EL CRIMEN DE GUERRA DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO

El hundimiento del crucero General Belgrano fue un Crimen de Guerra, ya que fuera de todo argumento, el Crucero se encontraba fuera del área de exclusión planteada en su momento, y por tanto fuera del conflicto.

Sin embargo, la Armada fue objeto de una maniobra masónica en la cual fue utilizado el capitán de Navío Héctor Bonzo en una crítica a dicha postura. De ese modo, se acaba favoreciendo los intereses británicos a la vez que se perjudican la Soberanía Nacional.

Bonzo nació en 1932, y fue un bonaerense al mando del Crucero General Belgrano 2 de Mayo de 1982, cuando recibió el ataque del submarino inglés Conqueror, que en territorio argentinode las Islas Malvinas recuperado pretendían los ingleses volver a usurpar. El Crucero se hundió, y murieron 323 marinos argentinos en la acción.

El capitán de navío Bonzo fue quien organizó el abandono de la nave, refiriendo la Armada en un comunicado que “merced a su liderazgo, temple y determinación numerosas vidas humanas” fueron salvadas. Bonzo falleció a los 76 años como consecuencia de un paro cardíaco.

Sin embargo, Bonzo consideraba el ataque como una “acción de guerra”, y calificaba de “héroes” a los 323 marinos que perdieron su vida en el Crucero.

Acerca de la acción masónica en estos temas, el Mayor E.A. Hugo Reinaldo Abete envió cartas a los diarios para contrarrestar la maniobra artera de la conducción de la Armada. Algunas de dichas cartas se encuentran en su libro “Testimonios” (de. Librería Huemul, 1988).

Cabe destacar que a raíz de tal acción, aparentemente inofensiva, el Mayor Abete recibió innumerables presiones, que iban desde cartas de lectores escritas por falsos tripulantes del Crucero, hasta la visita del segundo comandante del Crucero, además de alguna amenaza a fin de que cambiara sus declaraciones.

En palabras del Mayor Abete: "Nunca estuvo en duda la heroicidad de los tripulantes del Glorioso Crucero General Belgrano ante quiénes me inclino y rindo mis honores de soldado".