lunes, 2 de enero de 2012

LAS ABERRANTES ABUELAS



Por Juan Manuel Otero

"Es lamentable que no fueran nuestros nietos porque les esperaba amor y saber de dónde venían, ahora seguirán ellos en la incógnita de tener hijos cuya identidad no es clara tampoco, porque eso se hereda".
Con estas crueles palabras la Sra. Estela de Carlotto dio por concluida la feroz cacería que durante tantos años ejerciera sobre dos jóvenes. Marcela y Felipe podrán continuar con sus vidas. Sin embargo difícilmente olviden los sufrimientos causados por apremios, falsas denuncias, maliciosa mediatización de su carácter de hijos adoptivos en clara violación a los Derechos Humanos (Arts. 2 y 3 Declaración Universal y art. 11 Pacto San José de Costa Rica).
La Sra. Carlotto mostró sus verdaderas intenciones cuando ante la inicial comprobación de que no eran nietos de las familias que reclamaban manifestó: “Ojalá sean hijos de otros desaparecidos”.
Utilizó todo el aparato oficial puesto a su disposición, inclusive la propia Presidente, en un inconcebible lapsus jurídico afirmó por cadena nacional que ella misma las acompañaría a reclamar ante los Organismos Internacionales de Derechos Humanos (¿?).Y hasta una complaciente jueza ordenó la extracción de muestras de ADN, en forma compulsiva, por la fuerza y en el lugar en que se encontraren, a causa de lo cual fueron arrebatados en plena vía pública.
Todo resultó inútil.
Y ahora, esta pretensa candidata al Premio Nobel de la Paz ni siquiera esboza una disculpa, todo cuanto atina a decir es que con ellos “les esperaba amor”.
¿Acaso es tanta su soberbia que la lleva a suponer tal disparate?

POR LA PAZ DEL CAMPO EN EL UMBRAL DE UN NUEVO AÑO


En el umbral de un nuevo año, Por la Paz Del Campo quiere agradecer el apoyo que nos han brindando y la confianza en nuestros ideales.
La esperanza de una Argentina en armonía y fiel a sus orígenes es el anhelo que inspira, motiva e impulsa nuestro empeño.
Somos consientes que en este año enfrentaremos nuevas batallas en defensa de los ideales de los que nació nuestra patria, ideales que se manifestaron por  primera vez, cuando Hernando de  Magallanes hizo oficiar el Santo Sacrificio de la Misa por estos pagos, el 1 de abril de 1529, precisamente en la Bahía de San Julián.
Para la  consideración y meditación de todos, adjuntamos la oración que se origino durante la peregrinación a Lujan el 21de Noviembre de 2009.
Cuando la armonía social estaba tan en peligro como lo está  hoy
 
POR LA PAZ DEL CAMPO Y LA PATRIA

Querida Virgen de Luján, reina y patrona de Argentina, madre nuestra, siempre bondadosa con quienes sufren y buscan tu amparo.

Hombres y mujeres del campo - propietarios, chacareros, contratistas, alambradores, molineros, peones, transportistas y todos aquellos vinculados al quehacer agropecuario tan injustamente perjudicados - venimos peregrinando a Luján a implorar Tu protección para que suavices con tu cariño las durezas de nuestras vidas.

No llegamos como los únicos representantes del campo argentino, sino como humildes hijos tuyos que imploran ayuda en este momento de angustia. Sabemos que Tú prefieres atender a hijos necesitados antes que a embajadores llenos de quejas.

Por eso te pedimos por los que estamos aquí, por los que no pudieron venir, y por los argentinos. Te pedimos en particular que socorras a quienes trabajamos en la actividad rural porque en este momento las otras instancias parecen habernos cerrado las puertas. Sólo podemos contar con Vos. Queremos que seas Tú quien nos señale el camino.

Eres nuestra única esperanza. Con la misma confianza con que pedisteis a Jesús que transformara el agua en vino, hoy te suplicamos que transformes el enfrentamiento en armonía. Venimos a pedirte que cesen las injusticias con que se nos está tratando.
Que se nos dé el lugar que nos corresponde, junto a nuestros hermanos que trabajan en otras actividades. Queremos ser todos hijos tuyos, miembros de una sola familia.

Por eso, Madre Nuestra, te pedimos también que en estas tierras se vuelvan a observar los mandamientos. Que de nuevo se ame a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo. Que no se robe ni se codicien los bienes ajenos, que se respete la dignidad de los hijos de Dios, que son libres y dueños del fruto de su trabajo.

Que en estas tierras cesen para siempre la inseguridad, los asesinatos de adultos, de ancianos y de niños por nacer. Te pedimos que acaben las hipocresías de llamar a estos y otros crímenes con términos rebuscados. Te pedimos, Virgen de Luján, que hagas florecer de nuevo aquella sinceridad y franqueza gaucha que nos caracterizaron. Líbranos de la mentira y de la falsedad para que volvamos a tener confianza entre nosotros y en nuestras autoridades. Virgen clementísima, te pedimos que perdones todo el mal que hayamos hecho, que de aquí en adelante nos hagas mejores, que estéis siempre con nosotros y nuestras familias en esta vida y después nos recibas en el Cielo.
Amén.
 
 
Comisión de estudios de
Por la paz del Campo
2/11/2009
 
Francisco José Balbiani         

Por La Paz del Campo
 
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