Por Emilio
Nazar Kasbo
Un Camarada, de cuyo nombre me acuerdo pero
deseo mantener en reserva, me ha inquirido acerca de mi concepto sobre la obra
de Soren Kierkegaard. A continuación,
transcribo el diálogo, así como el discurso final.
[Camarada] Hola
[Emilio] Hola
[Camarada] ¿Qué tal? ¿Ha leído algo del libro
ya?
[Emilio] He leído muchos, ya a esta altura de
mi vida...
[Camarada] Sí, sobre todo los de Kierkegaard, por lo visto…
[Emilio] Una bosta
[Camarada] ¿El mejor comentador de los
Evangelios después de San Juan Damasceno
es una bosta?
[Emilio] Con perdón de la bosta, que es una
natural defecación bovina, mientras que Soren
te da la impresión de ser lo mismo pero intelectualmente. Eso es una
apreciación suya, por cierto altamente subjetiva, ya que una persona que no
conoce el valor de la libertad humana y la real dimensión del pecado, sin
minimizarlo ni sobredimensionarlo, no puede ser el mejor comentador de los
Evangelios, ni el segundo mejor comentador. Si hubiese sido católico, no
hubiese escrito las barrabasadas y degeneramientos que escribió.
[Camarada] Me parece un poco mediocre tu
comentario (sí, lo de poco es sarcástico). Así que entonces, lo leíste como
para poder hacer semejante juicio. Según San (Leonardo) Castellani, que
leyó toda su obra en danés y leyó toda la Summa en latín, fue el más grande
comentador del Evangelio después de San
Juan Damasceno... pero si vos decís que es bosta... entre el papanatas de Castellani y el altísimo vuelo
metafísico tuyo... es obvio que me quedo con tu intelecto agudo y penetrante de
abogado metafísico-teólogico
[Emilio] O sea: según vos, el hecho de que Castellani conoció absolutamente TODA
la obra de Soren te convence, allá
vos. Repito, por más que hubiese acertado en los términos refiriéndose a algo,
el sentido otorgado al término no es precisamente el católico, ni la
cosmovisión es católica, y por tanto en algún punto salta el error. Porque a la
lectura se aplica el criterio de Castellani
(que salva el texto, malinterpretando al autor), o se aplica el criterio que Soren te da (haciendo saltar lo
herético) ¿Me explico, o debo ser más explícito? La crítica a todos estos
autores literarios, que no son filósofos ni sus textos son filosóficos, debe
ser hecha por un doble camino:
PRIMERO la crítica desde el realismo de
modo que se han de analizar sus bases, su procedimiento y las consecuencias de
tales bases, señalando el punto en que el razonamiento se desvía; esto que he
detallado, hoy recibe insultos por pseudofilósofos, y se alega de "actitud
antifilosófica por no entender al autor", en lo cual se pretende que la
persona abandone el realismo, que ingrese en los errores, y tome el pretenso
razonamiento (que no es más que un hilo literario) como si fuese una sublime
filosofía, cuando no se trata más que de una ridiculez, de una estupidez, o con
suerte una simple bazofia irracional.
El SEGUNDO
modo de la crítica, y previo el anterior, sí puede implicar el adentrarse en
las bases, procedimientos y conclusiones de esa obra literaria (que no es
filosófica, por si no quedó claro lo que digo, ya que no parte de la verdad, o
no tiene un procedimiento válido, o llega a conclusiones falsas, y por tanto
nada hay de Sabiduría en tales yerros). Ese segundo modo de la crítica, puede implicar
el adentrarse en el sistema de pensamiento como si fuese válido. En ese caso,
se debe realizar con la previa, predeterminada y explícita intención de
exteriorizar que por tal vía se llega a gravísimos errores flagrantes,
exhibiendo que no hay filosofía alguna en el yerro. Esto también es calificado
como un “escándalo intelectual” por pseudofilósofos, ya que se ingresa con un “prejuicio”
(basado en la metafísica, en la ontología y en el sentido común propio del
pensamiento realista aristotélico-tomista, que en nada contradice la visión de
la interioridad platónico-agustinana).
Pero... quien hace la labor que estoy
detallando, efectivamente ha de llamarse Filósofo. El error le servirá de
inspiración para alcanzar una Sabiduría mayor. Su "descubrimiento" lo
llevará no solamente a explicitar errores de un pensamiento literario, sino que
además implicará la extracción de conclusiones que efectivamente tiendan hacia
la Verdad.
La obsecuencia al autor, no es una postura
filosófica. Así lo entendía Aristóteles, y no hace falta que comente la frase
que refirió sobre su amistad con Platón.
Pero cuando se trata de autores modernos, hoy
exigen en todas partes la obsecuencia al autor, critican el argumento de
autoridad, y encima, niegan condición de Filósofo al aristotélico-Tomista
Lo TERCERO
que ha de realizar el Filósofo, es hacer la crítica a la obra del literato en
cuestión, en cuanto a las consecuencias teológicas que trae aparejado tal
sistema "de pensamiento", que siempre se basa en la sofística
originalidad y no en la Sabiduría de la Verdad. Ese es el mejor Filósofo... el
verdadero, el que conoce la Metafísica y la Ontología y las llega a enlazar con
la Teología que desciende para iluminar todo lo que es inferior, porque llega a
conocer por sobre la sabiduría humana el Don de la Sabiduría que Dios inspira
en él, como mero instrumento ineficaz por sí mismo de alcanzar lo Eterno, y
cuya debilidad suple la acción del Espíritu Santo. Y este es un tercer paso no
mencionado precedentemente, porque no es netamente filosófico, sino que implica
desde la Teología ilustrar el pensamiento filosófico, utilizando sus
herramientas.
Porque sucede que en el Temor de Dios, que es
un Don del Espíritu Santo, está el principio de toda Sabiduría.
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