miércoles, 19 de mayo de 2010

LA IMPRUDENCIA EN LA “NUEVA EVANGELIZACION” CUANDO ESTA ES MODERNISTA

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¿Cuál es el motivo por el cual muchos sacerdotes católicos ordenados dudan o “cuelgan la sotana” (que por otra parte jamás utilizaron)?

La prédica modernista dentro de la Iglesia Católica, afirmada como católica cuando se trata en realidad de una herejía condenada por San Pío X, mundaniza el mensaje de Jesucristo, pretende “humanizarse” y al hacerlo pierde aquello que es su fundamento Sobrenatural.

El énfasis en la vida terrena, en los problemas mundanos, descarta y omite a la Teología y la Vida en Gracia Sobrenatural, como si éstas no fuesen una “realidad”, porque quien predica el modernismo tiene por realidad el materialismo.

¿Santos? ¿Milagros? Serán una mera cuestión de marketing de la Iglesia que permite a los sacerdotes vivir cómodamente sin trabajar… porque sólo trabaja el que produce.

¿Qué obreros en la viña tendrá Dios, si su alma se reduce a mirar la cosecha y no para qué se realiza la cosecha? ¿Cómo serán los obreros de esa viña si no tienen bien en claro que su misión en la vida es Evangelizar y vivir la vocación que Dios ha puesto en el alma del modo más coherente?

Es el demonio Meridiano en la Iglesia, que impulsa a seguir un camino levemente equivocado, y quien lo siga al final acabará fuera de la Iglesia. ¿Cuántos saben descubrirlo cuando recién se presenta?

Es más, quien predica el modernismo acaba tildando de “fariseos”, de “formalistas”, de “exagerados”, o de “moralistas” a quienes pretenden el ejercicio de la prudencia en las relaciones interpersonales. Entre las personas, socialmente, también debe ejercerse la prudencia, a los efectos de no caer en graves pecados y evitar peligrosos escándalos. Pero si el modernismo está “de moda” incluso entre algunos Obispos… ¿quién lo erradicará?

 

LOS NIÑOS TIENEN DERECHO A TENER PADRE Y MADRE

a matrimonio

Permitir el matrimonio homosexual y la adopción de niños por homosexuales es atentar contra la familia y supone un grave daño a los niños y a la sociedad entera. No existe una demanda social por el matrimonio homosexual: la inmensa mayoría de la población mundial está en contra.

El matrimonio homosexual daña a la sociedad como los billetes falsos dañan a la economía. La circulación de moneda falsa genera desconfianza y destruye la economía.

De la misma forma, el falso matrimonio homosexual genera desconfianza en el compromiso interpersonal y social: la gente no se casa y su compromiso es débil. Una sociedad basada en la desconfianza se desmorona.

Legalizar el matrimonio homosexual significa legalizar la entrega de niños a homosexuales. Si se legaliza el matrimonio homosexual se legalizará tarde o temprano la adopción por homosexuales. Si es legal, se enseñará en las escuelas, los libros de texto de los niños explicarán que la homosexualidad es normal, que es bueno tener dos papás y dos mamás, que los niños deben experimentar con su sexualidad para descubrir qué sexo les atrae más.

1) Que un homosexual se queje de discriminación porque no lo dejan casarse con alguien del mismo sexo es como si un polígamo se queja de discriminación porque no lo dejan casarse con varias mujeres, o un promiscuo con varios y varias a la vez.

2) Casar personas del mismo sexo es un experimento social irresponsable y peligroso. Ninguna civilización ha implantado el matrimonio homosexual. Incluso sociedades que permitían la homosexualidad y hasta la fomentaban en ciertas edades y clases sociales, como los griegos antiguos, entendían claramente el matrimonio como la unión estable entre un hombre y una mujer abiertos a tener hijos. Una cosa eran las prácticas sexuales de los ciudadanos y otra muy distinta la familia y la procreación y educación de hijos. La homosexualidad ha adoptado muchas formas en distintas sociedades, pero nunca se le ha relacionado con el matrimonio.

3) Muchos defienden el matrimonio homosexual por razones ideológicas de rechazo a la familia y no por razones científicas y ni siquiera porque exista una demanda social: la inmensa mayoría de la población mundial está en contra.

4) La inestabilidad de las uniones homosexuales hace que muchas de las previsiones legales relativas al matrimonio heterosexual no sean aptas para las uniones homosexuales. Si un homosexual varón tiene en promedio relaciones con 39 personas a lo largo de su vida, ¿con cuantas se casará? ¿de cuantas se divorciará? ¿cuáles de ellas tendrán esos derechos legales, puesto que con todas, o algunas, ha estado casada? Y cuando se haya hartado de casarse, ¿no tendrán las parejas de hecho posteriores esos mismos derechos?

5) Legalizar el matrimonio gay debilita al matrimonio heterosexual, igual que la moneda falsa debilita la moneda verdadera. Muchas personas piensan que no les afecta en nada que los homosexuales se casen. Es lo mismo que pensar: "no me afecta en nada que haya gente que haga circular billetes falsos de 100 pesos, yo soy honrado y no los usaría". Sin embargo, es evidente que la circulación de moneda falsa nos afecta a todos, porque se pierde confianza en la moneda, la gente la usa con reticencias y prefiere usar otras monedas (dólares, por ejemplo) o no comerciar o no aceptar ciertos billetes y al final la economía de todos se resiente porque todo es más costoso. Lo mismo pasa cuando se hace circular un matrimonio falso como si fuese matrimonio. Igual que la moneda falsa, crea desconfianza en el sistema económico, el matrimonio falso crea desconfianza en el compromiso inter-personal y social. Como consecuencia la gente no se casa y su compromiso es débil. Una sociedad basada en la desconfianza, la desvinculación y la falta de compromiso nunca funcionará tan bien como una basada en familias estables, comprometidas de por vida por el bienestar de los cónyuges, hijos y parientes.

6) En realidad, pocos homosexuales se casan; el objetivo del movimiento gay es destruir el matrimonio heterosexual. Lo han reconocido muchas veces los líderes homosexuales. En realidad muy pocos de ellos quieren "casarse". Pero el movimiento del homosexualismo político se vuelca en la exigencia del matrimonio para cambiar la sociedad y eliminar una institución (el matrimonio monógamo y de por vida) en la que no creen. "Luchar por el matrimonio del mismo sexo y sus beneficios y entonces, una vez garantizado, redefinir la institución del matrimonio completamente, pedir el derecho de casarse no como una forma de adherirse a los códigos morales de la sociedad sino de desbancar un mito y alterar radicalmente una institución arcaica. [...] La acción más subversiva que pueden emprender los gays y lesbianas [...] es transformar por completo la noción de familia" [Michael Signorile, activista homosexual y escritor, citado en Crisis Magazine, 8 de enero de 2004].

7) El activismo homosexual no quiere formar "familias como las demás". Más bien, quiere llegar a que todas las familias sean como las suyas, para lo cual la clave es desmontar "conceptos arcaicos y caducos como fidelidad, monogamia, compromiso, fecundidad, paternidad /maternidad", etc

8) Legalizar el matrimonio homosexual significa legalizar la entrega de niños a homosexuales. Hay gente que dice "yo veo bien que los gays se casen pero no que adopten niños". Es un error pensar que se va a legalizar el matrimonio sin la adopción: si se legaliza el matrimonio incluirá siempre la adopción. Quien apoye una cosa estará apoyando, quiera o no, la otra porque nuestro derecho permite adoptar conjuntamente a los cónyuges: una vez casados, ya son cónyuges, y podrán adoptar Aunque algunas lesbianas tienen hijos de anteriores relaciones o los han buscado (mediante inseminación artificial o con la cooperación de un hombre) la adopción se plantea para que los homosexuales que, obviamente, no tienen niños, accedan a la educación de niños que, obviamente, eran de parejas heterosexuales. Dos personas del mismo sexo no son idóneos para la cría y educación de los niños, que carecerían de referente paterno/masculino (si son dos lesbianas) o materno/femenino (si son dos homosexuales).

9) Legalizar el matrimonio homosexual significa poner toda la maquinaria educativa y mediática del Estado al servicio del homosexualismo político. Si el matrimonio gay es legal, se enseñará en las escuelas. Los libros de texto de los niños explicarán la doctrina que las asociaciones homosexuales hayan indicado: que la homosexualidad es normal, que es bueno tener dos papás y dos mamás, que los niños deben experimentar con su sexualidad para descubrir qué sexo les atrae más y que las personas que se oponen a la homosexualidad son intolerantes. Por supuesto, cada serie de televisión tendrá su pareja de homosexuales o lesbianas con niños, conviviendo fe ejemplo y edificación de tantos matrimonios con problemas.

10) Legalizar el matrimonio homosexual implicará a mediano plazo multas y penas de cárcel para quien critique la actividad homosexual. En Suecia, donde hay uniones gay desde 1995 con adopción de niños desde 2002, se decretó pena de cárcel para un pastor luterano que se limitaba a predicar las palabras de San Pablo sobre la homosexualidad. Otro país donde criticar la homosexualidad ha significado multas y juicios es Canadá. El grado de respetabilidad de la relación gay (no ya de la persona, que obviamente es merecedora de respeto simplemente por ser persona) será extremo y su crítica punible. La libertad de expresión se verá recortada y probablemente también la libertad religiosa. Muchos de nuestros obispos y líderes cristianos acabarán en la cárcel.

11) La legalización del matrimonio homosexual provocará un descenso de la calidad de vida. Los homosexuales tienen menor esperanza de vida y son más propensos a sufrir conflictos psicológicos y a manifestar tendencias suicidas. Muchos homosexuales viven la homosexualidad como sufrimiento. Las mismas publicaciones gays muestran el alto índice de incidencia de desórdenes afectivos y de patologías conductuales entre los grupos homosexuales. El sida, con ser uno de los factores más importantes, no es, desde el punto de vista de la salud, el que más incide en la disminución de la esperanza de vida gay. La homosexualidad va generalmente acompañada de adicciones no saludables y de trastornos como ansias neuróticas y, en la edad más adulta, de soledad. La afectividad, compromiso y convivencia igual que puedan tener dos homosexuales. Sin embargo, se ven estables, lo cual es un bien social. ¿Con qué argumento los defensores del matrimonio gay lo impedirían?

12) Legalizar el matrimonio homosexual es una ofensa para las personas que viven juntas sin relaciones sexuales. Dos ancianas que viven juntas, tres hermanos en una casa, cuatro amigos que comparten piso desde hace seis años..., tienen una relación con afectividad, compromiso y convivencia igual que puedan tener dos homosexuales. Sin embargo, se ven privadas de las ventajas legales del matrimonio gay porque no practican sexo entre ellos. El matrimonio gay en realidad premia a los practicantes de cierto tipo de sexo, privilegiándolos sobre otras convivencias afectivas y estables. Es evidente la diferencia con el matrimonio común, que premia la complementariedad hombre-mujer estable y está abierta a la procreación y crianza de los hijos.

13) Legalizar el matrimonio homosexual ofende a los que practican la poligamia. Al contrario que el matrimonio homosexual, que nunca ha sido aceptado por ninguna civilización, la poligamia tiene una larga tradición en numerosos países y sociedades, incluso en nuestros días. Si casamos a dos hombres, ¿con qué argumentos impediremos a los ciudadanos islámicos o de origen subsahariano que no se casen con dos o más mujeres? ¿Puede un emigrante pedir por reagrupación familiar que vengan sus tres esposas? Al menos, las uniones polígamas tradicionales tienen hijos y suelen ser estables, lo cual es un bien social. ¿Con qué argumentos los defensores del matrimonio gay lo impedirían?

Fuente: www.argentinos.org

REQUIEM POR EL BICENTENARIO


a Cosme Beccar Varela contrapicada

Por Cosme Beccar Varela

Bicentenario del 25 de Mayo de 1810... ¿Le parece que es un aniversario para festejar? ¿No es más bien un día para avergonzarse y callarse la boca o, mejor, salir las calles para acabar con esta tiranía que ha salido de nuestras cloacas para ocupar los más altos sitiales?
¿Después de 200 años de independencia (porque eso fue 1810, por más que la "máscara de Fernando VII" haya fingido lo contrario) todo lo que podemos "jactarnos" de tener es esta "dirigencia" corrupta  e inepta, ahora al servicio del marxismo y encharcada en el latrocinio? ¿Y todavía pretenden que yo ponga la bandera en la puerta de mi casa? Tendría que ser insensible a la desgracia de la Patria para ponerla. Sólo cabría, tal vez, enarbolar la bandera con un crespón de luto.
Me duele recibir, una tras otra, las invitaciones a concurrir al Te Deum que celebrará en la Catedral de Buenos Aires el Cardenal Bergoglio, creyendo que con eso se repudia la profanación que cometerán los tiranos manchando con su presencia la Basílica de Luján en la que el Obispo Radrizzani celebrará otro Te Deum.
¿No se dan cuenta de que Monseñor Bergoglio no merece ni quiere aceptar el papel de un San Gregorio VII que tuvo el coraje de excomulgar y deponer al Emperador alemán, obligándolo a pedir perdón en Canosa, después de pasar tres días en la nieve al pie de la muralla?
¿No se dan cuenta de que Monseñor Bergoglio está muy lejos de ser el salvador de la Patria que sus corifeos (y tal vez el propio aparato propagandístico del gobierno) le atribuyen y que sus quejidos trimestrales contra la "intolerancia" y sus reclamos por la "deuda con los pobres" no son ataques al gobierno sino a toda la sociedad, como si no estuviera clarísimo que es la tiranía la responsable de nuestros males?
¿No está es de una evidencia solar que ni el Arzobispo de Buenos Aires ni ningún otro de los Obispos tienen ni la menor intención de luchar por la justicia en favor todos, empezando por su propio hermano en el sacerdocio secuestrado en el campo de concentración de Marcos Paz? ¿Por qué, entonces, ir al Te Deum de la Catedral el 25 de Mayo?
Por si quedara alguna duda, el propio Cardenal lo ha dicho ayer: "No se debe participar (del Te Deum) desde una postura política o de protesta... es un acto estrictamente religioso" ("La Nación", 18/5/2010, pag. 1)... "y ruega a quienes asistan situarse dentro de este espíritu" (ibídem. pag. 7).
Es obvio que el Prelado no quiere molestar a los tiranos, no quiere alentar la legítima indignación de la ciudadanía contra esta vergüenza nacional que es el gobierno de la usurpadora acolitada por su marido y toda la "dirigencia" corrupta e inepta.
Ellos han conseguido hacer de nuestro país un lugar sin justicia, sin seguridad, sin decencia, con un futuro peor que el presente y teñido de marxismo. Ellos están haciendo todo para perpetuarse, inclusive, como decía ayer en el nro. 968 de este periódico, invadiendo el Estado con cientos de miles de nombramientos de la peor gente que han podido encontrar en los albañales del país.
Pero al Sr. Cardenal no le importa. Él prefiere seguir con sus sermones chabacanos que no dicen nada, adormeciendo las conciencias, apagando los fuegos de la justa ira, impidiendo la movilización de los buenos, haciéndoles creer que rezar es un acto semi-fantasmagórico, alejado de la realidad que nos rodea y sobre todo olvidando que Dios es Justicia, que aborrece la iniquidad y aborrece que no se clame contra ella.    
Hace dos años publiqué una novela histórica sobre la Semana de Mayo titulada "¿Donde está el pueblo?".  La ficción es poca y la triste realidad del 25 de Mayo está allí documentadamente revelada. Esos acontecimientos y sus personajes centrales están muy lejos de ser tan gloriosos como nos hicieron creer en el colegio. Es una historia de la que más bien hay que condolerse. Está manchada de atropellos en todos sus capítulos y de sangre en varios de ellos. Su numen máximo, el famoso Mariano Moreno, era un jacobino fanático dispuesto a todo. El pueblo estuvo ausente y aterrado durante esa Revolución conducida por las logias.
Desde entonces, hemos ido de tumbo en tumbo hasta caer en manos del peronismo, en las cuales continuamos. Y el peronismo, después de haber alentado el terrorismo desde los años 70,  nos ha puesto bajo la pata del marxismo desde el 2003 y ahora nos humilla vistiendo de Presidente a una mujer que ni siquiera parece una señora. De la falsa "oposición" no hace falta decir nada más que eso: que es falsa y una servil comparsa del peronismo.
¿Todo esto vamos a festejar? Yo diría que en vez de un Te Deum el 25 de Mayo debería rezarse  un Requiem.  Hace doscientos años que estamos muriendo y  la perspectiva de acabar definitivamente como Nación está cada vez más cerca.

Cosme Beccar Varela  

e-mail: correo@labotellaalmar.com

Buenos Aires, 18 de Mayo del año 2010 - 969