martes, 17 de noviembre de 2009

HAY HAMBRE MIENTRAS BUQUES DEPREDAN Y TIRAN PECES MUERTOS EN EL MAR ARGENTINO


En Punta Tombo, provincia de Chubut, miles y miles de pingüinos llegan hasta esas playas cercanas a la Península de Valdez.
Los llamados pájaros bobos que tienen unos 50 cm de altura, son una atracción para visitantes argentinos y extranjeros.
Pero la ecología del ambiente patagónico está siendo alterada.
Los albatros y las gaviotas se han multiplicado de tal forma en esa zona que algunos biólogos del CENPAT (Centro de Estudios del Medio Ambiente Patagónico) están estudiando de dónde proviene semejante cantidad de ejemplares.
A lo largo de todo el golfo San Jorge y en localidades pesqueras aledañas de Chubut y Santa Cruz, los habitantes del lugar ven el cielo oscurecerse cuando las bandadas terminan literalmente tapando al sol.
Estas aves despegan hacia el mar en busca de comida. os científicos dicen que cada día encuentran más comida y por eso se reproducen tanto, llegando a una cifra cien veces más que en la década de 1990.
Tanto los albatros como las gaviotas encuentran flotando cientos de toneladas de peces muertos muy cerca de la costa.
La causa de todo ello es que el Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación retiró los inspectores que iban a bordo de los pesqueros y los fresqueros que buscan langostinos, cambiándolos por meros "observadores" , con un casi nulo poder de policía.
Este hecho coincidió con otras dos situaciones desgraciadas:


1. La Comunidad Económica Europea expulsó de sus mares a los buques congeladores por ser altamente depredadores. Ante la imposibilidad de trabajar en el viejo Continente, las grandes empresas españolas emigraron hacia Argentina, donde la depredación parece que está permitida.


2. Las autoridades provinciales de Santa Cruz y Chubut en la década de 1990 habilitaron a los buques factorías extranjeros a tirar (efectivamente, a tirar por la borda) el pescado que no les conviniera.
Desde entonces, los buques que buscan langostinos sólo se interesan por esta especie, que cuesta en el mercado internacional 18 dólares el kilo (unos 70 pesos el kilo).
Arrojan al mar la merluza, el cazón, el abadejo, las rayas y hasta el salmón que caen en sus redes.
Como la merluza es un predador del langostino, ejemplares de muchísimo kilaje quedan atrapados, son llevados a la cubierta y luego arrojados al mar.
Como estos peces viven a 80 o 90 metros bajo la superficie, una vez subidos al barco mueren por una normal diferencia de presión.
Aunque sean devueltos al océano, ya están muertos. En esas condiciones, son los albatros y las gaviotas quienes se alimentan de ellos.
Cada uno de los barcos de 40 o 50 metros de eslora, tira al mar 10 toneladas diarias (10 mil kilos por día) solamente de merluza, sin contar la centolla, abadejo, cazón, salmón u otras especies. Tal cifra debe multiplicarse por la cantidad de buques que salen a buscar langostinos, que solamente en esa zona son siempre más de cien.
Tomando ese dato como referencia mínima, 10 mil kilos multiplicados por los 100 barcos, implica que un millón de kilos de pescado son arrojados al mar diariamente.
Si esa comida fuese utilizada en planes sociales, tres millones de compatriotas podrían ser alimentados diariamente, dejarían de tener hambre.
Los marinos que no están nucleados en el SOMU, sindicato dirigido por "Caballo" Suárez, han denunciado esta situación.
Ante el pedido de los opositores a dicho gremio de que se alimentara a los argentinos con semejantes "desperdicios", "los dueños de las pesqueras españolas" respondieron del siguiente modo: evitando la contratación de personal argentino a bordo, buscando para las labores a peruanos y bolivianos que no hagan planteos sobre la depredación.
A su vez, los políticos argentinos, quienes deben buscar el bien de todos sus representados, les bajan los impuestos a las ganancias...
Los marinos opositores al sindicato quemaron en señal de protesta varias plantas de procesamiento en Puerto Deseado, sosteniendo un reclamo salarial y que dejen de tirar los pescados muertos al mar.
Los científicos extranjeros que analizan la multiplicación de gaviotas y albatros, señalan con resignación: "La causa de semejante mutación en la población de aves no es otra que la enorme riqueza de los argentinos, casi tan grande como su propia estupidez." (Alicia Jardel, Profesora y Colaboradora de Investigation Bélgica).
La fuente de esta información, según consta en el mail que difunde la misma, cuya autoría es de Daniel Sordelli, Arquitecto, Universidad de Buenos Aires, Tel: 54 11 4307 7938, con quien este medio se puso en contacto confirmando la fuente)

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