Por Silvio H. Coppola
Javier Llorens, es un estudioso
cordobés, que ha publicado varias notas sobre la situación financiera y
comercial de nuestro país. Y por supuesto con sus implicancias políticas y
sociales. En un trabajo muy elaborado, escrito en enero de este año y hecho
conocer a través de Internet, titulado “El calamitoso estado de las reservas
del Banco Central y el default de la deuda externa privada”, nos presenta
números de importancia para saber la situación actual de la Argentina,
información retaceada y amañada por nuestro propio gobierno. Complementa así
sus informes sobre la balanza comercial en los últimos diez años, donde
indicara con plena claridad, que la que pasó no fue una década ganada, sino más
bien una “década perdida”, al despilfarrarse el saldo favorable de la misma,
estimado en 149.000 millones de dólares.
Ahora afirma que “Con sólo dar un
vistazo al origen y aplicación de los fondos de divisas genuinas que dispuso
Argentina entre el III trimestre del 2003 hasta el tercer trimestre del 2013
incluido, se observa que los U$S 149 mil millones de saldo neto que obtuvo en
la balanza comercial originados esencialmente por las exportaciones agrícolas,
fueron aplicados U$S 63.400 millones al Pago de deuda externa y al FMI. Y U$S
88.200 millones a la “Formación de activos externos por parte de residentes”, o
sea a la fuga de divisas”. Nada que sirviera para el desarrollo de la
república, ni para la prevención de situaciones de emergencia (v.gr. electricidad,
petróleo), ni para solucionar problemas sociales. Las ganancias que produce el
país, en vez de constituir la base para una capitalización propia que
facilitaría un especial desarrollo industrial, se malogran así para pagar una
deuda impagable nunca estudiada legislativamente y para que los residentes en
el país, argentinos o no, ayuden con su fuga de divisas a otra gente, en otros
lugares y en otros países. Además los
pagos de deuda se fueron completando con fondos proporcionados por organismos
del propio Estado, especialmente por el Banco Central, la Anses y el Banco de
la Nación Argentina. Es difícil precisar
si se llegó a la increíble suma proporcionada por la señora presidente, cercana
a los U$S 172.000 millones de dólares, pero es de suponer que las deudas
refinanciadas y no pagadas, entran en la contabilidad nacional, como
cancelaciones y toma de nuevos préstamos o sea que con recursos genuinos exclusivamente no se completan los pagos.
Ahogado actualmente por la falta de
divisas y por la necesidad de solucionar perentoriamente los pagos comunes de
la deuda, más los reclamos del Club de París, más las causas en el CIADI
(Centro Internacional de Arreglos de Diferencias Relativas a Inversiones, que
funciona dentro de la órbita del Banco Mundial) y sobre todo las deudas con los
acreedores que quedaron fuera del Acuerdo de Dubai de 2005 y posteriormente en
2010, llamados fondos buitres, el gobierno solamente espera como tabla de
salvación, entrar nuevamente a tasas
razonables en el mercado internacional de capitales, para recibir nuevos
préstamos, que le permitan pagar viejos préstamos y así poder seguir tirando un
tiempo más, viendo como todo parece desplomarse a su alrededor, como pasara en
la época del radical De la Rúa y en los últimos días de Pompeya.
LA PLATA, marzo 9 de 2014.
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