lunes, 9 de mayo de 2011

LOS FRENOS DEL NACIONALISMO CATÓLICO

Jordan Bruno Genta

Por Emilio Nazar Kasbo

Hay un problema grave con el nacionalismo católico.

Si eventualmente surgiera una empresa común, no sería apoyada jamás por la extremosa diversidad de criterios en lo que muchas veces son sutilezas. De allí al quite de colaboración, que produce al que desee restaurar la Patria el tener que acudir a personas menos ortodoxas (o heterodoxas) para alcanzar el objetivo planteado.

Y al alcanzar el objetivo de la mano de los mismos, éstos reclamarán "su parte" que el nacionalismo católico niega. Visto así, el nacionalismo católico se convierte en una cierta parálisis de crítica sin propuesta.

¡Ni el espanto nos une! ¿Nos hemos ya acostumbrado al espanto?

Algo no funciona... ¿o me equivoco en el planteo?

El nacionalismo católico no acepta aliados, y por tanto queda relegado a un grupo de "caciques"...

Como decía un primo nacido en Bagdad: "si todos son emires, quién conducirá los caballos".

Existe una élite muy valiosa de nacionalistas católicos, todos peleados y con acusaciones recíprocas fundadas e infundadas, e incluso difamados entre sí.

Más valiera recordar la famosa fábula del padre con las ramas que los hijos por separado no podían partir pero que dividiendolas entre ellos lograban hacerlo ¿la recuerda? Así estamos, todos frente al conjunto de ramas que separadamente ninguno puede partir, aguardando a ver quién podrá partirlas, lo cual no está al alcance de ninguno.

Todos quieren ser seguidos, ninguno quiere servir. Pero a la vez se critica a quien quiere servirse del poder.

Cada nacionalista católico es un Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas, y eso es bueno. Sólo que no está en la posición que tuvo el Caudillo argentino. Y es ahí donde falla.

¿Qué estamos haciendo los nacionalistas católicos? ¿Qué estamos esperando?

Vivimos rodeados, perdidos en una montaña de nieve, y ya han anunciado que nadie vendrá en nuestro rescate. Así estuvieron los rugbiers uruguayos cuando su avión cayó en los Andes. Cuando se dieron cuenta de su real situación, cuando escucharon por radio que nadie los socorrería, se organizaron, se dividieron en grupos para salir ellos en busca de la solución, ¡y la hallaron! Cristo los guió, aunque algunos después renegaron de las vivencias de aquellos momentos. ¿Por qué no podremos nosotros hallar la salida?

Indudablemente, la Patria sólo podrá ser restarurada por el Nacionalismo Católico. Pero ¿cómo llegar a un acuerdo entre todos los que están en desacuerdo y se critican entre sí, interesados todos en que se reestablezca el orden y la racionalidad, hasta el mero sentido común?

Todo un misterio. Sólo pido a la Providencia que nos saque de este atolladero. Sirvan sólo estas palabras para expresar mi punto de vista sobre la cuestión, ya que cada Nacionalista Católico sabe cómo y por qué se restaura la Patria, pero parece que no tienen "ni el Enque ni el Conque", como decía Genta. ¿Qué significaba con esas palabras enigmáticas con que el Sócrates argentino respondía a los fragoteros golpistas que le preguntaban por movimientos militares? Lo que en vida de él ninguno entendió: que la Patria se restaura POR CRISTO, CON ÉL Y EN ÉL.

PASCUA Y EL GENOCIDIO TURCO CONTRA LOS ARMENIOS

Muchachas crucificadas durante el genocidio contra los armenios-recreacion Instituto Museo del Genocidio-Academia Nacional de Ciencias de Armenia

Por Emilio Nazar Kasbo

Tras la predicación de San Judas Tadeo y de San Bartolomé, fundando la Iglesia en Armenia, en el año 301 el pueblo entero se convirtió al cristianismo, causando una identidad de la propia raza y su descendencia con la Fe que inspiró la cultura y la creación del primer Estado Cristiano de la Historia.

Este año 2011, el 24 de abril coincidió con la Pascua, cuando Cristo murió en medio de sufrimientos, y resucitó al tercer día para redimir a los hombres.

Fue el 24 de abril de 1915 cuando comenzó formalmente una atroz masacre para desterrar del mundo a un pueblo, a una raza, a una Nación, a una cultura y a una identidad identificada con la religión cristiana. Efectivamente, en Turquía se buscó desterrar el cristianismo. Durante la Primera Guerra Mundial, el Imperio Otomano y el Estado de Turquía cometieron horrendos crímenes contra la humanidad.

La decisión del Genocidio fue adoptada por un partido político en el poder, el Comité de Unión y Progreso (CUP), conocido como «Jóvenes Turcos», mientras ideólogos extremistas hacían propaganda del «Panturquismo»: la creación de un nuevo Imperio que iría desde anatolia hasta Asia Central, con población exclusivamente turca e islámica, para lo cual debía exterminarse a todo el resto. Entre 1920 y 1923 hubo una nueva embestida genocida, a manos de los Nacionalistas Turcos, que también predicaban la ideología de la exclusividad étnica y religiosa islámica como propia del Estado Turco.

Se ha estimado en un millón y medio de armenios exterminados entre 1915 y 1923, mientras la población armenia bajo el Imperio Otomano era de aproximadamente dos millones durante la Primera Guerra Munidal. La mayoría de los armenios que no fueron masacrados en el Imperio Otomano, fueron deportados. En 1918 el régimen de los Jóvenes Turcos llevó a cabo una guerra en los Cáucasos donde aproximadamente 1.800.000 Armenios vivían bajo la dominación de Rusia. Las expulsiones y masacres realizadas por los Turcos Nacionalistas entre 1920 y 1923 sumaron cientos de miles de nuevas victimas. Para 1923 las tierras de Asia Menor y la histórica Armenia del oeste, fue expugnada de la totalidad de su población Armenia, dejando muy pocos sobrevivientes.

La ciudad de Mardin fue emblemática en el Genocidio. El primer mártir reconocido por la Iglesia Católica es de esa ciudad: Mons. Ignacio Maloyan. Con él fueron a la muerte por Cristo numerosos católicos y personas notables de la ciudad. Lamentablemente, muchísimos armenios, incluso católicos, desconocen el trágico episodio y sus circunstancias. Las secuelas de lo que sucedió en Mardin continúan hasta el presente, ya que en la diáspora todos desconocen su identidad de la cual lo único que saben es que sus familiares que sobrevivieron eran cristianos y principalmente católicos.

Cada 24 de abril se recuerda al millón y medio de armenios masacrados por Turquía, y esa fecha pretende resumir todos los crímenes de lesa humanidad cometidos por los islámicos turcos otomanos contra el pueblo armenio. Pero este año, se ha conmemorado en Pascua, que nos llama a reflexionar acerca de cómo un pueblo casi exterminado, resucitó con su identidad, multiplicándose en diáspora por el mundo entero reafirmando su Fe cristiana, en el caso de mi familia puntualmente Católica de Rito Armenio, ya que todos los que murieron masacrados sabían que dando la vida por Cristo ganaban la Bienaventuranza.

LA IGLESIA ES INFALIBLE, PERO EL CONCILIO VATICANO II NO

Concilio Vaticano II

Sandro Magister es el vaticanista del semanario italiano L’Espresso, uno de los analistas más importantes de los acontecimientos eclesiales, según informa Aciprensa (http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=15235)

Dicho autor ha escrito un artículo, que a continuación se transcribe:

LA IGLESIA ES INFALIBLE, PERO EL CONCILIO VATICANO II NO

Y cometió errores, sostiene el historiador tradicionalista Roberto de Mattei. Sigue el debate pro y contra los Papas que han guiado el Concilio y ponen en práctica sus innovaciones

Por Sandro Magister

ROMA, 5 de mayo del 2011 – En la homilía de beatificación de Karol Wojtyla, Benedicto XVI exaltó "la grande herencia del Concilio Vaticano II y de su timonel, el siervo de Dios el Papa Pablo VI".

Para inmediatamente después indicar al beato Juan Pablo II como el Papa que quiso "confiar este gran patrimonio a todos aquellos que son y serán en el futuro llamados a ponerlo por obra":

> Karol Wojtyla beato. "Contemplarán al que traspasaron"

La imagen del "timonel" aplicada al Concilio es recurrente en Joseph Ratzinger. Hace un año – en una memorable catequesis de los miércoles, dedicada a un análisis de la tempestad que le siguió a continuación al Vaticano II – dio "gracias a Dios" por aquellos "sabios timoneles de la barca de Pedro", Pablo VI y Juan Pablo II, que "por un lado defendieron la novedad del Concilio y por otra, al mismo tiempo, defendieron la unicidad y la continuidad de la Iglesia, que es siempre Iglesia de pecadores y siempre lugar de gracia":

> Cómo guiar la Iglesia durante la tempestad. Una lección

Novedad y continuidad de la Iglesia. Es esta la clave de lectura del Concilio en la que Benedicto XVI insiste sin cesar: como la única que puede dar razón de las variaciones introducidas por el Vaticano II.

Es una "hermenéutica de la reforma en continuidad" – palabras del Papa Ratzinger – que es refutada en bloque por los lefebvrianos, pero que tampoco deja satisfechos a algunos pensadores del área tradicionalista, siempre cada vez más desilusionados por el actual Papa, como www.chiesa ha documentado recientemente.

Uno de los puntos sobre los cuales el Concilio cometió un error según estos pensadores, es la libertad de religión afirmada por la declaración "Dignitatis humanae".

El más sincero en denunciar la ruptura es el anciano y estimado teólogo Brunero Gherardini. En un libro suyo de hace pocos meses, titulado "Quæcumque dixero vobis", escribe sin medias tintas que la "Dignitatis humanae" ha "renegado" y "derribado" las enseñanzas de los anteriores Papas. Y no en "decisiones históricas" de tipo práctico, sino en materia de fe.

Sobre este punto preciso, www.chiesa dio espacio el 28 de abril a un ensayo del filósofo Martin Rhonheimer que por el contrario da razón a la distinción ratzingeriana entre las "decisiones históricas" que la Iglesia ha modificado, y "su íntima naturaleza y su verdadera identidad" que la Iglesia ha mantenido:

> Quién traiciona la tradición. La gran disputa

Pero la discusión que ha sido nuevamente encendida por los tradicionalistas procede con un radio más amplio, no sólo sobre el tema de la libertad religiosa.

A continuación tres nuevas intervenciones, el primer y tercer escritos son exclusivos para www.chiesa.

1. El primero es del profesor Roberto de Mattei, historiador, fresco autor de "una historia jamás escrita" del Concilio Vaticano II que reconstruye y pone en evidencia los elementos e ruptura con el magisterio de la Iglesia anterior.

De Mattei había recibido una réplica en "L'Osservatore Romano", con una reseña muy crítica del arzobispo Agostino Marchetto:

> Ma una storia non ideologica si può scrivere

Y aquí De Mattei reacciona no sólo a "L'Osservatore Romano" sino también a otras críticas de parte católica. Y es la primera vez que interviene en defensa de su libro en forma tan amplia y argumentada.

2. La segunda intervención reproducida más abajo es de una revista americana tradicionalista, "Remnant", publicada el 18 de abril por uno de sus columnistas, David Werling, como réplica a una nota de Francesco Arzillo que tomaba la defensa de la "hermenéutica de la reforma en continuidad" propugnada por Benedicto XVI, nota que se publicó en www.chiesa el 8 de abril como parte de este servicio:

> Los grandes desilusionados por el Papa Benedicto

3. La tercera intervención es la réplica a "Remnant" en defensa de los argumentos de Arzillo, e indirectamente también a los argumentos del Papa Ratzinger.

Su autor, Giovanni Cavalcoli, fraile dominicano y teólogo, enseña en la facultad teológica de Bolonia.

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1. "UN CONCILIO TAMBIÉN PUEDE COMETER ERRORES"

por Roberto de Mattei


El discurso de Benedicto XVI a la curia romana, el 22 de diciembre del 2005, ha abierto un debate sobre el Concilio Vaticano II del que son expresiones recientes los libros de mons. Brunero Gherardini y el importante congreso de los Franciscanos de la Inmaculada, desarrollado en Roma del 16 al 18 de diciembre del 2010, aparte de mi estudio, "El Concilio Vaticano II. Una historia jamás escrita" (Lindau, Turín 2010).

La invitación del Papa a interpretar los documentos del Vaticano II según una “hermenéutica de la continuidad” de hecho ha dado un decisivo estímulo para el debate sobre el Concilio de manera diferente a como lo ha hecho la "escuela de Bolonia", que lo ha presentado en términos de fractura y discontinuidad con dos milenios de tradición de la Iglesia.

Habría esperado que nuestros aportes, movidos únicamente por un sincero deseo de responder al llamado del Santo Padre, fueran acogidos si no con entusiasmo, al menos con interés, que fueran científicamente discutidos y no rechazados a priori. En lo que respecta a mi libro, por ejemplo, me habría esperado una seria discusión histórica en las revistas especializadas.

En cambio, en los diarios ligados a las instituciones católicas me responden Massimo Introvigne, integrante del Estudio legal Jacobacci Asociados, sociólogo de las minorías religiosas, hoy representante del gobierno italiano ante la OCSE, y el arzobispo Agostino Marchetto, 30 años de carrera diplomática sobre los hombros, y además, en primera fila por casi diez años en la defensa de los migrantes, los gitanos, clandestinos, como secretario para la pastoral de los migrantes.

Ni Mons. Marchetto, ni el Dr. Intovigne, a pesar de sus méritos eclesiásticos o profesionales, han tenido el tiempo de ir a bibliotecas o archivos históricos; ninguno de los dos es historiador de profesión. Y ambos, en sus artículos, publicados respectivamente en "Avvenire" del 1 de diciembre del 2010 y en "L'Osservatore Romano" del 14 de abril del 2011, rechazan mi libro desde un punto de vista histórico, sino ideológico.

Introvigne define mi libro “una auténtica suma de las tesis anticonciliaristas”, que “lamentablemente vuelve a proponer, una vez más, la hermenéutica de la ruptura que Benedicto XVI denuncia como dañosa". Marchetto, lo define una historia "ideológica", "de tendencia extremista", "polarizada y de parte" como la orquestada por la escuela de Bolonia, si bien de signo contrario.

La crítica de Marchetto e Introvigne parece tener una sola finalidad: cerrar anticipadamente el debate que Benedicto XVI ha abierto e invitado a desarrollar. [...]

Yo creo, al contrario, que se puede discutir del Concilio Vaticano II, en el plano histórico, de la misma manera como han discutido siempre los historiadores de la Iglesia.

Dirigiéndose a ellos, en el 1889, León XIII escribía que "aquellos que la estudian no deben nunca perder de vista que ella encierra un conjunto de hechos dogmáticos, que se imponen a la fe, y que ninguno puede poner en duda […]. No obstante, ya que es la Iglesia, que prosigue en medio de los hombres la vida del Verbo Encarnado, se compone de un elemento divino y de un elemento humano, este último debe ser expuesto por maestros y estudiado por los discípulos con gran probidad. Como dice en el libro de Job: "¿Acaso Dios tiene necesidad de nuestras mentiras?" (Job 13, 7).

"El historiador de la Iglesia - prosigue León XIII - será más eficaz en hacer resaltar su origen divino, superior a todo concepto de orden puramente terrestre y natural, en la medida que más haya sido leal en no disimular nada de los sufrimientos que los errores de sus hijos, y a veces también de sus ministros, han causado en el curso de los siglos a esta Esposa de Cristo. Estudiada así, la historia de la Iglesia también por sí sola constituye una magnífica y convincente demostración de la verdad y de la discontinuidad del cristianismo".

La Iglesia es indefectible y sin embargo, en su parte humana, puede cometer errores y estos errores, estos sufrimientos, pueden ser provocados, dice León XIII, por sus hijos y también por sus ministros. Pero ello no disminuye la grandeza e indefectibilidad de la Iglesia. La Iglesia, dijo León XIII, abriendo a los estudiosos los archivos vaticanos, no teme la verdad.

Una verdad que el historiador busca en el plano de los hechos, mientras el teólogo la busca en el de los principios: pero no existe una verdad histórica que se pueda oponer a una verdad teológica. Hay una única verdad, que es Cristo mismo, fundador y cabeza del Cuerpo Místico que es la Iglesia; y la verdad sobre la Iglesia es la verdad sobre Cristo y de Cristo, en el encuentro con Él, que es siempre el mismo, ayer, hoy y siempre.

Mi libro nace de un profundo amor a la Iglesia, a su magisterio y a sus instituciones, "in primis" al papado. Y mi amor por el papado quiere ser tan grande que no se detenga en el actual Papa, Benedicto XVI, a quien me siento profundamente ligado, sino que busca detrás del hombre la institución que él representa. Es un amor que quiere abrazar con este Papa a todos los Papas en su continuidad histórica e ideal, porque el Papa para un católico no es un hombre, es una institución de más de dos milenios; no es aquel Papa, sino el papado, es la serie ininterrumpida de los vicarios de Cristo, desde san Pedro a pontífice reinante.

Y bien, no hay mejor modo de expresar la propia adhesión al Papa y a la Iglesia que el de servir, en todos los campos, a la verdad, porque no existe ninguna verdad, histórica, científica, política, filosófica que pueda jamás ser impugnada contra la Iglesia.

No debemos, pues, temer decir la verdad sobre el Concilio Vaticano II, vigésimo primero de la historia de la Iglesia...

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Lee la continuación en la página de www.chiesa el texto completo de Roberto de Mattei:

> "Un Concilio también puede cometer errores"

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2. TRADITIONALIST ATTACKED... AGAIN. A RESPONSE TO FRANCESCO ARZILLO'S ESSAY ON CONTINUITY

by David Werling


Sandro Magister recently posted an essay by Franceseco Arzillo on his blog www.chiesa. Arzillo was writing in response to traditionalist concerns over Pope Benedict XVI’s “hermeneutic of continuity”, particularly from traditionalists such as Roberto de Mattei, Brunero Gherardini, and Enrico Maria Radaelli.

Arzillo states that he is primarily concerned “that the question of the hermeneutic of continuity remains the subject of considerable misunderstanding”, and with the polemics that have emerged, an “ecclesial dialectic” that “tends to take on forms and methods that are more political than theological, and end up reproducing within the Church the right-left dialectic proper to modern politics”. Arzillo styles this right-left dialectic as progressives (those who see Vatican II as a break from the past entirely) versus traditionalists (those who question the whole of Vatican II and are not obedient to the present Magisterium).

Put aside for the moment that this is a gross oversimplification, equally insulting to both progressives and traditionalists alike, if Arzillo were really concerned about this unhealthy dialectic, we could expect an equal degree of criticism for both “camps”. However, Arzillo dismisses the progressives with one sentence:

"Much has been said and written – and rightly so – against those who persist in seeing in Vatican Council II the new beginning that is claimed to put an end to the period characterized by the 'Constantinian form' of the Church."

The rest of his piece is directed at traditionalists, which is really what Arzillo is concerned about. Arzillo gets right to it...

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Lee a continuación, en la página web de "Remnant", el texto completo de David Werling:

> Traditionalist Attacked... Again. A Response to Francesco Arzillo’s Essay On Continuity

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3. RESPUESTA A LOS TRADICIONALISTAS DE "REMNANT", EN DEFENSA DE ARZILLO

por P. Giovanni Cavalcoli, OP


Estimados amigos de "Remnant",

soy un fraile dominico docente de teología sistemática en la facultad de teología de Bolonia, estudioso de las doctrinas del Concilio Vaticano II desde hace cuarenta años.

He leído vuestra crítica al artículo de Francesco Arzillo en www.chiesa y luego de haber solicitado su aprobación, con gusto asumo su defensa en un fraterno debate dentro de nuestra común fe católica y de nuestra voluntad de obedecer al magisterio de la Iglesia y al Papa.

Me detengo sólo en tres puntos de vuestro discurso que me parecen centrales.

Primer punto. Leo en "Remnant":

"¿Qué pretende Arzillo con la mentalidad 'cartesiana' como opuesta a la 'aristotélica'? ¿Quiere decir que este tradicionalismo que debe ser censurado es de alguna manera dualista? Lo que escribe no es para nada claro. Aquellos que pretenden los cambios de la formulación como cambios de la doctrina de veras a mí no me parece, al menos en una consideración a primera vista, que sean unos dualistas cartesianos. Ni me parece dualista, al menos en una consideración a primera vista, tratar los conceptos teológicos como si fueran ideas claras y distintas. No estoy diciendo que ellos deberían ser tratados así, pero no es específicamente hacerlo en cualquier caso".

Al comparar a Descartes con Aristóteles, Arzillo no pretendía referirse al dualismo de Descartes, del cual no dice ni una palabra, sino al modo cartesiano de pensar, demasiado pegado a la claridad y a la distinción, cosa que puede ser aceptable en el saber matemático, pero no en el teológico, que es un pensar basado más sobre la analogía que sobre lo unívoco. Ahora, precisamente el método de la analogía es característico de Aristóteles y no de Descartes.

El pensamiento analógico permite comprender cómo un concepto, permaneciendo idéntico a sí mismo, puede al mismo tiempo desarrollarse, progresar, explicitarse y aclararse. Esto es típico de todos los fenómenos vitales, desde el nivel biológico al espiritual. Por esto justamente el beato John Henry Newman comparaba el progreso dogmático o teológico al desarrollo de una planta, la cual crece y se desarrolla aunque sigue siendo la misma. Una encina de dos metros es siempre la misma también cuando alcanza los veinte metros.

Así las doctrinas del Vaticano II no se deben ver como un retractarse o como una ruptura respecto a las del magisterio anterior, sino como su confirmación y explicitación. En otras palabras, con el Vaticano II conocemos mejor las mismas verdades de fe que ya conocíamos antes.

Indudablemente esta tesis debe ser demostrada, porque efectivamente no siempre se presenta evidente. Pero como católicos, suponiendo que se trate de materia de fe, podemos suponer...

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Lee el texto completo del p. Giovanni Cavalcoli en la página de www.chiesa:

> Respuesta a los tradicionalistas de "Remnant", en defensa de Arzillo

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El discurso de Benedicto XVI del 22 de diciembre del 2005 sobre la hermenéutica del Concilio:

> "Señores cardenales..."

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La reciente discusión sobre el tema, encendida una vez más por los tradicionalistas "desilusionados" por la no corrección de los "errores" del Vaticano II:

> Los grandes desilusionados por el Papa Benedicto (8.4.2011)

> Los desilusionados han hablado. El Vaticano responde (18.4.2011)

> Quién traiciona la tradición. La gran disputa (28.4.2011)

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Traducción en español de Juan Diego Muro, Lima, Perú.

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Los últimos tres artículos de www.chiesa:

1.5.2011
> Karol Wojtyla beato. "Contemplarán al que traspasaron"
Hoy lo admiran casi todos. Pero en vida fue hostigado y despreciado por muchos, también dentro de la Iglesia. Su santidad es la misma de los mártires. Su beatitud es la misma de Jesús en la cruz

28.4.2011
> Quién traiciona la tradición. La gran disputa
Se enciende la discusión sobre cómo interpretar la novedad del Concilio Vaticano II, sobre todo respecto a la libertad de religión. Los tradicionalistas contra Benedicto XVI. Un ensayo del filósofo Martin Rhonheimer respaldando al Papa

24.4.2011
> "Descendió a los infiernos". La sorpresa de Pascua
En el corazón de la Semana Santa, la aparición fuera de programa de Benedicto XVI en televisión. Con dos respuestas insólitas sobre Jesús resucitado. Los fragmentos destacados de sus homilías del Triduo Sacro

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5.5.2011

ASÍ, LA UNION IBEROAMERICANA NO SE REALIZA

Peron con Obama

Por Claudio Cháves

Sabido es, a esta altura del siglo XXI, que no hubo nada más hostil a la unión iberoamericana que los nacionalismos de mitad del siglo XX.

Si bien su retórica era la hermandad a la hora de ejecutarla, miles de inconvenientes la impedían. Es que básicamente aquellas economías estaban dinamizadas por el mercado interno y esta política de encierro necesitaba un relato que justificase la autarquía, haciendo prevalecer el modelo de sustitución de importaciones que no admitía políticas de libre comercio, que en última instancia hubiera alentado la unidad. El relato del encierro era el nacionalismo en cualquiera de sus variantes.

Sorprendentemente fue Perón quién con más vigor intentó este movimiento de unidad y al hacerlo buscó refugio en un sistema de ideas ajeno al que él había impulsado o mejor dicho que lo había elevado al gobierno.

El peronismo se había subido a la ola mundial de los nacionalismos en vigencia por aquellos años, sin embargo el General Perón comprendió que por ahí se iba al fracaso, razón por la cual cambió a Miranda por Gomez Morales, que tenía una concepción económica muy distinta al primero; a Bramuglia por Hipólito Paz como canciller y luego a Remorino por Paz nuevamente, como embajador en los Estados Unidos y le dijo en ambos casos que lo hacía para normalizar las relaciones con los EE. UU. (Paz Hipólito: Memorias. Pág 146 y 208). Tomó distancia de Mercante, adalid del nacionalismo industrialista. Invitó al país a Eisenhower (vino su hermano) promovió una ley de inversiones extranjeras y planteó la extracción extranjera del petróleo por medio de un acuerdo con la California. En esa dirección política promovió el ABC. En síntesis, al alejarse del nacionalismo militante y acercarse a posiciones más liberales encontró el camino de la unidad latinoamericana. Decía Perón “Yo estoy por la constitución inmediata de una unión aduanera sudamericana y si para lograrlo hay que suprimir las fronteras hagámoslo si es preciso. Nosotros con ello no tenemos ningún problema, en el que estamos pronto a decirles: son ustedes más grandes, más lindos y mejores que nosotros; no tenemos ningún inconveniente. (Archibaldo Lanús. De Chapultepec al Beagle)

Tan es así que la idea del ABC arranca en nuestro país de una propuesta que el Barón de Río Branco le planteó al enviado del Presidente Roque Saenz Peña, Ramón Cárcano para concluir con los conflictos y las desconfianzas existentes entre Brasil y la Argentina. En su libro “Mis Primeros Ochenta Años”, trabajo que Perón había leído además de conocer personalmente al político cordobés de quién decía que era su “cofrade”, desarrolla ampliamente el tema.

La vertiente liberal es quizás la que plantee con más realismo la unidad iberoamericana. Federico Pinedo, político detestado por el nacionalismo en cualquiera de sus vertientes, tiene un escrito en donde manifiesta:

“El Brasil y la Argentina dentro de la comunidad americana, deben hacer lo necesario para estar en condiciones de organizar su vida y asegurar su futuro. Pronto para marchar asociados. Asociados íntimamente en materia económica.” (Pinedo, Federico: La Argentina en la Vorágine. Pág 111.)

Fundaba esta necesidad en las “dimensiones relativamente chicas de nuestros establecimientos fabriles, y es imposible que los tengamos mayores si estamos limitados a servir nuestro mercado, porque nadie puede pensar en establecer aquí grandes fábricas como las que hay en otras partes que producirían en unas pocas semanas el consumo argentino de un año” (Ob Cit Pág: 76)

“Somos apenas catorce millones de argentinos y hay ciento treinta millones de norteamericanos. Cuarenta y ocho Estados norteamericanos ocupan un continente y comercian libremente entre si y nosotros, sudamericanos, estorbamos nuestra producción y nuestro comercio con barreras entre naciones, muchas veces más chicas que un Estado norteamericano” (Ob. Cit. Pág 62)

Cárcano, Sarobe, Pinedo son algunos de los expositores liberales de la unidad.

Perón no hace otra cosa que tomar estas ideas que flotan en la atmósfera de la época, hacerlas suyas e impulsarlas.

Hay que decir también que dentro del modelo liberal de 1860-1930 la élite gobernante fue refractaria a una política latinoamericanista puesto que nuestros lazos eran con Gran Bretaña.

“Todo nuestro progreso y engrandecimiento se relaciona solo con los pueblos que baña el Atlántico. Para las repúblicas sudamericanas no puede existir política continental. Es que no es posible crear vínculos artificiales entre pueblos que no tienen intercambio comercial; tenemos que vivir en nuestra época” (Carlos Pellegrini en Gustavo Ferrari: Conflicto y Paz con Chile (1898-1903). Pág. 100)

Cuando Inglaterra se desbarrancó luego de la crisis del 30 y se planteó en Latinoamérica la autarquía y la sustitución en el marco de la nueva realidad mundial; la ruptura con Europa brotó de los hechos mismos. El nacionalismo hizo de estos acontecimientos un cuerpo de doctrina: intervención estatal, planificación, autarquía, sustitución, cultura nacional.

Con esas ideas se hacía muy complicada la unidad latinoamericana. Pinedo y Perón cada uno a su manera y desde sectores políticos distintos saltaron por encima de la ideología reinante.

CRISTINISMO Y UNIDAD DE IBEROAMERICA

El discurso del kirchnerismo responde a la retórica de la unidad. Se alimenta de aquellas proclamas vacías sin vínculos con la realidad material, sin crear las condiciones económicas capaces de solidificar lo que solo queda en el firmamento de las palabras. La relación con Brasil dentro del Mercosur, que todos los argentinos esperábamos fuera el embrión de algo mayor, hoy se encuentra empantanada, mejor dicho desde que el kirchnerismo está en el poder las tensiones crecieron exponencialmente y nada se ha avanzado. A simple vista se observa un empeoramiento. Dejando de lado el negocio de las automotrices, que no está mal, nada se ha hecho.

El conflicto con Uruguay por Botnia tiene pocos ejemplos en la historia argentina. Solo superadas por la conducta de Mitre con el Paraguay o el Proceso Militar con Chile.

El inefable Aníbal Fernandez (El Doctor Merengue) llegó a hablar del imperialismo uruguayo. El dos marzo de 2006, por radio 10, enojado con Gonzalez Oro porque este lo increpaba acerca del maltrato que el Gobierno nacional mantenía con su par uruguayo. Aníbal, “el jauretchano”, replicó al Negro Oro que se ubicaba del lado uruguayo y “yo le voy a contar estimado Gonzalez Oro, como aseveraba Jauretche en su Manual de Zonceras, que el peor defecto de los argentinos es el que proviene de aceptar, sin más trámite, la falsa ecuación Civilización o Barbarie (sic). Don Arturo observaba que el sistema cultural argentino se sustentaba en sobrevalorar todo aquello que provenía del exterior tal cual hace usted al defender a Uruguay” ¡Tomá mate!

En esto días una imponente fila de camiones brasileros se hallan parados en la frontera (esto ocurre cada vez con mayor frecuencia) sin que el gobierno nacional los deje entrar. Razones, seguramente varias, disminuir el déficit fiscal por un lado y por otro la política berreta de la sustitución paleolítica de importaciones.

La Federación de Industrias de San Pablo ha manifestado: “Nuestro límite de tolerancia explotó” (La Nación 6/5/11) y el Gobierno Argentino se defiende diciendo que del mismo modo algunas PYMES de nuestro país tienen problemas para ingresar al mercado brasileño. Es decir, así no hay unidad. Excepto que el gobierno argentino y el brasileño crean solo en la unidad de las palabras o de las inclinaciones políticas aquí y bajo estos gobernantes no hay ni habrá unidad en el sentido que la planteaban nuestros próceres de comienzos del siglo XIX y que los actuales repiten como loros barranqueros

Tanto San Martín, Bolivar, O’Higgins o Artigas, entre otros, tan evocados por nuestros actuales gobernantes, se aferraban a doctrinas políticas y económicas de libertad y unión. Si esta no se dio, fue por los intereses de las ciudades puertos que perdían con la unidad.

Al igual que ayer, los mezquinos intereses de la sustitución paleolítica de nuestros días hacen imposible, con estos gobernantes, la unidad económica al servicio del futuro. Habrá que esperar tiempos mejores.

DUHALDE TILDÓ AL GOBIERNO DE “PERVERSO E INTOLERANTE”

Duhalde Palito Ortega Ruckauf Kirchner

El ex jefe de Estado interino Eduardo Duhalde relanzó su candidatura presidencial por la Unión Popular con un fervoroso discurso en el que abundaron críticas al Gobierno y guiños hacia distintos sectores sociales en busca de ampliar su registro de adhesiones.

Ante más de 5.000 personas en el estadio Luna Park, Duhalde fustigó con dureza a Cristina Kirchner y otros referentes del kirchnerismo, como el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, a quienes reclamó que dejen de "tirar a los pobres debajo de la alfombra".

El ex gobernador bonaerense dedicó sus palabras a los "millones de argentinos desamparados y excluidos" en una "patria rica" como la Argentina, expuso los principales objetivos de su eventual gobierno y se comprometió a "entregar el corazón" en la batalla por la Presidencia.

"Llevaré a la Unión Popular al triunfo", enfatizó Duhalde, al término de un acto de duró más de una hora en el recinto de avenida Corrientes y Bouchard, acompañado por su esposa, Hilda "Chiche" González y sus colaboradores más estrechos, entre ellos, el economista Martín Redrado.

El caudillo de Lomas de Zamora dedicó gran parte de su discurso a marcar las "diferencias" que lo separan de la gestión K y a embestir contra el Gobierno, al que tildó de "perverso, intolerante y anclado en el pasado".