¡Qué fuerte se viene el 8A!
El deterioro de Cristina Fernández de Kirchner no es mérito de ningún dirigente político. De ningún partido político. De ninguna organización institucionalizada. Es el resultado de idea y participación popular. Fueron movilizaciones coordinadas a través de las redes sociales pero decididas previamente en espacios colectivos espontáneos que articulan el llamado 'humor social'. Y antes de las PASO, la gente quiere regresar a la calle, para dejar en claro el mensaje: No a Cristina, y para que eso le quede en claro a quienes surgirán como candidatos electos de esa instancia. El movimiento ya está lanzado, y aquí va el 1er. video convocando a ese nuevo cacerolazo multitudinario.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). No es un tema menor: ¿quiénes serán los protagonistas de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias? ¿Los candidatos o los electores? Uno de los grandes errores de la democracia participativa argentina ha sido cederle el protagonismo a los candidatos cuando corresponde a los electores delegar la representación pero no el protagonismo, exigir el cumplimiento del compromiso. Esa prescindencia o delegación de quién es el actor de la democracia representativa ha provocado un gran sentimiento de frustración y una deuda enorme de la democracia representativa para con los electores.
Las grandes movilizaciones recientes apuntaron a restablecer el eje, a recuperar la participación popular. Si no fuese por esas grandes movilizaciones contestarias, probablemente ya se hubiera consolidado la ambición re-reelectoral de Cristina Fernández de Kirchner, que acaba de recordar la diputada nacional Diana Conti.
Por lo tanto, corresponde asegurar la derrota del Frente para la Victoria en las PASO. Con eso no se juega. ¿Y qué mejor que un gigantesco cierre de campaña multitudinario y simultáneo en todo el país? Esto es lo que repiquetea en la cabeza de muchos. Hay deseos de regresar a la protesta masiva para que, además, quienes surjan como candidatos no K de las urnas conozcan el mandato popular. Ni neokirchnerismo ni parakirchnerismo ni postkirchnerismo. La gente no salió a la calle para que luego llegue alguien a explicarles que no está mal mantener más o menos lo mismo. Y un concepto tan mínimo pero tan concreto ya comenzado a expandirse rápidamente.
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