A. J. Sesin
Av. Mil (R) F.A.A.
04/10/12
Vivimos dentro
de un país en el cual les confieso, que no puedo aburrirme, pero tampoco puedo
descuidarme. Los acontecimientos nefastos se suceden tan rápidamente que el
desastre de hoy, en un par de días pasa al olvido. Lo que no puedo olvidarme es
de la pésima educación que les estamos dando a nuestros hijos, de la falta de
seguridad, de la droga y del hambre.
Sí quiero
resaltar y poner de manifiesto el movimiento realizado por el personal
subalterno de la prefectura y la gendarmería. Están dando un ejemplo de unidad,
corrección y objetivos absolutamente claros, sin faltar el respeto y las
consideraciones al pueblo de la patria. Yo creo que para comprenderlos mejor
hay que saber escucharlos, para saber de las penurias que ellos están pasando.
El desarraigo es el peor de los castigos al cual los arrastró su ministra
guerrillera, haciéndolos abandonar sus destinos originales, para los cuales
fueron preparados, y trasladarlos como manadas al conurbano bonaerense, en un
ambiente hostil, lejos de su familia, viviendo en ambientes de cuarta y
cobrando sueldos miserables con los cuales no pueden mantener dignamente a sus
mujeres e hijos. Alguna mente mal parida y depravada pergenió este desastre, y
lo peor, que sus antecedentes a través de destrozar a nuestras Fuerzas Armadas
no le impidan intentarlo con la Policía, la Prefectura y la Gendarmería
Nacional.
Pregunto: ¿Este
desastre no tiene responsables? ¿Y el hilo se corta por lo más fino? No puede
ser que la ministra y su segundo estén peleados y traten de eliminarse el uno
con el otro. Es una vergüenza tener funcionarios de esa calaña. Es cuando
nosotros los ciudadanos esperamos que alguien reaccione y ponga las cosas en su
lugar.
Los veo o los
miro por TV haciendo fuerza para que les restituyan el sueldo que les sacaron y
les adjudiquen un fijo de base de siete mil pesos. Con todo respeto, cometieron
un grave error: estirar la solución del problema hasta el día martes, tiempo
suficiente para que los maquiavelos del poder les jueguen una mala pasada. Las
exigencias, TODAS, tendrían que haber sido HOY Y AHORA, y firmadas las
condiciones por ellos solicitadas por las autoridades correspondientes. Ruego a
Dios que yo esté equivocado. En mi fuero íntimo desearía que vuelvan a la
frontera, ya que son los únicos que podían en su momento parar las toneladas de
droga que hoy inundan nuestro país. Como dice el refrán, zapatero a tus
zapatos.
Aparentemente
vivimos en democracia, por lo tanto podemos expresarnos libremente, como en el
caso de la guarnición aérea Córdoba, donde todos y cada uno del personal de suboficiales
pudieron escucharse y fueron escuchados con todo respeto por el Brig. Cismondi y Brig. De La Torre.
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