domingo, 20 de enero de 2013

LA GLOBALIZACION



 
Por: Ricardo Díaz
 
 
   Mucho se ha escrito sobre el tema de la globalización y desde hace ya mucho tiempo; pero de todo lo que he leído, a mi particularmente, me ha gustado, por lo claro y conciso, lo expresado en 1977 por Monseñor Antonio Almandoz Garmendia, en la 27ª Asamblea ordinaria de la organización de los Estados Americanos, en Lima, donde tomó parte una Delegación de la Santa Sede, y que como Presidente de dicha Delegación dejó sentado el pensamiento de la Iglesia sobre la globalización:
  
   “Hoy día el mundo asiste al llamado proceso de globalización, fruto sobre todo de la revolución tecnológica de las comunicaciones. Este proceso por su vocación uniformante puede, sin querer(1), poner en riesgo la identidad cultural de los países. El fenómeno fáctico de la globalización puede ser juzgado positivamente en cuanto oportunidad para el encuentro de los pueblos y para la difusión y aceptación universal de los grandes principios jurídicos de los derechos humanos.
 
   Pero, al mismo tiempo, al convertir toda la tierra en un único espacio económico, corre riesgo, por su propia dinámica, de subrayar nada más que algunos aspectos de la vida social e individual. Debilitando los otros. En efecto, siendo la lógica primaria de la globalización una lógica económica, la consideración del hombre como un mero factor de producción y de consumo acaba por reconocer como relevantes social y jurídicamente, sólo a aquellos que pueden producir y consumir. Una tal globalización se convertiría en instrumentos de exclusión y hasta de opresión de los que no están en condiciones de pesar económicamente: los que no han recibido una educación apta para las nuevas circunstancias; los ancianos, los desocupados, los niños de las capas sociales más pobres y los no nacidos, muchas poblaciones indígenas, etc. Esa globalización incontrolada acabaría también borrando las peculiaridades culturales que no puedan ser asumidas por los procesos de producción y comercialización masiva de bienes y servicios, y que sin embargo, son manifestación necesaria de la identidad y dignidad de las personas, y protección de su libertad. Así no sólo se provocarían grandes sufrimientos materiales a los grupos sociales más desprotegidos, sino también un grave daño a la riqueza cultural de los pueblos, dañando aquello que es el patrimonio más importante de los hombres y mujeres americanos, sean pobres o ricos.”
 
(1) El único punto que no comparto en esta muy buena exposición, es  que este proceso de globalización ponga en riesgo la identidad cultural de los países“sin querer”. Me parece un poco ingenuo. Aunque muchos pueden decir que si yo creo que es “a propósito” entonces estaría de acuerdo con las “teorías conspirativas”. No se, no importa, el hecho es que el pequeño agregado “sin querer” me parece ingenuo.-
 
 
Fuente: “La Cultura Católica” , Fr. Aníbal E. Fosbery O.P., Bs As. 1999.-

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