Por Tcnl. José Javier de la Cuesta Ávila (LMGSM 1 – CMN 73 – VGB)-
ANTECEDENTES.
La Republica Argentina se encuentra en una de las más graves crisis de su historia como nación libre e independiente. A lo largo del Siglo XX ha ido acumulando una serie de desaciertos que, en los intentos de subsanarlos, han motivado nuevos desvíos, que la han llevado a un régimen de gobierno que no se ajusta a sus posibilidades como nación. El país, con un territorio singular y una población caracterizada, no logra activar su potencial y, luego de diferentes ensayos fallidos, no encuentra un curso de acción positivo que la conduzca a la exitosa posición que ella merece.
Si bien el origen de estas falencias puede ser atribuido a un cúmulo de razones y no resulta lógico el atribuir una culpa determinada, si se puede afirmar que la responsabilidad se encuentra en la clase política que actuó en el gobierno o en su oposición, durante las ultimas décadas, dado que a ella se había confiado la tarea de hacerlo.. Esta situación ha producido un real divorcio entre la sociedad y los políticos, que se expresa de diferentes maneras, entre ellas, por ejemplo, la marcada disminución de ciudadanos a los actos electorales ya que no confían en el éxito del accionar de quienes se postulan. En los últimos tiempos, para colmo de los males, se ha producido la ruptura del sistema electoral, con la desaparición concreta de los partidos políticos y, consecuentemente, sus plataformas, que, de alguna manera, señalaban tendencias o fines a alcanzar, con la aparición de personas individuales,.que, con su oferta personal, quieren contener las expectativas de la población- La critica al pasado, la asignación de culpas a terceros y el desligamiento de las responsabilidades propias, son la formula de las presentaciones. En este escenario, consecuentemente, existe un vacío de propuestas concretas, con visión y calidad, que sirvan de orientación de las conductas a las qie se atendrán los futuros gobernantes...Existe en todos los discursos una clara motivación al cambio, pero no se señala el como y el para que, con lo que la nebulosa se transforma en trampa para incautos y aval para interesados que actúan aprovechando la incertidumbre.
La situación actual se refleja en la “inflación” y la “violencia”, con sus consecuencias en la economía y la seguridad, llevando a que su peso inmediato (coyuntural), haga que se posterguen los temas de fondo (estructural) que son los reales motivos de la crisis. Argentina no tiene en realidad problemas económicos, culturales, educacionales o religiosos, pero si tiene un grave tema político no resuelto y eludido por aquellos que integran ese sector, lo que los hace parte y medio de un régimen que se debería modificar. La geografía y el ambiente actual es similar al del Siglo XIX, con la modificación resultante de la evolución general de la Humanidad, lo que dota al presente de herramientas y capacidades singulares para actuar con productividad y alcanzar el bienestar. El país sigue brindando los valores que, en aquel pasado, hicieron del mismo una tierra de atracción, donde se podía encontrar la realización individual, dentro de la paz del conjunto. Pese a lo maltrecha, nuestra Argentina, sigue siendo un lugar en el Mundo en el cual se podría vivir en paz, felicidad y bienestar,
Es de reconocer que el mundo también esta en cambio, los enfrentamientos del pasado están suplantados por una corriente “globalizadora” de enorme potencial que, en principio, ha dejado las diferencias ideológicas, intenta la realización de las gentes y busca asegurar la libertad como bien individual y de conjuntos, para el logro de las realizaciones y el progreso. Este es un proceso difícil y, en ocasiones, cruel, sobre todo `para aquellos que no lo comprenden y particularmente en los que se refugian en el ayer, sin comprender que el mañana avanza como un torrente de realizaciones, que es preferible estar en la cresta de esa ola y no quedar sumergido ahogados en sus profundidades. Los viejos pueblos son los que mas resisten a ese devenir, atados a sus usos y tradiciones, pero, las comunidades nuevas, aquellas que no están con compromisos ancestrales, son las que sacan mayor provecho a la evolución y se ubican en la cima de sus efectos. Argentina, por lo tanto, es una sociedad que tiene aptitud, condición y calidad, para erigirse como uno de los puntales magistrales de construcción para el mañana. Esta afirmación, compartida con lo que se piensa de nosotros en todas partes, hace mas grave la ceguera y la negación del poder político en su rol de gobierno e incita, a aquellos que tienen clara la visión, a reclamar con toda fuerza un nuevo singular desarrollo. La Providencia no nos ha abandonado y nos esta brindando nuevas oportunidades que se concretaran si aquellos que nos representan como sociedad en las funciones de gobernó, tienen la capacidad, honestidad y voluntad para hacerlo.
Nuestra Argentina, nació con ansias de libertad y esperanzas de independencia de gentes, que se sabían capaces y tenían un absoluto deseo de mejorar, no tan solo en el momento personal, sino en la proyección generacional de sus descendientes. Esa calidad de vida, fue el atractivo que, a lo largo de los años, actuó en las corrientes migratorias, que dejaban sus terruños y amores, para llegar a un lugar desconocido, en el cual todo era promesa, no como un regalo o dadiva, sino como resultante del esfuerzo y el trabajo. Esta realidad, como sueño cumplido, esta en el presente y se muestra en la permanente evolución socioeconomía de cada argentino, es decir, seguimos siendo la misma tierra de las oportunidades y, sin dudas, ello será la característica del futuro.
GOBIERNO.
Cuando nuestra Argentina opto por tener un gobierno propio. en aquellos históricos tiempos de comienzos del Siglo XIX, la principal inquietud de los criollos era como se regiría este territorio, para lograr en el mismo un futuro de paz y felicidad. Habíamos vivido un tiempo “feudal”, con un poder concentrado en el Rey de España, mientras el mundo asomaba clamoroso a la “democracia”,.por lo que había que saber como gozar de ella, pero, como preocupación básica, tratar de encontrar la mejor formula para que, aquellos que necesariamente serian gobierno, ejerzan el poder con lógica y razón. Casi medio siglo de diferencias, luchas y sangre, nos llevo a aquel 1853, en el que el país acordó su ley (Constitución) y se hizo nación. La clave del acuerdo, estaba en el haber convenido cual será la “forma de gobierno”, que quedo reflejada en el articulo 1 de la Carta Magna, que determinaba que seria”representativa, republicana y federal”. El “federalismo”, significaba mantener la división territorial que la geografía trazaba, y dar igualdad a los pueblos, que concurrían a formar una misma organización, sin distingos de sus potenciales, capacidades y calidades, un real reflejo de la idea de la “igualdad” que es la esencia de las democracias. Los pueblos (provincias), que aceptaron este nuevo futuro común, se integraron y, los que no, formaron sus propias naciones y así nació Argentina. Nuestros antepasados construyeron una sabia y patriótica democracia (libertad), basada en la individualidad (igualdad) de sus pueblos (provincias) y apoyada en la convivencia (fraternidad) para ser nación independiente ante el Mundo.
La “forma de gobierno” con su simplicidad y contundencia, no es una frase aislada, sino un compromiso cierto y terminante que al ser vulnerada destruye la raíz conceptual y lógica de las relaciones ha destruido la razón y objeto de la unidad. Esta anomalía en las acciones, originada en una objetivizacion de la valorización de los derechos individuales, no olvido que los pactos son el aval para los logros de conjunto y, por lo tanto, los reales impulsores de los logros en comunidades asociadas. Si bien, durante el proceso de institucionalización se violo lo acordado en una evolución de centralización atribuida con fines de eficiencia, esta burla cruel muestra su más hiriente acción en la reforma de la Constitución Nacional de 1994 que, en lugar de “perfeccionar” el federalismo, lo destruye por intereses vanos personales al modificar la elección “unitaria” del Presidente de la Nación. La elección del Presidente por “distrito único” es la mayor afrenta al concepto de Nación conforme al mandato constitucional y su reelección inmediata una burla electoral que no encuentra razón ni lógica, salvo un malsano afán de permaner en los gobiernos.
POLITICA.
El “centralismo” ha tenido como instrumento a la evolución de las ideas (ideologías) y los intereses (corporaciones) que se materializaron en la organización como herramienta de los partidos políticos nacionales. Este accionar ha llevado el poder a la nación bajo el argumento del “presidencialismo” y transformo el mismo en el rector y no el delegado de las voluntades. De esta manera se volvió a las monarquías. claro esta que en una suerte de engaño como “dictaduras electorales” , bajo la argumentación de la “gobernabilidad” a lo que se agrego ladinamente una idea de “alternancia” modificada a su vez por la “continuidad” (reelección). Bajo los argumentos de “sistema”, “modelo”, etc. se traza un plan de acción que encierra, resta libertad a las realizaciones, condiciona las acciones y convierte los procesos en “dictaduras socioeconómicas”. Lo realmente inadmisibles es que estos “movimientos” se personalizan en una persona, que adquieren carácter “casi divino”, con lo que se pierde el aporte de los conjuntos y se resta la libertad del accionar en comunidad.
La “continuidad” encuentra su realización por la “dependencia”, es decir una formula mediante la cual se ata el destino de la sociedad a una persona dada. Ello se logra fácilmente con la artera distribución de ventajas que, al ser artificiales, caerán cuando la realidad imponga sus condiciones efectivas. Se cambia, de esta manera, el logro del éxito, que deja de ser del “esfuerzo” y se transforma en una “habilidad”. En general, los especialistas, señalan que un índice de este accionar se refleja en los porcentajes de la población que se ubica como “clase media”. Ellos también indican que, el “mapa de subsidios”, es una muestra de la forma de captación que se realiza en el electorado.
El “centralismo” y la “continuidad” se han convertido en nuestra Argentina en un “régimen” que se apoya en las falencias de la sociedad, reprime las aspiraciones de la comunidad y condiciona el progreso conforme sus intereses, lo que se evidencia por el “incremento de la riqueza” de los que llegan al gobierno. El “régimen”, por su propia conformación, se aleja de la gente, agrupa a sus beneficiados, motiva desencuentros y asume un rol que lo muestra como “irremplazable” con lo que autojustifica.
Este fangal, que se vino construyendo a lo largo del Siglo XX, lógicamente, ha llevado a integrar una clase política que, para realizarse, pese a la buena fe y saludable honestidad que detente, no tiene otra variable que ser parte del mismo. Es decir, nuestra Argentina, es la artífice de su propia condena y, finalmente, responsable de los desaciertos que nos han conducido al oscuro escenario de la actualidad. Las frecuentes “interrupciones constitucionales” (golpes de estado) han sido, en cada ocasión, una suerte de buscada de una solución “ilegal” a desaciertos que no se podían enmendar “legalmente” con lo que, finalmente, volvieron a la continuidad pues no se corrigieron los temas estructurales sino solo se hizo un “maquilleja” coyuntural.
ACCIONES.
En la cultura actual universal, cuando se esta diseñando aceleradamente un nuevo proceso de formación de la sociedad mundial , en la cual prevalece la inteligencia basada en el conocimiento, sobre la fuerza originada por los deseos, es necesaria urgente la adopción de medidas para que Argentina tenga un lugar optimista en sus realidades. La fuerza del cambio es tal que, difícilmente, se pueda escapar de sus efectos, lo que impone tener en los gobernantes calidades que los saquen de su rol de dirigentes y los lleve al pedestal de los estadistas. El potencial de Argentina es claramente conocido en todo lugar, lo que sigue siendo el mismo atractivo del Siglo XIX, pero debemos ser concientes, que si no lo “administramos” nosotros, ello será asumido por terceros, que actuaran para su beneficio y no el de los argentinos. El futuro nos llevara a ser realmente una nación o nos convertirá en una colonia.
Igual que nuestros próceres de los tiempos de la independencia y organización nacional, para salir a encarar el mundo internacional, debemos necesariamente tener nuestra propia mecánica ajustada y eficiente. La experiencia muestra que la posibilidad de “sobrevivir” ante los desastres socioeconómicos es de tal calidad que nos ha permitido “sobrellevar” sus efectos cuando, ante la premura y concreción de los hechos, los gobernantes olvidaron sus pujas políticas y dejaron libertad a la sociedad para su recuperación. Cada revivir argentino no ha sido por una “sabia” conducción política, sino que es el fruto de la inteligente y oportuna reacción de la gente. Se debe volver a atender las necesidades y aspiraciones de la comunidad y no querer imponerle las ideas (ideologías) o los intereses (corporaciones) de las cúpulas y, para ello, se debe volver al “federalismo” (territorial) que fue la medula de los pactos y acuerdos que nos hicieran nación, que, mientras se cumplieron, progresamos y, al abandonarlos, decaímos.
A pasado un siglo y medio del magistral acto que nos llevo a la Constitución Nacional pero las ideas de sus gestores aun están en vigencia. Volver a lo que prensaba Alberdi, seguramente, será encontrar nuevamente las bases de reflexión. En nuestro tiempo, además, tenemos un ejemplo de realizaciones que nos muestra a un “federalismo actual” prodigioso, que es el proceso que esta llevando a afianzar la conformación de la Unión Europea. Bajo el sistema republicano de división de poderes, se respeta la individualidad de las naciones y se conforman los órganos de su conducción. Es interesante observar que la base de esta unión esta en el respeto absoluto a las individualidades de las naciones, tal como fuera la pretensión de nuestros próceres (caudillos) en el pasado. Ellos en aquel entonces no estaban errados, somos nosotros los que hemos cometido la felonía de olvidarlos.
POSIBILDADES.
En los archivos de todos los niveles de gobierno se encuentran de proyectos de temas de estructura, educación, desarrollo, etc. que permitirían activar múltiples variadas posibilidades que brinda el país. En general todos ellos para su concreción necesitan un financiamiento que no existe y que para lograrlo se requiere dar un grado de seguridad lógica para los capitales. Esta seguridad no existe en el presente por la debilidad judicial que tiene su principio en las falencias gobernantes. Es decir no tenemos el “estado de derecho” que es la base que estructura la seriedad y consistencia de una nación.
El problema se origina en nuestra propia concepción de los deberes y derechos que nos hacen de meros habitantes a “ciudadanos” y que nos lleva a delegar nuestra “representación” en los políticos que actúan para ser los gobernantes. En la medida que la formula de que el “poder esta en el pueblo” sea una fantasía electoral, la nebulosa enturbia las mentes y niega las acciones. El proyecto político tiene que tener como objetivo primero el “devolver” a la sociedad el poder que ha sido usurpado por un proceso electoral conducido por ideologías o corporaciones de cúpulas que niega la realidad de satisfacer las necesidades y aspiraciones de las bases.
El federalismo renovado tiene que reconocer en las provincias el fundamento de la nación, no en los partidos políticos nacionales como arteramente se ha incluido en la reforma CNA 1994, ajustar las cantidades legislativas conforme a lo acordado y no a los aumentos de población e innovar en la metodología de “colegios electorales” sucesivos que tengan origen en la nueva calificación de pueblos que en el presente es ciudades y no provincias (que en realidad también eran solo ciudades) del pasado. Este accionar “acercara” al político directamente con el ciudadano ya que será su “vecino” y la mentada o pretendida “participación” será la efectividad de la comunicación.
De esta suerte, las ciudades elegirán sus gobernantes y los que la representaran para hacer lo propio en el nivel de las provincias y estas en el nacional. Un encadenamiento de voluntades con una malla construida desde el soporte del vecino que cede sus derechos a quienes lo representaran electivamente, asegura y afianzara a los ciudadanos que están recuperando su derecho y ejerciendo directamente sus acciones.
Debe tenerse en cuenta que el proceso de desarrollo mundial lleva a la urbanización y la creación de megaciudades en las que se concentrara la masa poblacional y que ello motivara nuevos y acrecentados problemas de convivencia y servicios que serán básicos y elementales para la existencia individual y social. Este devenir no será igual, quizás parecido, para todas las urbanizaciones, lo que requerirá e impondrá identidades especificas y particulares que solo podrán ser atendidas y satisfechas individualmente,
PROPUESTA.
Es necesario salir de las restricciones de lo coyuntural y atender el escenario estructural. Estamos inmersos luchando con las consecuencias y efectos pero no atendemos causas u orígenes, lo que nos lleva a un círculo del que no se puede escapar. Argentina esta presa de ella misma, la culpa es nuestra pero la responsabilidad es de los políticos en especial los que actúan por elección como gobernantes.
Debemos despertar de la anomia, recurrir a los reflejos, intentar las soluciones y comenzar a transitar para alcanzar los logros a los que tenemos posibilidad de alcanzar.
El habitante tiene que ser ciudadano y este elector para que los políticos elegidos como representantes realmente gobernantes lucidos, capaces, inteligentes, sanos y nobles. El camino esta trazado en la forma de gobierno de la Constitución Nacional siendo nuestro deber recuperarla. Hoy deberán ser partidos políticos provinciales para mañana ser municipales para reformular la estructura orgánica de la Nación, asegurar la voluntad de realizaciones de la población y lograr insertarnos con equidad y justicia en el consorcio de las naciones.
Si vemos estos objetivos, sabremos en verdad que son los mismos de nuestros próceres y comprenderemos que hemos perdido tiempos y rumbo que nosotros estamos obligados a recuperar por el bien de nuestros hijos y el futuro de Argentina.