Por Jorge P. Mones Ruiz (*)
Buenos Aires, 14 de Febrero de 2010.
Hace tres meses, entre el 14 y 17 de noviembre de 2009, se estrenó en el cine Gaumont de la Ciudad de Buenos Aires el documental "Las FARC, Insurgencia del Siglo XXI".
Realizado por Documentalistas Argentinos (DOCA) bajo la dirección de Diego Rivera, el film fue auspiciado (“¿$$?”) por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales de la República Argentina (INCAA). Esta película, propaganda abierta a favor de la organización criminal, no tuvo la repercusión que sus productores esperaban.
El guión fílmico pretende convencer a los espectadores que este movimiento terrorista es una especie de grupos de campesinos como los del bosque de Sherwood (Robin Hood), con la inocencia de Blanca Nieves y los Siete Enanitos y el altruismo magnánimo de los Doce Apóstoles. En la película, estos buenos muchachos de las FARC cultivan maíz y otros frutos de la tierra, se alimentan con la mazorca (choclo) cosechada, y como buenos samaritanos se muestran atentos a las necesidades del pueblo, pero siempre con el fusil colgado en la espalda. Por supuesto, queda claro en el celuloide que "lejos están de plantar y cosechar coca, de las actividades del narcotráfico y de los crímenes contra la población civil".
Realmente esa película es de ciencia ficción. La realidad es otra.
Hace pocos días arribé de Colombia, país al que concurrí como delegado argentino de UnoAmérica, para realizar, juntamente con colegas de otras naciones hermanas, una investigación sobre los crímenes cometidos por las FARC contra activistas afrodescendientes defensores de derechos humanos: los líderes (hoy verdaderos mártires) Manuel Moya Lara, Graciano Blandón y su hijo Jair, masacrados vilmente el 17 de diciembre de 2009 por el Frente 34 de las FARC en la zona selvática del Departamento de El Chocó, cerca de la frontera con Panamá.
Pude comprobar en el propio territorio referido y en otros similares, como en San José de Apartadó, Departamento de Urabá, la falsedad de la argumentación de la película de marras, que pretende ser una pieza de acción psicológica para convencer a incautos, ignorantes o a idiotas.
Las FARC son el principal cartel de la droga en Colombia. Sus crímenes y amenazas contra la población civil constituyen la única realidad de la situación que se vive en ese país, con apoyo de organizaciones pseudo defensoras de derechos humanos.
Estas afirmaciones las sustento en las entrevistas que mantuve con desmovilizados de esa organización terrorista (FARC) y con la población víctima de los crímenes de lesa humanidad cometidos por esos fanáticos de izquierda.
En este sentido, los testimonios de Daniel Sierra Martínez, nombre de guerra o alias "Samir", segundo comandante del 5to Frente de las FARC, desmovilizado el 3 de diciembre del 2008, y de las víctimas de la violencia terrorista, fueron por demás elocuentes, determinantes y contundentes.
Finalmente, resulta preocupante y agraviante para la gran mayoría de los ciudadanos argentinos la propaganda mendaz de los apologistas vernáculos de las FARC, como la “madre” (¿?) de Plaza de Mayo (con pañuelo blanco manchado de rojo), que tiene espacio en la TV pública con nuestro dinero y es asidua concurrente al Salón Blanco de la Casa de Gobierno, o el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), que habría financiado una película de historieta como la nombrada, o como nuestra presidente, que considera a esos bandidos asesinos "fuerza insurgente", en sintonía con su entrañable y caro amigo Hugo Chávez Frías, ex mecenas de nuestro elenco presidencial, hoy sin "valijas". Pretenden que los "criminales revolucionarios" seguidores de Tiro Fijo, Raúl Reyes, Alfonso Cano o el Mono Jojoy, reciban el respeto y la admiración que sólo los nostálgicos del asesino serial y fracasado organizador de guerrillas, conocido como el “Che”, y los "progres" de pacotilla están dispuestos a brindar.
Mientras tanto, quienes combatieron este tipo de hordas en nuestro país hace treinta años, hoy son presos políticos como consecuencia de la venganza de quienes fracasaron en el intento de tomar el poder en aquella época por la vía armada. Gracias a las Fuerzas Armadas, Policiales y de Seguridad de entonces, y al apoyo brindado por la sociedad toda, ese proyecto fracasó.
Sin embargo hoy, con los terroristas de ayer en el gobierno, una Argentina indefensa e insegura se aproxima a escenarios similares a los que sufre la hermana República de Colombia.
Los Delegados de UnoAmérica nos reunimos con miembros de la comunidad de Curbaradó, a la que pertenecían los líderes activistas asesinados por las FARC, Moya, Blandón y su hijo Jair, junto con el Dr. Miguel Fierro Pinto, Presidente y Fundador de “Un Millón de Voces contra las FARC”, Ing. Alejandro Peña Esclusa, Presidente de UnoAmérica, Dr. Jaime Restrepo Restrepo, Presidente de “Asociación de Víctimas Civiles de la Guerrilla Colombiana” y Director Jurídico de nuestra ONG y Lic. Jorge P. Mones Ruiz, Delegado de la Argentina
* Delegado de UnoAmérica en la Argentina
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