Cuentan que, durante una inundación, felices las ranas socorrían a quienes querían pasar las zonas anegadas.
Se presentó entonces un escorpión, y pidió salir de su situación desesperada.
Lógicamente un sapo desconfió, pero el muy sabandija le aseguró su eterna gratitud.
Acto
seguido el batracio lo sube al lomo y luego de una larga travesía lo
deposita en la otra orilla, y cuando espera un merecido agradecimiento
recibe un aguijón en la garganta.
Hay una ley natural que está por sobre los individuos; cuando no es respetada, los desequilibrios quedan manifiestos.
Quien quiera ser funcionario público deberá tener en cuenta qué es un servidor público y no alguien que se sirve del público. En suma, el gobierno está para servir a la Nación y no para servirse de la Nación.
Las
reformas –impositivas, comerciales, de tenencia y uso de la tierra etc.
– invierten el papel natural de la propiedad privada, de la libre
iniciativa y del uso de los recursos generados por el ciudadano, para
ponerlos al arbitrio del gobierno y crear una virtual casta cerrada, de
política y de amistades, que se enriquece con los bienes y el esfuerzo
ajenos.
La
revaluación con finalidad Impositiva – hacia las arcas de la provincia
de Buenos Aires a través del impuesto inmobiliario rural y hacia las
arcas del Estado Nacional al aumentar la base del impuesto a los bienes –
descaradamente se hace para cubrir gastos de costeo, o sea, sin la
menor vergüenza el gobierno deliberadamente quiere usar más recursos de
los que tiene, y para esto sencillamente retira valor de la población
por la vía impositiva.
Concisamente, ¿esto no es inmoral? - Lisa y llanamente “SI”
El argumento con el cual se excusa es redistribuir la riqueza, para dar a los que no tienen.
¿No es inicuo que el gobierno juegue a hacer de Robin Hood?
Claramente “SI”
¿Es ético...?
- La pregunta puede parecer extraña tratándose de una acción de gobierno.
Porque
ya nos acostumbraron a que – con el pretexto de laicismo del Estado –
se haya implantado en la mentalidad de la opinión pública, el nefasto
principio formulado por Maquiavelo: “Se debe separar la moral de la política”.
Lo cual redunda en la consagración de la inmoralidad en el Estado.
Los gobiernos totalitarios consideran estar por sobre el Individuo, ser quien le concede – o retira – los derechos.
En
realidad el Estado es posterior al individuo. Son primeras las
personas, que forman una sociedad, que después formará un Estado, para
mantener el orden de la sociedad.
Pero, ¿es moral sacarles a unos para dar a otros? ¿Por qué? ¿En qué circunstancias?
Si
estuviésemos en una situación de desastre o de guerra, si estuviésemos
en una situación de calamidad natural, se podría analizar estrictamente
si correspondería en cada caso.
La
falacia de este pretexto la despliegan los últimos 80 años de cargas
impositivas, extraordinarias y crecientes, siempre destinadas a...
¡redistribuir la riqueza!
Si eso fuese real, hace mucho tiempo que no existiría la pobreza.
¿Tiene
Ud. en cuenta la cantidad enorme de recursos que los distintos
gobiernos han substraído de los particulares, para remediar las
carencias de los más necesitados? Cuando lo real es que las carencias se
han multiplicado.
La sociedad civil ha perdido su capacidad de prosperar, a beneficio de los “servidores públicos”.
Cuando el contribuyente es la rana y escorpión el Estado la demagogia y la miseria es el resultado.
Las
protestas, los cacerolazos y paros, son una demostración de legítima
defensa para enfrentar una agresión discriminatoria, ya no para un
sector de la sociedad como es el sector agropecuario, si no para todos
los contribuyentes.
Entonces, nuestra posición no puede ser la de discutir un 3 o un 7 por ciento.
Debemos no reconocer al Gobierno como árbitro y dador de nuestros derechos.
Debemos negar al Gobierno la moralidad de estas exacciones impositivas.
Debemos reclamar nuestro derecho a la libertad y a la propiedad, para asegurar un porvenir a nuestros hijos y nietos.
Que Nuestra señora de Lujan Patrona de Nuestra Patria nos ilumine y proteja el futuro de nuestra patria
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