraviesa momentos de incertidumbre y duda (y por
eso) necesita la luz de Cristo". Asimismo invitó a todos los cristianos
"a dar testimonio de ella con fe y coraje", manifestando al mismo
tiempo el deseo de que el tiempo de Cuaresma, que se inicia el miércoles 22 de
febrero, Miércoles de Ceniza, "favorezca el rencuentro con Dios".
En castellano, el Papa se dirigió
al nuevo Cardenal español, Santos Abril y Castelló, Arcipreste de la Basílica
Santa María la Mayor, e invitó a "todos a acompañar con sus plegarias y
cercanía espiritual a los nuevos miembros del Colegio de cardenales para que,
llenos de amor a Dios y estrechamente unidos al Sucesor de Pedro, continúen la
misión espiritual y apostólica con plena fidelidad al Evangelio".
En la parte final de su discurso,
nuevamente en italiano, Benedicto XVI resaltó que la creación de los nuevos
cardenales "es un motivo para reflexionar sobre la misión universal de la
Iglesia en la historia de la humanidad: en las vicisitudes humanas, a menudo
tan agitadas, la Iglesia está siempre viva y presente, llevando a Cristo que es
luz y esperanza para la humanidad entera".
"Permanecer unidos a la
Iglesia y al mensaje de salvación que difunde significa anclarse a la Verdad,
reforzar el sentido de los valores verdaderos, permanecer serenos ante
cualquier acontecimiento".
Para concluir el Papa alentó a
"permanecer siempre unidos a vuestros pastores, como también a los nuevos
cardenales, para estar en comunión con la Iglesia".
"La unidad en la Iglesia es
un don divino que hay que defender y acrecentar. Confío a los cardenales y a
los fieles que los acompañan a la protección de la Madre de Dios y de los
apóstoles Pedro y Pablo".
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