En la foto: el sistema financiero, bancario y de préstamos suele ser una telaraña que atrapa y asesina económicamente a quien cae bajo sus usurarias condiciones, transfiriendo recursos del pobre al rico y del campo a las urbes, aunque existen modos de efectuar préstamos sin interés que alienten la producción
En el mundo liberal de las finanzas, resulta impensable una operación económica sin ganancias y un préstamo de dinero sin interés. Un sistema bancario sin intereses resulta absurdo o inconcebible para dicha mentalidad.
En Suecia hay un banco, llamado JAK Madlemsbank (Banco de Miembros), donde sus integrantes contribuyen a la prosperidad de quienes solicitan un préstamo, a la vez que se promueven causas nobles y humanitarias. Los miembros del banco asumen ellos mismos sus responsabilidades, gednerando un banco donde los partícipes comparten los beneficios del sistema.
Tierra, trabajo y capital
El Banco Sueco fue fundado en 1970 y obtuvo su licencia bancaria en 1997. Su nombre es JAK (Jord, Arbete and Kapital), que significa tierra, trabajo y capital; los factores principales de la producción y el crecimiento económico.
Funciona como un banco por teléfono, tiene 24 oficinas regionales y su sede está en un pequeño pueblo llamado Skövde.
Los sistemas basados en el cobro de intereses funcionan sobre la base de depositantes (llamados también "ahorristas" o "inversionistas", generalmente con ánimos de lucro usurario), quienes normalmente tienen un excedente y quieren ganar más dinero a través de los intereses. El interés es a la vez financiado por quienes solicitan préstamos y, frecuentemente, equivale a más del valor inicial de la deuda.
Por lo tanto, este sistema no es más que un proceso de transferir riqueza del pobre al rico, o del campo a las áreas urbanas, lo cual resulta inaceptable.
Sin interés
En el sistema del JAK, el núcleo está en los grandes números que se alcanza a manejar.
Sumando los recursos de muchas personas, es más fácil para alguien recoger una gran suma de dinero. Las "juntas" que se realizan en muchos lugares, implican un sistema parecido pero temporario, en cambio el JAK lo hace en forma sistemática.
El valor que una persona puede pedir prestado se calcula a través de “puntos de ahorro”.
Para un nuevo miembro, la primera etapa es ahorrar dinero y obtener puntos, es decir, cada miembro que quiere pedir un préstamo debe ahorrar dinero primero y después de cierto tiempo, acumular tantos ahorros como dinero pedirá prestado. Los costos de administración son los únicos adicionales del proceso en el momento de tomar un préstamo. Los otros costos incluirían 200 coronas suecas (SEK) como tarifa de entrada al JAK y 200 SEK por año como tarifa de membresía.
Resulta claro que este sistema solamente puede funcionar con una economía estable y sólida, donde hay números transparentes y reales que impiden la distorsión del mercado. Si se tratara de aplicar en la Argentina, con una inflación casi nula según el INDEC, pero estimada en un 27% real según algunos analistas, el dinero aportado sufriría una desvalorización tal que acabaría arruinando las operatorias y quebrando el sistema.
Alta liquidez
Estos sistemas deben asegurarse de tener un bajo riesgo de que alguien no pague la deuda.
El sistema de JAK permite mantener este riesgo en un nivel bajo. JAK califica a los solicitantes bajo ciertos aspectos: tamaño del préstamo, duración (basada en la cantidad solicitada), pagos deseados, ingreso del solicitante, gastos, edad, género y puntos de ahorro. Estos factores hacen posible al banco evaluar la capacidad de pago del solicitante con la ayuda de un programa informático en que los elementos a tener en cuenta se encuentran programados para arrojar velozmente los resultados.
Se procesan entre 20 y 25 solicitudes semanales, de las cuales 95% son aprobadas. La mayoría de los préstamos se aseguran aportando una persona como garante o usando los bienes personales del solicitante. A los miembros se les involucra gradualmente en el concepto, acentuando el sistema del banco sin intereses. Por eso, se evita entregar préstamos sin estudio previo, para no correr el riesgo de que no puedan ser pagados.
Aun así, hay ciertos problemas con relación a la liquidez de este tipo de sistema bancario: primero, hay más solicitantes de préstamos que ahorradores; y segundo, puede haber retiros repentinos de ahorradores. Estas inquietudes se manejan con la política de JAK de mantener un mínimo de ahorro del 20%. Adicionalmente, la estabilidad se aumenta cuando más puntos de ahorro se entregan a cuentas de largo plazo.
Además, JAK induce también a ahorrar para cuando la persona se jubile por una de las siguientes razones: no habría ninguna pérdida en el fondo de dinero, ya que los miembros toman prestado entre unos y otros; los ahorros no están sujetos a incertidumbres especulativas y el sistema de préstamo tiene como resultado el pago de una suma total que se realiza una vez que el préstamo sea pagado con ahorros posteriores.
La alternativa para demandas excesivas de préstamos es poner a los solicitantes en una lista de espera, o rechazar las solicitudes.
Corporativismo
Esta forma de banca es muy responsable. Sirve a los pequeños prestatarios, algo que no ocurre en la actual economía capitalista. Es un sistema que puede ser replicado por cooperativas, tomando en cuenta los aspectos éticos, para involucrar a prestamistas y prestatarios a organizarse para beneficiarse mutuamente.
Promueve también el espíritu comunitario, en contraste con el sistema basado en intereses que se centra en la avaricia, el egocentrismo y la competitividad. De alguna manera uno no puede dejar de sentirse mucho más seguro respaldándose entre sí, que soportado por el volátil mercado financiero.
En general, estos sistemas debieran ser implementados por los gremios, y los gremios tener su papel preponderante como impulsores del trabajo efectivo, refugio de los trabajadores. Asimismo, los gremios coordinados entre sí permitirían lograr una estabilidad en el sistema económico, incluso participando en la regulación del valor monetario y en la emisión de moneda. Algo impensable en un esquema liberal como en el que actualmente se desenvuelve prácticamente el mundo entero, y al que la Argentina no escapa.
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