Por Carlos Castillo*
Queridos Amigos:
Que dulces y profundos son los consuelos del Señor para quienes lo aman. Quienes nos acostamos la noche del domingo con la desazón de no ser escuchados en nuestras advertencias por la enorme mayoría de nuestros compatriotas nos encontramos en la liturgia del lunes 15 con el consuelo maternal y victorioso de María, la reina del ejército de los ángeles, la mujer vestida del sol, con la luna bajo los pies y en su cabeza una corona de doce estrellas. Y el sentirnos hijos de la Madre de Dios nos hizo mirar otra vez como hermanos a nuestros compatriotas, que ciegos y sordos, no se dan cuenta de adonde nos dirigimos. Porque no es solo el 50% del kirchnerismo progay, ateo y abortista. Es el 12% del diputado Ricardo Alfonsín -que votó a favor del gaymonio el año pasado-, es el 10% del socialista Binner -que incluye el aborto en la plataforma de su partido-, es el 3,5% de Lilita Carrió –que se abstuvo en el gaymonio pero que aclaró que si hubiera sido sólo su voto el que faltase hubiera votado a favor-, es el 2,5% de Altamira –marxista revolucionario partidario de la lucha de clases- los que sumados nos dan un 78% de voto anticatólico. Y encima en Duhalde y Rodríguez Saá no tenemos la certeza de una defensa férrea de los principios innegociables para los católicos.
Pero si por tu cabeza ronda una angustia de no saber que puede llegar a pasar con tus hijos, con los niños, con tu comunidad, con los sacerdotes, con el colegio y la escuela, con la Iglesia toda y su libertad, con el Inadi y sus aliados potenciados en su poder y su soberbia; te quiero decir que el cura y la monja que traicionaron a Cristo porque ya no enseñan su doctrina, están tranquilos, que el obispo negociador y político, está tranquilo, que el dirigente laico innovador y laxo, siempre hábil para mantener su posición, está tranquilo, que el cristiano sólo nominal, está tranquilo, porque para él la fe no es importante.
Si te duele esta Argentina -que está muy próxima a legalizar el aborto- y que una vez fue toda de María, te quiero decir que el pueblo de Dios siempre fue chiquito, para que se viese que la obra es toda de Él y no de los hombres. Habrá que evangelizar otra vez sin descanso, dejando los frutos para Dios de nuestro esfuerzo aparentemente estéril.
Si tu espíritu débil aún, ya no ve tan lejanas la persecución y la cruz, te quiero decir lo que dijo el Señor hace 2000 años: “Dichosos ustedes cuando por causa mía los maldigan, los persigan y les levanten toda clase de calumnias. Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo. Pues bien saben que así trataron a los profetas que hubo antes que ustedes” (Mt. 5,11)
Beato Anacleto Gonzalez Flores, Ruega por Nosotros.
* UNION ARGENTINA POR LA FAMILIA Y LA CULTURA (UNAFYC)
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