El pensamiento de Mons. Richard Williamson
Obispo de la Fraternidad
Sacerdotal San Pío X
Número CCXLV (245), 21 de Marzo
de 2012
Corrección - Versión de su Fe de Erratas
Corrección - Versión de su Fe de Erratas
Traducción de Diario Pregón de La Plata
Monseñor,
Monseñor,
En una carta abierta del 19 de marzo dirigida a Monseñor Fellay y a
todos los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X, usted nos ruega
aceptar el sincero y afectuoso ofrecimiento de reconciliación que el
Papa Benedicto XVI presenta a la Fraternidad San Pío X para superar la
fractura de larga data existente entre Roma y esta Fraternidad.
Permítame, en mi carácter de uno de los Obispos a quienes usted se ha
dirigido, tomar la responsabilidad en nombre propio, darle mi
opinión de lo que hubiera podido ser la respuesta de este “gran hombre de
Iglesia”, el Arzobispo Lefebvre.
Vuestra carta empieza por un llamado a “sacrificarlo todo en nombre
de la unidad”. Pero no puede existir verdadera unidad Católica si no
está fundada sobre la verdadera Fe Católica. El gran Arzobispo lo
sacrificó todo para la unidad en la verdadera doctrina de la Fe.
¡Ay! Las Discusiones Doctrinales de 2009-2011 probaron que la fractura
doctrinal entre la Roma del Vaticano II y la Fraternidad San Pío X es más grande que nunca.
Esta fractura fue designada por Usted el 19 de marzo como
“perplejidades remanentes, puntos a ser profundizados o detallados”,
pero, sin embargo, el 16 de marzo el Cardenal Levada había sido
categórico al declarar que la posición asumida por Monseñor Fellay el 12
de enero es “insuficiente para superar los problemas doctrinales”.
Monseñor Fellay ha comentado una vez cuánto divergen entre sí los
hombres de Iglesia de Roma, pero sea lo que fuere su unidad, de todas formas la Fe sacrificada en pro de tal unidad es una unidad sin Fe.
Of course, as you remind us, the Church is an institution both divine
and human. Of course the divine element cannot fail, so of course the
Church cannot ultimately fail, and the sun will rise again.
Por supuesto, como Usted nos lo recuerda, la Iglesia es a la vez una
institución divina y humana. Por supuesto, el elemento divino
no puede fallar, de modo que por supuesto finalmente la Iglesia tampoco puede fallar, y el sol saldrá de nuevo. Pero perdónenos estar en
desacuerdo con usted cuando dice que el alba está al alcance de la mano,
porque esta verdadera Fe que la Fraternidad San Pío X defendió en las
Discusiones, no brilla desde la Roma del Vaticano II donde, por ende, la
Fraternidad no puede estar segura. Tampoco ella podría hacer brillar la
luz si ella misma adoptare las tinieblas conciliares.
No se pone en duda el sincero deseo del Papa de dar la bienvenida al
retorno de la Fraternidad San Pío X a una “plena comunión eclesial”,
como lo han mostrado varios gestos suyos de real buena
voluntad. Pero “una profesión de Fe común” entre la Fraternidad y
aquellos que creen en el Concilio Vaticano II no es posible, a menos que
la Fraternidad San Pío X llegue a traicionar esta Fe que ella
representó en las Discusiones. Y cuando la Fraternidad San Pío X clama
“¡Dios no permita!” tal traición, lejos de que su voz sea silenciada,
ella es escuchada en el mundo entero y lleva para la Iglesia Católica
buenos frutos que hoy en día son la excepción más que la regla.
Ciertamente “es el momento adecuado”, ciertamente “la hora favorable
ha llegado” para solucionar la agonía y los problemas de la Iglesia y
del mundo. Sin embargo, la solución es la que Nuestra Madre del Cielo ha pedido por largo tiempo y que depende únicamente del Santo Padre.
¡De hecho, puesto que Nuestro Señor ha dejado en manos de Su Madre la
solución, Ella dijo que ninguna otra solución funcionará, de tal manera
que Nuestro Señor no podría permitir que cualquier otra solución funcionare, ¡sin convertir a Su Madre en una mentirosa! ¡Inconcebible!
La solución ha sido conocida desde hace mucho tiempo, pues ¿como
hubiera sido posible que el Cielo haya abandonado el mundo a tal zozobra
como la de los últimos 100 años sin ofrecer un remedio tal como ofreció
el profeta Eliseo para sanar la lepra del General Sirio Naaman? Desde
un punto de vista humano, bañarse en el Río Jordán parecía ridículo,
pero nadie podía decir que no era posible. Solamente requería algo de fe
y de humildad. El General pagano reunió a la vez bastante fe y
confianza en el hombre de Dios para hacer lo que el Cielo había pedido
y, por supuesto, fue sanado instantáneamente.
¡Pueda solamente el Santo Padre reunir a la vez suficiente fe y
confianza en la promesa de la Madre Celestial! ¡Que él solamente
aproveche este “buen momento” antes de que toda la economía global se
colapse en ruinas y antes de que unos locos logren lanzar la Tercera
Guerra Mundial en Medio Oriente! Déjelo, pedimos a él, le suplicamos salvar la
Iglesia y al mundo con sólo hacer lo que la Madre Celestial ha pedido. No es
imposible. Ella vencería todos los obstáculos puestos en su camino. Haciendo lo que Ella pide, él y sólo él puede ahora salvarnos de sufrimientos inimaginables -- e innecesarios.
Y si él deseara el apoyo -- sea en oración o en acción -- con el cual
la humilde Fraternidad San Pío X podría ayudarle a consagrar Rusia al
Corazón Inmaculado de María en unión con todos los obispos del mundo que la Reina del Cielo reclutaría, él sabe que él
puede contar en primer lugar con el apoyo de Monseñor Fellay y de los
tres otros obispos de la Fraternidad San Pío X, de los cuales el menor
entre ellos es
Vuestro humilde servidor en Cristo,
+ Richard Williamson.
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