Transcribimos parte de una
entrevista escrita por Iván
Wielikosielek a Daniel Lasa,
especialista en Filosofía Política, que fuera publicada el 13 de mayo de 2011
en el semanario “El Regional” La nota completa puede leerse en: http://www.elregionalvm.com.ar/?p=401
Las negritas y cursivas son propias:
El Regional -¿Y qué se entiende por “fascismo” en Argentina?
Daniel Lasa -La gente del pie de calle no sabe de lo que habla
porque no lo leyó a Giovanni Gentile,
que es su ideólogo. La gente se nutre de los medios de comunicación, que no
recurren jamás a ninguna fuente. Los medios aplican la categoría “fascista”
para demonizar al enemigo. Porque si yo digo que mi enemigo es fascista,
automáticamente lo anulo, lo “mato civilmente”, como decía Gramsci. Y así me eximo de toda
argumentación y todo diálogo.
-Cuando se dice de alguien “es facho”, en realidad se está diciendo que
es totalitarista…
-Exactamente. Y según el filósofo
Augusto Del Nocce (Italia,
1910-1989), el Totalitarismo aparece en el Siglo XX cuando se borra la dimensión
religiosa del hombre. El que no reconoce a Dios, se ha convertido en ley.
Y el totalitarismo equivale a decir: no admitiré más ley que la que me doy yo.
Por eso surge la famosa frase de Mussolini:
todo dentro del Estado, nada fuera del Estado. El interés de la decisión. Todo
lo que sirva para acrecentar mi poder y mantenerlo, eso será ley.
-¿El totalitarismo no hace distinción entre izquierda y derecha?
-Para nada. Una vez, alguien que
me confesó haber sido guerrillero, me dijo “porque el dictador Videla, que estuvo 9 años en el poder”.
Y yo le dije “como el dictador Fidel
Castro, que estuvo 40 años. Pero él se enojó. Para él, el único dictador
era Videla. Castro, en cambio, era un héroe.
BREVE HISTORIA DEL FASCISMO
Pero ¿quiénes fueron Giovanni
Gentile y Antonio Gramsci? ¿Cómo
nace el concepto filosófico de “Fascismo”? Lasa lo explica con marcada
síntesis.
- “Como teoría, el Fascismo nace
a fines del siglo XIX en Italia, como una revisión y actualización del
Marxismo. Y nace con una obra muy concreta de un filósofo muy joven, Giovanni Gentile (1875-1944), quien
escribe en 1898 “La filosofía de Marx”,
libro que será el sustento de Mussolini.
Gentile se pregunta ¿qué hay que hacer con el marxismo si lo queremos
renovar? Quitarle el elemento que lo hace estático, es decir, el materialismo.
Porque Gentile quiere marcar la
dinámica de todo. Para él, la vida es un constante hacerse de todas las cosas.
Nada está quieto. La categoría que se sigue de este modo de pensar, es la de
Revolución. Pero ni Gentile ni Mussolini (1883-1945) van a llegar
hasta allí”.
-¿Por qué?
-Porque contrariamente a la
categoría de Revolución, ellos utilizarán la palabra “Resurgimiento”. Quieren
decir que tanto en Política como en Filosofía, las cosas cambian pero
manteniendo la situación que tenían anteriormente; un “conservar superando”.
-Esto fue así hasta la llegada de Gramsci…
-Claro, porque Antonio Gramsci (1891-1937) fue más
“gentiliano” que el propio Gentile,
llevando las conclusiones del Fascismo hasta las últimas consecuencias. Para Gramsci,
no es posible ninguna forma de conservación; para él la categoría absoluta es
la de “Revolución Total”. Renzo Di
Felice (1929-1996) dice que “el fascismo es esencialmente revolucionario,
no conservador, porque asume la tesis de la filosofía del devenir”. Exactamente
lo mismo pasó en Argentina cuando los Montoneros le demostraron a Perón que lo que seguía era la
Revolución, no la conservación.
PERÓN Y EL FASCISMO EN ARGENTINA
-Usted dijo alguna vez que “la Argentina actual es peronista porque
adhiere a un pragmatismo ético, y por lo tanto es fascista”…
-Sí. Y te lo voy a explicar. La
presencia de Perón en Italia, que
coincidió con el advenimiento del Fascismo, fue decisiva para su evolución
política. El Peronismo no es más que la traducción vernácula del fascismo
italiano, sólo que Perón no habla de “Resurgimiento”. Habla de una
categoría parecida: “Evolución”.
-¿Cómo definiría en términos filosóficos al Peronismo?
-Como un praxismo que anuló la
categoría de Revolución propuesta por Gramsci.
El
Peronismo es un mundo sin valores donde lo que importa es el poder acumulado.
Y a esto, los peronistas lo saben muy bien, porque tienen un olfato especial
para el poder.
-¿Por qué el peronismo no asumió la categoría de Revolución?
-Porque fue conservador al estilo
del “actualismo” de Gentile. Pero a
mi juicio, así como Gramsci fue “más
actualista que Gentile”, los
Montoneros fueron más peronistas que Perón
al pensar en la categoría “Revolución” y no en “Evolución”. Hace poco, me
encontré con un viejo texto de Firmenich
que me dio la razón. Decía “nosotros los
Montoneros somos más peronistas que el propio Perón”.
-¿Firmenich le daba la razón a Gramsci?
-Totalmente. Y esa es mi tesis.
Además, ese fascismo llamado Peronismo ¿qué ética ha generado en el país? La de
un praxismo donde lo que importa es la acción para la acción que equivale a
poder. Lo fundamental en el peronismo es el mantenimiento y la conquista del
poder. Por eso se entiende que sea peronista un Perón, un Menem o un Kirchner. Todos diferentes pero todos
unidos en esta lógica.
-¿Por qué?
-Porque en el momento de Menem convenía sostener la bandera de
lo liberal, pero en la época actual conviene otro discurso. Y mañana vendrá
otro peronista que reniegue de Kirchner.
En la fiesta del primero de mayo, había peronistas que fueron ultramenemistas y
que estaban aplaudiendo “el fin de la década infame del ´90”…Daba risa…
SOBRE EL KIRCHNERISMO
-¿Y a este gobierno cómo lo ve?
-Este gobierno, ideológicamente,
está cerca de los Montoneros. O sea que lo lógico sería que aplicara la
categoría de “Revolución” a ultranza. Pero por cierto que no lo hace, ya que la
mayoría de estos “ex revolucionarios” han devenido en burgueses; es
decir, se han acomodado a la situación vigente. Del ideal que tenían en los ´70
habrán aplicado el uno por ciento. Además, el matrimonio gobernante tenía una fortuna
¿qué revolución van a hacer entonces?
-¿Cómo definiría al gobierno?
-Digamos que tiene una tendencia al
totalitarismo laicista contemporáneo, es decir, de la “irreligión occidental”,
que consiste en pensar que no puede haber ningún elemento religioso que
constituya al Estado. Y la prédica es “cuidado con los fundamentalismos
religiosos”. Pero hay un fundamentalismo que se llama “laicismo” y del cual
nadie habla.
-¿Y cuál es ese fundamentalismo laico?
-El que vimos cuando se aprobó la
ley del matrimonio homosexual, por ejemplo. En esa discusión, los religiosos no
podían hablar. Los únicos que tenían la palabra autorizada eran los laicos. Como
para ellos no hay Dios ni orden natural ni principios morales, todo puede ser
decidido a través de las leyes hechas por los hombres. Y así se hizo.
LASA, ¿ES USTED FASCISTA?
-Una vez, a usted le preguntaron “Lasa, ¿es usted fascista?
-Sí… (risas). Fue un señor en
Córdoba al que yo no conocía entonces y me preguntó a modo de saludo si yo era
fascista. Entonces como respuesta, yo largué una soberana carcajada. El hombre
se quedó mirándome como diciendo “este tipo está totalmente loco”. Y después,
cuando me dio tiempo, le expliqué el disparate que estaba diciendo. O sea, lo
más contrario al fascismo es alguien que sostiene la metafísica, como en el
caso mío que estoy en la filosofía cristiana, lo que equivale a aceptar
principios perennes en la realidad.
-¿Y el fascista no acepta ninguna categoría eterna?
-No, porque como lo dijo Di Felice, para él todo está en
perpetuo movimiento. La única categoría “eterna” que existe es,
justamente la de “fascistas” aplicada a los demás para matarlos civilmente. Son
ellos los fascistas y muchas veces ni lo saben.
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