domingo, 26 de mayo de 2013

CUAL ES LA ESTRATEGIA ACTUAL DE LOS MODERNISTAS-PROGRESISTAS PARA DOMINARLA IGLESIA Y APAGAR LA FE (III)




Por el Dr. Cosme Beccar Varela
Buenos Aires, 24 de Mayo del año 2013 - 1164
ALGUNAS DE LAS IDEAS DOMINANTES DEL PENSAMIENTO ÚNICO (continuación)


9) "La fe religiosa es un sentimiento, algo interno a cada uno, una experiencia personal. Así es como debemos creer en Jesus y sólo en la persona de Él y debemos dejar de lado, como un lastre, las doctrinas y los anatemas de las estructuras y formas caducas." 


Esta doctrina falsa es el núcleo del modernismo condenado por San Pío X en la Encíclica "Pascendi". Citando al Concilio Vaticano I, San Pio X recordó que si alguien dijera que "los hombres sólo se deben mover hacia la fe por una experiencia interna individual o por una inspiración privada, sea antema". (Edición citada, pag. 223). 


Y en el juramento antimodernista que debían prestar todos los clérigos y seminaristas por mandato del santo Papa, el jurante decía: "Sostengo con toda certeza y sinceramente profeso que la fe no es un sentimiento ciego de la religión que brota de los escondrijos de la subconciencia, bajo presión del corazón y la inclinación de la voluntad formada moralmente, sino un verdadero asentimiento del entendimiento a la verdad recibida de fuera *por oído*, por el que creemos ser verdaderas las cosas que han sido dichas, atestiguadas y reveladas por Dios personal, Señor y creador y Señor nuestro, y lo creemos por la autoridad de Dios, sumamente veraz." (D.2145) 


No sé cuándo fue abolida la obligación de prestar este juramento pero estoy seguro de que ya no rige puesto que, de lo contrario, la gran mayoría del clero estaría compuesta de perjuros. De todas maneras, aunque no lo hayan prestado y no sean perjuros, son herejes, puesto que han cambiado totalmente los fundamentos y los términos de la Fe. 


Con el agravante de que hasta el Concilio Vaticano II los modernistas procedían con mayor cautela mientras que ahora lo hacen con una audacia asombrosa. Por ejemplo, hasta ese momento los modernistas actuaban como explica San Pío X en su Encíclica es decir, se sentían obligados a reconocerle algún valor a los dogmas de la Iglesia y decían que ellos eran necesarios como "instrumentos" del sentimiento religioso, aunque siempre adaptándolos a ese sentimiento que evoluciona según los tiempos y junto con la evolución del mundo profano. Los dogmas eran para ellos "precarios", "mutantes" y "vitales". Ese es el espíritu que consiguieron infundir en las partes principales y novedosas de las Declaraciones conciliares de la década del 60. 


Ahora, sin embargo, los modernistas parecen haber tirado por la borda los dogmas. Una prueba de eso es que ya no se enseña el Catecismo tradicional con sus clásicas preguntas y respuestas, sino que se "da catequesis" y ésta consiste en suscitar el "sentimiento" religioso en los catecúmenos. Me acuerdo que hace más de 40 años una catequista, en su primer "clase" les pidió a los pobrecitos niños que hicieran un dibujo de ¡cómo se lo imaginaban a Dios! Y hace unos 10 años leí atentamente el libro de "catequesis" obligatorio en la primaria de un colegio de monjas y en él se decía que la historia de Adán y Eva era una leyenda, mitológica, al igual que la creación del mundo, y otras enormidades semejantes resultantes de una interpretación "simbólica" de las Sagradas Escrituras. El libro, que según me dijeron era el manual de texto de todos los colegios religiosos tenía el "Imprimatur" y el "Nihil Obstat" de un Obispo. 


De estas nefastas ideas del modernismo resulta que si la religión es fruto del sentimiento, como el sentimiento no tiene reglas, la religión tampoco las tiene y no existe criterio válido alguno -según ellos- para distinguir la religión católica de las religiones falsas. 


Los modernistas responderán que nos distinguimos porque "amamos a Jesús y a Jesús crucificado". ¿Pero quién es el Jesús que ellos "aman"? Es un Jesús que ellos forman con sus sentimientos personales, en su "inmanencia vital", que nada tiene que ver con Nuestro Señor Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre de cuyas enseñanzas prescinden cuando no coinciden con sus sentimientos. 


Y si lo "sienten" crucificado, ¿cómo pueden olvidarse, en su ecumenismo desatado, con una especial preferencia por el judaísmo, quiénes lo crucificaron y por qué lo hicieron? 


Y al pretender identificarlo con una sonrisa constante, desprevenida y optimista, lo falsifican. Sin duda que Nuestro Señor habrá sonreído más de una vez, aunque el Evangelio no lo diga, sobre todo cuando se le acercaba algún niño. Pero esas sonrisas fugaces y afectuosas no son lo que quiso dejarnos como lo más característico de Su persona, sino una seriedad combativa y plenamente compenetrada de Su misión redentora, en combate contra la Sinagoga que lo rechazaba como puede verse en el Evangelio, sobre todo en el de San Juan que es una historia épica de nuestras Salvación.  Su rostro divino reflejado milagrosamente en la Santa Sábana es una muestra conmovedora de esa seriedad suprema. 


Se olvidan de frases como esta de Nuestro Divino Salvador: "Si el mundo os aborrece sabed que me aborreció primero a Mí que a vosotros. Si fueseis del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, sino que yo os escogí del mundo, por esto el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os dije: no es el siervo mayor que su señor. Si me persiguieron a mí, también a vosotros os perseguirán; si guardaren mi palabra también guardarán la vuestra. Pero todas estas cosas las harán con vosotros por causa y odio de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado. Si yo no hubiera venido y no les hubiera predicado, no tendrían culpa; más ahora no tienen excusa en su pecado. El que me aborrece a mí, aborrece también a mi Padre.  Si yo no hubiera hecho entre ellos obras tales cuales ningún otro ha hecho, no tendrían culpa.; pero ahora las han visto y me han aborrecido a mí y a mi Padre. Por donde se viene a cumplir la sentencia escrita en su Ley: *Me han aborrecido sin causa alguna*."(S. Juan 15, 18-25). 


El sentimiento que les produce a los modernistas frases como esta, de las que abundan los Evangelios, especialmente el de San Juan, es de repugnancia y no corresponden al "Jesús" que ellos se fabricaron y que, desgraciadamente, han difundido por toda la Iglesia. 


No se atreven a negarlas, pero sí a ignorarlas, por eso todos sus gestos, discursos, sermones, alocuciones y palabras están llenas de una falsa piedad por un "Jesús" que no es el verdadero y en vez de ayudar a la santificación de las almas, las deforma y aleja de Dios. 


Su mensaje deja entrever que no hay Cielo y sobre todo, que no hay infierno. El pecado es maravilloso porque nos permite sentirnos "salvados". 


El culto solemne, la magnificencia de las iglesias, los honores rendidos al orden sagrado y en especial a la Cátedra de Pedro les parecen escandalosos o por lo menos prescindibles. Esa es la lógica de una religión basada en un sentimiento, en una "inmanencia vital" que no necesita de esas demostraciones de adoración externa que ofenden la pobreza, única forma de correspondencia exterior a una religión que no adora al Dios verdadero sino a una fabricación de la psicología humana. 


Les parece falso que la Iglesia en este mundo pueda considerarse "militante" porque no hay una Iglesia que combate contra el mundo, el demonio y la carne para salvar las almas, sino una Iglesia que acompaña al mundo en su evolución constante y que se adapta a las exigencias de la carne, aunque antes hubieran sido consideradas "contra natura". Y llaman "diablo" a los sentimientos negativos que existen dentro del hombre, sin por eso afirmar claramente que haya un ángel caído en el infierno que ronda a las almas para atraerlas a su abismo de fuego eterno. 


10) "Hay que optar por los pobres." 


Por lo pronto, "optar" quiere decir elegir algo excluyendo otra cosa que es incompatible con la elegida. "Optar por los pobres" implica dejar de lado a los que no lo son. Eso no es caritativo ni cristiano. Esa fue la “opción” de Judas cuando censuró el gesto de la mujer que usó un valioso perfume para lavar los pies de Nuestro Señor Jesucristo (S.Juan 12, 3-8). Los que proponen esta "opción" suelen ser tan poco sinceros en su amor a los pobres como el Iscariote. 


En realidad, lo que quiere  decir esta consigna es que hay que optar por el PARTIDO de los pobres. De hecho, quienes propician esa opción favorecen no a los pobres sino a quienes hacen agitación social invocando falsamente a los pobres por interés político, porque los pobres son muchos, votan y hacen número en las manifestaciones. Así son los comunistas, socialistas y peronistas. A los pobres mismos sólo los favorecen selectiva y ocasionalmente, “para la foto”, cuando esa acción aporta popularidad. 


El “partido de los pobres” se forma con la gente de las clases más bajas que esgrimen su pobreza con insolencia como una bandera de guerra contra los que tienen algo. Los pobres que son débiles y buenos no les interesan a esos demagogos porque no los consideran verdaderos pobres y porque no se dejan embarcar en la lucha de clases. 


Además el concepto de pobre es impreciso. Toda la clase media es pobre, por ejemplo, comparada con los grandes empresarios y también lo son las viudas, los huérfanos aunque tengan algunos bienes, y los débiles en general, como lo somos todos frente a los que tienen poder. 


La opción por los pobres debería incluir a los enfermos pero sólo se ocupan de ellos cuando eso les permite hacer resaltar públicamente su dedicación. Tampoco se ocupan debidamente de los enfermos procurando que salven sus almas. Ante un enfermo terminal, si es que lo visitan, enmudecen, lo dejan morir sin Dios. 


El hecho es que los hospitales no dan abasto, que están mal atendidos y que no se alivian los sufrimientos de los enfermos. Esto a los que "optan por los pobres" no les conmueve. Es demasiado trabajoso y demasiado caro. En la argentina, estos demagogos tienen el poder desde hace 60 años y los hospitales están cada vez en peor estado. 


Además, las monjas de la Caridad, que antes eran los ángeles de los hospitales, han desaparecido de los hospitales por obra del laicismo dominante (que el clero "progresista" no combate), las vocaciones religiosas femeninas han disminuido dramáticamente y algunas de las que quedan delegan su labor en enfermeras profesionales asalariadas, sin que al clero "progresista", que propicia la "opción por los pobres", se preocupe por eso. 

(Continúa)

Cosme Beccar Varela