Fue elegido Papa el
cardenal primado de Argentina y arzobispo bonaerense Jorge Mario Bergoglio. Se le llama "Papa negro" en general al jefe de los jesuitas, habiendo surgido como Papa de la orden fundada por San Ignacio de Loyola.
El Sumo Pontífice de la
Iglesia Católica no es un crítico acérrimo al aborto y al matrimonio homosexual,
ya que frente a estos temas es un "desmovilizador", sino que además
el jesuita que colaboró con la dictadura argentina (1976-1983) mientras se
desempeñó como superior provincial de esa orden religiosa entre 1973 y 1979.
Según afirman los integrantes de la colectividad judía, elogiándolo, es un
defensor de las minorías.
En 2010 Jorge Bergoglio tuvo que testificar en
el juicio sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos en la ESMA (Escuela
Superior de Mecánica de la Armada) por las detenciones y torturas que
existieron durante el régimen militar. El cardenal declaró durante más de cinco
horas ante el tribunal que investigaba la detención en 1976 de dos curas
jesuitas, Francisco Jalics y Orlandio Yorio, que trabajaban en una
villa miseria (chabola) pese a la oposición de Bergoglio, líder por entonces de la Compañía de Jesús.
Después de que su superior
les retirara la protección institucional, los sacerdotes fueron secuestrados y
detenidos en la ESMA. A los cinco meses fueron encontrados en las afueras de
Buenos Aires, drogados y semidesnudos.
Según señala el
periodista argentino Horacio Verbitsky,
cuatro catequistas y dos de sus esposos fueron también secuestrados en el mismo
operativo en el que detuvieron a los curas. Ninguno de los seis volvió a
aparecer.
Según la querella del
caso, el actual Papa "mintió" y se mostró "reticente" al
momento de referirse a los dos sacerdotes jesuitas. Bergoglio, en cambio, aseguró ante la Justicia que había pedido por
la suerte de sus subordinados en dos reuniones que tuvo con el primer general
que encabezó la dictadura, Jorge Videla,
y en otro par de ocasiones, con el jefe de la Marina Emilio Massera, que dirigió la ESMA e integró la Junta Militar
responsable del golpe de Estado.
No fue ésta la única
ocasión que el actual Sumo Pontífice tuvo que brindar su testimonio sobre la
dictadura. Bergoglio también fue llamado
como testigo a petición de la Fiscalía y de la asociación Abuelas de Plaza de
Mayo para que declarase sobre la apropiación por parte de los militares de los
bebés que nacían en cautiverio durante la dictadura. Bergoglio pidió dar su declaración por escrito.
Bergoglio
tuvo que testificar en el juicio sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos
en la ESMA, y podría quedar involucrado en cualquier momento, mediante la
presión que el Gobierno podría ejercer, siendo éste un grave punto débil del
mismo. En concreto, se le solicitó información sobre el caso de Ana de la Cuadra, nieta robada de una
de las fundadoras y primera presidenta de Abuelas, Alicia de la Cuadra, fallecida en 2008. Su hija Estela de la Cuadra, que ahora busca
información sobre su sobrina y sobre su hermana Elena, desaparecida cuando estaba embarazada de cinco meses,
presentó ante la Justicia la correspondencia entre Bergoglio y su padre, que le había solicitado ayuda para
encontrarlas. "¿Cómo es que Bergoglio
dice que hace sólo diez años sabe del robo de bebés?", preguntó Estela ante los tribunales. "Es la
tercera vez que lo pido ante un tribunal: ¿lo vamos a citar para que declare o
no lo vamos a citar para que declare?", pedía allá por 2011.
Estela
de Carlotto, actual presidenta de Abuelas, también
ha cuestionado a Bergoglio por
afirmar durante el juicio en la causa ESMA que se había enterado del robo de
menores durante la dictadura unos diez años antes. "Por no hablar y
mantener el silencio en este país tuvimos 30.000 desaparecidos y 560 nietos
apropiados por represores" dijo en 2007. "Nosotros aún estamos
esperando de la Iglesia haga una autocrítica sobre su actuación durante la
última dictadura".
Bergoglio
no se defendió públicamente de estas acusaciones, hasta que en 2010 se publicó
el libro de autoelogio titulado "El jesuita, conversaciones con el
cardenal Jorge Bergoglio", en
el que afrontó el tema de la dictadura. "Si no hablé en su momento fue
para no hacerle el juego a nadie, no porque tuviese algo que ocultar",
explicó en ese libro. "Hice lo que pude con la edad que tenía y las pocas
relaciones con las que contaba para abogar por personas secuestradas",
dijo justificándose.
Aunque la presidenta
argentina Cristina Fernández Wilhelm
ha felicitado al nuevo Papa y asistirá a su asunción como Sumo Pontífice, desde
las filas del oficialismo Bergoglio
nunca ha sido muy querido, a raíz de las desavenencias y la distancia
protocolar que mantuvieron con Bergoglio
la actual mandataria como su marido y antecesor Néstor Kirchner.
Algunas reacciones no
se han hecho esperar. El gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck mostró su asombro por la elección de los
cardenales de El Vaticano: "No sé qué aporte ha hecho la Iglesia argentina
para que lo hayan nombrado como Papa". Menos sutil fue Agustina Kampfer, la pareja del actual
vicepresidente, Amado Boudou, que dijo
también desde Twitter: "No entiendo; ahora somos todos reee católicos y la
Iglesia es la casa de Dios de verdad?" escribió. "Bergoglio sigue siendo investigado por
la participación de la Iglesia en delitos de lesa humanidad. Ni olvido ni
perdón", sentenció.
Mientras tanto, Pérez Esquivel y
Bergoglio
tiene el punto débil de las causas de "lesa humanidad" que podrían
involucrarlo como Francisco I, el
Papa de todos los católicos, y el oficialismo no tiene el más mínimo empacho ni
escrúpulo en hacérselo saber, para convertirlo en títere de la Presidente y sus
asesores.
Bueno, todo parece indicar que en el gran plan del Dios Altísimo, a Bergoglio le ha tocado desplegar ese rol. Y para los que creemos en las revelaciones del Apocalipsis, la profecía que se detalla en el capítulo 17 está más que avanzada, estamos viviéndola justamente en estos tiempos......
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