lunes, 8 de julio de 2013

MONS. AGUER: LA FERTILIZACION ASISTIDA PRIVILEGIA “UN PROYECTO EGOÍSTA DE LA VIDA”



En su reflexión televisiva semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (América TV), Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata, cuestionó la recientemente sancionada Ley de Fertilización Asistida.

Consideró que “no se planteó seriamente en un largo debate alguna una posible limitación a las facultades concedidas” e indicó que la nueva ley “es una especie de garantía universal. La técnica legislativa empleada es sorprendente, porque se trata de un texto muy breve que, además, delega a la autoridad de aplicación que es el Ministerio de Salud de la Nación prácticamente toda clase de reglamentaciones y de precisiones acerca de la aplicación de la norma”.

El prelado platense comentó que “desde los años ’80 y ’90 se venía tratando este problema de la fecundación artificial y ha habido laboratorios que se han dedicado a esa actividad desde entonces. En realidad no resuelve el problema de la infertilidad o de la esterilidad, sino que suplanta el acto natural mediante el cual se comunica la vida”.

Mostró su inquietud sobre otros aspectos como cuando le Ley señala que “Quedan comprendidas las técnicas de baja y alta complejidad que incluyan o no la donación de gametos y/ o embriones”, Quiere decir esto que la identidad biológica del niño que nace puede no estar asegurada porque ¿dónde van a buscarse los gametos? Seguramente será en un banco de óvulos o espermatozoides y, lo que es más grave aún, se puede conseguir un embrión, es decir un niño “ya hecho” al cual le falta desarrollarse y nacer”.

“¿Y cómo se van a conservar tanto los óvulos y los espermatozoides cuanto los embriones, que son creaturas humanas? Será mediante congelamiento o crioconservación a 190° bajo cero. Pues bien esto afecta gravemente la dignidad de la persona humana”, destacó y agregó: “Puede plantearse la cuestión eugenésica: ¿quién impide que haya una selección por razones físicas o de otra índole? Se podrá elegir el color del pelo o las características tales o cuales del niño que se quiera tener”.

También afirmó que hay otras cosas que llaman la atención y “es que aquí se habla del acceso igualitario de todos los beneficiarios. Es una especie de beneficio universal. Una persona de 50 o de 60 años que quiera tener un hijo por estos métodos podría hacerlo en todo caso. ¿No se piensa en los derechos del niño por nacer en los inconvenientes del embarazo y demás?”.
Mons. Héctor Aguer añadió que otro aspecto llamativo es que “se trate de prestaciones obligatorias para las Obras Sociales, como si el sistema de salud de la Argentina fuese tan floreciente que todo el mundo cuida su salud sin problemas y supera las limitaciones que se presenten en ese campo como si nada. Son prestaciones obligatorias, con cobertura integral, y todo debe quedar incluido en el programa médico de la Obra Social”.

“Surgen algunas preguntas fundamentales, como por ejemplo ¿cuántos óvulos se van a fecundar en cada operativo de reproducción? ¿Cuántos embriones se van a implantar? No se precisa nada. ¿Acaso se considera al embrión un mero material biológico que puede resultar sobrante?”, comentó.

Ya en el final de su alocución televisiva dijo que “con esta ley se desplaza definitivamente la importancia del instituto de la adopción, que es un gesto solidario y plenamente humano”, y se reafirma “el derecho del adulto autónomo que privilegia su proyecto egoísta de vida. Cuántos niños, en la forma elemental del embrión, queden en el camino parece que eso no importa al legislador. Tampoco cuántos niños huérfanos sigan esperando una familia que los adopte.”

“Si yo sugiero que aquí se juegan intereses económicos muy importantes van a decir que estoy sospechando indebidamente. Me pregunto si esta aprobación legal de una actividad moralmente censurable no responde a ciertos intereses de cierta gente que viene trabajando en este campo desde hace mucho tiempo y que quiere amparada por la ley su actividad. Lo cierto es que el paso que se ha dado crea un problema general y pone en cuestión una concepción de la vida humana y del trámite sagrado de su comunicación”, culminó el Arzobispo de La Plata.
              
Adjuntamos el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:
“Hace unas pocas semanas la Cámara de Diputados de la Nación sancionó una ley que garantiza el acceso integral a los procedimientos y técnicas de reproducción médicamente asistida. Este es un eufemismo para hablar de procreación artificial”.

“Llama la atención que esta ley haya sido votada positivamente por 204 diputados, hubo algunas pocas abstenciones y un solo voto en contra. No se planteó seriamente en un largo debate alguna una posible limitación a las facultades concedidas. La ley es una especie de garantía universal. La técnica legislativa empleada es sorprendente, porque se trata de un texto muy breve que, además, delega a la autoridad de aplicación que es el Ministerio de Salud de la Nación prácticamente toda clase de reglamentaciones y de precisiones acerca de la aplicación de la norma”.

“Desde los años ’80 y ’90 se venía tratando este problema de la fecundación artificial y ha habido laboratorios que se han dedicado a esa actividad desde entonces. En realidad no resuelve el problema de la infertilidad o de la esterilidad, sino que suplanta el acto natural mediante el cual se comunica la vida”.

“Pero en los últimos años, el tema que prevaleció en la promoción de estas técnicas ha sido el deseo reproductivo del individuo. Y digo del individuo porque, efectivamente el acceso universal a estas técnicas incluye matrimonios, parejas de hecho, mujer sola o varón sólo, o dos varones o dos mujeres. Esta enumeración la hago yo por mi cuenta, porque en el texto de la ley no se pone limite alguno; no dice que tiene que ser un matrimonio o una pareja. Por eso digo que la disposición legal obedece al deseo reproductivo del individuo, y que la comunicación de la vida, que es el acto humano por excelencia, ahora queda sometido a técnicas de producción. Se comprende el deseo de tener un hijo, pero tal deseo, desconectado de toda referencia a la familia y al orden natural de la sexualidad no puede legitimarse y adquiere un matiz marcadamente egoísta. Incluso personas perfectamente fértiles podrían acudir a estos métodos de acuerdo a la Ley, porque no se pone ninguna limitación”.

 “Otro dato que realmente inquieta: “Quedan comprendidas las técnicas de baja y alta complejidad que incluyan o no la donación de gametos y/ o embriones”, Quiere decir esto que la identidad biológica del niño que nace puede no estar asegurada porque ¿dónde van a buscarse los gametos? Seguramente será en un banco de óvulos o espermatozoides y, lo que es más grave aún, se puede conseguir un embrión, es decir un niño “ya hecho” al cual le falta desarrollarse y nacer”.

“¿Y cómo se van a conservar tanto los óvulos y los espermatozoides cuanto los embriones, que son creaturas humanas? Será mediante congelamiento o crioconservación a 190° bajo cero. Pues bien esto afecta gravemente la dignidad de la persona humana”.

“Puede plantearse la cuestión eugenética: ¿quién impide que haya una selección por razones físicas o de otra índole? Se podrá elegir el color del pelo o las características tales o cuales del niño que se quiera tener”.

Es notable también que en el Artículo 7 de la ley se diga que “hay un derecho de los pacientes”. Se los llama pacientes, aunque no están enfermos, a los que recurren a estas técnicas. Tienen que dejar expresado su consentimiento, pero el consentimiento a realizar estas técnicas es revocable antes de producirse la implantación del embrión en la mujer. O sea que se puede comenzar con este proceso productivo de fabricación de un bebé y luego los que lo han encargado se arrepienten; y entonces ¿qué se hace con el embrión? No se dice nada aquí. Se supone que irá a un banco y será congelado hasta que alguien quiera adoptarlo. Esto es realmente muy serio”.

“Otras cosas que llaman la atención en esta ley es que aquí se habla del acceso igualitario de todos los beneficiarios. Es una especie de beneficio universal. Una persona de 50 o de 60 años que quiera tener un hijo por estos métodos podría hacerlo en todo caso. ¿No se piensa en los derechos del niño por nacer en los inconvenientes del embarazo y demás?”.

“También llama la atención que se trate de prestaciones obligatorias para las Obras Sociales, como si el sistema de salud de la Argentina fuese tan floreciente que todo el mundo cuida su salud sin problemas y supera las limitaciones que se presenten en ese campo como si nada. Son prestaciones obligatorias, con cobertura integral, y todo debe quedar incluido en el programa médico de la Obra Social”.

“Surgen algunas preguntas fundamentales, como por ejemplo ¿cuántos óvulos se van a fecundar en cada operativo de reproducción? ¿Cuántos embriones se van a implantar? No se precisa nada. ¿Acaso se considera al embrión un mero material biológico que puede resultar sobrante?”.

“Con esta ley se desplaza definitivamente la importancia del instituto de la adopción, que es un gesto solidario y plenamente humano”.

“Se reafirma, en cambio, el derecho del adulto autónomo que privilegia su proyecto egoísta de vida. Cuántos niños, en la forma elemental del embrión, queden en el camino parece que eso no importa al legislador. Tampoco cuántos niños huérfanos sigan esperando una familia que los adopte.”

“Si yo sugiero que aquí se juegan intereses económicos muy importantes van a decir que estoy sospechando indebidamente. Me pregunto si esta aprobación legal de una actividad moralmente censurable no responde a ciertos intereses de cierta gente que viene trabajando en este campo desde hace mucho tiempo y que quiere amparada por la ley su actividad. Lo cierto es que el paso que se ha dado crea un problema general y pone en cuestión una concepción de la vida humana y del trámite sagrado de su comunicación”.

DEBATE VIVAZ


El pensamiento de Mons. Richard Williamson
Obispo seguidor de Mons. Marcel Lefebvre
Número CCCXII (312) - 6 de Julio de 2013

El problema de la autoridad mutilada (ver estos “Comentarios” del 1º y 29 de Junio) está provocando algunas reacciones vivaces entre los lectores. Por un lado, católicos valientes me dicen que yo SOY un obispo y por consiguiente debo ACTUAR como un obispo, poniéndome al comando del movimiento de “Resistencia”. Por otro lado, un sacerdote valiente con larga experiencia en el “sedevacantismo” me advierte no desencadenar iglesias paralelas consagrando aún más obispos, excepto en el caso de Guerra Mundial, persecución física o vejez paralítica (bueno, existen aquellos que alegarían que esto último ya ha sobrevenido...).
Por supuesto, el problema se remonta al Vaticano II, cuando al aterrizar en el fondo final de un deslizadero que duró 700 años, los oficiales de iglesia Conciliares abandonaron la Doctrina católica y así divorciaron la Verdad Católica de la Autoridad Católica. Este divorcio desacreditó de tal manera la autoridad oficial de la Iglesia que almas como las mencionadas arriba ya no ven más la necesidad de tal autoridad. Pero, la autoridad central de la Iglesia es, dados la diversidad natural y el pecado original de toda la humanidad, absolutamente necesaria para asegurar la unidad de la Iglesia (y con eso su supervivencia) no solamente en la Verdad sino también en los sacramentos y en el gobierno de la Iglesia.
Es por ello que un obispo o un sacerdote necesita no solamente el poder sacramental de su Orden Sagrado , poder que él nunca puede perder por toda la eternidad, sino también el poder de jurisdicción, el cual es el poder de decir (dictio) erl derecho, o lo que es justo (ius, iuris). Este segundo poder no viene con su Orden Sagrado y él no se lo puede otorgar a sí mismo, solamente puede recibirlo de arriba, de un Superior de la Iglesia, en última instancia del Papa, y el Papa de Dios. Por consiguiente cuando almas valientes me dicen que yo SOY un obispo (por mi Orden Sagrado) y entonces soy un delincuente si yo no ACTÚO como tal, diciéndole (dictio) a la “Resistencia” qué hacer (ius), lo más probable es que ellos están confundiendo los dos poderes diferentes del obispo.
Sin embargo, ellos pueden instintivamente estar encontrando otra doctrina de la Iglesia como del sentido común, a saber la de jurisdicción supletoria: en una emergencia donde por cualquier razón los Superiores no están proveyendo de la necesaria jurisdicción para la salvación de las almas, la Iglesia la suple. Por ejemplo, un sacerdote puede no tener la jurisdicción que es normalmente necesaria para escuchar Confesiones, pero si un penitente le pide escuchar su Confesión, entonces, en caso de necesidad, el sacerdote puede escucharla y el sacramento será válido. Ahora, cierto y seguro, la vasta emergencia creada en la Iglesia por el Vaticano II, ha sido aún agravada más por la Declaración Doctrinal de mediados de Abril del CG de la FSPX, lo cual es prueba documentaria del desmoronamiento de la última fortaleza en pie de la verdadera Fe.
Pero, la jurisdicción supletoria tiene una debilidad porque, no siendo oficial, está mucho más expuesta a la disputa. Por ejemplo, la Roma Conciliar niega que exista tal cosa como una emergencia de la Iglesia creada por el Vaticano II, y ejerce la presión correspondiente, toda bien exitosa, sobre la Fraternidad San Pío X para que ésta se someta a sí misma a la autoridad Conciliar. Tal es la necesidad de la autoridad para ser oficial. Incluso el Arzobispo Lefebvre perdió tal vez un cuarto de los sacerdotes que él ordenó porque no tenía el poder de pararlos cuando simplemente se alejaban. Tal es esta increíble crisis de la Iglesia. Así, si un sacerdote o laico me pide darle comandos, puede él mismo disputarlos unos meses más tarde o tan pronto como él recibe lo que él considera ser un comando que él no precisa obedecer.
Pero la crisis permanece real y no hará otro que empeorar hasta que Dios intervenga para traer al Papa a sus sentidos católicos, lo cual Dios hará cuando suficientes católicos Le estén implorando que abra los ojos del Papa. Entre ahora y entonces, la emergencia siempre peor está configurada más y más para fortificar la autoridad no oficial, pero que Dios Todopoderoso nos ayude a evitar toda innecesaria anarquía.
Kyrie eleison.