Ayer, la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia, en un acto
realizado en la Plaza
Lavalle, frente al Palacio de Tribunales, que reunió
alrededor de 600 personas, rindió homenaje y desagravió al ex Juez Jorge
Quiroga, quien fuera asesinado por terroristas del ERP el 28 de abril de 1974.
El Dr. Quiroga se
había desempeñado como Juez de la Cámara Federal en lo Penal, que tuvo competencia
para los casos de terrorismo en todo el ámbito de la Nación. En su cometido
fueron procesados y encarcelados más de 2.000 integrantes de los grupos
subversivos, que luego recobraron la libertad gracias a la amnistía sancionada
el día de la asunción del Dr. Cámpora.
El desagravio
obedeció a que el 25 de junio pasado, el Presidente de la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal,
Dr. Gustavo Bruzzone, a cuya firma se agregó tan sólo la de un vocal integrante
de ese tribunal y actuando a pedido del Secretario del sindicato de la Unión de
Empleados de la
Justicia Nacional, ordenó retirar de la puerta del edificio
donde funciona la Cámara, la placa que recordaba y rendía homenaje a este
hombre de la justicia, mediante la siguiente resolución: “…. teniendo en cuenta la solicitud originaria, las
opiniones vertidas por los colegas, algunas de ellas informalmente, y los
antecedentes del caso, considero que la placa debe ser retirada y así habré de
disponerlo para el día de la fecha, toda vez que los motivos que justificaron
su colocación han cesado.”
En el acto usaron de la palabra el Dr. Alberto Solanet,
presidente de la entidad, quien leyó una carta abierta dirigida al Presidente
de la Suprema Corte,
Dr. Lorenzetti, cuyo texto se adjunta, y el Dr. Gerardo Palacios Hardy,
vicepresidente de la entidad, quien se refirió a los motivos del desagravio y a
la corrupción existente en la justicia.
Buenos
Aires, Julio 10 de 2012
Señor
Presidente de la
Suprema
Corte de Justicia de la Nación
Dr. Ricardo Jorge
Lorenzetti
Palacio
de Justicia
Como
en dos ocasiones anteriores desde nuestro
surgimiento como Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia
nos dirigimos al señor Presidente del alto Tribunal para reclamar,
precisamente, por ambos bienes
superiores: la justicia y la
concordia. La justicia que se omite y la concordia que
se rechaza, en buena parte, por obra de la Corte que usted preside.
El
poder Judicial, ha perdido los dos pilares fundamentales para su recta
actuación: autoridad e independencia. Ambos aspectos, están unidos, ya que la
autoridad de los jueces se funda, a su vez, en la independencia, con la cual
pueden juzgar y concretar así el derecho en los conflictos, acerca de lo suyo
de cada uno. La independencia del juez, junto con la objetividad y
generalidad de la ley, sostienen la
libertad del ciudadano. Pero la ley ha perdido objetividad y generalidad y ya
no es fuente del derecho. Las leyes, hoy
traducen la presión de los intereses,
especialmente asociados a la fantasía ideológica del grupo gobernante, a la que
usted se ha encolumnado decididamente y es copartícipe fervoroso de la reforma
del Código Civil. En su texto se plasmará ese conjunto de leyes que apuntan a
destruir los fundamentos de nuestra organización social tradicional, como el
matrimonio entre homosexuales, la llamada “ley de género” que permite cambiar
el sexo mediante sofisticadas
operaciones, o tan solo mutando el documento. También se admite la más
libérrima experimentación en los laboratorios donde se permite hacer lo que le
venga en gana al científico, respecto de los embriones humanos, ya que para la
ley no son personas sino cosas. La identidad de las personas, como derecho
fundamental será un hecho del pasado, en el futuro, la ley argentina reconocerá
como única nota distintiva de la persona
que se trata de un mamífero.
Señor
Presidente, su funcionalidad a la ideología “progresista” del grupo gobernante, lo llevó a
apostatar del principio básico que
inhibe al Poder Judicial de ejercer la facultad de legislar, cuando, en forma
unánime, el alto Tribunal, dictó una sentencia aberrante en la que virtualmente
despenalizó el aborto en la Argentina, alzándose contra toda la normativa
vigente, que ampara la vida inocente desde la concepción.. Con el
proyecto de reforma de nuestro Código
Civil, del que usted y otros juristas son autores, se consolidará todo este esperpento
que hace tabla rasa con el orden natural y es violatorio de la Constitución y
los tratados internacionales como el Pacto de San José de Costa Rica y la
Convención de los Derechos del Niño.
Presenciamos
la exacerbación de los fenómenos entrelazados de la judicialización de la
política y de politización de la justicia. El Poder
Judicial no puede considerarse “independiente” cuando el nombramiento, la
promoción, el monitoreo disciplinario de su ejercicio y la destitución de sus
miembros depende, en buena parte, de las otra ramas del Estado. Es
lo que ocurre con el Consejo de la Magistratura en su actual conformación en
cuanto a número de miembros y alcance sus comisiones. Predomina el componente
político, en el cual oficialismo y oposición suelen coincidir en criterio,
mucho más de lo que aparentan. Ello sirve, de una parte, para asegurar la
impunidad de los jueces dóciles y la persecución y asedio de los que no
resultan sumisos. Y aún los dóciles, como se sabe, por las dudas, acostumbran
conservar en sus gavetas como “rehenes” algunos expedientes referidos a
personajones de renombre.
Una
de las principales misiones que le adjudicó el gobierno Kischnerista al alto
Tribunal que usted preside, fue demoler el proceso de composición política de
las profundas heridas que dejara la guerra de los años setenta. En un camino
vacilante, que no estuvo exento de críticas, se habían dictado las leyes de
“Punto Final” y de “Obediencia Debida”, que fueron declaradas constitucionales
y equiparadas a leyes de amnistía por la Corte y los indultos posteriores que
involucraron tanto a guerrilleros como a
militares y fuerzas de seguridad, que también fueron declarados
constitucionales. Lo cual, de un modo imperfecto, fueron las bases propicias
para recomenzar la amistad política.
Luego
esta Corte, en cumplimiento sumiso de aquella misión, arrasó con su propias
decisiones mediante los fallos “ Lariz Iriondo, Simón y Mazzeo” y se llevó por
delante las claves de bóveda de las garantías constitucionales: principio de
legalidad, con la exigencia de ley previa y escrita, irretroactividad de la ley
penal, ultraactividad de la ley más benigna, prescripción como integrante del
principio de ley penal, cosa juzgada
revocada en la misma causa donde se había declarado la constitucionalidad,
etc. A partir de ello se produjo una verdadera sustitución del derecho por la
llamada “Política de Derechos Humanos” que usted no deja de repetir que es “la
política de estado”, y no deja de ser una entelequia viscosa bajo cuyo amparo
se suprimieron los derechos y garantías constitucionales para los imputados de
delitos denominados de “lesa humanidad”.
Esa
política ha servido para discriminar entre réprobos y elegidos. Los réprobos no
son únicamente los miembros de las fuerzas armadas y de seguridad que
combatieron contra el terrorismo marxista, sino cualquier ciudadano a designio
de la tiranía. Como lo
venimos repitiendo, ante la violación del principio de legalidad, todos los
ciudadanos estamos en libertad condicional
Esta
derogación de los pilares del debido proceso penal, del proceso justo, que han
realizado los ministros de la Corte, ha servido para que los jueces inferiores
cometan toda clase de atropellos contra los presos políticos, manteniendo
prisiones preventivas de duración indefinida como pena anticipada ; procesos
que se arrastran mas allá de todo plazo razonable; denegando la prisión
domiciliaria a quienes les corresponde por edad o por estar seriamente
enfermos, sometiéndolos a penurias absolutamente innecesarias, para los cuales la
cárcel se asemeja a las cámaras de la muerte. Ya han
muerto 150 presos políticos en cautiverio, y de todo ello les cabe
responsabilidad a usted y a quienes lo acompañaron en sus injustísimos votos.
Señor
Presidente, hoy nuestra Asociación quiere desagraviar la memoria del Juez Jorge
Quiroga, vilmente asesinado por el terrorismo marxista.
En un episodio que solo beneficia a la
perduración del odio entre los argentinos, el Presidente de la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Criminal y Correccional, sometido a la imposición de la
dirigencia del Sindicato de Judiciales, ordenó el retiro de la placa
recordatoria de quien fuera mártir de la justicia y la mandó arrumbar en un
depósito penitenciario, con nota a la Corte que usted preside, para su debido
conocimiento.
Quizás
usted sostenga, doctor Lorenzetti, que quitando
la placa que recordaba el asesinato de un digno magistrado cuya falta
fue cumplir con su deber, se daba cumplimiento a esa “política de estado”
consistente en “reactivar el pasado”, esto es, el odio que al juez Quiroga le
costó la
vida. Resulta desgraciado, señor Presidente, que una
“política” semejante pueda alentarse y sostenerse desde una instancia suprema
de justicia.
Con
el protagonismo de la Corte se ha tapiado la vía recorrida hacia la paz
interior y se desentierra continuamente el hacha de guerra en expedientes
judiciales. Con el protagonismo de la Corte se lleva adelante con prisa y sin
pausa la revolución cultural que padecemos.
Seguiremos
desde esta plaza, porque es nuestro deber de abogados, señalando a usted Sr.
Presidente y a quienes lo acompañan en el Alto Tribunal, sus demasías y sus
deberes conculcados.
Un
día, Dios mediante, estamos seguros, doctor Lorenzetti, pese a todo, habremos
de recuperar la justicia perdida y ha de ser devuelta la concordia a la vida
ciudadana. Hasta que ese día llegue,
tenga por seguro que no habremos de callar.-
Saludamos
al Señor Presidente con la consideración que merece su alta investidura.
Mariano Gradin Alberto Solanet
Secretario Presidente
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