CAOS POLÍTICO Y SUS GRAVÍSIMAS CAUSAS
Por Emilio Nazar
En la foto: Tapa y artículo de la revista "Semanario" de diciembre de 1983, donde Alfonsín prometía "100 años de democracia".
Llegamos a tiempos electorales, y con o sin adelantamiento de los comicios la situación siempre será la misma, pues se repite. No hay nada nuevo.
"Los laureles que supimos" renunciar
Raúl Ricardo Alfonsín, el ex presidente argentino, había prometido 100 años de democracia, y estamos transitando los primeros 25 años. Y en el balance, solamente vemos el crecimiento de los índices nacionales: crece la población en la miseria, indigencia, desocupación y subocupación; crece la degradación de la cultura; crece la inseguridad; crece la malversación de caudales públicos; crece la desinformación masiva; crece la falta de transparencia pública y privada; crece el patoterismo y el espíritu de venganza; crece la insalubridad pública que ya ni insumos tiene; crece la injusticia en medio del gran "cambalache" donde lo invertido se impone sobre lo natural... y esto es un mero detalle de los logros de estos primeros 25 años democráticos que transitamos.
Todavía faltan 75 años de democracia para cumplir la profecía alfonsinista, y si los proyectamos el futuro no parece ser muy venturoso... o tal vez nos han mentido, y no vivimos en democracia sino en una cruel tiranía que tiene como excusa un simulacro de comicios, con partidos políticos cuyas listas están llenas de nombres de presuntos afiliados que desconocen tal circunstancia, y con algún que otro difunto por ahí.
Tiempos de cambio
Pero en marketing dicen que toda "crisis" es una "oportunidad". Así, esto que ya no es una crisis ni una decadencia, sino una debacle, se convierte en un tiempo oportuno para quienes tienen ambiciones de poder.
Es fácil criticar cuando prácticamente no queda nada en pie para derribar: todo está demolido. Como en el Cantar de Mío Cid cuando al tornar la cabeza veía los muros de la ciudad de la que debía retirarse en el destierro: "Esto me han preparado mis enenemigos malos", afirmaba Ruiz Díaz de Vivar.
Pero no se trata del Cid Campeador hoy. Se trata de antiguos figurones con experiencia de poder, y de nóveles aspirantes a envejecer en el poder al igual que sus arquetipos, a quienes buscan remedar.
Ser poderoso
Alcanzar el poder es el maquiavélico objetivo ¿para qué? Para ser poderoso, para tener dominio sobre todo y estar excento de obligaciones. ¿No son ellos acaso quienes critican a los monarcas absolutos que tenían por límite al Magisterio de la Iglesia y el Derecho Natural?
Tras ocasionar todos los desastres que esta democracia permite (anticatolicismo militante, destrucción de la familia, hiperinflación, recesión, cultura pornográfica y sexual, corralito, corralón, delitos y asesinatos e inseguridad, drogadicción, cultura de la muerte con abortos y eutanasia, y un gran etc.), surgen los oportunistas que con discursos mesiánicos informan a la ciudadanía que solucionarán todos los problemas. No importa que hayan sido funcionarios públicos fracasados o que nunca hayan accedido antes a un cargo público, el discurso es el mismo.
Autoproclamados como "trabajador", "empresario", "exitoso", o como "joven talentoso", el disfraz del discurso es la falsa apariencia de una triste realidad humana: vagos y haraganes fracasados en su vida de Fe, en su vida familiar, en su vida laboral y en su vida social, que ahora buscan acomodarse en un cargo político para sobrevivir en la debacle. Y la crisis es la "oportunidad".
¿Quién negará a tales figuras públicas y mediáticas la condición "exitosa" que alegan siendo oposición?
Conservar el puestito
Y en el oficialismo, ni hablar. Porque en este momento si la mejor figura que posee es Néstor Kirchner, ni por los planes sociales lo van a votar esta vez... El Frente para la Derrota se consolida. Pero tal derrota, ya anunciada en Catamarca, es de una persona. Nadie se hace cargo de que es el mismo "sistema" el que no funciona, nadie explicita que el sistema político está llevando al poder a los más incompetentes.
Pero claro, a no ser que se alce sobre sólidos principios, como "Casa construida sobre la Roca" al decir del Evangelio, la Patria no se levantará. A no ser que alguien aplique la Tradicional Doctrina Social de la Iglesia, no será posible construir nada. Si no se proclama a Cristo Rey y a María Reina, continuaremos con tiranuelos de turno con aspiraciones a autorenovarse.
¿Que se vayan todos? Ahí siguen. Y los que quieren entrar, son iguales...
La Grave Cuestión de Estado
Y en estos tiempos donde las apariencias son las que mandan, para un buen candidato el caos político es producido por la caída del cabello y por no tener un cutis quemadito en una cama solar.
Y así, las gravísimas causas del caos político acaban siendo los afeites, que siempre siempre se consideran insuficientes, y que hacen correr el peligro de dar "mala imagen" a los votantes.
En tiempos de debacle, la cuestión de Estado no es Jesucristo como fundamento, no es la Soberanía como motivación de defensa, no es la Patria como sustento de la Tradición: es la terapia capilar y la cirujía plástica.
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