En la foto: Santa María Goretti, virgen mártir de la pureza. El 6 de Julio de 1902, a los once años de edad, fue amenazada con un punzón por Alessandro Serenelli, un joven que trató de abusar de ella. Ella prefirió morir antes que pecar. Durante su agonía perdonó a su atacante, quién, tras años de cárcel, se convirtió. Pío XII, que la canonizó el 24 de junio de 1950, la definió «pequeña y dulce mártir de la pureza».
Por Emilio Nazar Kasbo
Hemos ya abordado la temática del Demonio, el mundo y la carne como fuentes de la tentación contra la castidad. Existen muchos tratados que abordan la cuestión, pero solamente realizamos una aproximación que sirva de guía en la vivencia de esta importantísima virtud hoy desconocida, despreciada y particularmente atacada.
EL VOTO
Por supuesto que nada tienen que ver los comicios en esta materia que hablamos. Pero sí el acto eleccionario vital de la persona sobre su propia conducta moral.
En el voto de castidad o en su vivencia, encontramos un modo de cumplir los mandamientos que rigen la cuestión de la lujuria.
Encauzar las fuerzas instintivas aprovechándolas para una donación a los demás, a los pobres, débiles y sufrientes, no resulta suficiente para quien tiene una cosmovisión teológica católica. Falta "algo" a esta "sublimación" explicada por el psicoanálisis freudiano que no llega a comprender en su integridad el Misterio de la Fe.
Tampoco resulta suficiente explicar que la castidad es como "amor sin sexo" (expresiones por demás confusas y peligrosas por tanto), en contraposición al pecado que es como "sexo sin amor". Semejante visión se reduce a lo "humano", a lo "mundano", a un "aprovechamiento" de la virtud desde el punto de vista de una ventaja material, como un intercambio, como aplicar algo de racionalidad al impulso instintivo o a la voluntad.
DON DE DIOS PARA EVANGELIZAR
Tales reflexiones, si bien pueden ser válidas con una explicación moralmente correcta, pero teológicamente no llega a elevar al alma, no termina viendo la presencia de Dios como una Gracia, como un Don. En definitiva, semejante visión reduccionista termina como explicando las obras de Caridad (que es la Esencia misma de Dios) como el resultado matemático de una acción y su correspondiente reacción mecánica, cuando "sublimando" los instintos carnales se "dona" la persona a los demás. Las obras de Caridad distan mucho de ser eso.
Es un error pensar que se debe formar a los seminaristas para el celibato y la castidad durante sus estudios en el Seminario, reduciendo a dicho ámbito el ejercicio de la virtud. La virtud de la castidad debe ser enseñada y vivida desde la más tierna niñez, alentando tales conductas para que pueda ser vivida una vida ordenada. Tal formación permite luego a los jóvenes llegar vírgenes al matrimonio u optar por la vida consagrada en una continuidad de su forma de vida.
En contraposición a la castidad, aparece la lujuria. Esta no se da solamente en relación a otras personas (como en los actos de fornicación, concubinato, adulterio, infidelidad, amancebamiento, pornografía, curiosidad malsana), sino también en la esfera personal (como en el caso de la masturbación, acciones impuras o malos pensamientos, y la concepción maniquea o puritana).
Por eso, hay una doble acción en concordancia con los vicios que atacan a la castidad. La primera acción es la sana distancia que prudentemente pone freno a impulsos de terceros, o de impulsos propios hacia terceras personas, con las que eventualmente se podría incurrir en pecados carnales, sin caer en puritanismos enfermizos. Y esto vale tanto para personas consagradas como para los casados.
La segunda acción consiste en evitar la curiosidad malsana, así como el manoseo innecesario del propio cuerpo, unidos a una adecuada formación moral que erradica la visión maniquea o puritana que considera que "todo es pecado".
FIDES ET PSIQUE
Así, volviendo nuevamente a la visión psicológica, no se trata de encauzar la sexualidad de distintos modos, pensando que como no se pierde el tiempo en pecados carnales ese tiempo se puede aprovechar en otra cosa "más interesante".
La Religión no surge de "sublimar la pulsión sexual". Eso no es más que una visión materialista de la Fe Católica, al igual que la ideología marxista ve en la Religión un elemento de la "superestructura" económica. Cabe aclarar además que el principal error intelectual de todo materialismo, es que la psicología no se puede "medir" como las ciencias experimentales pretenden.
Cuando aparece ese Sacerdote que después de la Misa dice a los feligreses presentes escandalizándolos que esa fue su última Misa porque decidió unirse con fulanita de quien está profundamente enamorado, y por la cual colgará los hábitos, el sentimentalismo contemporáneo acaba justificando lo injustificable. "¿Y por qué no?", preguntarán otros poco formados. "Me enamoré, porque es una mujer que me entiende y capta algunos de mis problemas, es como un paño donde puedo secar mis lágrimas de la vida, con quien nos reunimos para el 'trabajo pastoral' y compartimos muchas visiones... y así surgió el amor, y por eso dejo los hábitos, decidí dejar de ejercer mi Ministerio como Sacerdote", dirá el Presbítero... y hasta hubo algún Obispo que tomó semejante camino (de cuyo nombre no quiero acordarme), y la situación también se plantea con otros formatos incluso para hombres y mujeres casados. La situación se adapta a cada caso particular de pecado. Y no muchos son quienes se darán cuenta de que a esa situación no se llega de un día para el otro, sino que se trata de un proceso que lleva tiempo, que se inició con faltas leves, con algunas imprudencias, y que terminó en semejante situación. Claro que si alguien hubiese señalado tales "leves faltas" como faltas, sería tildado de "exagerado", de "fundamentalista" o de "puritano". Quien busca persistir en el error y en el pecado, justificará su conducta y desmerecerá el buen consejo ajeno. Pero ¿quién sabe dónde poner límites a cada situación? Pues para eso existen los Directores Espirituales, que tanta falta hacen a los laicos e incluso a los Sacerdotes, y que tan escasos son.
Repetimos que todo lo que se expresa dista mucho de buscar fundamentos en el maniqueísmo o de convertir a cada persona en un estoico romano ataráxico, impasible e inmutable ante la alegría y el dolor ajenos.
ANECDOTARIO
Muchas veces, es la vida de oración la que falta, la que no es suficiente, la desatendida. Y su fruto es la búsqueda de sustitutos en que por más activismo con formato caritativo que se emprenda no satisfará a quien lo realiza porque no tiene su verdadero fundamento Sobrenatural en Jesucristo.
Y termino con algunas anécdotas sobre la Castidad:
Recuerdo que en el Colegio Sagrado Corazón de La Plata, que es Salesiano, en el año 1980 el Padre Bruno vino a cubrir una hora en que el Profesor había faltado, tiempos en que cursaba el segundo año del Secundario. En esa oportunidad, nos reveló que lo habían trasladado a La Plata porque algunos habían confundido el trabajo con los pobres con "tercermundismo" y con "comunismo", en una época en que era muy difícil revelar tales situaciones por su implicancia (eran tiempos de pleno Proceso Militar en Argentina). Pero además, cuando finalizaba la hora y estaba a punto de sonar el timbre del recreo, nos dijo que todos debemos evitar el manoseo del cuerpo entre la cintura y el muslo de la pierna. Así de simple fue su consejo, y así de simple puede ser propuesto educativamente a todos los jóvenes.
A su vez, un Párroco de la iglesia Nuestra Señora de la Merced, recordaba sus tiempos de seminarista cuando les enseñaban que debían dormir en la cama con las manos fuera de las sábanas.
Por eso, al rezar el Acto de Contricción, se promete "evitar todas las ocasiones próximas de pecado". Ahora bien, quien trate de llevar esto a la práctica, será tildado de ridículo y exagerado. Y quien no las evite, hará peligrar la virtud y la vida en Gracia de Dios a cada instante.
CONÓCETE A TI MISMO
¿Cuáles son los límites? Preguntarán algunos. Y la respuesta la dio el Oráculo de Delfos en una "revelación natural", cuando decía "conócete a ti mismo". Desde ese conocerse, San Agustín era capaz de llegar a Dios, era capaz de ver a Dios cuando la persona se pone a Su disposición como instrumento para expandir su Gracia.
Conocerse, conocer la propia Vocación, cuidarla y respetarla, agradeciendo a Dios por ese llamado, y el Don del Temor de Dios, son el principio de una Sabiduría que habilita a quien la tiene para el Don de Consejo. Efectivamente, es el Espíritu Santo con sus Dones quien es capaz de conducir a cada persona elevándola hacia el Absoluto Eterno de Dios, y es Jesucristo la Verdad, el Camino y la Vida, como medio para alcanzarlo.
La Caridad ejercida como virtud Sobrenatural, nada tiene que ver con "amor sin sexo" o con "sexo sin amor", frases que no necesitan demasiada explicación y cuyo contenido llenan tratados especializados. La Castidad es además un principio para el desarrollo de otras virtudes, y no debe llevar tampoco al engreimiento y la soberbia, ni a creerse más que otros.
Dios a cada persona ha dado determinados dones, y la facilidad de ejercer algunas virtudes más que otras, y en cada persona en un grado completamente diverso al de los demás. Sin embargo, Dios llama a todos a la Santidad, y por tanto se exige un mínimo de equilibrio en las virtudes, sin el cual una virtud sobreexagerada enloquece en un extremo que conduce a alguna deformación.
Por eso, el conocerse a sí mismo, que también podríamos referir como base del "insistencialismo" del Padre Ismael Quiles, es uno de los caminos en que el hombre se encuentra con Dios, sale al paso de Dios cuando está en su búsqueda, a la vez que Dios también se le hace presente para señalar el camino de la Felicidad Eterna.
NOTA
La primera parte de la nota puede consultarse en:
http://diariopregon.blogspot.com/2010/03/como-perseverar-en-la-virtud-de-la.html
Por Emilio Nazar Kasbo
Hemos ya abordado la temática del Demonio, el mundo y la carne como fuentes de la tentación contra la castidad. Existen muchos tratados que abordan la cuestión, pero solamente realizamos una aproximación que sirva de guía en la vivencia de esta importantísima virtud hoy desconocida, despreciada y particularmente atacada.
EL VOTO
Por supuesto que nada tienen que ver los comicios en esta materia que hablamos. Pero sí el acto eleccionario vital de la persona sobre su propia conducta moral.
En el voto de castidad o en su vivencia, encontramos un modo de cumplir los mandamientos que rigen la cuestión de la lujuria.
Encauzar las fuerzas instintivas aprovechándolas para una donación a los demás, a los pobres, débiles y sufrientes, no resulta suficiente para quien tiene una cosmovisión teológica católica. Falta "algo" a esta "sublimación" explicada por el psicoanálisis freudiano que no llega a comprender en su integridad el Misterio de la Fe.
Tampoco resulta suficiente explicar que la castidad es como "amor sin sexo" (expresiones por demás confusas y peligrosas por tanto), en contraposición al pecado que es como "sexo sin amor". Semejante visión se reduce a lo "humano", a lo "mundano", a un "aprovechamiento" de la virtud desde el punto de vista de una ventaja material, como un intercambio, como aplicar algo de racionalidad al impulso instintivo o a la voluntad.
Tales reflexiones, si bien pueden ser válidas con una explicación moralmente correcta, pero teológicamente no llega a elevar al alma, no termina viendo la presencia de Dios como una Gracia, como un Don. En definitiva, semejante visión reduccionista termina como explicando las obras de Caridad (que es la Esencia misma de Dios) como el resultado matemático de una acción y su correspondiente reacción mecánica, cuando "sublimando" los instintos carnales se "dona" la persona a los demás. Las obras de Caridad distan mucho de ser eso.
Es un error pensar que se debe formar a los seminaristas para el celibato y la castidad durante sus estudios en el Seminario, reduciendo a dicho ámbito el ejercicio de la virtud. La virtud de la castidad debe ser enseñada y vivida desde la más tierna niñez, alentando tales conductas para que pueda ser vivida una vida ordenada. Tal formación permite luego a los jóvenes llegar vírgenes al matrimonio u optar por la vida consagrada en una continuidad de su forma de vida.
En contraposición a la castidad, aparece la lujuria. Esta no se da solamente en relación a otras personas (como en los actos de fornicación, concubinato, adulterio, infidelidad, amancebamiento, pornografía, curiosidad malsana), sino también en la esfera personal (como en el caso de la masturbación, acciones impuras o malos pensamientos, y la concepción maniquea o puritana).
Por eso, hay una doble acción en concordancia con los vicios que atacan a la castidad. La primera acción es la sana distancia que prudentemente pone freno a impulsos de terceros, o de impulsos propios hacia terceras personas, con las que eventualmente se podría incurrir en pecados carnales, sin caer en puritanismos enfermizos. Y esto vale tanto para personas consagradas como para los casados.
La segunda acción consiste en evitar la curiosidad malsana, así como el manoseo innecesario del propio cuerpo, unidos a una adecuada formación moral que erradica la visión maniquea o puritana que considera que "todo es pecado".
Así, volviendo nuevamente a la visión psicológica, no se trata de encauzar la sexualidad de distintos modos, pensando que como no se pierde el tiempo en pecados carnales ese tiempo se puede aprovechar en otra cosa "más interesante".
La Religión no surge de "sublimar la pulsión sexual". Eso no es más que una visión materialista de la Fe Católica, al igual que la ideología marxista ve en la Religión un elemento de la "superestructura" económica. Cabe aclarar además que el principal error intelectual de todo materialismo, es que la psicología no se puede "medir" como las ciencias experimentales pretenden.
Cuando aparece ese Sacerdote que después de la Misa dice a los feligreses presentes escandalizándolos que esa fue su última Misa porque decidió unirse con fulanita de quien está profundamente enamorado, y por la cual colgará los hábitos, el sentimentalismo contemporáneo acaba justificando lo injustificable. "¿Y por qué no?", preguntarán otros poco formados. "Me enamoré, porque es una mujer que me entiende y capta algunos de mis problemas, es como un paño donde puedo secar mis lágrimas de la vida, con quien nos reunimos para el 'trabajo pastoral' y compartimos muchas visiones... y así surgió el amor, y por eso dejo los hábitos, decidí dejar de ejercer mi Ministerio como Sacerdote", dirá el Presbítero... y hasta hubo algún Obispo que tomó semejante camino (de cuyo nombre no quiero acordarme), y la situación también se plantea con otros formatos incluso para hombres y mujeres casados. La situación se adapta a cada caso particular de pecado. Y no muchos son quienes se darán cuenta de que a esa situación no se llega de un día para el otro, sino que se trata de un proceso que lleva tiempo, que se inició con faltas leves, con algunas imprudencias, y que terminó en semejante situación. Claro que si alguien hubiese señalado tales "leves faltas" como faltas, sería tildado de "exagerado", de "fundamentalista" o de "puritano". Quien busca persistir en el error y en el pecado, justificará su conducta y desmerecerá el buen consejo ajeno. Pero ¿quién sabe dónde poner límites a cada situación? Pues para eso existen los Directores Espirituales, que tanta falta hacen a los laicos e incluso a los Sacerdotes, y que tan escasos son.
Repetimos que todo lo que se expresa dista mucho de buscar fundamentos en el maniqueísmo o de convertir a cada persona en un estoico romano ataráxico, impasible e inmutable ante la alegría y el dolor ajenos.
ANECDOTARIO
Muchas veces, es la vida de oración la que falta, la que no es suficiente, la desatendida. Y su fruto es la búsqueda de sustitutos en que por más activismo con formato caritativo que se emprenda no satisfará a quien lo realiza porque no tiene su verdadero fundamento Sobrenatural en Jesucristo.
Y termino con algunas anécdotas sobre la Castidad:
Recuerdo que en el Colegio Sagrado Corazón de La Plata, que es Salesiano, en el año 1980 el Padre Bruno vino a cubrir una hora en que el Profesor había faltado, tiempos en que cursaba el segundo año del Secundario. En esa oportunidad, nos reveló que lo habían trasladado a La Plata porque algunos habían confundido el trabajo con los pobres con "tercermundismo" y con "comunismo", en una época en que era muy difícil revelar tales situaciones por su implicancia (eran tiempos de pleno Proceso Militar en Argentina). Pero además, cuando finalizaba la hora y estaba a punto de sonar el timbre del recreo, nos dijo que todos debemos evitar el manoseo del cuerpo entre la cintura y el muslo de la pierna. Así de simple fue su consejo, y así de simple puede ser propuesto educativamente a todos los jóvenes.
A su vez, un Párroco de la iglesia Nuestra Señora de la Merced, recordaba sus tiempos de seminarista cuando les enseñaban que debían dormir en la cama con las manos fuera de las sábanas.
Por eso, al rezar el Acto de Contricción, se promete "evitar todas las ocasiones próximas de pecado". Ahora bien, quien trate de llevar esto a la práctica, será tildado de ridículo y exagerado. Y quien no las evite, hará peligrar la virtud y la vida en Gracia de Dios a cada instante.
CONÓCETE A TI MISMO
¿Cuáles son los límites? Preguntarán algunos. Y la respuesta la dio el Oráculo de Delfos en una "revelación natural", cuando decía "conócete a ti mismo". Desde ese conocerse, San Agustín era capaz de llegar a Dios, era capaz de ver a Dios cuando la persona se pone a Su disposición como instrumento para expandir su Gracia.
Conocerse, conocer la propia Vocación, cuidarla y respetarla, agradeciendo a Dios por ese llamado, y el Don del Temor de Dios, son el principio de una Sabiduría que habilita a quien la tiene para el Don de Consejo. Efectivamente, es el Espíritu Santo con sus Dones quien es capaz de conducir a cada persona elevándola hacia el Absoluto Eterno de Dios, y es Jesucristo la Verdad, el Camino y la Vida, como medio para alcanzarlo.
La Caridad ejercida como virtud Sobrenatural, nada tiene que ver con "amor sin sexo" o con "sexo sin amor", frases que no necesitan demasiada explicación y cuyo contenido llenan tratados especializados. La Castidad es además un principio para el desarrollo de otras virtudes, y no debe llevar tampoco al engreimiento y la soberbia, ni a creerse más que otros.
Dios a cada persona ha dado determinados dones, y la facilidad de ejercer algunas virtudes más que otras, y en cada persona en un grado completamente diverso al de los demás. Sin embargo, Dios llama a todos a la Santidad, y por tanto se exige un mínimo de equilibrio en las virtudes, sin el cual una virtud sobreexagerada enloquece en un extremo que conduce a alguna deformación.
Por eso, el conocerse a sí mismo, que también podríamos referir como base del "insistencialismo" del Padre Ismael Quiles, es uno de los caminos en que el hombre se encuentra con Dios, sale al paso de Dios cuando está en su búsqueda, a la vez que Dios también se le hace presente para señalar el camino de la Felicidad Eterna.
NOTA
La primera parte de la nota puede consultarse en:
http://diariopregon.blogspot.com/2010/03/como-perseverar-en-la-virtud-de-la.html
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