lunes, 31 de octubre de 2011

ELLOS SON LOS MENSAJEROS DEL AMOR.



Por Tcnl Jose Javier de la Cuesta Avila (LMGSM 1 CMN 73 VGB)

       Con particular emocion transcribo la carta que sigue ewscrita por el Padre Martin Lasarte quien con un mensaje pleno confronta el PECADO con la ACCION y muestra que los actos malos que no tienen perdon de algunos sacerdotes desviados son fuente de noticias en cambio el accionarr pleno de luz de muchos otros no levanta voces de difusion.

       La lectura de este mensaje lleva a los espiritus la necesidad de divulgarlo ya que cada expresion es una leccion basada en el bien, la entrega y la solidaridad que debe servirnos de inspiracion para saber que vivir es amar



Carta de un SACERDOTE  CATOLICO AL  NEW YORK TIMES
 
  Querido hermano periodista:
Soy un  simple sacerdote católico.  Me  siento  feliz y orgulloso de mi vocación. Hace veinte años  que vivo  en Angola como misionero.

Veo  en muchos medios de información, sobre todo en vuestro periódico la ampliación del tema en forma  morbosa, investigando en detalles la vida de  algún sacerdote pedófilo. Así  aparece uno de  una ciudad de USA, de la década del 70, otro en  Australia de los años 80 y así de frente, otros  casos recientes… Ciertamente todo condenable! Se ven algunas presentaciones periodísticas ponderadas y equilibradas, otras amplificadas, llenas de preconceptos y hasta odio.
 Me da un gran dolor por el profundo mal que personas, que deberían de ser señales del amor de Dios, sean un  puñal en la vida de inocentes. No hay palabra que  justifique tales actos. No hay duda que la Iglesia  no puede estar, sino del  lado de los débiles, de los más indefensos. Por lo tanto todas las   medidas que sean tomadas para la protección,  prevención de la  dignidad de los niños será  siempre una prioridad absoluta.

Pero ¡Es  curiosa la poca noticia y desinterés por miles y  miles de sacerdotes que se consumen por millones de niños, por los adolescentes y los más desfavorecidos en  los cuatro ángulos del  mundo! Pienso que a vuestro medio de   información no le interesa que yo haya tenido que  transportar, por caminos minados en el año 2002, a muchos niños desnutridos desde Cangumbe a Lwena (Angola), pues ni el gobierno se disponía y las ONG’s no estaban autorizadas; que haya tenido que enterrar decenas de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y los que han retornado; que le hayamos salvado la vida a miles de personas en México mediante el único puesto médico en 90.000 km2, así como con  la distribución de alimentos y semillas. Que hayamos dado la oportunidad de educación en estos 10 años y escuelas a más de 110.000 niños...
No es  de interés que con otros sacerdotes hayamos tenido que socorrer la crisis humanitaria de cerca  de 15.000 personas en los acuartelamientos de la guerrilla, después de su rendición, porque no llegaban los alimentos del  Gobierno y la ONU. No es noticia que un sacerdote de 75 años, el P. Roberto, por las  noches recorra las ciudad de Luanda curando a los chicos de la calle, llevándolos a una casa de acogida, para que se desintoxiquen de la gasolina, que alfabeticen cientos de presos; que otros sacerdotes, como P. Stefano, tengan casas de pasaje para  los chicos  que son golpeados, maltratados y  hasta violentados y buscan un   refugio.
Tampoco que Fray Maiato con sus 80 años, pase casa por casa confortando los enfermos y desesperados. No es  noticia que  más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes, y religiosos hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus hermanos en una leprosería, en hospitales, campos de  refugiados, orfanatos para niños acusados de hechiceros o huérfanos de padres que fallecieron con  Sida, en escuelas para los más pobres, en centros de formación profesional, en centros de  atención a  seropositivos… o sobretodo, en parroquias y misiones dando motivaciones a la gente para vivir y amar.
No es noticia que mi  amigo, el P. Marcos Aurelio, por salvar a unos jóvenes durante la guerra en Angola, los haya  transportado de Kalulo a Dondo y volviendo a su  misión haya sido ametrallado en el  camino; que el hermano Francisco, con cinco señoras catequistas, por ir a ayudar a las áreas rurales más recónditas hayan muerto en un accidente en la calle; que decenas de misioneros en Angola hayan muerto por falta de socorro sanitario, por una simple malaria; que otros hayan saltado por los aires, a causa de una mina, visitando a su gente. En el cementerio de  Kalulo están las tumbas de los primeros  sacerdotes que llegaron a la  región… Ninguno pasa los 40 años.
No es noticia acompañar la vida de un Sacerdote “normal” en su día a día, en sus dificultades y alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que sirve.
La  verdad es que no procuramos ser noticia, sino simplemente llevar la Buena Noticia, esa noticia que sin  ruido comenzó en la noche de Pascua. Hace más ruido un árbol que cae que un bosque que  crece.

No pretendo hacer una  apología de la Iglesia y de los sacerdotes. El sacerdote no es ni un héroe ni un neurótico. Es un simple hombre, que con su humanidad busca seguir a Jesús y servir sus hermanos. Hay miserias, pobrezas y fragilidades como en cada ser humano; y  también belleza y bondad como en cada criatura…
Insistir en forma obsesionada y persecutoria en un tema perdiendo la visión de conjunto crea verdaderamente caricaturas ofensivas del sacerdocio católico en la cual me  siento ofendido.
Sólo le pido amigo  periodista, busque la Verdad, el  Bien y la  Belleza.
Eso lo hará noble en su  profesión.

En  Cristo,

P.  Martín Lasarte sdb
"Mi pasado Señor, lo confio a tu  Misericordia; Mi presente a tu Amor; Mi futuro a tu  Providencia"