Por Juan Manuel de
Prada *
Todavía recuerdo con bochorno las
loas que la prensa y los gobernantes occidentales entonaron, en la celebración
de la llamada "primavera árabe". ¡Cómo se les llenaba la boca con el
caramelito democrático y demás zarandajas cínicas o ilusas! Los frutos de la
primaverita de marras (aunque convenientemente filtradas) ya son perceptibles
para cualquier persona no excesivamente atufada por los efluvios de la
propaganda: una consolidación de las facciones islamistas que promueven la umma
(unidad de todos los mahometanos bajo el fundente de la fe), imposición de la
sharía (ley islámica) y persecución a las comunidades de "infieles",
a las que, hasta hace poco -bajo regímenes autoritarios y corruptos, no lo
negaremos, pero por ello mismo solo preocupados por mantener el poder- se
toleraba de modo más o menos displicente o desdeñosa..
Ahora, esa displicencia o desdén
se han trasformado en animadversión desatada, que amenaza con convertirse en
uno de los episodios más sangrientos del ya profuso historial de martirios que
jalona la propagación del Evangelio. ¿Y, entretanto, qué hace Occidente, el
otrora Occidente cristiano, hoy convertido en un delicuescente barrizal
neopagano y apóstata? Pues, fundamentalmente, mirar hacia otro lado, mientras
dentro de sus fronteras blasona de "libertad religiosa", que es el
celofán políticamente correcto con el que se envuelve otra forma de persecución
mucho más sibilina, en la que los ataques a la fe son constantes (¡a veces
disfrazados con la coartada artística, oiga!) y el desprestigio social de los
cristianos -a quienes los medios de comunicación presentan como friquis
anacrónicos ante las masas cretinizadas- no hace sino acrecentarse día a día.
Lo cual no deja de ser otra forma de martirio: ya Cristo nos anunció que
debíamos temer, antes que a quienes matan los cuerpos, a quienes matan los
cuerpos y las almas. Y la mortandad de almas que en esta época se está cobrando
la apostasía o neopaganismo occidental es innumerable..
Esta coincidencia de fines -con
el empleo de métodos muy diversos- que observamos en los persecutores
sangrientos de la primaverita árabe y en los persecutores sibilinos del
Occidente apostata y neopagano tiene algo de alianza tenebrosa y cristofóbica
que nos recuerda, cada vez más, aquel pasaje del Apocalipsis en el que se nos
narra la visión de la Bestia de la Tierra y la Bestia del Mar. La falsificación
religiosa promovida en Occidente, en volandas de una cínica "libertad
religiosa", y el martirio de cristianos en los arrabales del altas, en
volandas de la primaverita árabe, son, en efecto, el anverso y el reverso de
una misma moneda; y solo un mundo naturalista como el nuestro, que ha
renunciado a indagar las causas sobrenaturales o preternaturales de las cosas,
puede ignorar un signo escatológico tan gigantesco. ¡Marana Tha!...
* Juan Manuel de Prada
Fuente
"revistamision.com"
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