Por Cosme Beccar Varela
Buenos Aires, 11 de Octubre del
año 2011 - 1062
Si alguna prueba faltaba para
demostrar que Lorenzetti, presidente
de la Corte Suprema, es un faccioso o un adulón de la izquierda y no un juez
imparcial, la acaba de ofrecer él mismo al organizar un acto en el Aula Magna
de la Facultad de Derecho, en el cual presentó su libro "Derechos humanos,
justicia y reparación". El presentador fue Eduardo Anguita, terrorista del ERP y uno de los asaltantes del
Comando de Sanidad del Ejército que asesinaron al Tte Cnel Juan Duarte Hardoy en los años 70.
Estaban presentes en el acto
otros ministros de la Corte Suprema, uno, el dueño de seis departamentos
dedicados a la prostitución, Raúl
Enugenio Zaffaroni y el otro Juan
Carlos Maqueda, un político peronista de larga actuación hasta que aterrizó
en la Corte por voluntad de Duhalde
quien lo nombró durante su interinato presidencial.
Además, asistieron otros jueces
penales federales como Claudio Bonadío,
Ariel Lijo y Sergio Torres y Raúl Madueño integrante del Tribunal
penal de Casación, el mismo que acaba de condenar a quince años de prisión al
Coronel Alejandro Duret, entregado
por el presidente de Chile a la tiranía kirchnerista en insólita violación del
derecho de asilo.
No faltó Luis Cabral, presidente de la Asociación de Magistrados,
deshonrando así la memoria de su padre, un gran Juez al cual aquel señor dista
mucho de asemejarse; la presidenta de las energúmenas abuelas de plaza de mayo,
el ministro de Justicia, Julio Alak,
el premio Nóbel de la paz, Adolfo Perez
Esquivel, y otros de la misma laya. Hasta se hizo presente el presidente de
la DAIA Aldo Donzis, vaya a saberse
a qué título ("Clarín", 28/9/2011, pag. 16 y "La Nación"
del mismo día, pag. 9).
En ese acto Lorenzetti, que trepó a la Corte con fama de ser un intelectual del
Derecho, mostró, sin embargo, su militancia activa en la persecución de los
secuestrados políticos actuales y futuros declarando: "Los juicios de lesa
humanidad no tienen marcha atrás. Son una política de Estado. Vamos a seguir
con ellos. Les pido a los jueces que sigan en ese camino." ("La
Nación", 28/9/2011, pag. 9).
Confesó así, desvergonzadamente,
que esos juicios no son procesos imparciales y serenos en los cuales se respete
la presunción de inocencia, sino que son actos políticos impulsados por el
Estado, hoy convertido en una tiranía de ex-terroristas y de simpatizantes con
ellos.
De esa enfática amenaza sólo
puede deducirse que, pase lo que pase, esos juicios deberán llegar a su
objetivo: la condena de los procesados, sea como sea. De ninguna otra manera se
considerará cumplida la exhortación vehemente del autor del libro presentado,
con el sugestivo título de "Derechos humanos, justicia y reparación".
"Justicia" es sólo la
palabra con que se cubre la inicua voluntad de estos jueces facciosos
disfrazada como "sentencias" que no se basan en la ley sino en su
odio contra las FFAA que los combatieron o en su deseo de hacer carrera
complaciendo a la tiranía kirchnerista. Los "derechos humanos" poco
les importan, como lo prueban los 140 muertos en las cárceles del régimen y los
mil secuestrados que yacen en ellas por la ilegal voluntad de jueces como Lorenzetti. Y la palabra
"reparación" oculta la malversación de fondos públicos destinados a
pagar "indemnizaciones" a los terroristas que tanto daño le causaron
al país derramando la sangre de miles de víctimas inocentes o a subsidiar los
negociados de las arpías de plaza de mayo y de su secretario parricida.
El libro de Lorenzetti es un monumento al cinismo. Ya se sabe por anticipado
cual será su voto cuando alguna de esas parodias judiciales que él incita
llegue en grado de apelación ante la Corte Suprema. Ha prejuzgado con total
desparpajo.
* * *
Respecto al
"presentador" que eligió Lorenzetti
para su libro, he recibido una carta de Arturo
Larrabure que lo denuncia como terrorista. La carta dice así:
"El presentador del Dr. Lorenzetti
"Perplejo, he leído que el
presidente de la Corte Suprema de Justicia eligió a Eduardo Anguita para que presentara su libro “Derechos humanos,
justicia y reparación
.
“El gesto del Dr. Ricardo Lorenzetti, de singular
significado, no parece evidenciar “el respeto y la tolerancia” que se
autoadjudica el magistrado, ni es prueba de “la igualdad ante la ley para
todos” que predica; más bien se asemeja a una burla al dolor de las víctimas
del terrorismo guerrillero, se aleja de la prudencia e imparcialidad con que
deben conducirse los jueces, y anticipa
que para algunos de ellos hay una sola clase de derechos humanos.
"Como miembro de la
organización terrorista ERP, que
secuestrara y asesinara a mi padre, Anguita
integró el grupo guerrillero que copó,
el 6 de septiembre de l973, el Comando de Sanidad del Ejército, asesinó al Tte Cnel Juan Duarte Hardoy e hirió a un oficial y a un conscripto, en el
marco del ataque sistemático a la población civil que en pleno gobierno
constitucional realizó el terrorismo guerrillero para imponer un régimen
marxista.
"Confío que otros jueces
tendrán el coraje para desoír la convocatoria del Dr. Lorenzetti a imitar su cuestionable proceder, y alguna vez juzgarán
a los guerrilleros que entonces torturaron, secuestraron y asesinaron a miles
de personas, y a quienes hoy presuntamente
malversan los caudales públicos indemnizando a los deudos de los guerrilleros
muertos durante el ataque a cuarteles, en plena democracia.
“Y espero también que cuando la
causa por el asesinato de mi padre llegue a la Corte, el Dr. Lorenzetti tenga el decoro de
excusarse, porque evidentemente con su gesto ha prejuzgado."
* * *
Felicito a los quince jóvenes de
la “Agrupación de Hijos y Nietos de Presos Políticos" que protestaron en
el acto de Lorenzetti. Como toda
respuesta, el faccioso que funge de Juez de la Corte, se empecinó en sus
pésimas intenciones diciendo: "No vamos a retroceder en los juicios de
lesa humanidad. Los juicios no se van a
detener. Esto va a continuar" ("Clarin", loc. cit)
Que quiso decir con "esto va
a continuar", está claro. No se refiere a los "juicios" en sí,
sino a la persecución descarnada contra toda ley en que están empeñados contra
las víctimas del odio de esta tiranía neo-marxista como “política de Estado”,
en estrecha colaboración con el terrorista Eduardo
Duhalde que, irónicamente, reviste como secretario de derechos humanos de
la tiranía. .
Ante la angustiada protesta de
los hijos y nietos de las víctimas de esa persecución, además de la enfática
réplica de Lorenzetti, "la
inmensa mayoría de la concurrencia, jueces,
embajadores, organismos de derechos humanos, legisladores y funcionarios, se
pusieron de pie y aplaudieron las palabras de Lorenzetti" ("Clarin", loc. cit.).
Es decir, esa pequeña multitud de
personajes importantes (que lo son sólo por sus cargos) actuó como una
"patota" al servicio del odio y del abuso de poder, despreciando el
derecho tan humano de los hijos y nietos de los secuestrados políticos a
expresar su dolor y su indignación de la única manera que se les permite, a
viva voz. Todos los demás medios, los del poder, los del dinero y los de la
prensa, los tiene la "patota"....
Cosme Beccar Varela
e-mail: correo@labotellaalmar.com
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