domingo, 15 de enero de 2012

EL DINERO NO FALTA, LO QUE SOBRAN SON LADRONES


Por Omar Martínez*

Por un lado, ignorados por los legisladores que responden al gobierno, que estuvieron de acuerdo con la derogación de la Ley del 82% y que acaban de aumentarse sus haberes, sin paritarias ni problemas y por el otro los sindicalistas que únicamente solicitan aumentos salariales para los activos, olvidándose de los que aportaron durante su vida laboral, los jubilados ven con suma tristeza que el tema no les interesa, dejándolos en el desamparo, la soledad y el desanimo, mientras continua el financiamiento fiscal con la confiscación de los fondos jubilatorios que hacen mas penosa y difícil su existencia.

Pero, como ya el gobierno obtuvo los 11 millones de votos que pretendía, la problemática de la seguridad social pasa a un segundo plano, y deja huérfanos y sin perspectiva alguna a todos los jubilados y pensionados del país, mientras una inflación desmedida sigue carcomiendo los pocos ahorros que pudieran tener para sobrellevar una vida llena de penurias que nada tiene que ver con la palabra “jubilación”, pues el  dinero no falta, lo que sobran son ladrones (caranchos).


Sra. Presidente, los parches ofreciendo créditos no sirven, porque los mismos por mas ventajosos que sean hay que pagarlos y a largo plazo, mientras Ud., sabe bien que la ANSeS, en la última década se ha transformado con sus superávits en la gran financiadora del Tesoro Nacional y el dinero que debería utilizarse para las actualizaciones de los haberes jubilatorios y el pago de las sentencias firmes, se manipula para diversos propósitos en inversiones y proyectos de obras públicas, financiaciones de Enarsa, Aerolíneas Argentinas, el “Futbol para todos”, la construcción de viviendas, financiación del BHN, pavimentaciones, Asignación Universal por Hijo, e inversiones en acciones, créditos productivos y demás usos discrecionales de los fondos de garantía genuinos de los jubilados.

Por eso, ante esta nueva alternativa y frente a un “modelo” nacional, popular, progre e inflacionario, los jubilados de toda la Argentina, le pedimos que con verdadero gesto de conciencia y humildad ciudadana, anule el veto del 82%, porque si no seguiremos pensando que la democracia, nos deja votar cada 4 años y después hacen lo que quieren.

* Omar Martínez

¿RELIGION DE ESTADO? III



El pensamiento de Mons. Richard Williamson
Obispo de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X
Numero CCXXXV (235) - 14 de Enero de 2012

Proclamar que los Estados no necesitan profesar o proteger la religión Católica es un error liberal clásico y, uno de los mayores errores del Vaticano II. El liberalismo ha dicho, por así decir, “No ataquemos al Catolicismo frontalmente, pero dividamos para reinar. Dividamos al hombre individual de la sociedad aduciendo que el hombre no es un animal social, y entonces podremos pretender que la religión es un asunto puramente individual. Esto nos permitirá adueñarnos de la sociedad, y una vez que la hayamos vuelto liberal, haremos de ella un arma poderosa contra el individuo para volverle a él también liberal, porque claro, ¡el hombre es un animal social! Y entonces si algún individuo no quiere ser liberal, tendrá grandes dificultades para resistir a su sociedad, que nosotros habremos vuelto liberal”. ¿No es así? ¡Miren a su alrededor! Contestemos entonces a tres nuevas objeciones a la doctrina según la cual, para la salvación de las almas, cada Estado tendría que ser Católico.
Excelencia, Nuestro Señor El mismo ha dicho “Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mt. XXII, 21). AquÍ Nuestro Señor separa claramente la Iglesia del Estado. Así que ningún Estado debería involucrarse en el Catolicismo o en cualquier otra religión.

Respuesta: No, ¡Nuestro Señor aquí no está separando la Iglesia del Estado! Hace la distinción de sentido común entre lo que el individuo debe al Estado (impuestos, etc.) y lo que debe a Dios (culto). De ninguna manera Nuestro Señor dice que el Estado temporal no le debe nada al Dios eterno. De hecho, el Estado, siendo la autoridad colectiva temporal de un conjunto de seres humanos, le debe a Dios en sus actos de autoridad lo que estos seres humanos deben a Dios por ser seres sociales, es decir la observancia de su ley natural y, en lo que se refiere a la Iglesia que la razón natural por sí misma puede dar por verdadera, el Estado le debe reconocimiento social y promoción, en la medida que actuando así no enajene las almas en lugar de ayudar a salvarlas.
Pero discernir cual es la verdadera religión es algo que le toca hacer al individuo, ¿Cómo entonces el Estado como Estado puede estar obligado por principio a ser Católico?
Respuesta: El Estado no es más que la asociación moral (es decir inmaterial) en cuerpo político de un mayor o menor número de seres humanos físicos (es decir materiales). Pero cada uno de estos seres humanos, con el solo uso correcto de su razón natural, tenga o no tenga la virtud sobrenatural de la Fe, es capaz de discernir que Dios existe, que Jesucristo es Dios y que la Iglesia Católica es la Única Iglesia fundada por Jesucristo. Si entonces un Estado dado no discierne que ella es la verdadera religión, no es porque sus ciudadanos no pueden discernirla, sino porque por diversas razones no lo hacen o no lo quieren hacer, negándose asÍ a hacer buen uso de la razón natural que Dios les ha dado. En realidad ellos si que podrían discernirla, y delante de Dios todos tendrán una mayor o menor responsabilidad, perfectamente medida por El según las condiciones que les son propias, por no haberlo hecho.
Pero, Excelencia, si usted insiste en la obligación de cada Estado de ser Católico, usted solamente generará una reacción de muchas almas contra la buena doctrina.
Respuesta: Es por la gloria de Dios y la salvación de las almas por lo que cada Estado tendría que ser Católico. Así, a los hombres demasiado ignorantes o corrompidos a quienes esta verdad no hará más que alienarlos, uno puede, sin menoscabo del principio, dudar de proclamarlo, pero esto no lo hace menos verdadero. Los verdaderos principios no son menos verdaderos cuando a veces en la práctica se requiere una cierta medida de prudencia en la manera con la cual deben ser afirmados ¡Seguro que a los lectores de este “Comentario” se les puede decir toda la verdad!
Kyrie eleison.

SUBLEVACIÓN MILITAR: EL LIBRO, EL CINE, LA REALIDAD Y LA LEY



Por Emilio Nazar Kasbo

El libro “Father Sky”, junto con la película “Más allá del Honor” en él inspirada, narran cómo un grupo de Cadetes militares toman medidas extremas y organizan una sublevación para asegurar el futuro de su academia, cuando su existencia se ve amenazada por las grandes empresas constructoras locales que buscan edificar justamente donde el regimiento se encuentra. Cuando los cadetes de la escuela militar deciden tomar el control de su academia, un ex alumno de la escuela, que con el tiempo se convierte en periodista, debe encontrar la manera de calmar la situación, mientras su hijo es uno de los cadetes de la Academia. Pero antes de analizar la película, estudiaremos ciertos antecedentes reales que abordan sublevaciones en distintos países de Hispanoamérica.

ES HISTORIA
Tejero en España, Aldo Rico y Seineldín en Argentina, Chávez en Venezuela… todos protagonizaron sublevaciones. Todos, en sus alzamientos, tuvieron el mismo destino, como si hubiese un libreto escrito. Argentina es el país que más sublevaciones ha tenido, dejando fuera de las estructuras de las Fuerzas Armadas a quienes no compartían la decadencia nacional. ¿Qué significaban los alzamientos? ¿Qué consecuencias tuvieron? ¿Cuál es el origen de los mismos? ¿El libro “Father Sky” Fue el “manual de instrucciones” sobre cómo manipular estas situaciones?
Precisamente, el libro “Father Sky” fue publicado en 1979, en tanto los hechos que analizaremos son todos posteriores a su edición, destacando que la película “Más allá del Honor” también está inspirada en el mismo, para causar el siguiente efecto: que sean abandonadas las virtudes militares en pos del “progreso” (representado por la construcción de edificios), y de la obediencia sin límites a todo lo que un sistema de gobierno establezca, más allá de que sea razonable o no, de que sirva o no al Bien Común.
La metodología utilizada en el presente artículo, es la siguiente: 1- Describir los antecedentes cercanos de sublevaciones posteriores a la publicación del libro en 1979; 2- Describir con los elementos que pueden obtenerse de Internet, el contenido del libro, en base a los dichos de comentaristas; 3- Detallar el argumento de la película “Más allá del Honor” (estrenada en 1981), para comprobar las diferencias con el libro; 4- Analizar la Patria y la Constitución de Argentina como ejemplo, para así tener una visión completa sobre el tema central: el manejo de las sublevaciones militares y su manipulación, 5- Estudiar el Estado Militar reconocido por el artículo 21 de la Constitución Nacional; 6- Estudiar el Derecho-Obligación de Resistencia a la Opresión reconocido por el artículo 36 de la Constitución Nacional; 7- Preguntas finales y Proclama.

ALZAMIENTO ESPAÑOL
El 23 de febrero de 1981, Antonio Tejero encabezó un intento de golpe de Estado. Con 200 hombres, el militar tomó el Congreso, y el “Tejerazo” duró sólo 18 horas. Un General que no asumió la conducción, y un Rey que rechazó ocupar el lugar que le correspondía, vendido al sistema, determinaron el fracaso del alzamiento de los mandos medios militares españoles. En un mensaje al país por radio y TV, el Rey, vestido de militar, advirtió que no toleraría intentos de interrumpir por la fuerza el proceso democrático. Finalmente, Tejero acepta rendirse, poniendo como condición que suboficiales y guardias civiles rasos no sean responsabilizados del golpe. Luego se entrega en la Dirección General de la Guardia Civil. España hoy es “democrática”, y está la cabecera de la difusión de la homosexualidad en el mundo.
Tejero siempre afirmó que el levantamiento fue ordenado por el rey. En medios golpistas circuló la versión de que el fin era impedir un "verdadero golpe" que preparaba otro sector de los militares. Según otras versiones, la asonada fue en realidad orquestada por los servicios secretos, es decir, por el entonces llamado Centro Superior de Inteligencia de la Defensa (Cesid), o incluso por la CIA estadounidense.
En 1982, los golpistas fueron condenados a penas de entre uno y 30 años de prisión. Algunos fueron indultados, otros se beneficiaron de redenciones o murieron. Tejero, que junto con Milans del Bosch y Armada recibió el castigo máximo, fue el último en dejar la cárcel, en 1996. La asonada consiguió el efecto contrario al que buscaban los golpistas: la democracia quedó fortalecida, a la vez que el destino de cárcel convirtió a los militares sancionados en un ejemplo para quienes quisieran emprender una salida política similar.

HUGO CHAVEZ
En Venezuela, el proceso revolucionario comenzó en 1957 con la decisión del Partido Comunista de Venezuela de impulsar una insurrección que tuviera como base una alianza entre sectores revolucionarios civiles y militares, que se definió como revolución cívico-militar-bolivariana a partir de las Cartas de la Montaña de Douglas Bravo (1964-1965) y llegó al poder de la mano de Hugo Chávez, después de cuatro alzamientos militares, los dos de 1962 –Carupanazo y Porteñazo- y los dos de 1992 (4-F y 27-N); tras una conspiración cívico-militar de décadas.
Hugo Rafael Chávez Frías (Sabaneta, 28 de julio de 1954) es el actual presidente de la República Bolivariana de Venezuela, desde el 2 de febrero de 1999. Ingresó al Ejército Nacional de Venezuela en 1971 donde desarrolló un interés por la política y fue cofundador en 1982 del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR200) en medio de la crisis económica y social que conllevó al llamado Caracazo en 1989. En 1992, Chávez, junto con otros militares del MBR200, intenta un golpe de Estado contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez la cual fracasó y Chávez fue encarcelado por dos años, hasta ser indultado por el presidente Rafael Caldera.
Chávez se lanzó a los comicios presidenciales de 1998 con el apoyo del Movimiento Quinta República (MVR) y tras ganar se convirtió en el 52º presidente de Venezuela con lo que ha buscado consolidar la llamada Revolución Bolivariana basada en el socialismo del siglo XXI.

ALDO RICO
Aldo Rico
peleó como oficial en la Guerra de las Malvinas con el grado de Mayor, ofreciéndose como voluntario y creando la Compañía de Comandos 602.
Su vida pública comenzó durante el gobierno de Raúl Alfonsín, cuando encabezó un alzamiento militar durante la Semana Santa de 1987. Por aquel entonces era teniente coronel del Ejército, y el alzamiento era una reacción al Juicio a las Juntas que condenó a los principales líderes del Proceso de Reorganización Nacional, pretendiendo realizar un juicio penal sobre acciones bélicas y políticas que debían resolverse por el Código de Justicia Militar y no según el Código Penal. La sublevación fue aplacada y Rico condenado, recibiendo arresto domiciliario, pero escapó del mismo y protagonizó un segundo levantamiento en Monte Caseros durante 1988. Fue condenado a prisión, de la cual fue indultado por Carlos Menem.
Al ser liberado formó el partido Movimiento por la Dignidad y la Independencia (Modin). Entró como diputado en 1991. También fue convencional constituyente durante la Reforma de la Constitución Argentina de 1994. Al mismo tiempo tenía lugar la reforma de la constitución provincial de la Provincia de Buenos Aires, en la cual Eduardo Duhalde buscaba agregar la posibilidad de reelección del gobernador en el distrito. Inicialmente el Motin se alió con la Unión Cívica Radical y el Frente Grande para oponerse al PJ, pero sorpresivamente cambió de posición y se alió con el Duhaldismo, habilitando la reelección.

MOHAMED ALÍ SEINELDÍN
En 1988, el Coronel Seineldín encabezó la rebelión militar carapintada de Villa Martelli, durante la presidencia de Raúl Alfonsín. La rebelión concluyó con un supuesto acuerdo entre el líder carapintada y el general Isidro Bonifacio Cáceres (jefe del ejército).
Seineldín fue el líder del alzamiento carapintada contra la cúpula del Ejército e indirectamente contra el gobierno nacional, del 3 de diciembre de 1990, donde unos 50 soldados se hicieron con el control de instalaciones militares en El Palomar, Provincia de Buenos Aires, el Edificio Libertador, sede del Estado Mayor del Ejército, y el Regimiento de Patricios, entre otros, en la ciudad de Buenos Aires. Entre los oficiales amotinados se encontraban el mayor Hugo Reinaldo Abete en el Regimiento de Patricios y el capitán Gustavo Breide Obeid en el Edificio Libertador.
El mismo día, el gobierno declaró el estado de sitio durante 60 días. Los rebeldes se rindieron el 4 de diciembre y ese mismo día se levantó el estado de sitio. Según los informes, 14 personas resultaron muertas durante la sublevación, entre ellas cinco civiles, y decenas más fueron heridas como consecuencia de los enfrentamientos.

EL LIBRO
Los escritores Pat Conroy, Devery Freeman, y Keith Harold, tienen una cosa en común con respecto a sí mismos y los libros que escribieron: su propia realidad sirvió de base para sus obras de ficción escritas. 216 páginas, tapa dura, y publicado en 1979 por William Morrow & Company, Inc, "Padre Cielo" es una singular novela.
La novela se desarrolla en una escuela militar de Nueva Jersey, la Academia Militar Peddington, conocida como "Vieja PEDD" por sus cadetes, empleados y ex alumnos.
Freeman, adopta aborda la historia de una academia militar de Nueva Jersey, la cual trata de mantener sus tradiciones en la atmósfera anti-militar de los años post-Vietnam (en la Argentina, existe el equivalente de la “desmalvinización”).

EL RELATO
La historia es contada en primera persona por Harry Auden, un alumno de la Academia Militar Peddington y el padre de Charley, un niño de nueve años de edad que también está inscrito allí. Auden es un reportero itinerante para una importante revista, y visita a su hijo en la antigua escuela con motivo del año académico que llega a su fin, mientras hay manifestantes "liberales"  que están utilizando la academia para protestar contra una variedad de temas, entre ellos la proliferación nuclear, el militarismo y la posesión de armas. Cuando Walter Bache, el Comandante de la academia, le dispara a un manifestante, una serie de eventos quedan fuera de control y llevan a la confrontación armada entre los "Crackers" (que traducido sería “los agrietados”, que simboliza el quiebre de la jerarquía militar), que son los cadetes del núcleo duro de la escuela, y las autoridades estatales.
Detectando una buena historia, Harry Auden se introduce en el meollo del problema, actuando como un intermediario entre el comandante de los cadetes rebeldes, Quentin Moreland, junto con los cadetes, y por el otro lado con una variedad de funcionarios que van desde el comisario local al Gobernador del Estado, todos ellos con diferentes programas, ideas de acción y variables fuentes de paciencia.
En la historia, Harry tiene una falta de desprendimiento periodístico, es decir, todo lo ve bajo la óptica de la trascendencia del hecho para los medios de comunicación. Ello sería debido a la presencia de Charley, y debido a sus propias emociones contradictorias sobre Peddington. Por otro lado, Harry se niega a retirar a su hijo de una situación cada vez más peligrosa, a pesar de que considera que su propio hijo no tiene derecho a un trato diferente al de los demás cadetes. Sin embargo, Harry además pasa parte de su tiempo en una relación íntima con Grace Mellott, la madre de otro cadete, y además pasa mucho de su tiempo golpeando seriamente a un joven manifestante, Debby Creed, quien resulta tener muchos amigos íntimos, la mayoría de ellos varones (es decir, se insinúa su homosexualidad).

PACIFISMO VS. MILITARISMO
Un grupo de civiles protestaban fuera de la escuela, y un día un manifestante recibe un disparo durante una reyerta que involucró la cabeza de Peddington, el coronel Bache, "El Super".
Los manifestantes pacifistas, tienen un día de campo, y realizan llamadas para que Peddington sea desarmado. Cuando un agente federal y el comisario local llegan para cumplir órdenes en tal sentido, se encuentran con el arsenal vacío. Los cadetes lo habían asaltado y no permitirán que el regimiento sea desarmado.
La situación se intensifica gradualmente, con elementos de la autoridad local, estatal y federal que finalmente se involucran. Con las fuerzas del orden y de la Guardia Nacional instalados en la entrada de Peddington, con un montón de gente nerviosa y armas de fuego cargadas, la catástrofe parece estar más cerca de lo que uno piensa.

EX CADETE PERIODISTA
En medio de todo esto, un hombre tiene una posición única que nadie más posee: es un ex alumno de Peddington, y tiene un hijo matriculado en la academia. Él es de confianza en Peddington. El es respetado dentro y fuera de la Academia también, lo cual le permite la capacidad de moverse entre un lado y el otro, con una especie de libertad. Su nombre es Harrison Auden, y su hijo se llama Charlie.
La trama no sólo cubre el sitio de Peddington, y el papel cada vez más tenso entre las dos partes. Cubre principalmente la discusión sobre lo que motiva a ambos lados, y la forma en que las distintas figuras piensan.
El gobernador de Nueva Jersey, por ejemplo, no actúa como un hombre poco razonable, irascible, convocando a guerreros o a una acción militar, sino como un político de carrera que está claramente molesto por tener niños pequeños y adolescentes con uniformes y armas de fuego señalando que tienen que hablar con alguien de su nivel. Cuando mucha gente despreciaría a niños y adolescentes, dirigiéndose a ellos como si no supieran nada, el Gobernador de un estado, se describe como molesto, pero se frena y no envía a la policía o la Guardia del Estado, ni tampoco carga con fuerza para mostrar a los punks quién es el jefe. Esto, y muchas otras consideraciones, sin duda, conducirían a una gran cantidad de muertes innecesarias, con el respectivo efecto mediático. Aquí está la inteligencia del autor, señalando cómo son los movimientos de una sublevación, como su fuesen piezas de un tablero de ajedrez.
En el libro hay una discusión sobre lo que era vivir en Peddington. Harrison, hablando con un amigo durante el curso de la crisis, dice que él siempre tenía miedo, pero sabía que estaba a salvo. En Peddington había calor, mientras afuera hacía frío. Esto le dice un poco acerca de cómo al menos algunos de los que asisten a las escuelas se sienten. Hay poca libertad, pero se sabe que están seguros y, sobre todo, cuidados.
Un elemento que incluye este libro que la película "Taps" omite, son provocaciones y rebeliones no sólo de los cadetes, sino del exterior, de las personas mayores. La NRA (Asociación Nacional del Rifle) da la espalda a Peddington, decidiendo que su batalla para mantener sus armas no es una de las que la ANR quiere formar parte. Personas particulares de gatillo fácil y un montón de patanes organizados en grupos milicia están pidiendo a gritos tener su oportunidad de disparar a los cadetes, y los policías despreocupados de vez en cuando les dan la oportunidad. El Detective "matón" Reisling de la policía estatal, finalmente admite a Auden que está permitiendo a individuos tales actuar, gritando que alguien tiene que mostrar a los niños que es el jefe.

ATACAR AL ARQUETIPO
Harrison busca un hombre con el que ambas partes se escuchen, alguien que pueda poner fin a este desastre en ciernes simplemente haciendo notar su presencia. Él cree que ha encontrado un oficial del Ejército de EE.UU. cuatro estrellas, graduado PEDD, el general Frederick Olmstead Vaughn, a quien llaman “Devorador Del Fuego” y “Padre Cielo”.
Harrison Auden emprende una batalla para llegar a este gigante, un hombre que representa tal vez la mayor parte del libro. Se trata, sobre todo, de ponerse en contacto con todo el mundo en Nueva Jersey y en Washington que se pueda imaginar. El comandante de la Guardia Nacional, dejando a su posición como líder de las fuerzas opositoras Peddington, se compromete a tratar de hacer el intento también.
Pero el día en que se realiza la asamblea para asumir la conducción de la escuela y tomar "prestados" los vehículos para obtener alimentos muy necesarios del almacén local, no se obtienen resultados de tales acciones.
Padre Cielo, al parecer, no puede escuchar el grito desesperado de un hombre común desde su elevado atalaya. Cuando el camino es finalmente bloqueado por el detective Reisling de la Policía Estatal de New Jersey, ambas partes deben ganar, sin embargo ninguno está dispuesto a perder. El enfrentamiento es inevitable, hasta que un helicóptero verde oliva con cuatro estrellas en su lado aparece. Es la salida del hombre que Auden había estado tratando tan dificultosamente de alcanzar. Este libro toma de este personaje su nombre: Padre Cielo.
La voz de trueno del general reduce la adrenalina de ambos bandos, bombeada a temblorosos niños pequeños, y cuando grita a ambos lados para bajar sus armas no le desobedecieron. El asedio de Peddington, momentos antes de que se convirtiera en una batalla, es evitado por quizás el único hombre que tenía el poder para detenerlo. La Guardia Nacional en general, al parecer, cumplió su promesa. De esta manera, se evitó un desastre hacia el que todo el mundo estaba entonces precipitándose.
Los sublevados habían tomado "prestado" un montón de propiedades durante el transcurso del asedio, provocando una gran cantidad de demandas judiciales, una vez que quedó claro que la posibilidad de una batalla había pasado. El nuevo director de PEDD acepta el trabajo a condición de que se le permita disminuir gradualmente el énfasis en los estudios militares, lo que garantizaba una Academia menos militarista en el futuro. Sin embargo, mantiene en su Peddington armas de fuego, y como las deudas contraídas de la Academia se liquidan todo vuelve más o menos a la normalidad. Sobre todo, el autor lleva a que el lector considere que cabezas más frías han prevalecido al final, y la sensación general es la gratitud y tranquilidad porque el asedio ha terminado.
Tanto los partidarios como los opositores de las academias militares y el militarismo en general, encontrarán algo digno de leer y pensar sobre en el curso de la lectura "Padre Cielo", ya que el libro aborda una visión de conjunto para llevar al lector al sentimiento y conclusión que el autor ha deseado: un manual de estrategia ante las sublevaciones en que tras abordar los argumentos militares, queda impuesta la autoridad del “más poderoso” a quien se deberán someter... Se trata, precisamente, de quebrar la voluntad de lucha por la Patria de quien tiene justamente esa vocación.

DEL LIBRO AL FILME
En el libro hay reflexiones sobre "la mentalidad militar," algún tipo de evaluación psiquiátrica prejuiciosa de los cadetes rebeldes y su culto a Peddington, y un montón de armas de fuego y fetiche estadounidense de las armas. "Mi última esperanza persistente tonta de que los seres humanos podrían controlar las armas había huido, impulsada por el resurgimiento enfermizo de un conocimiento que había adquirido anteriormente. Las armas estaban controladas por la gente. Tenían una vida propia que cumplir, y ese destino era el que estaba por suceder. "(p.210).
Freeman es un escritor muy experimentado que aborda gran parte del relato muy seriamente.  Padre Cielo no es un esfuerzo fallido de satirizar la mentalidad militar de los cadetes y sus mentores, ni una burla a la izquierda política, ni a las formas de “ley y orden” de la década de 1970, o incluso una burla de su abordaje por los medios de comunicación (Henry es una muestra de ello).
La historia en sí retrata una academia de alto nivel de la escuela militar en los Estados Unidos descripta como una ciudadela conservadora aislada en que siempre está vigente el militarismo y un exacerbado fervor por las armas de fuego. Se pretende una desvinculación de la realidad vivida en el cuartel, con la existente fuera de él, como si el militar no fuese parte de la ciudadanía, y como si la ciudadanía tuviese como una realidad ajena a todo lo militar.
Freeman reconoció haber asistido a tales escuelas en la década de 1920, de allí su realismo descriptivo, su amplio conocimiento del tema, y seguramente sus intencionalidades políticas en pos del imperialismo norteamericano subordinado a intereses que van ayá de dicho país del Norte.
Quien haya visto la película y después lee el libro, se decepcionará al comprobar que el carácter de Bache (interpretado por George C. Scott en el filme) es muy diferente y no tiene tanto peso dramático en la novela como en la versión de cine. Tampoco es Quentin Moreland ("Brian Moreland" en la película, e interpretado por Timothy Hutton) el personaje central de la novela que se transforma en la pantalla.
A su vez, el plantel de los cadetes de la película está ausente en la novela, que los retrata como un grupo de niños pequeños, sobre todo sin rostro, que son mucho más agresivos que en la película. Los personajes femeninos y el personal institucional de la academia están completamente ausentes en la película. También están ausentes el narrador central de la novela y el observador, Harry Auden.


LA PELÍCULA
Taps significa “toque”, en alusión al toque militar, como pueden ser la Retreta o el toque de queda, por ejemplo, y es el nombre que recibió el filme en inglés. “Más allá del Honor” es el nombre en castellano por el cual la película denota el acto de heroísmo, cuando el Honor cede ante principios y virtudes que son superiores.
“Más allá del Honor” es una película dramática estrenada en 1981, protagonizada por George C. Scott, Timothy Hutton, Ronny Cox, junto con Tom Cruise y Sean Penn. Hutton fue nominado para un Globo de Oro en 1982 por su papel en la película. El filme fue dirigido por Harold Becker. El guión de Robert Mark Kamen, Lineberger James y Ponicsan Darryl, se basa en la novela Sky Father (en castellano, “Padre Cielo”) de Devery Freeman. La música original ha sido compuesta por Maurice Jarre.
Cuando una escuela militar es amenazada con su demolición por un voraz empresa de bienes raíces, los estudiantes, encabezados por Brian Moreland (Timothy Hutton), deciden tomar medidas drásticas. Con la utilización de cada porción de conocimientos militares a su disposición, los chicos toman la escuela, se arman hasta los dientes, y se preparan para la batalla contra la "invasión" de los desarrolladores del proyecto.
El general Bache (George C. Scout), director de la academia, trata de sofocar la rebelión, pero pronto él también es arrastrado por los "estudiantes con determinación hasta la muerte”, mientras el Ejército es llamado para derrotar a los niños.
Basada en Father Sky (Padre Cielo), novela de Devery Freeman, “Más allá del Honor” caracteriza las primeras apariciones de Sean Penn (en su debut en el cine) y Tom Cruise como dos de los cadetes.

LA TRAMA
La película describe a un grupo de estudiantes de la escuela militar que deciden hacerse cargo de su escuela con el fin de salvarla del cierre. En este drama, el comandante de los cadetes (Timothy Hutton) lidera a sus compañeros de estudios militares en una sublevación armada con la intención de impedir que las autoridades conviertan su Academia en un complejo de apartamentos.
Su padre suplente, quien también es el comandante de la academia (George C. Scott), se compromete con la lucha contra el cambio de destino de la Academia, pero un accidente inesperado provoca el cierre de la academia, y la disciplina militar se desbarata, con trágicas consecuencias.
La historia tiene lugar en Bunker Hill, una academia militar de gran prestigio con una larga tradición de formación de jóvenes para la universidad y el servicio militar. Una importante autoridad superior en Bunker Hill, Brian Moreland (Timothy Hutton), se reúne en privado con el comandante de la academia, el general de brigada Harlan Bache (George C. Scott), promoviéndolo a Cadete Mayor, el rango más alto para un cadete. Al día siguiente, en un desfile, el general Bache anuncia que el consejo de administración de la escuela ha decidido venderla y construir edificios en su lugar. La junta permite que la escuela funcione durante un año más, permitiendo que muchos en Bunker Hill abriguen la esperanza de que la escuela pueda ser salvada.
Un baile se celebra en la academia después de la apertura. Cuando las parejas de los cadetes llegan, un grupo de jóvenes locales se encuentran fuera de la puerta, y comienzan a hostigar verbalmente a los cadetes, hasta que una pelea estalla hasta que Moreland llega a tomar el control de la situación.
El General Bache llega poco después y, en su intento de acabar con la pelea, su pistola de servicio es arrebatada por un adolescente local que se va, tras matar a uno de los pueblerinos. Bache es arrestado para ser acusado de homicidio. Los cadetes descubren más tarde que Bache ha sufrido un ataque al corazón y se encuentra en estado crítico en un hospital local.
Se difunde la noticia de que pronto Bunker Hill se cerrará, de forma inminente. Ante la información, el Cadete Mayor Moreland se reúne con sus oficiales, y ellos por unanimidad deciden tomar el control del campus. Ellos se proveen de armas y municiones de la armería de la Academia. Cuando el Decano de los Estudiantes llega con el Comisario local para vaciar la sala de armas, son recibidos por Moreland, quien emite la proclama de los cadetes exigiendo: que Bunker Hill permanezca abierto, que se les permita reunirse con el General Bache, y que se les permita reunirse con el consejo de administración para las negociaciones. El personal de la escuela y el Comisario local son arrestados, y luego enviado en un vehículo, ya que Moreland se niega a mantenerlos como rehenes.
Simultáneamente, un destacamento de cadetes ha ido a un almacén local de suministro de alimentos para obtener provisiones para los sublevados en la academia. En su viaje de regreso, uno de sus camiones se descompone en un semáforo. Mientras el cadete Capitán Dwyer (Sean Penn) intenta arreglar el motor, un grupo de vecinos provoca una pelea con los cadetes. Otro cadete, el impetuoso Shawn David (Tom Cruise), abre fuego con su M16, disparando varias ráfagas en el aire. Abandonando el camión inoperable, los cadetes se van del lugar en el segundo camión, chocando un coche de policía en el trayecto.
Los cadetes se comporten de una manera altamente militar, con disciplina y ejemplaridad, conservando una elevada moral. Una delegación de padres llega, encabezada por el padre de Moreland, un sargento del Ejército. Pronto, ambos discuten, y después de ser abofeteado por su padre, Moreland ordena que la delegación se retire de la escuela. Tratando de demostrar que no se retiene a nadie contra su voluntad -como la policía insinuaba- Moreland reúne a los cadetes y les ofrece la oportunidad de desertar. Todos ellos optan por quedarse.

Se dispone un tenso sitio de la escuela, que se hace más grave cuando la Guardia Nacional llega. El comandante, el coronel Kerby (Ronny Cox), trata de negociar con el Cadete Mayor Moreland, pero sin mayor éxito. Aunque admite que Kerby Moreland admira una institución como Bunker Hill, él explica que él es responsable ante la legislatura estatal, que ha sido inundada con quejas y temores de la población local y los padres.
Durante la mañana revista a varios oficiales recibiendo el informe de que un total de once cadetes han trepado las paredes en la noche para regresar a su casa. Moreland reúne a todo el batallón y permite que cualquier cadete que lo desee tenga la oportunidad de abandonar el campus. Al menos la mitad de los cadetes dejaron caer sus armas y salir, incluyendo a uno de los oficiales de mayor confianza de Moreland.
El sitio continúa por varios días, y los cadetes comienzan a quedarse sin alimentos, mientras además el agua había sido cortada. Cuando la electricidad se apaga, intentan hacer funcionar el viejo generador sin uso del campus. La nafta que utilizan como combustible se enciende, y uno de los cadetes se quema gravemente. Una tregua permite el cruce de las líneas para que el niño gravemente herido pueda ser sacado en ambulancia y trasladado a un hospital para recibir tratamiento.
Poco después, Moreland ofrece ordenar a sus soldados la posibilidad de que se retiren si la orden viene de General de Bache. Kerby replica que Bache había muerto la noche anterior. Los cadetes, profundamente heridos por la muerte de Bache, rinden un homenaje conmemorativo militar en su honor.
En la noche, un tanque M48 Patton llega a la puerta principal y explora el área inmediata. En una posición avanzada, un joven cadete presa del pánico sale corriendo a rendirse. Se le cae el arma, que se dispara sola al chocar contra el suelo. Nerviosos, los soldados de la Guardia Nacional abren fuego, matando a compañero del cadete, Charlie Auden (solo un niño), que trató de ir tras él.
La muerte de Charlie debilita considerablemente resolución Moreland y, después de deliberar con Dwyer, decide poner fin a la ocupación. Él llama a todos los cadetes, ordenando que se rindieran. El Cadete Capitán David Shawn abre el fuego, provocando un enfrentamiento entre las dos partes.
Dwyer y Moreland corren a la habitación de Shawn, con la esperanza de detenerlo en su acción.  Shawn, mientras la policía y la Guardia Nacional invaden el campus.
Shawn y Moreland son asesinados por el fuego enemigo de un tanque Patton. El Coronel Kerby llega poco después, acompañado por un coronel y otros dos soldados, y entristecido lleva el cuerpo de Dwyer Moreland fuera del campus. El resto de los cadetes, junto con la Guardia Nacional, otro personal del ejército y la policía local, los siguen.
La película termina con un flashback en que se muestra el orgulloso momento en Bunker Hill, cuando el general Bache estaba revisando el desfile de cadetes.

LO MILITAR Y LO POLÍTICO
El autor del libro, Freeman, se unió a la Marina después de Pearl Harbor, y recibió el entrenamiento de oficiales, para luego ser asignado a la Radio de las Fuerzas Armadas. Fue cofundador de la unidad de Radio de la Marina de las Fuerzas Armadas estadounidenses, escribiendo películas de entrenamiento y de entretenimiento para las tropas. A su muerte, los servicios fúnebres tuvieron lugar en el Parque Memorial Monte Sinaí, el 12 de octubre de 2005. Efectivamente, el intelectual Devery Freeman, autor del libro, era de origen judío.
El libro tiene unas claras indicaciones y es un manual de procedimiento para sofocar sublevaciones. Presenta asimismo argumentos útiles para los “negociadores” sometidos a tales situaciones.
El primer dato que se observa, es que la cuestión se reduce a lo estrictamente militar, no trasciende al área política, dominada por funcionarios “del sistema”. El segundo dato que se deduce, es el tratamiento de la cuestión del copamiento de un Regimiento Militar como si fuese una vulgar toma de rehenes. El tercer elemento, es la inmutabilidad anímica con que los “funcionarios del sistema” que el libro y la película enseñan para que éstos aborden el problema de un motín. El cuarto elemento, es que la situación “pasional” y “de fuerza” queda en cabeza de los militares que actúan, dejando la “racionalidad” a los funcionarios “del sistema”. El conjunto de estos elementos produce el fracaso de toda “intentona”.
El impulso militar no lleva en ninguno de los casos analizados a procurar el Bien Común mediante la instauración de un sistema conforme al Orden Natural, sino que se reduce a un reclamo cuasi gremial, en tanto que las Fuerzas Armadas lejos se hallan del gremialismo, ya que su tarea no es laboral de contenido económico, sino un servicio directo a la Patria. Mientras tanto, el “sistema” sí está lejos del Bien Común y del Orden Natural.
En sí: ¿cuál es la importancia de que una institución militar se traslade geográficamente a otro sitio? Dependerá ello de decisiones geoestratégicas, y no justifica en sí un levantamiento militar.
¿Qué justificaría un alzamiento militar? Que la identidad y Soberanía de la Patria basada en Dios y en el Bien Común esté en peligro, en caso de que algún gobierno pretendiera explícitamente su disolución, provocando el desarme total de la Nación, sometiendo a un Genocidio a la población, violando la Dignidad de los habitantes como Personas Humanas, violando el Orden Natural, y situaciones semejantes, como una pretensión de secesión arbitraria del territorio. Es decir, cuando está en peligro la Patria, que es la misma Historia de la Patria, que es la Tradición, que es el fundamento sobre el que se fundó la Patria, y que es superior incluso a la Constitución y a los Tratados Internacionales juntos, sobre todo cuando la Patria de la que se trata es Católica, como en el caso de Iberoamérica.
Desde este punto de vista, hay un marco teológico que se inserta en el Derecho de Resistencia a la Opresión, que se menciona en el Catecismo de la Iglesia Católica con sus condicionantes.

EL ESTADO MILITAR ARGENTINO
Por ejemplo, la Constitución de la Nación Argentina, en su Artículo 21 establece un Estado Militar al disponer: “Todo ciudadano argentino está obligado a armarse en defensa de la Patria y de esta Constitución, conforme a las leyes que al efecto dicte el Congreso y a los decretos del Ejecutivo nacional”.
Efectivamente, hay dos vías de sucesión presidencial: la primera es la política, la segunda es militar. Por otra parte, al obligar a todo ciudadano argentino a armarse, está otorgando grado militar a cada uno de esos ciudadanos, que han de organizarse conforme la jerarquía militar (no en organizaciones guerrilleras terroristas, las cuales son contrarias al Orden Natural).
Asimismo, dicho artículo 21 se refiere a la “defensa de la Patria y de esta Constitución”, distinguiéndolas y otorgando una prioridad primero a la Patria, y luego a la Constitución, conforme las leyes y reglamentos que de ella emanen. Es decir, en caso de contradicción entre la Patria y el sistema positivo argentino basado en la Constitución, tiene prioridad la Patria, y todo lo que ella significa.
A su vez, el artículo 22 de la Constitución consigna que “Toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo y peticione a nombre de éste, comete delito de sedición”. ¿Cuál es el alcance de esta norma? Es evidente que tal fuerza armada o reunión de personas, para ser considerada sediciosa, debe atentar primero contra la Patria, y segundo contra toda norma emanada de la Constitución que no la dañe ni contradiga. Por otra parte, una fuerza armada o reunión de personas que no tenga por fin comisión de delitos, tampoco puede ser calificada de sediciosa, en tanto no concrete actos tendientes a tal fin, o hasta tanto no comiencen a concretarlos. Es decir, la faz organizativa no puede ser penada en tanto no demuestre una finalidad sediciosa, y la finalidad sediciosa sólo puede ser atribuida en caso de cometer la sedición… y triunfar en el intento. ¿Y si la sedición es contra Traidores a la Patria que llevan a la población a su ruina y a la Patria a su extinción? ¿Podrán ser considerados en ese caso sediciosos?
En la Argentina, todo lo concerniente a la sedición ha dejado de ser un tema militar para convertirse en un tema penal. Es decir, en caso de que un grupo pudiera ser acusado como sedicioso, debe primero comprobarse su intención de cometer tal delito. Si la intención no se acredita, si es meramente intelectual y volitiva la cuestión, resulta de imposible prueba, y por tanto no existe posibilidad alguna de condena hasta que algún hecho pudiera materializar la intención sediciosa. No puede haber “complot” sin medios, ni herramientas necesarias para alcanzar tal finalidad, ni puede haberlo si no se despliega una acción acorde en ese mismo sentido. Tal es la dificultad que semejante delito plantea.
Por otra parte, el delito de sedición es definido no por el Código Penal, sino por la misma Constitución Nacional. De modo que la extensión de los supuestos a otros casos, no puede ser considerado delito de sedición. La actual tipificación penal de la asociación ilícita en Argentina tiene tan pocos requisitos para ser considerada tal, que cualquier grupo de personas podría ser acusado de tal, incluso si estuviesen festejando un cumpleaños… es muy ridícula la extensión que en Argentina se ha dado al delito de asociación ilícita.

RESISTENCIA A LA OPRESIÓN
Finalmente, sostiene el artículo 36 de la Constitución Nacional reformada en 1994: “Esta Constitución mantendrá su imperio aun cuando se interrumpiere su observancia por actos de fuerza contra el orden institucional y el sistema democrático. Estos actos serán insanablemente nulos. Sus autores serán pasibles de la sanción prevista en el artículo 29, inhabilitados a perpetuidad para ocupar cargos públicos y excluidos de los beneficios del indulto y la conmutación de penas. Tendrán las mismas sanciones quienes, como consecuencia de estos actos, usurparen funciones previstas para las autoridades de esta Constitución o las de las provincias, los que responderán civil y penalmente de sus actos. Las acciones respectivas serán imprescriptibles. Todos los ciudadanos tienen el derecho de resistencia contra quienes ejecutaren los actos de fuerza enunciados en este artículo. Atentará asimismo contra el sistema democrático quien incurriere en grave delito doloso contra el Estado que conlleve enriquecimiento, quedando inhabilitado por el tiempo que las leyes determinen para ocupar cargos o empleos públicos.”
Veamos: este artículo informa que una autoridad que tenga una nulidad material o formal en la asunción del cargo, usurpa funciones. Por ejemplo, si la formalidad de la entrega del bastón de mando que configura la asunción presidencial no se realiza, la asunción mediante la posesión efectiva del Gobierno no se realiza, y por tanto quien pretenda ejercer de ese modo el Gobierno no sería más que un usurpador del poder. Efectivamente, la entrega del Bastón de Mando en Argentina no es un mero hecho de protocolo y ceremonial abstracto, sino que implica la materialidad de la asunción del Gobierno, y por tanto debe ser entregado por quien ejerza la Presidencia a su sucesor, o por quien ejerce la Vicepresidencia si se trata de una persona reelecta. Es idéntico a la toma de posesión de un inmueble, que no puede ser efectuada de modo simbólico o a distancia, sino ocupándolo, pisándolo, gobernándolo, y no sirve que se pise, que se ocupe o se gobierne sobre otro inmueble, aunque fuese vecino. Imaginemos que por un “idealismo” el bastón de mando fuese entregado por cualquier ciudadano común y corriente… así fuese un hijo o hija del Presidente reelecto ¿Se produciría el traspaso de mando? No, ya que la formalidad constitutiva del mismo no se ha cumplido. Este es sólo uno de los casos, por ejemplo, en que se podría calificar de usurpador a un gobernante. Efectivamente, no se trataría más que de un acto de fuerza que atenta contra el sistema democrático por parte de quien pretenda gobernar sin reunir los requisitos formales del mando, y dicho artículo constitucional habilitaría a la Resistencia a la Opresión.
Por otra parte, los actos emergentes de quien no reúne las formalidades del poder, son tachados como insanablemente nulos, cayendo todas las leyes que hayan promulgado de manera instantánea, careciendo a su vez de fuerza para ser impuestas a la población.
Los autores de semejante usurpación, el Código Penal los equipara en su efectivización a los cómplices, los cuales serían todos los funcionarios, legisladores y miembros del Poder Judicial que acataran sus órdenes. Todos ellos serían pasibles de la sanción prevista en el artículo 29 de la Constitución, considerados por tanto Traidores a la Patria, sujetos a la máxima pena existente (cadena perpetua), inhabilitados a perpetuidad para ocupar cargos públicos y excluidos de los beneficios del indulto y la conmutación de penas.
La Constitución, de ese modo, dispone que tendrán las mismas sanciones quienes, como consecuencia de estos actos, usurparen funciones previstas para las autoridades de esta Constitución o las de las provincias, los que responderán civil y penalmente de sus actos. Todo gobernador o autoridad que obedeciere a un usurpador, tendrá la misma sanción que éste, tal como sostenemos en el presente artículo.
Por otra parte, las acciones respectivas serán imprescriptibles, lo que implica que se está hablando de un delito de lesa humanidad cometido por usurpadores del Gobierno.
Asimismo, todos los ciudadanos tienen el derecho de resistencia contra quienes ejecutaren los actos de fuerza enunciados en este artículo 36 de la Constitución Nacional, a lo cual deberán autoconvocarse jerárquicamente en un Orden Militar, como lo dispone el artículo 21 de la Constitución ya comentado. El derecho de Resistencia a la Opresión se encuentra en el Catecismo de la Iglesia Católica, y no halla más mandato jurídico positivo que el de la misma Constitución Nacional.
La Constitución considera que atenta “contra el sistema democrático quien incurriere en grave delito doloso contra el Estado que conlleve enriquecimiento, quedando inhabilitado por el tiempo que las leyes determinen para ocupar cargos o empleos públicos.” ¿Conoce el lector a algún funcionario argentino que se haya enriquecido dolosamente a costa del uso personal de la estructura del Estado? Tales personas, en su caso, afirma la Constitución que lo debido es que sean inhabilitados para ocupar cargos o empleos públicos…
 
PREGUNTAS FINALES... Y PROCLAMA
¿Y qué sucede si el sistema está lo suficientemente corrupto que carezca de anticuerpos contra todas estas situaciones? Indudablemente se trata de la encrucijada: o la disolución Nacional, o una Restauración desde el ejercicio del Derecho de Resistencia a la Opresión, que a su vez la Constitución afirma que es una Obligación, un Deber.
¿Qué sucedería si en un caso semejante se produjera una sublevación cívico-militar contra un Gobierno Genocida, que no tuviese Justicia Social sino que por ejemplo promoviera intencionalmente la injusticia social, no reconociera derechos jubilatorios a quienes efectuaron aportes, y que desquiciara totalmente la economía, la educación, la Justicia, que fuese completamente corrupto, pero que principalmente atentara contra la esencia misma de la Patria? ¿No justificaría todo esto un verdadero alzamiento militar, en cumplimiento del art. 21 y 36 de la Constitución Nacional, para hallar una solución provisoria y luego convocar a la Restauración Nacional en el orden Jurídico?
Y ante tal alzamiento, de profundas raíces patrióticas, ¿funcionarían los argumentos que el libro, la película y la experiencia de alzamientos anteriores han presentado, con los resultados ya comentados? ¿No quedarían los argumentos “del sistema” absolutamente empequeñecidos, por la falta de autoridad de quienes se llenarían la boca hablando de “obediencia”, de “cumplir órdenes”, cuando ellas mismas son emanadas de autoridades que usurpan el poder? ¿Puede en obediencia a la Constitución que dispone acatar primero la defensa de la Patria, realizarse una sublevación, siguiendo tales disposiciones constitucionales interpretadas de modo coherente? ¿Qué sucedería si algo semejante se llevase a la práctica? ¿Qué sucedería si el Derecho de Resistencia a la Opresión se ejercita por lo más Sagrado que hay en la Patria, ante lo cual no puede existir argumento posible que lo rebata? ¿Qué sucedería si se cambiara la referencia a la Academia del libro o de la película comentados, por la Patria? ¿Qué sucedería si la sublevación no fuese un "golpe de estado", sino una Restauración del Orden, un ejercicio del legítimo Derecho de Defensa Nacional?
Las referencias a la Argentina son ejemplificativas, y en cada país iberoamericano debieran adaptarse a la realidad propia de cada Nación.
No hemos expresado más que un punto de vista en que se abordó la temática aludida culturalmente en los elementos literarios, fílmicos, históricos y jurídicos, abriendo preguntas sobre la cuestión. A todo ello sumamos la siguiente proclama:
  
  

¡VIVA CRISTO REY! ¡VIVA MARÍA REINA!
¡VIVA LA ARGENTINA CATÓLICA!
¡VIVA LA TRADICIÓN, VIVA LA PATRIA, VIVA LA FAMILIA Y EL ORDEN NATURAL!
¡DIOS Y PATRIA, O MUERTE!

  


FICHA TÉCNICA

EL LIBRO “FATHER SKY”
Autor: Devery Freeman
Tapa dura: 216 páginas
Editor: Martin Secker & Warburg Ltd
Fecha de la Edición: 21 de abril de 1980
Lenguaje Inglés

LA PELÍCULA “TAPS” (“MÁS ALLÁ DEL HONOR”)
Dirigida por Harold Becker
Producida por Howard B. Jaffe, y Stanley R. Jaffe
Escrita por Robert Mark Kamen, James Lineberger, y Darryl Ponicsan
Basada en Father Sky (en castellano: “Padre Cielo”) por Devery Freeman
Protagonizada por George C. Scott, Timothy Hutton, Ronny Cox, Sean Penn y Tom Cruise
Música de Maurice Jarre
Distribuida por 20th Century Fox
Fecha de lanzamiento:18 de diciembre 1981
Duración 126 minutos
País Estados Unidos
Idioma Inglés

Fuente: Wikipedia, comentarios al libro extraidos y traducidos de Amazon, Internet, Constitución de la Nación Argentina, fuentes propias