domingo, 31 de marzo de 2013

LA CRUCIFIXIÓN DE PEDRO



Por Antonio Caponnetto

Cabeza en tierra, rota la testera,
ahogado en llanto que en vertientes baja,
veo mis pies desnudos,y se cuaja
toda mi sangre en nueva sementera.

Veo el cielo de Roma, su ladera,
que el sol cortó de luz,como navaja,
veo acechar la noche, la mortaja
sobre una roca  hendida y agorera.

Morir así, Señor, me lo merezco,
sin  mi playa, la barca ni los peces,
yo que tuve del mar un parentesco.

No se oye el gallo,acéptame este envío.
Te amé como quisiste las tres veces,
toma tus llaves, cuídalas, Dios mío.


Antonio Caponnetto