Por Tcnl José Javier de la Cuesta Avila (LMGSM 1 y CMN 73)
El 3 de febrero de 1813, se libro a orillas del Paraná y próximo al Convento de San Carlos en la zona de San Lorenzo, el primer hecho de armas entre los granaderos del Teniente Coronel José de San Martín y tropas godas que venían remontando el río asolando las haciendas en busca de ganado y alimentos. Este combate, marcado en las paginas de la historia, entre los brillos de las batallas de Tucuman (24 Sept. 1812) y Salta (20 Feb, 1813), es la prueba de la voluntad soberana de las colonias del Río de la Plata de tener gobierno propio con el sueño en el futuro de ser nación.
El combate de San Lorenzo, muestra, no tan solo la figura del prócer sino su clara habilidad de conductor militar. Sin dudas en su mente de soldado, concibió la acción partiendo de tres aspectos fundamentales. El primero, posiblemente, la sorpresa ya que los españoles a lo largo de su campaña, no habían encontrado ninguna resistencia seria que se les oponga. El segundo, seguramente, el empleo de jinetes armados con lanzas y sables que "arrollarían" a los infantes con sus armas de fuego, Y, el tercero, probablemente, tener la seguridad de que la instrucción dada supliría la experiencia requerida en la lucha. San Martín pone en juego, sus dotes de estratega y su calidad de instructor, con un éxito rotundo.
El recuerdo del combate de San Lorenzo, doscientos años después, debe despertar en los argentinos del presente, el orgullo de descender de aquellos que a lo largo del pasado construyeron y dieron base a nuestro país, al tiempo que asumir en plenitud la obligación de perpetuar aquel ayer heroico como legado puro para las generaciones del mañana.
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