Por el Dr. Cosme Beccar Varela
Buenos Aires, 10 de Agosto del año 2012 - 1120
Hay "defensores del pueblo" que forman parte del gobierno nacional y del municipal, cobran sueldo y tienen personal a sus órdenes, pero ninguno de ellos defiende al pueblo.
Hay miles de funcionarios públicos, (empezando por la usurpadora presidencial que ha jurado defender la Constitución y hacerla cumplir, pero se ríe del juramento y de la Constitución), cuya tarea es servir el bien común, o sea, a todo el pueblo, pero se sirven a sí mismos, y eso a manos llenas, porque se enriquecen descaradamente, como puede verse por el incremento faraónico de la fortuna de los Kirchner y de sus acólitos, mientras el pueblo vive angustiado por el día siguiente sin que ninguno de esos descarados le garantice ni la vida, ni sus ahorros, ni el trabajo, ni la paz social.
Hay cientos de legisladores, que según la Constitución son "representantes del pueblo" pero que el pueblo les importa un comino. Ellos deben debatir los asuntos nacionales en sesiones ordinarias cotidianas de ambas Cámaras, siendo uno de los más importantes el urgente juicio político contra la usurpadora y sus ministros, por la evidente falta de cumplimiento de sus deberes y por la más que probable comisión de varios delitos.
Sin embargo, en todo el año no ha habido más de una docena de reuniones ordinarias y el resto del tiempo lo pasan gozando de sus "dietas", dietas no para enflaquecer sino para engordar a costillas del pueblo al que engañan con una desvergüenza de estafadores profesionales ("políticos profesionales”).
Varios de esos legisladores son supuestamente "opositores" pero la mitad son izquierdistas que tienen la misma ideología del kirchnerismo y la otra mitad son centristas que tienen la misma deshonestidad del kirchnerismo, aunque menos oportunidad de hacerla "efectivo".
Hay miles de sindicalistas que, supuestamente, deben defender a los trabajadores y empleados pero se olvidan de ellos y piensan sólo en su propia carrera gremial, que a casi todos les produce un enorme lucro personal (como a Moyano) y a otros les da la oportunidad de atizar la lucha de clases a la cual son adictos por su ideología marxista, sin que desprecien, sin embargo, cualquier oportunidad que tengan de dar su propio "manotazo" al bolsillo ajeno.
La mejor prueba de que no les importa el pueblo es la forma en que de vez en cuando lo agreden con huelgas, cortes de rutas y calles, agresiones, usurpaciones, incendios, destrozos (como los de Cerro Dragón) y otras brutalidades de las cuales el primer perjudicado es el pueblo.
Por ejemplo, la huelga de los subterráneos de Buenos Aires. Desde hace siete días los sindicalistas los tienen parados (usando los vagones como “microcines” y bares de uso exclusivo), sin que les importe nada que un millón de sufridos empleados y otras personas que deben viajar, se vean obligados a caminar kilómetros hasta sus trabajos o a tomar colectivos con demoras, con extrema dificultad y en un hacinamiento asfixiante.
Los sindicalistas, que se presentan divididos en dos o tres sindicatos para facilitar su tarea extorsiva, saben muy bien que la gente que sufre este atropello no puede hacer NADA para satisfacer sus reclamos y que ni a la usurpadora ni al archi-idiota Macri les importa ese sufrimiento.
Sin embargo, siguen con su extorsión malévola y la gente padece, lo que es peor, sin esperanza de mejoría, porque sabe que si esta huelga se levanta habrá otra en cualquier momento y en cualquier otro servicio público sin que nadie se ocupe de defenderla.
Hay cientos de periodistas que reclaman "libertad de prensa" para informar y para opinar (hay millones que no tenemos esa posibilidad porque no tenemos ni diario, ni TV, ni radio que nos publique lo que queremos decir).
Sin embargo, casi todos esos periodistas, inclusive los que se presentan como "opositores", se olvidan que el pueblo necesita mucho más que una crítica desapegada de esta situación opresiva.
Es necesario exigir a los que tienen las riendas del poder que pongan orden en los servicios públicos como principio de cualquier conversación; a los sindicalistas que dejen de dañar al pueblo como una forma de extorsión a unas "autoridades" que son indiferentes al padecimiento popular, y a la "oposición", que inicie cuanto antes el juicio político contra los responsables tanto en el orden nacional como en el municipal.
Los periodistas saben como “se hace una campaña". Por ejemplo, cuando se trató de apoyar la inicua persecución contra los militares los medios hicieron una verdadera campaña demoledora para quitarle a esos militares hasta la sombra de una posibilidad de defensa. Y fue tan exitosa que los usurpadores kirchneristas y sus aliados de la "oposición" pudieron llevar adelante su demolición de todos los principios del Derecho para secuestrar a más de mil militares y policías. Hasta pasaron en silencio la muerte de 165 de ellos en las mazmorras del régimen. Esta noticia espeluznante no tuvo repercusión alguna en la prensa.
Eso no lo hacen para defender al pueblo en esta tortura cotidiana a la que lo someten los gremialistas.
Dicho sea de paso, los gremialistas "profesionales", de dudosa honradez, podrían darse cuenta de que los de izquierda, que no tienen número pero sí mucho odio, son preferidos por la tiranía, como puede verse por el "caso Pedraza", perseguido por la justicia kirchnerista por instigación del Partido Obrero, aunque es muy probable que la muerte de Ferreyra durante su intento de cortar las vías del tren, no puede imputarse al viejo zorro sino a los mismos "camaradas" del muerto. A estos nadie los investiga. Son intocables. Son la izquierda.
Pues bien, nadie en el tinglado del poder se ocupa del pueblo que, desorientado y doliente, trata de vivir una vida cada vez más díficil en este país tiranizado. Poco nos falta para empezar a viajar en la caja de camiones, como en Cuba.
Hace pocos días, una persona que vive en el extranjero y que llegó al país de visita, me dijo que le había impresionado la resignada tristeza, casi la desesperación, que se notaba en las caras de la gente.
A mí me apena enormemente este desamparo y quisiera tener poder para remediarlo. Por eso quisiera organizar un "Gupo Político" caracterizado por la intención firme y efectiva de acabar con la tiranía de la "dirigencia" corrupta e inepta, cómplice de la sovietización del país, que es la causa de todos los males que nos afligen, y abrir la posibilidad de que haya un gobierno justo que sirva el bien común.
¡Es tan fácil! Es sólo dar su nombre, reunirse, planear y actuar. Claro, en cierto modo es peligroso porque la tiranía no dejará calmamente el enorme poder adquirido. Sin embargo, si tenemos entrañas de compasión, deberíamos condolernos de nuestros compatriotas que son más débiles y que no tienen posibilidades de defenderse si no hay quienes los encabecen.
No puedo creer que quienes tienen algunos medios, formación, inteligencia y se dicen católicos o simplemente patriotas, no se dispongan a cumplir con su deber. La orfandad del pueblo exige que nosotros nos movilicemos en su defensa.
Cosme Beccar Varela
e-mail: correo@labotellaalmar.com
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