Por JOSE LUIS MILIA
josemilia_686@hotmail.com
No quiero a Clarín. No es otra cosa que una mala y
pretenciosa copia de Le Monde, especialmente por su
ideología “progre” que lo ha puesto siempre al servicio de todas aquellas tendencias que
tengan como objetivo estigmatizar
a la Iglesia Católica, agraviar
a las Fuerzas Armadas, menoscabar
la idea de familia, apoyar un garantismo irrestricto
que roza el abolicionismo y, a partir
de esto,
fomentar la indisciplina social. Y no tengo duda alguna que si no hubiera sido
negocio mantener un suplemento para el campo seguramente sus diatribas hacia
quienes lo trabajan tendrían el veneno y el resentimiento con que la
progresía se refiere a ellos desde
hace años.
Fue en
Clarín, y cuando digo Clarín me estoy refiriendo a todo el multimedios, desde
donde se urdieron las más groseras calumnias
contra los soldados que combatieron a la subversión. Aún hoy podemos
ver como a partir de las mentiras de una periodista-
antigua guerrillera
especializada
en vender perejiles, trabajo
que incluía ser invitada a bailar a Mau Mau por
quienes prestaban servicios en la
ESMA- hablan, en su
canal de noticias, de los
vuelos de la muerte con la infame liviandad
de aquellos que hicieron- y hacen- de los
DD.HH. un estupendo negocio.
Fue en
Clarín, desde
donde se montó la mentira del pacto militar sindical que posibilitó el ascenso
a la presidencia de Alfonsín, y fue el
multimedios el primero en
aplaudir el juicio a las
juntas, el
crédito de 1.500 millones de dólares jamás devuelto por Cuba, la
instauración de un plan educativo que ya había fracasado en otros países y las
estupideces varias que ese gobierno perpetró, aunque finalmente dedicaron
su mejor esfuerzo a desgastar
desvergonzadamente al presidente cuando éste ya no les fue de utilidad.
Fue en
Clarín donde se
les dio prensa y púlpito a la madre y a la abuela
putativas para que
educaran a la sociedad en el odio y la aversión contra
aquellos que no
creían en sus patrañas, y luego les
dio el poder mediático para que el
éxito coronara sus
negocios inmobiliarios y extorsivos. Concubinaje artero
pergeñado por el multimedios que tuvo rápido fin cuando la abuela putativa
siguiendo órdenes del oficialismo llevó a
cabo contra
los hijos de la Directora del periódico una de la más infames campañas que
hayamos conocido.
Fue en
Clarín donde primero
se tergiversaron las declaraciones de Monseñor Baseotto, declaraciones
que fueron aprovechadas por quienes
detentaban el poder para
asociarlas a los vuelos de la muerte y así,
utilizando esta argucia infame en esa época donde el
multimedios era culo y calzón
con el kirchnerismo, perfeccionar
esa afrenta a la Constitución que son los juicios contra quienes combatieron a
la subversión.
Fue en
Clarín donde
como nunca en su historia, al menos
hasta este divorcio de conventillo acaecido
en 2008, se apoyó
y se trabajó por la candidatura
de alguien-
Néstor Kirchner- a la presidencia, para luego para hacernos
creer que la
república podía darse por conforme de tener un gobierno progresista y popular
y que habíamos tenido la inusual suerte de estar en manos
de un mago de la economía cuando la verdad era que si no hubiera sido por el
incremento mundial de precios de los commodities los “exitosos
abogados del sur” no
hubieran completado ni el primer período. Esfuerzo que fue muy bien
pagado ya que el multimedios entre 2003 y 2006 fue el más favorecido por la
propaganda oficial.
Son
demasiados los pecados de Clarín para enumerarlos a todos, hay demasiada roña
en su tinta como para tenerle un mínimo de respeto. Mueve al rechazo y a
olvidarnos de su destino ya que,
campeón de la adhesión al oficialismo- a cualquier oficialismo sea este de
charreteras, corbatas o pañuelos Hermés- esta
vez la taba le cayó de culo. Si esta pelea a la que hoy asistimos se redujera a
la presidente y su pandilla contra el
multimedios muchos seríamos los que estaríamos viendo con alegría como se
despedazan entre ellos para ver quién se queda con el hueso con caracú del
puchero y sucumbiríamos, quizás, a la tentación de dejar solo al multimedios en
esta hora de ajuste de cuentas entre mafiosos. Pero esta vez eso es imposible.
Esto va más allá de un hueso. Detrás de esto está la única
verdad que ha dicho, en estos nueve años, la
presidente. Detrás de esta pelea de comadronas está el
“Vamos por todo” chillado pérfidamente en Rosario y que no es otra cosa que lo que
exactamente quiere significar, ese “ir por todo” va más allá de la riña con
un multimedios al que los argentinos le debemos un
sinnúmero de chanchadas; ese “Ir
por todo” es ir por nuestro derecho a ser informados como merecemos, a opinar
como queramos, a pensar como se nos ocurra y a defender todo aquellos que nos de el
derecho a ser una República en serio. No nos
equivoquemos, el 6D no estamos defendiendo a Clarín, estamos ejerciendo nuestro
derecho a la legítima defensa.
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