DIMAS
Izado sin quererlo en este
monte,
crispada como un cuero la
osamenta,
la tarde es un preludio de
tormenta
y una raya de sangre el
horizonte.
Abajo, trigo o flor están en
ciernes
aguardando la trilla de las
eras,
pero punzado aquí entre dos
maderas
todo se ha vuelto un postrimero
viernes.
Es justo. Soy
pecado,culpa,yerro,
(aunque después apócrifos
autores
me adjudicaron menos
sinsabores)
fui delito y mi ley ha sido el
hierro.
En cambio tú,Señor de la
inocencia,
no es falta propia la que al fin
expías,
yaces como está escrito que te
irías,
mueres mi Dios,ajeno a la
sentencia.
¿Que flaquezas señalan a tu
vida
desde Belén al podio de
Pilato?
¿Qué tropiezo,si obrabas el
mandato,
la imagen fiel del Padre, su
medida?
No lo saben, maldicen las
respuestas
de tu palabra invicta,del
milagro,
ni el que te acerca un poco de
avinagro,
ni los judíos y el siniestro
Gestas.
Si tuviera esta mano
desclavada
-esta mano Señor, que sembró el
daño-
llegaría hasta el mismo
travesaño
de la cruz, a besarte la
mirada.
Esa que me dedicas y diviso
entre el llanto y la carne
entumecida,
mientras tu voz
retumba,estremecida:
"Hoy entrarás conmigo al
Paraíso".
ANTONIO CAPONNETTO
SANTA Y FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!
ResponderEliminarVIVA CRISTO REY!