Las fuerzas del orden operan para cuidar el bien común, están en primera línea en el cambio de la sociedad y contrastan con la tentación de ceder al desánimo frente a las complejidades.
Lo ha reafirmado el Papa en el discurso al personal de la Policía de Roma. A agentes y funcionarios, Benedicto XVI reafirmó que una colaboración y una sana laicidad son indispensables para respetar las características de una ciudad como Roma, sede del Papado y moderna capital contemporánea.
A la tentación de marginar la Fe es necesario responder con un compromiso civil renovado para mejorar la convivencia y dar esperanza a hombres y mujeres de nuestro tiempo para reafirmarles que forman parte del diseño divino.
Sepan siempre considerar al hombre como el fin, dijo el Papa, para que todos puedan vivir de manera auténticamente humana.
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