Por
Silvio H. Coppola
CONTINUACIÓN
DE LA NOTA DE OCTUBRE 7 PASADO Y DE NUEVO LA DEUDA EXTERNA.
Decía
en ella, en fecha tan temprana, que “...si se quiere conservar el barco,
pagar inmediatamente y levar anclas, antes de que aparezcan otros pedidos de
embargo y ejecución, al enterarse los demás fondos buitres de lo que ha
pasado...”.
Hasta
hoy mismo, no se ha pagado nada y no tenemos noticias de la tramitación de
nuevas medidas precautorias, cosa que puede esperarse en cualquier momento, por
poco eficaces que sean los abogados que ejecutan a la Argentina ante distintos
foros del planeta.
Mientras
en nuestro país se deslindan responsabilidades, mientras atiza el fuego el ex
ministros de Alfonso (quien al afirmar en su momento que la Argentina no
tenía hipótesis de conflicto, no estaría pensando seguramente en Ghana)
el locuaz Horacio Jaunarena, quien
sostiene que hay en la situación, responsabilidades compartidas entre la
Cancillería y el Ministerio de Defensa, porque son los que fijan el recorrido
de la nave. Pero al margen y por la propia naturaleza de lo reclamado, estimo
que también tendría que saber algo el Ministerio de Economía y también el de
Justicia, pues supuestamente tienen que estar al tanto de todas las cuestiones
judiciales contra nuestro país, en razón de los diversos créditos de la deuda
externa. Pero como siempre el hilo se corta por lo más delgado,
renuncia el Jefe de la Armada Almirante Carlos Alberto Paz, al poner el
ministro del ramo en situación de disponibilidad, a dos de los jefes de su
mando. Así, sin ir al fondo del asunto, se buscan responsabilidades sólo entre
aquellos que habrían determinado el arribo de la nave a la república del golfo
de Guinea.
En
este sainete de tratar de culpar a los demás, el ministro Puriccelli
vergonzosamente “pidió ayuda” a países “con marinos
enrolados en la Fragata, para contribuir a una salida al conflicto”: Chile
(¡!), Uruguay, Paraguay, Bolivia, Venezuela, Brasil, Perú y Sudáfrica. ¿Cómo
será esta ayuda? ¿Con preces y oraciones? ¿O declarando la guerra a Ghana”?. Vergüenza
ajena. Que se completa increíblemente, con el viaje a este país de los
viceministros de Defensa y de la Cancillería, “para realizar una gestión
bilateral” (??) e intentar lograr que la Justicia de Ghana “libere
a la embarcación”. Con esto último tan insólito como contraproducente,
le dejamos la pelota picando en el área a todos aquellos que quieren
perjudicarnos de una u otra manera: la respuesta ya se puede anticipar: “Como
Ghana es un país democrático y existe la división de poderes, es la Justicia
quien debe determinar el procedimiento a seguir, estando excluido del mismo el
Ejecutivo”.
Resulta
del todo evidente, que lo que tendría que haber hecho el gobierno argentino en
el primer día y digo gobierno, aunque tendría que decir la señora presidente,
que es la que dispone sobre todo y que seguramente resolverá en definitiva, es
pagar la caución de los diez millones de dólares y levar anclas de
inmediato. No se hizo y la situación es cada vez más difícil, aparte de
una nueva caída del prestigio del país a nivel internacional. Considerando los
pagos de la deuda externa que viene haciendo el gobierno, esos diez
millones de dólares, son verdaderamente una insignificancia. Así, hoy
mismo se anunció que se pagarán en dólares, los cupones correspondientes al
Bonar X por 200 millones de dólares, debido a los intereses
semestrales, por el préstamo tomado en el 2007, con vencimiento a los diez
años, por un total de 5.690 millones de dólares. Y pese a que el
ministro Lorenzino afirmó cínica o
inocentemente “que nos seguimos desendeudando”, el caso es que no
se amortiza ni un centavo de capital.
Volviendo
al tema de la Fragata ¿qué pasaría si no se hace nada y si las autoridades de
Ghana intentan la ocupación del buque? ¿O incluso si la hacen efectiva? ¿Le
declaramos la guerra? (claro, totalmente absurdo, seguiremos en tal situación
dialogando, como lo hacemos con los ingleses y con los kelpers) ¿Entregamos la
nave? Y entonces aparecen en el recuerdo las escenas descriptas sobre lo
acontecido en la base naval de Scapa Flow en las Islas Orcadas (Escocia), el 21
de junio de 1919. Ahí estaba internada la flota de guerra de la Marina Imperial
Alemana, de acuerdo al armisticio de 1918. Cuando se conocen los alcances del
Tratado de Versalles y su entrega a las potencias aliadas, el Comandante de la
Flota Ludwig von Reuter, decide ordenar que la misma sea echada a pique.
Hundiéronse así 52 de los 74 barcos en la bahía, siendo que varios marinos
alemanes desarmados, fueron ametrallados cuando hacían abandono de sus buques.
El Almirante se hizo responsable del hecho y lo justificó diciendo que era “...el
único responsable del acto realizado y estoy seguro de que, en mi lugar,
cualquier oficial británico hubiera actuado de la misma manera”.
¿Qué
queda para hacer si no se arregla esta situación ni con palabras ni con dinero
que no quiere darse? Jamás entregar el buque. Sería una ignominia, que con este
gobierno nuestro puede llegar a suceder. Cabe la destrucción del mismo. Y el
capitán a bordo, puede dar la última orden: o el fuego o el agua, porque hasta
esto se ha llegado.
LA
PLATA, octubre 16 de 2012.
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