Por Carlos Manuel Acuña
A media mañana de ayer, grupos
organizados de orilleros ingresaron en un supermercado de Bariloche e iniciaron
un meticuloso saqueo en distintas casas de comercio. Curiosamente, sólo el
Canal TN de televisión difundió la noticia hasta que pasado el mediodía se
sumaron otros medios electrónicos. Para esa hora ya se sabía lo que era un
secreto bien guardado: las autoridades no ignoraban que esto iba a suceder y
alertaron a los propietarios de los comercios barilochenses para que adoptaran
medidas de prevención. En coincidencia con estos sucesos, aquí, en pleno centro
capitalino la avenida 9 de Julio fue
cortada por el grupo Quebracho - financiado por el gobierno - que comenzó a
cometer desmanes que convirtieron a
Buenos Aires en un verdadero caos, con el tránsito paralizado y las
corridas habituales. Algunos observadores recordaron entonces que apenas unos
días atrás, elementos que se identificaron como simpatizantes boquenses
realizaron una verdadera gimnasia revolucionaria que llamó poco la atención
dado el acostumbramiento del público que soporta la política permisiva del
gobierno en la materia. También recordaron que un depósito de la Gendarmería
Nacional ubicado en la bonaerense y cercana ciudad de Mercedes, había sido incendiado
con la pérdida millonaria de decenas de motocicletas nuevas y especiales. El
caso tomó forma de rumor que insinuó la responsabilidad del hecho a la crisis
salarial que soporta esa Fuerza en los niveles subalternos, pero de lo que nada
se dijo fue que el automóvil personal del mercedino dirigente de La Cámpora, De
Pedro, fue abollado, que sufrió un principio de incendio, que los vidrios de
las ventanas de su casa fueron rotos a pedradas y que también existió un
principio de incendio. Todo se ocultó pero hay cosas que en nuestro país tarde
o temprano salen a la luz, a veces agrandadas por la reserva con que se las quiso
ocultar.
Mientras los comentarios corrían
de boca en boca, otro detalle llamó la atención de los conocedores de estos
asuntos ya clásicos del kirchnerismo: en determinados y selectos lugares de la
ciudad se advirtió la presencia de numerosos y noveles policías - varones y
mujeres - que caminaban ida y vuelta a lo largo de pocas cuadras, detalle que
fue comentado por algunos periodistas que recibieron como explicación -
formulada indirectamente - que se trataba de alumnos provenientes de la Escuela
de la Policía Federal que fueron puestos en la calle por orden de Nilda Garré
para familiarizarse con su trabajo. Todo demasiado curioso pero como en la
Argentina de hoy puede suceder cualquier cosa, no se alteró la rutina cotidiana
que registró los clásicos malestares y protestas de los sufridos habitantes.
Sin embargo, con el correr de las
horas nació la alarma cuando se confirmaron los saqueos que ocurrían en la
ciudad de Rosario, el corte de la Ruta Nacional 9, la ocupación de piquetes en
la próxima ciudad de Gobernador Gálvez y de un hecho singular: en Comodoro
Rivadavia y delante del gobernador Buzzi,
manifestantes que habían concurrido a una concentración oficial se insultaron
mutuamente y se fueron a las manos. Golpes de puño, uno que otro garrotazo y el
esfuerzo de la policía por separar a los contrincantes puso una nota dramática
en el suceso. En el momento de escribir este informe las explicaciones eran
confusas y por cierto, contradictorias. De todos modos se sumaron a las
versiones que crecieron durante la noche y entre ellas la interpretación de que
el anuncio de la expropiación del tradicional predio palermitano de la Sociedad
Rural Argentina, fue un inútil esfuerzo distractivo aunque permitía definir el
sesgo ideológico de quienes ejercen el poder político. Entre tanto, las
novedades se precipitaron sin confirmarse a informaban del saqueo a un
frigorífico, el asalto a un local en el Chaco, problemas en la ciudad de Moreno
- un clásico de graves desórdenes en el pasado - potenciales sucesos en Córdoba
y el retorno de los comentarios a Bariloche, origen de las inquietudes
confirmadas. Allí, la policía de Río Negro había resuelto no impedir la acción
de los depredadores por no estar en condiciones numéricas para hacerlo. Más
aún, no querían intervenir para evitar consecuencias personales, sobre todo
cuando las instrucciones eran de no reprimir sino "contener" a
quienes robaban los más variados objetos electrónicos, lo que aportaba el dato
de que no era por hambre que se cometían los violentos delitos. De todos modos,
la renuencia policial había determinado que unos cuatrocientos gendarmes fueran
aprestados para viajar bajo el mando de SuperBerni por orden expresa de
Cristina. Como si esto fuera poco, pasada la media noche se aseguraba que en la
Ruta Nacional 9 los cortes se hacían para facilitar el asalto y robo a los
automovilistas que quedaban atrapados en medio del conflicto. Naturalmente, sin
sorpresas y como algo esperado, el fantasma de una incipiente anarquía hizo su
aparición.
El resumen que ponemos en manos
de nuestros lectores sería insuficiente si no recordáramos que este tema fue
abordado varias veces a lo largo de muchos meses atrás y que además, en varias
oportunidades recordamos que desde el año 2000, después de un Congreso
organizado por el Foro de San Pablo en la ciudad ecuatoriana de Mantas con la
presencia de numerosos argentinos, se había dispuesto una nueva forma de lucha
por parte de la izquierda: la Guerra Social sustentada en protestas populares y
toda clase de reclamos, muchas veces montados sobre problemas provocados
artificialmente. De contenido gramsciano, se la pergeñó como un sucedáneo a la
acción armada que provocó la derrota del terrorismo setentista, tal como
sucedió en otros países de la región agredidos antes y después de esos años.
Pocos creyeron en esta variable, hasta que los hechos confirmaron la nueva
estrategia. Entre nosotros surgieron distintas organizaciones que últimamente
crecieron exponencialmente. Por ejemplo, Barrios de Pie, piqueteros de distinta
denominación, la estructura que responde a Alicia
Kirchner, las viejas conocidas como Madres de la Plaza de Mayo, Unidos y
Organizados, La Cámpora, como otras, más cercana a los negocios, el Vatayón
Militante organizado con peligrosos delincuentes condenados a prisión, el
conjunto Tupac Amaru que aspira colocar en la gobernación de Jujuy a Milagro Sala aunque también opera en La
Matanza, y otros que se definen claramente con sus actos y declaraciones, como
el mensaje de twitter que ayer por la tarde Luis D'Elía le envió a Cristina
Fernández con motivo del decreto expropiatorio de la Sociedad Rural
Argentina, felicitándola por haberle quitado un bien a la puta oligarquía.
Ignoramos la respuesta presidencial.
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