martes, 1 de octubre de 2013

CARMELITAS DESCALZAS EN LA PLATA: 1 DE OCTUBRE, MISA Y BENDICION DE LAS ROSAS



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Las Hermanas Carmelitas Descalzas invitan a participar de la Festividad de Santa Teresita del Niño Jesús, con la S0lemne celebración de la Santa Misa el martes 1 de Octubre a las 17.30 hs. Luego de concluida se realizará la tradicional bendición de las rosas.

Capilla del Monasterio, calle 7 esq. 35 de la ciudad de La Plata. 

Santa Teresita del Niño Jesús, patrona de las misiones

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Su fiesta se celebra el 1ro de octubre.
La devoción a Santa Teresita del Niño Jesús se ha esparcido de una manera impresionante a través de toda la Iglesia. Durante su corta vida, Teresita no sobresalió por encima de las otras monjas del convento de carmelitas en Lisieux. Pero inmediatamente después de su muerte, muchos milagros y favores fueron concedidos a través de su intercesión. La santa cumplió la promesa de hacer caer una lluvia de rosas después de su muerte, es decir, una lluvia de beneficios hacia todos los que la invocan. "Lo que me impulsa a ir al Cielo es el pensamiento de poder encender en amor de Dios una multitud de almas que le alabarán eternamente", decía Teresita. Su gran anhelo es que aquellos que la invocan amen a Dios con un amor abrasador.
Por medio de sus cartas, los testimonios de aquellos que la conocieron, y especialmente su autobiografía, "La Historia de un Alma", millones han llegado a conocer sus grandes dones y virtudes. Incontables peregrinos visitan el convento carmelita de Lisieux, donde, el 9 de abril de 1888, María Francisca Teresa Martín, la hija menor del relojero Luis Martín, se convirtió en la novicia más joven. Tenía sólo quince años. Estaban ya allí dos de sus hermanas: María, la mayor, se había ido cuando Teresita tenía nueve años, y Paulina, que había cuidado de la familia después de morir su madre, entró cuando Teresita tenía catorce años.
Teresa había sido la hija preferida de su padre; era tan alegre, atractiva y amable, que los dos sufrieron intensamente cuando llegó el momento de la separación. Pero no le cabía la menor duda de que esa era su vocación. Aunque la salud de Teresita era muy delicada, no deseó ninguna dispensa de la austera regla y no le fue dada ninguna. Sufría intensamente por el frío y por el cansancio de cumplir con algunas de las penitencias físicas y exteriores que la Regla acostumbraba. "Soy un alma muy pequeña, que sólo puede ofrecer cosas muy pequeñas a Nuestro Señor," dijo en una ocasión, "pero quiero buscar un camino nuevo hacia el cielo, muy corto, muy recto, un pequeño sendero…Estamos en la era de los inventos. Me gustaría encontrar un elevador para ascender hasta Jesús, pues soy demasiado pequeña para subir los empinados escalones de la perfección…"
"La Florecita", como muchos la llaman, encontró su elevador, que la llevó velozmente por entre períodos oscuros de sufrimiento espiritual, por entre largas noches de dolor corporal, hacia arriba, siempre arriba, hasta que al fin estuvo segura en brazos de su amado Jesús. Antes de morir, terminó su autobiografía, La Historia de un Alma, escrita a petición de su Superiora. Ha sido traducida a muchos diferentes idiomas, y está llena de belleza, sabiduría y valor, y por ella podemos saber algo de la santidad de Teresita, pues explica cómo hizo de sí misma un juguete de Cristo. Hiciera lo que hiciera, estaba segura de su amor.
La hermana Teresita de Lisieux murió el 30 de Septiembre de 1897. En junio de ese año había sido llevada a la enfermería del convento, padeciendo fuertes hemorragias, y no volvió a salir de allí. Tres de sus declaraciones, pronunciadas por ese tiempo, le han dado la vuelta al mundo y ningún comentario sobre la Florecita, por breve que fuera, estaría completo sin ellas: "Nunca he dado a Dios más que amor, y Él me pagará con amor. Después de mi muerte dejaré caer una lluvia de rosas." "Pasaré mi Cielo haciendo bien sobre la tierra." "Mi caminito es el camino de la infancia espiritual, el camino de la confianza y de la entrega absoluta."
Casi inmediatamente después de su muerte, fueron tan numerosos los milagros obtenidos por su intercesión, que la Santa Sede dispensó los acostumbrados cincuenta años que normalmente deben transcurrir antes que se inicie el proceso de canonización. En 1922 fue solemnemente beatificada por el Papa Pío XI, y dos años más tarde fue canonizada Teresa de Lisieux.

Como una de las principales obligaciones de las carmelitas es pedir por las misiones, no es extraño que, en 1927, Santa Teresita fuera nombrada Patrona celestial de todas las Misiones Extranjeras, junto con San Francisco Javier. Dijo Teresita: "Quisiera ser misionera ahora y siempre y en todas las misiones."

EL PRÓXIMO PRESIDENTE


Por el Dr. Cosme Beccar Varela
Buenos Aires, 30 de Septiembre del año 2013 - 1193



Hemos llegado a un punto en que casi lo único que podemos esperar es que el próximo Presidente no sea un inmoral, ni un tirano, ni un mentiroso, ni un ladrón. 

Que tenga un resto de virtud, que no persiga a los buenos por serlo, ni promueva a los malos por serlo; que no esté afiliado a ninguna sociedad secreta; que sea inteligente,  tenga sentido común y coraje para hacer lo que su buen criterio le indique sin temor a la oposición de los enemigos. Y, desde luego, que no pretenda quedar bien con el clero creyendo que con eso sirve a la Iglesia. 

Que sea un hombre de verdad, sin mariconadas; que sea laborioso y estudie los asuntos que le traen, sin firmar decretos "en barbecho"; que no sea adulón de los poderes internacionales; que no favorezca a los amigos ni perjudique a sus enemigos por encima de la Justicia; que no le tenga miedo a la izquierda y sepa reprimirla cuando comete delitos como los de cortar calles y rutas o declarar huelgas que afecten el bien común; que no quiera quedar bien con los empresarios favoreciendo sus negocios dudosos. 

En fin, que sea un Presidente de todos los argentinos, por encima de los partidos y sin preferencia por nadie que no se lo merezca. 

Que se atreva a disminuir el Estado, a bajar los impuestos, a hacer respetar las libertades legítimas, a restaurar el Poder Judicial echando a la calle a los jueces prevaricadores, empezando por los de la Corte Suprema y los Oyarbide. Que restablezca la buena formación y el poder de las FFAA y libere a los secuestrados políticos, por más que chille la Bonafini. 

Que hable con el pueblo en un lenguaje sencillo y se atreva a exigir que la prensa informe, pero no difame por odio ideológico y que desprecie los "tabúes" de la dictadura de lo "politically correct". Y que no pertenezca a ninguno de los partidos de la "dirigencia" corrupta e inepta, oficialista u "opositora". 

Que sea bautizado católico, aunque en su vida personal (sin perjuicio del honor y de la honradez) no se haya portado todo lo bien que es de esperarse de un católico, pero que tenga temor de Dios, por más grande que sea su poder, sabiendo que habrá de morir y ser juzgado por el Creador. Esto es esencial. 

¿Hay un argentino así? Si lo hay y se presenta yo lo apoyo y me pongo a su disposición para que sea Presidente en el 2015 o antes si esta usurpadora es destituida como debería serlo si quedara un resto de vergüenza en el Congreso.   

Toda otra opción para mejor (o sea, un católico practicante y piadoso) o para peor (cualquier Massa u otro invento del "establishment"), es impensable. La primera, por demasiado buena en una sociedad podrida como ésta y la otra por no ser otra cosa que más de lo mismo. 

Cosme Beccar Varela